Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 24

LILLIE

Sus labios callaron mi boca cuando estaba apunto de volver hablar, mientras me extendía de placer en su cama, a causa de sus caricias por todo mi cuerpo.

«Este hombre me volvía loca, en todos los aspectos.»

Estar desnuda ante él ya no me asustaba. Dejó de besarme y tocarme, para después tomarme de mis piernas y doblar las mientras las abría lentamente. Su mirada queda fijamente en mi zona íntima.

— Joder, eres muy hermosa… deseo probarte.

«¿Qué ha dicho?»

Y sin darme tiempo de preguntar que quiso decir con eso. De pronto siento sus dedos acariciar mi clítoris, me estremezco mientras sale un gemido de mi boca.

Sus manos las cambia por sus labios y comienza a besar mi vientre hasta bajar muy despacio hasta mi centro. Su lengua y su boca suave empiezan el recorrido que sus dedos habían seguido hace unos segundos. Y eso hace que me retuerce contra él, de la sensación que esta provocando en mí, el calor aumenta, haciendo que incremente más y más la excitación en todo mi cuerpo, hasta temblar de pies a cabeza.

Mi cuerpo estaba experimentando cosas nuevas, todo lo que hacía lo era, y no podía contenerme al vibrar con cada caricia y besos que me daba.

Cierro los ojos al sentir que el ritmo de su lengua aumentar más cuando la pasa repetidamente por mi sexo, ya no es lento, ahora es ansioso, como si tuviera ganas de devorarme hasta saciarse. Contengo los jadeos que incita en mí.

Involuntariamente llevo mis manos a sus cabellos y los agarro suavemente pero con firmeza. Para empujar su cabeza hacía mi parte mientras me retuerzo de placer. Siento que de un momento a otro voy a perder el control.

— ¡Oh por Dios! — suelto en un gemido.

«¿Qué le pasa a mi cuerpo?» estoy sentido algo diferente, pero placentero, algo que me hace sentir en el paraíso, algo que me nubla todo en mi cabeza y que solo hace que disfrute de este momento ardiente y caluroso. Mis músculos se contraen hasta hacer que todo en mi se sacuda y mi interior estalle.

Alza su cabeza y me mira sin decir nada, solo veo como lame sus labios mientras me ve con una mirada de deseo y perversa. Yo trato de recuperar el aliento, pero con esos ojos es imposible y menos con lo que los míos están apunto de presenciar. Se levanta un poco para quitarse la última prenda que le quedaba en su cuerpo. Y así mostrándome su enorme y grueso miembro erecto. Que me deja boquiabierta de la impresión, y el temor vuelve atacarme, es tan grande que tengo miedo a que me llegué a lastimar, no creo que eso quepa dentro de mí.

Se inclina sobre mí, apoyando las manos a ambos lados de mi cabeza, quedando completamente encima de mí, mientras su mirada no deja la mía.

— ¿Estas segura, quiere que te folle? — me pregunta en voz baja y entre cortada — Porque una vez lo haga, ya no hay vuelta atrás.

Sin pensarlo respondo.

— Sí — digo sin más da.

Creo que en estos momentos seria capaz de dejar que me haga lo que él quisiera.

— Ahora serás mía por completo.

Sin dejar de mirarme en ningún segundo. Mi respiración se corta y siento como me penetra despacio, muy despacio hasta estar completamente muy dentro de mí. Mientras cierro los ojos y gimo al sentir un poco de dolor, pero también una sensación apacible. Se detiene y me mira con el entrecejo fruncido.

— ¿Te encuentras bien? — su tono de voz se escucha con interés y preocupación. 

— E‐ estoy.. bien..  — balbuceo y abro los ojos, mi voz suena débil por todo lo que está despertando en mí.

Haciendo caso a mi respuesta, empieza a moverse dentro de mí. Entra y sale con una lentitud exquisita. Sin pensar intento cerrar los ojos pero el niega con la cabeza, sus ojos siguen los míos y en ellos se puede reflejar excitación, deseo, lujuria.

Me embistió nuevamente, esta vez hasta llegar más adentro de mí. Gemí excitada. Instintivamente alzo un poco la cadera para que profundice más y así darle entender que quería mucho de él. Eso hace que acelere más el ritmo y me penetra con más fuerza.

Toma una de mis piernas y la eleva para dejarla en su brazo, eso hace que inmediatamente, y yo enrosque mi otra pierna en su cintura. Sus movimientos son constantes y ardientes, son dejar de vernos, en este momento solo somos nosotros, sin importarnos lo que suceda afuera o sin importancia de lo que pueda pasar después. Nuestros jadeos es lo único que se escucha en esta habitación.

Mis músculos vuelven a presenciar la misma sensación que habían tenido hace unos minutos atrás cuando su lengua recorrían anteriormente mi centro. Pero esta vez es mucho más, más que antes. Mi cuerpo se pone tenso al momento que me hace llegar a la cima pero con mas intensidad hasta contorsionarme del placer.

— ¡Dante! — grité su hombre al momento que mi cuerpo se liberó al llegar al clímax.

Aún sin poder reaccionar el toma mi rostro con una de sus manos y me besó con ansias con mucha pasión en el mismo momento que expulsó todo su ser dentro de mí, y sentí un líquido caliente entrar en mi interior. Y entre besos soltó un gruñido de excitación mientras apretaba sus ojos y su mandíbula.

Mi corazón latía con mucha fuerza, que parecía que iba a salirse de mi pecho. Y también podía escuchar el de él y su acelerada respiración. Abre los ojos y su mirada me ve fijamente.

— ¿Estás bien? — me pregunta después de unos segundos, su voz se escucha entrecortada mientras suda.

— Sí.. estoy bien.. — digo con voz temblorosa.

Mi cuerpo lo sentía extraño, mientras todo se agitaba como una gelatina. No podía ni hablar, después de haber experimentado tantas sensaciones extremas dentro de mí, no tenía cabeza para articular palabra alguna.

Su mirada es profunda, intensa y voraz, tanto que con solo verme me estremecía y corría un escalofrío en todo mi cuerpo. Suspiro quedamente y durante unos instantes permanezco quieta bajo de él. Él sigue en la misma posición, pero después gira su cuerpo para tumbarse junto a mí lado.

Se notaba agotado, estaba boca arriba con la vista fija al techo mientras su respiración se relajaba. No sabía que hacer, no sé si tenía que levantarme y tomar mis cosas e irme de aquí dejando atrás todo. Quizás eso es lo que tenía que hacer.

Seguía en mi lugar sin mover ninguna parte de mi cuerpo, después de debatirme mentalmente si irme o seguir aquí, intente moverme para poder ponerme de pie. Pero en cuanto comencé hacerlo, sentí como jalo de mí brazo para atraerme hacía él, haciendo que me acurrucara en su pecho y con su brazo izquierdo me rodeará la cintura y la otra tomara mi pierna para colocarla arriba de la de él. Quedando entrelazados nuestros cuerpos.

No esperaba esto de él. Creí que me iba a echar después de obtener lo que quería, o tal vez quería ser amable conmigo, como lo había hecho hace unos minutos atrás cuando pregunto si me encontraba bien. Quizás se dio cuenta de que era mi primera vez y no quiso ser duro conmigo. Eso habla bien de él.

Su mano derecha que descansaba en mi pierna, comenzó hacer círculos imaginarios en mi piel, con la yema de sus dedos. Provocando leve cosquilleo en esa zona. Me sentía tan bien y relajada. Su cuerpo sexy y caliente se encontraba muy pegado al mío, así que con las puntas de mis dedos acaricie sus cicatrices y su tatuaje de una ala negra, que tenía en su hombro y que recorría hasta su medio brazo, solo sentí como se estremeció con mi tacto. Me pregunte mentalmente si esa figura tenía un significado, anteriormente no le había puesto atención, ya que siempre que lo miraba a los ojos me perdía por completo en ellos. Recargo mi cabeza en su pecho y solo escucho como late  su corazón, mientras me impregna más de su esencia varonil. Mis ojos se estaban cerrando poco a poco y mi respiración se calmo, hasta quedar profundamente dormida, entre sus brazos, acurrucada en él.

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Me moví un poco en la cama, el sueño se estaba esfumando cuando un rayo de luz pegó en mi cara. Me estire un poco y intente abrir los ojos, las cortinas estaban medio abiertas, y es ahí donde noté que entraba el brillo del sol.

Ya había amanecido, así que reaccioné al darme cuenta de ello. Al sobre saltarme y al abrir más los ojos recordé en donde me encontraba.

«Creí que había sido un sueño.»

Estaba en su cama, completamente desnuda, y con una sábana medio enredada en mi cuerpo. Al querer comprobar su presencia, me gire y vi que ya no se encontraba a mi lado.

«¿A dónde había ido?»

Tomo la sábana y la enredó en mi cuerpo para salir de la cama. Tengo que marcharme de aquí, eso tuve que haberlo hecho desde anoche, antes de haberme quedado dormida. Tal vez él se dio cuenta de ello, al despertarse y verme dormida junto a él. Él había dicho que quería una sola noche conmigo, eso no se refería a que me quedara y que esto se iba a repetir nuevamente.

«Qué ilusa soy»

Camino buscando mi ropa, la había dejado en el cuarto de lavado, así que fui hacia allí. Comencé a vestirme lo más rápido posible, después de eso agarré mi celular para intentar llamarle a mi hermana y saber algo de mamá, en cuanto lo tome vi que tenía dos mensajes de texto de Alex.

Abrí los mensajes y revisé el primero, donde decía que mamá ya se encontraba mucho mejor, y después leí el siguiente, decía que necesitaba que fuera al hospital en cuanto leyera el mensaje. Al parecer era urgente, así que tome mis cosas para irme.

Cuando me dirijo hacia la sala para salir del apartamento, antes de llegar a la puerta escucho un ruido, me giro para ver detrás de mí.

Era él, estaba ahí de pie a unos cuantos metros de mí. Solo llevaba una toalla en su cintura, mientras mostraba su torso desnudo y húmedo haciendo caer unas gotas de agua. «Oh por Dios, es perfecto» al verlo así, me dieron ganas de volver acariciar sus abdominales, recorrer con mis manos su oscuro tatuaje y sus fuertes brazos.

— ¿A dónde ibas? — dice mientras me ve fijamente.

Intento reaccionar dejando mis locos pensamientos.

— Tengo que... regresar a casa... — balbuceo.

Y es que era muy difícil pronunciar una frase correctamente sin tartamudear  un poco. Verlo casi desnudo así frente a mí me ponía nerviosa, se que ya lo había visto completamente sin ropa y quizás era extraño que me pusiera de esa forma. Pero no podía evitar ponerme así, no sé si era yo por mi poca experiencia en ello, o es él por lo que provoca en mí, y por lo majestuoso, candente y seductor que es.

— Yo te llevaré, iré a vestirme — dice antes de girarse para regresar a su habitación.

Iba a protestar pero él en grandes pasos ya se había ido. No alcance a decirle que tenía que estar urgentemente en el hospital. Me acerque al sofá para sentarme y esperar. Tal vez era mejor que él me llevará así no me arriesgaba a que esos tipos de anoche me hicieran algo, si es que estaban buscando nos.

Después de unos minutos regresa ya vestido de pies a cabeza. Si desnudo era perfecto, vestido también lo era. Se había puesto unos pantalones de mezclilla y una playera negra, que le quedaba muy ceñida a su torso y brazos. Si antes babeaba, ahora lo hacía más. Su deliciosa loción llego a mis fosas nasales, ese aroma que me volvía loca.

— Vamos — dice en el momento que toma sus llaves y su móvil lo mete en los bolsillos del pantalón.

Me pongo de pie para seguirlo.

Minutos después bajamos al estacionamiento para subirnos en su auto. Ya arriba me ajusto el cinturón y él pone en marcha el motor para salir de ahí.

Momento más tarde noto que toma otro camino y no es ninguno que nos lleve hacia mi casa o al hospital. Tengo que decirle a donde tengo que ir.

— No es a mi casa a donde iré — digo — Tengo que ir al hospital, pero si quieres déjame en casa yo más tarde puedo tomar el metro para ir, no es necesario que me lleves hasta allá.

— Te llevaré a dónde me lo pidas — me echa vistazo fugaz sin quitar la vista del camino — Pero primero me acompañaras a un lugar.

Volteó la cara para verlo, él sigue viendo hacia enfrente. Lo noto serio, pero relajado. ¿Qué es ese lugar donde quiere que le acompañe? No sé si preguntar o no, no creo que sea algo malo, he conocido el otro lado del Diablo y se que no seria capaz de hacerme daño. Lo comprobé en el momento que me protegió de esos matones y cuando estuvimos juntos en la cama, pareció que me hizo el amor, en vez de follarme como él había dicho. Por eso se que con él estoy segura y se que nunca me lastimaría.

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