Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 42

DANTE

Pasaron dos días y Franco seguía inconsciente, yo seguía lavando su herida cada momento que podía.

Hasan, había venido varias veces y nos traía algo de comida, también se quedaba unos minutos a charlar conmigo, decía que me hacía compañía para no sentirme solo.

Agradecía su compañía y me agradaba. Lo mejor para ellos era que nos marcháramos pronto, no quería que él y su abuelo corrieran peligro por mi culpa.

— Dante, ¿tienes hijos? — pregunto Hasan, estaba ayudándome a vendar la herida de Franco. No respondí — Mis padres me tuvieron muy jóvenes, cuando mi padre se enteró que mi madre estaba embarazada de mí, él no lo pensó mucho y se la robó para irse a vivir juntos — se soltó a reír — Por estos rumbos se acostumbra hacer siempre eso.

— Bueno de donde yo vengo no — esto me hizo recordar cuando estuve a punto de raptar a mi fiera — Y no, no tengo hijos. — respondí a su pregunta.

— ¿No tienes esposa? — volvió a preguntar.

— Aún no, pero espero pronto tenerla. — sonrío al recordándola.

— Entonces eso quiere decir que también vas a tener hijos — dijo muy seguro — Yo se como se hacen los bebés.

Carraspee incómodo por su comentario, como un niño de siete años iba a saber de eso.

— No crees que eres muy joven para saber de esas cosas.

Él negó con la cabeza.

— Por supuesto que no, ya soy todo un hombre. Pronto seré como papá e iré a trabajar con los camellos, así como mi padre se fue con unos hombres, bueno más bien se lo llevaron, yo lo sé, estaba preocupado por nosotros. Era muy pequeño pero pude darme cuenta.

Demonios este niño era muy maduro e inteligente para su corta edad, el padre de esta criatura se lo habían llevado a reclutar o tal vez a matar, mientras el creía que se lo habían llevado por trabajo.

— Tú serás un buen hombre, tenlo por seguro. ¿Y tu madre? — no quería lastimarlo al preguntar, pero tenía esa duda.

Verlo solo con su abuelo me comenzó a preocupar, el anciano no parecía estar muy fuerte y sano, y el aún era muy joven, quedar huérfano de niño y después quedarse solo por completo sería terrible para él.

— Ella enfermó y… murió — titubeó en sus palabras, le dolía hablar de ello — El año pasado sucedió, padre nos dejó y ella después cayó en cama por varios meses hasta que se fue para siempre.

Unas lágrimas cayeron por sus mejillas, me sentía terrible por él, era un niño. Un pequeño que necesitaba de sus padres, yo más que nadie lo sabía eso, y aunque no perdí a mis padres de niño, aún así dolía su pérdida.

Era algo devastador, algo que no se podía entender al menos que lo vivieras.

— Sabes.. yo también perdí a mi padres — quise decirle para que viera que no era el único, para que no se sintiera solo o desdichado. — Yo era mucho mayor que tú, pero aún así me dolió perderlos y aún los extraño.

Nunca hablaba de ellos, mucho menos de su muerte, y claro nadie sabía del infierno que viví cuando me los arrebataron, ni siquiera mi amigo lo sabía, sabían que los habían asesinado pero no estaban al tanto de los detalles. Si sabían que yo estuve presente cuando los asesinaron, pero lo que viví allí me lo quedé solo para mí.

— Lo bueno es que no estoy solo, tengo a mi abuelo, y pronto seré más grande para trabajar y así el podrá dejar descansar, mientras yo traiga la comida a casa.

Era un niño ejemplar, a pesar de su dolor y su pérdida, miraba todo positivo, era alegre y carismático. Podría ser que yo aprendería este pequeño. También me daban ganas de protegerlo, una inocencia así no debería ser corrompida, pero en este mundo podrido era muy difícil no hacerlo. Por esa razón es que no quería tener hijos, no quería que ellos sufrieran, y más si en algún momento me llegaran a matar, y tendrían que sufrir por mi pérdida.

Eso me hizo recordarla, ella debía estar preocupada por mí. Maldita sea, quede de regresar hace dos días y buscarla. Creerá que solo jugué con ella.

La noche llegó, estos días intentaba dormir unas dos o tres horas, la ventaja que tenía era que mis pesadillas no me dejaban dormir más del tiempo necesario.

Hasan había regresado para traer la cena. Pero antes de marcharse, se comenzó a escuchar gritos y después de ello, unos disparos.

El pequeño brinco del susto y lo puse detrás de mí, junto con Franco que seguía acostado en el suelo entre algunas mantas, pero ya había despertado, aún seguía débil y no del todo consciente.

Con mi mano izquierda tome mi arma, y apunte con ella hacia la puerta. Unas pisadas se comenzaron a escuchar cada vez más cerca. Me encontraba de pie. Cubriendo con mi cuerpo a Hasan y a Franco.

Los ruidos se esfumaron por unos segundos y de un solo golpe abrieron la puerta del granero, mostrando a tres tipos encapuchados y armados, pero lo peor de todo es que traían al abuelo de Hasan, como ren. El sujeto que traía agarrado al anciano solo podía llegar a distinguirlo por un tatuaje de serpiente que traía en el cuello.

Infelices.

— Baja el arma o el viejo se muere — dijo el maldito que tenía sujetado al anciano.

Tarde en reaccionar hasta que Hasan dijo "por favor suelte a mi abuelo"

Eso hizo que cayera en cuenta de todo lo que se podía perder aquí mi mismo, sino obedecía al tipo que se encontraba frente a mí. No quería que ellos pagaran por mi culpa, ellos venían por mí y así sería.

— La bajaré, pero primero asegurarme de que no les harás daño y los dejarás irse — sabia que era estúpido confiar en un maldito asesino, su palabra no valía.

— Tú no estás para poner condiciones, te recuerdo que aquí tú no eres el jefe, las ordenes las doy yo. — soltó una carcajada malévola y sus compañeros le siguieron. — ¡Ahora suelta la ya! — gritó. Y arroje el arma al suelo — Patéala hacía acá — pidió y obedecí a lo que dijo.

Uno de los tipos se agachó a tomarla, ahora no sabía cómo iba a salir de esto, con un brazo lastimado no podía luchar muy bien, tal vez con el otro si, pero ellos eran tres contra uno, y estaban armados, y yo tenía mucho que perder.

El sujeto soltó al anciano, y apenas dio unos pasos cuando Hasan salió corriendo abrazar a su abuelo. El miedo se apoderó de mí, temía por ellos, no por mí, las armas ya no me señalaban a mí, sino a ellos. Ellos se pusieron a la defensiva, creyendo que todo era un plan para emboscarlos, pero no era así.

Así que el mismo tipo que había tenido sujeto al hombre mayor, habia tomado con fuerza a Hasan.

Demonios.

Esto se estaba complicando. Cuando note que retrocedían para salir del lugar, di un paso y uno de ellos disparó hacia el techo.

— ¡Quieto! — mascullo. — Das un paso más y lo quiebro.

El arma del tipo estaba en la cabeza de Hasan, no podía hacer ningún movimiento o lo que sea, sino lo matarían.

Alce las manos en rendición para dándoles a entender que no iba hacer ninguna estupidez.

— Se supone que me quieren a mí, ¿no? — dije, ya que los vi con ganas de marcharse.

— Efectivamente — respondió.

— Bien, pues suéltalo y llévenme a mí. — dije.

El negó con la cabeza mientras reía.

— Querer, de quererte llevar con nosotros, no es así, más bien te queremos matar. A eso nos han enviado. — dijo, mis sospechas eran ciertas.

— Bien. Háganlo de una vez, pero dejen a esta familia fuera de esto, ellos no tienen nada que ver en esto — dije irritado — ¡Qué esperan!, ¡mátenme! — grite, estos tipos me habían puesto de malas.

De nuevo comenzaron a carcajearse. Pero en eso Hasan comenzó a pelear y patalear, el tipo le gritó unas palabrotas y cuando quito el seguro del arma para dispararle, corrí y me lancé hacia el tipo para luchar contra él. Ya había echado a un lado al pequeño.

— ¡Salgan y corran lejos de aquí!— dije, el niño negó, mientras me debatía entre la vida y la muerte con el tipo que estaba peleando en el suelo — ¡Largo! — le grité a Hasan, reaccionó y salió por otra puerta junto con su abuelo.

Los otros no disparaban porque temían darle a su compañero, mientras nos revolcábamos en el suelo. Pero por fin un disparo fue lo único que detuvo la lucha entre nosotros.

El tipo se encontraba encima de mí, pero de un empujón lo lancé a un lado. Yo había ganado la batalla, y también había logrado quedarme con su arma.

Rápidamente me puse de pie, y sin esperar a que los otros dos reaccionaran les disparé. Hasta que cayeron al suelo. Mientras que veía como llenaban el suelo de sangre.

No me iba a quedar viendo, así que me apresure a pasos rápidos hasta llegar con Franco. Le hablé pero seguía ido, así que con la única fuerza que tenía en mi brazo izquierdo lo levanté, él intento mantenerse en pie y dejarse guiar por mí.

Salimos del granero, y pude ver una camioneta todoterreno, probablemente era de ellos. La iba a tomar, esta era nuestra oportunidad para marcharnos de aquí, pero primero me iba asegurar que Hasan y su abuelo estuvieran seguros, antes de irme.

Coloque a Franco en una pared para que se apoyará mientras volvía.

— Quédate aquí, iré a ver si Hasan y su abuelo se encuentran a salvo. — le dije.

— Señor… tenga cuidado… — hizo un esfuerzo para hablar.

No dije nada, solo asentí y me alejé.

Me dirigí al hogar de Hasan, pero me detuve cuando vi al pequeño, estaba en la ventana viéndome, y entonces sonrío. Eso hacía que valiera la pena al haberme arriesgado por ellos.

Cuando estaba por llegar, la sonrisa del pequeño se borró por completo, sus ojos se abrieron alarmados y después gritó.

— ¡Dante, cuidado!

Cuando logre girarme, pero sin alcanzar alzar el arma, un disparo resonó en el lugar abierto. En eso sentí caliente y ardor, la bala me había perforado en el costado.

Cuando intente levantar el arma y apuntar al tipo que creí que había matado. Otros dos disparos llegaron a mi cuerpo, uno en cada pierna provocando que cayera al suelo por completo.

No me podía mover, este maldito me había disparado en mis piernas, mientras otra bala había pasado por mi costado.

Llego hasta mí y me vio mientras sonreía. El maldito dolor no me dejaba decir ni una sola palabra. Quiera insultarlo, no quería darle gusto en su hazaña.

Y se inclinó un poco para hablar, desde aquí podía ver sus ojos oscuros, negros como la noche y su serpiente en su cuello. Esas características me las iba a llevar conmigo hasta la tumba.

— Te veo pronto en el infierno, Diablo — dijo, — Pero primero le daré mis condolencias a tu chica —  levanto el arma para apuntar a mi pecho, y sin esperar más disparo.

El último disparo fue en mi pecho. Creo que este era el final para mí. Mi vista comenzó a oscurecerse, mientras temblaba como si tuviera frío, pero mi cuerpo lo sentía que ardía como fuego, pero era un ardor muy distinto a otras veces que llegue a sentir un disparo, este era diferente este era el que me llevaba al infierno, a mi muerte.

Mis ojos comenzaron acerrarse poco a poco, mi último suspiro y palabra fue su nombre — Lilli — al momento que mi vista se puso borrosa y en mi mente se reflejó su bello rostro, su hermosa sonrisa y sus preciosos ojos esmeralda, mientras decía "Te estaré esperando.” las palabras que me había dicho unos días atrás cuando hablé con ella la última vez.

Con eso llegué a mi oscuridad mientras miraba su rostro y escuchaba su dulce voz, quedando completamente desolado, llevándome conmigo lo poco que viví y logré disfrutar de mi hermosa fiera. Con esos recuerdos puedo irme feliz y así poder descansar, por haberla conocido.

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