Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 46

LILLIE

Esto no puede ser posible, ¿yo embarazada?, no, no creo debió equivocarse de análisis, quizás me esta jugando una broma. Si probablemente sea eso y haya unido alianzas con este hombre que intenta ser mi padre, para así burlarse de mí.

Mis ojos están abiertos del impresión, no puedo decir algo más. Niego con la cabeza, esto no puede ser posible.

— Debe haber algún malentendido, no creo que ella tenga una vida sexual activa — dice Lionel inquieto, y algo alterado.

— No señor, no hay ningún malentendido, las pruebas de embarazo salieron positivas. Y es muy bajo el porcentaje de que un análisis de sangre falle.

Entonces era cierto, estaba embarazada, ¿pero que hay de las pastilla que tome?, no sirvió o quizás la tome demasiado tarde.

— No entiendo el porqué. — contento vagamente.

— Sí tiene relaciones sin protección eso hace la causa — agrega la enfermera.

Cree que no se eso o que, me cree estúpida.

— Eso lo se muy bien — refunfuñe — Lo que trato de decir es que yo tome la pastilla rosa, esa que es para el día siguiente.

— Quizás no le sirvió si dejo pasar más de veinticuatro horas o volvió a tener relaciones. Ya que esa pastilla 0solo funciona una sola vez. — concluye el médico.

Confirmado, estaba embarazada, la pastilla no sirvió. La primera vez que lo hicimos, ya había pasado de las veinticuatro horas cuando me la tomé, eso quiere decir que me embarace cuando entregue mi virginidad. No puedo ser que haya sido tan tonta y haber dejado embarazar. Yo debí exigirle que se pusiera un preservativo.

Demonios, ¿y ahora que hago?, no sé nada de Dante. Como le digo que espero un hijo suyo, no sé si pueda yo sola cargar con un bebé, tengo miedo, no estoy lista para esto, tenía muchos planes, metas, y un embarazo me pone más difícil las cosas.

Lionel no dice nada, se nota molesto, pero la verdad no me importa. Si se decepciona de mí es lo que menos me interesa, así sirve de que no insista conmigo.

Más tarde el médico me receta unas vitaminas y no se que otras cosas más que necesito ingerir durante el embarazo. También me aconseja que saque cita lo más pronto posible con un ginecólogo, para que me haga un ultrasonido y me diga si viene bien el bebé y así me puedan confirmar de cuántas semanas estoy de gestación. Supuestamente él calculó que como de cuatro, para entrar ya a las cinco.

Todo esto es confuso para mí, aún sigo sin saber que haré, si debo esperar a Dante, para decirle o mejor irme de una vez por todas a Alemania. Aunque deteste al señor Lionel y siga enojada con mi madre.

Como le diré a mi madre que estoy embarazada, Alexa me reprenderá por haber hecho lo mismo que ella, se decepcionará de mí, cuando ella creyó en mí pensando en que yo terminaría mi carrera sin ningún problema y después lograría casarme bien.

Yo también me siento decepcionada de mi misma. Solo yo soy culpable de esto, no debí caer en esa tentación y dejarme llevar por ese maldito Diablo, detesto haberle conocido, nada bueno dejo en mí.

No creo llegar a tener a este bebé, no quiero nada que me una a él, yo para él solo fui un capricho que cumplió y después me desechó, dejándome desolada y ahora embarazada. Quiero odiarlo, y no extrañarlo, quiero olvidarle. Pero con un hijo suyo será mucho más difícil de hacerlo.

Necesito pensar bien las cosas. Y aunque este molesta con mi madre por ocultar cosas, tendré que decirle lo del embarazo, con ella no me gusta guardar secretos.

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Horas más tarde, me encontraba reunida con mi familia. Mi madre y mi hermana.

— ¿Qué es eso tan importe que nos tienes que decir? — pregunta Alex al entrar y tomar asiento junto a mí madre.

No me di cuenta pero detrás de ella venía Lionel, ¿por qué a venido?, le dije que solo quería hablar con mi familia.

No le digo nada, solo lo miro mal, pero él intenta mostrarme una sonrisa. ¿No me juzgará?

— Hija, ¿es sobre lo que escuchaste en la puerta? — habla mi madre, claro ella también estaba al tanto de eso.

— No me interesa hablar de eso — niego, en su rostro veo preocupación pero no dice nada y solo asiente — Lo que tengo que decirles es otro asunto.

— No entiendo, ¿y que significa eso que pregunto, mamá? — pregunta Alexa.

Suspiro profundamente.

— Alex, luego te explicó — digo, ella frunce el entrecejo pero la convenzo de ello, ya que no pregunta más. — Lo que tengo que decirles ahora, es algo más importante. — prosigo — Estoy.. embarazada — lo suelto de golpe, despreocupada.

Y no es que no me preocupe, al contrario muero de miedo por lo que estoy a punto de enfrentar en mi vida. Solo quería ser directa y precisa.

Sus caras son de un asombro impresionante, sus ojos casi salen de órbita y sus bocas están abiertas del impacto, no dicen nada, así que debo proseguir yo. Mientras ellas procesan la noticia.

— Si se preguntan qué desde cuando lo se, les digo que apenas me enteré hace como cuatro horas atrás más o menos. — digo — Me había negado a creer que esto fuera cierto y que me estuviera pasando esto a mí. Pero eso me pasa por confiada y crédula. — prosigo — Cuando me entere de ello, todavía no procesaba ese asunto, dude si debía tenerlo o no.

Mi madre me interrumpe.

— ¡Pero que estás diciendo! — levanta la voz — Entiendo que tengas miedo, que nunca creíste que esto te fuera ocurrir a ti. Pero que tu detengas la vida de tu propio hijo eso no me puedes hacer que comprenda, te apoye y este a favor. — me reprende sin dejar de ver — Cuando tu hermana salió embarazada de Sandy, también le dije lo mismo, me sentí agobiada cuando me lo dijo, pero nunca le dije nada, ni la juzgue, ni mucho menos la apoye en un aborto. Sabia que ella podía salir adelante sin ayuda del padre de su hija, y que mi apoyo siempre lo tendría. — hace pausa y suspira — Lo mismo te lo digo a ti, se que es tu cuerpo, tu bebé y tu puedes decidir por ello. Pero no te puedo apoyar con eso, ese pequeño que traes en tu vientre, es mi nieto. No quiero que pienses que estoy decepcionada de ti, en ningún día de mi vida lo he estado. Ustedes son mi orgullo, mi luz, mi fuerza. Y todo lo que hagan o dejen de hacer me importa. Porque las amo, y todo lo que venga con ustedes también lo quiero.

Las palabras de mi madre me hicieron derramar lágrimas, parecía un río. Estaba muy sensible o quizás me había llegado muy profundamente al corazón. Eran sinceras, y esto me confirmaba que ella no a dejado de ser esa buena mujer y madre. Si tomo la decisión de ocultarme mi nacimiento y quien era en verdad mi verdadero padre, debe haber tenido sus motivos. Ella no podía dejar de ser la mujer excepcional que era para mí. Necesitaba escuchar de su boca toda la verdad, pero eso sería más adelante, ya que me sienta lista para oírlo. Por el momento solo tengo que conllevar lo de mi embarazo.

— ¿Y quién es el maldito que te embarazó? — por fin habla Lionel, pero solo para interrogar furioso.

— No es asunto suyo — respondo.

Tal vez estaba siendo muy grosera con él, pero en realidad no era asunto suyo, después de veinte años viene a querer controlar mi vida y a preocuparse por mí. Que ironía.

— ¡Lillie! — me reprende mi madre.

Alex solo nos mira, pasando sus ojos de un lado a otro.

— Es que es la verdad, no tiene porque meterse. Para mí, él no es nadie — digo.

Mi madre está por decir algo pero él la interrumpe.

— Quieras o no, lo sabré, sino me lo dices tú yo lo averiguare por mi parte — ignora mi grosería para seguir en lo mismo — Ese maldito pagará por a verte dejado embarazada y después marcharse para no hacerse responsable.

— Tú no sabes nada, quizás fui yo la que le deje — digo. No quería que lo buscara, no quería que esto se complicará más. — Al fin de cuentas he tomado una decisión.

Mi madre me ve preocupada mientras niega con la cabeza, unas lagrimas salen de sus ojos. Pero la que habla es mi hermana.

— Lilli, que no sea eso por favor. Tú sabes lo difícil que es salir adelante con una bebé en brazos, lo has visto conmigo. Pero aún así nunca me dejé vencer, y ustedes fueron mi soporte, lo mismo te ofrezco, no puedes y no debes deshacerte de ese hermoso regalo que la vida te a dado, no tú por favor. Después te arrepentirás si lo haces, y sería devastador para ti.

Esa palabra me recuerda cuando Mika la dijo, pero se refería a Dante. Haciéndome comprenderla, me dolía el corazón por su abandono, pero más me dolería hasta dejarme completamente destrozada si abortó, si abandono yo a mi hijo, y como se sentiría si lo abandonara dándolo en adopción. No soy cruel para hacer eso, tampoco tengo fuerza para hacerlo. Pero para conllevar una vida así, no sé si lo logre, no creo. O quizás solo el tiempo me ayude y me haga ver las cosas de otra manera.

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