Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 45

LILLIE

Despierto algo confundida y aún con poco de mareo, pero aún así logro abrir mis ojos, la cabeza me duele, no entiendo que me sucedió. Cuando por fin logre visualizar mi alrededor, me doy cuenta que me encuentro en una habitación que parece de enfermería. Me incorporo para levantarme.

Pero en eso una joven enfermera me detiene y me habla

— Debe descansar, aún sigue débil — dice, seguía sin comprender.

— ¿Qué me paso? — pregunte mientras me tocaba la cabeza por el intenso dolor que tenía.

— Se desmayó, y después la trajeron hasta aquí, para una revisión. — dice la joven.

Mi mente comienza a recordar algo, y recuerdo que antes de eso había ido a la habitación de mi madre, pero.. no logre entrar, porque la escuche hablando con alguien.

¡Ya comienzo a recordar! Ella estaba discutiendo con ese hombre, ese tal Lionel, pero ahora caigo en cuenta de porque me sentí mal hasta desmayarme, ellos hablaban de mí, de quien es él.

Oh no, ya me acordé. En estos momentos hubiera preferido haber perdido la memoria para no recordar lo que mis oídos escucharon, pero eso me lo gané por estar escuchando detrás de una puerta mientras discutían.

Saco el aire que tenía reteniendo en mis pulmones. No sé que haré, no se como encararlos y decirles que se su secreto, que no seré una estúpida más a quien engañen. Lo que más me duele es mi madre, me siento decepcionada y destrozada, porque creí que nunca podría llegar a mentirme ella. Mi súper heroína, no es lo que esperaba.

Sí Dante estuviera aquí conmigo en estos momentos, quizás seria más fácil enfrentar esto, él hacía que me sintiera fuerte y tuviera más confianza conmigo misma. ¿Porque pienso eso?, él me abandonó. Pero mi mente me hace recordar algo, tal vez no me abandonó como creía yo, probablemente regresó. Recuerdo cuando me tomo en sus brazos para que no cayera al suelo, si lo recuerdo. Él a vuelto por mí. Tengo que ir a buscarle.

Sonrío mientras intento levantarme y ponerme de pie, pero la enfermera vuelve a evitar que lo haga, me toma de los brazos para detenerme.

— ¡Tiene que esperar no puede irse! — levanta un poco la voz.

Yo la ignoro mientras sigo luchando por escapar, no se la razón de porque estoy tan débil, que hasta se me dificulta ganarle y quitármela de encima.

En ese momento se abre bruscamente la puerta del consultorio, haciendo presencia un cuerpo grande y corpulento, es el hombre de negro, que no recordaba su nombre, si es que lo llegue a saber. Es el sujeto moreno que me detuvo aquel día en recepción cuando estaba apunto de marcharme a casa.

¿Qué hace él aquí?, no quiero saber nada que relacionado con su señor jefe, como dice él. He comenzado a odiar todo lo que venga de ese hombre.

Se encamina hasta nosotras, la enfermera se aparta para dejarle espacio a él, hasta acercarse a mí.

— Señorita, debe descansar, son órdenes del doctor. — dice, intenta tocarme pero lo detengo.

— ¡Ni se te ocurra tocarme! — grito, se que él no tiene la culpa del problema que tengo con su jefe, pero no quiero saber nada de ellos. — ¡Aléjate de mí! — sigo gritando.

— No puedo su pa… — se detiene, pero después prosigue — El jefe ordenó que la cuidará.

Tonterías, quién se cree este para vigilarme, será su jefe, pero yo no tengo porque aguantar esto. Lo sigo ignorando y me pongo de pie.

— Tú y tu jefe se pueden ir al carajo — digo entre dientes, estoy muy molesta. Y no tengo tiempo para esto.

No logro llegar hasta la puerta cuando me vuelvo a marear, y no se en que momento pero él llega rápido hasta mí y me agarra. Esto me hace recordar lo que sucedió antes de que me desmayara, esto ya había pasado, pero se supone que había sido Dante el que me tomó en sus brazos, yo lo vi, ¿o era una imaginación de mi delirio? ¡Qué eso no puede ser posible!, debió ser él.

Me carga en sus brazos y me lleva de nuevo a la cama para depositarme sobre ella. Cuando estoy por reaccionar y reclamarle. La puerta se abre, haciendo entrar a un doctor junto con ese hombre que he comenzado a odiar. ¿Qué hace aquí?

— ¿Por qué razón no me dejan ir? — pregunto dirigiéndome solo al médico.

En ese momento él no responde, le dice algo a la enfermera que no logro escuchar y se acerca hasta la cama para llegar a mí, trae en sus manos una carpeta metálica donde comienza a escribir algo, levanta su vista y me ve.

— Solo estamos esperando sus estudios — por fin habla.

¿Mis qué?, lo que me faltaba, me sacaron sangre sin mi aprobación.

— ¿¡Quién les dio esa autorización!? — vuelvo a gritar, estaba furiosa.

— Cálmese por favor, esto no les hace bien — dice, no entiendo que quiere decir con, no les hace bien. ¿A quiénes? ¿De qué habla?

Niego con la cabeza.

— Yo estoy perfecta, no ocupo estudios, ni un médico, ni nada que se le parezca. Ahora si me lo permite o no, me iré — digo.

El doctor niega mientras suspira cansado. Pero se aleja cuando una voz le pide que me de espacio.

— Hija obedece.. — dice el señor Lionel, que descaro de este hombre, pero lo corto.

— ¡Usted no me dirija la palabra!, ¡Ni mucho menos me llame así! — lo señaló con el índice, no se acercó mucho a la cama — No entiendo el porqué esta aquí.

— Por qué me preocupe, y me importas mucho, no sabes cuanto — intenta acercarse, pero lo detengo como lo hice con su hombre de negro.

— ¡Suficiente!, no quiero verle, ni escucharlo. En definitiva, no quiero saber nada de usted.

— Lilli, se que escuchaste mi conversación que tuve con tu madre, cuando te encontrabas escondida detrás de la puerta — se dieron cuenta de ello, ¿mi madre también? — No sé si te enteraste de todo lo que dijimos. Pero yo lo único que quiero es que me des una oportunidad para explicarte todo, solo pido que me escuches. Y después tu decidirás si deseas perdonarme o no, no te obligare hacerlo sino quieres.

Esta situación es muy difícil para mí, no porque quiera darle una oportunidad, la verdad no sé que es lo que quiero hacer. Se que no puedo juzgar sin saber toda la verdad del asunto, pero no quiero descubrir cosas que me hagan odiar a mi madre, podré odiarlo a él, a quién sea, pero a ella jamás. Soy una inmadura y berrinchuda como dijo Mika, una cabeza dura, odio las mentiras, odio los engaños, odio que me oculten cosas y me traten como una niña que no pueda decidir por su vida por si sola

— Creí que no se habían dado cuenta — digo como si nada, bajo la mirada de él.

Sigo molesta, pero un poco más calmada, no por él, sino porque no me estoy sintiendo bien. No sé que me está pasando.

— Fue por Marcus que supe de ello — señala al tipo moreno corpulento. Infeliz, con que le gusta andar de chismoso, lo fulminó con la mirada, él tenía la mirada en mí, pero después la bajó — No te enojes con él. Él solo obedece órdenes mías, yo le pedí que me dijera. Al igual también le pedí que te protegiera, por eso él estaba aquí. Él te trajo hasta aquí, y me dijo lo que vio. — hace pausa y suspira — Yo le pedí que cuidará de ti, que te siguiera, y él en ese momento se encontraba vigilándote, cuando estabas apunto por entrar a la habitación, cosa que nunca sucedió y también cuando estabas por caer al suelo.

Oh no, lo que me faltaba.

Pero entonces eso me hace pensar en el momento que me desmaye, cuando creí que había visto a Dante, no era así, eso me conforma que solo fue una ilusión mía. «Él no regresó»

— ¡Qué! — ignoro lo que pienso y le grito — Me has estado vigilado, poniéndome uno de tus malditos perros. — digo con desdén.

No me importa dirigirme a él así, no me importa nada. Lo único que quiero es irme lejos y no volverles a ver.

En eso regresa la joven enfermera junto con el doctor, se acercan un poco.

— Ya están listos los análisis — habla el doctor.

— Bien, ¿qué tiene mi hija? — dice Lionel, le doy una mirada asesina por su atrevimiento al llamarme "hija"

No tengo fuerzas para seguir discutiendo, solo lo ignoro y pongo solo mi atención en el médico que se encuentra al frente del pie de la cama.

— Bueno, los estudios que estaba esperando era para checar sus plaquetas, y saber si sus glóbulos rojos están correctamente como debe de ser. — hace una pausa — Pero viendo bien el análisis compruebo que no es así. — frunzo los labios, no entendía — La hemoglobina es una proteína en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno por el cuerpo. Y si están bajos presentan los síntomas de mareos, palpitaciones y desmayos, como el cuerpo de ella manifestó.

— Sea más claro, y diga de una vez por todas, si eso es malo o no — masculle Lionel, mostrándose desesperado.

El doctor pasa saliva algo preocupado, creo que Lionel lo intimida.

— En pocas palabras lo que ella tiene es anemia — ¿cómo que tengo anemia?, ¿pero porque? — Sino se toman los cuidados necesarios y sigue una buena alimentación que contenga hierro, probablemente se agrande el problema y sea más complicado para los dos.

¿Para quién?, se supone que soy yo la que está enferma, no tiene porque afectarle a alguien más.

— ¿Como?, no entiendo? — digo.

El doctor se me queda mirando como si quiera comprender algo.

— Creí que estaba al tanto de su estado. — dice.

¿Mi estado?, ¿de qué habla?

— No comprendo. — digo.

— Yo tampoco, así que le pido que se explique — ordena Lionel.

En este momento no estoy para ponerle un alto por entrometido.

— Señorita Watson, usted esta embarazada.. — dice en un tono muy seguro.

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