Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 23

LILLIE

Armarme de valor y salir de una vez, es lo que debería hacer. Llevaba en el baño metida casi una hora, más o menos es lo que llegue a ver en mi reloj. Me había ofrecido que tomara una ducha para sentirme más cómoda y relajada, pero ni eso ni nada calmaba mis nervios.

Soy una cobarde.

Se supone que ya había decidido entregarme a él, pero aún así tenía mucho miedo. Eran por muchas cosas y no solo el echo de que perdiera mi virginidad, si no también el entregarme por primera vez a un hombre significaba para mí mucho más, y no solo eso, sino lo que comenzaba a sentir por él.

Siempre esperé al hombre indicado, al que quizás llegara hacer mi esposo, si en algún momento sucedía. Pero eso se fue evaporando cuando vi la situación que mi hermana vivió con su exnovio. Eso hizo que me entrara miedo y desconfianza con los hombres, por eso razón la mayoría de veces me alejaba de ellos, y nunca pude tener una relación con nadie.

Pero ahora sentía que era distinto, no se porque motivo con él todo era diferente, a pesar de que al comienzo me dio mucha desconfianza, temor y lo odiara, hoy estaba empezando a ver el lado bueno del Diablo y eso me gustaba. Él me gustaba.

Él ya me lo había dicho, pero aún no sabía de qué forma le gustaba, quizás solo sea mi cuerpo. No quería pensar así, pero tampoco debía ilusionarme con él, sabía bien que él nunca iba a poder darme una vida tranquila, o más bien con él nunca podría tener una relación como yo quería.

Con todo el valor que me quedaba salí del baño en vuelta en una bata de baño que él me había dado, mi ropa tenía algo de sangre, me manché cuando tuve contacto con él en aquella habitación antes de salir de ese lugar, y también olía a humo de cigarrillos y alcohol por el sitio en donde estuve. Por esa razón ya no me la puse, solo pude colocarme mi ropa interior,  no me sentía cómoda andar desnuda aún que trajera una toalla.

Echo un vistazo fugaz a su habitación. Es enorme, el baño del que había salido era parte de este cuarto, así que tenía que pasar por aquí para regresar a la sala.

Al parecer es su recámara. Las paredes son grises claro y el mobiliario es de madera oscuro, color chocolate, todo muy moderno, bonito y ordenado. Una inmensa cama, con sábanas y cojines azul oscuro. Y por la ventana que está casi a lado, pero alejada, se ven los rascacielos de Nueva York, la luz de la luna solo se refleja y entra por los ventanales.

— Creí que nunca saldrías — me sorprende Dante, al momento que daba unos pasos hacía el centro de la habitación — Ponte esto — dice al llegar hacía mí extendiendo su brazo para darme una playera y unos pantalones de pijama. — Es lo único que tengo y que no pueda quedarte tan grande.

— Gracias — musito cuando tomo las prendas que están entre sus manos.

Mis dedos rozan su piel y esa corriente eléctrica vuelve a recorrer mi cuerpo. No puede ser, con un simple roce él pueda provocar eso en mí.

Cuando elevo la cabeza, apenas veo venir a Dante. Estoy tan nerviosa que hasta tiemblo.

— Espera — le oigo decir en un tono extraño.

¿Pueda ser que él también haya sentido esa corriente?

Se aproxima más a mí, alarga los brazos y con cada mano toma un mechón en cada una, deslizando lentamente los dedos por ellos.

— Tu cabello es tan suave como tu piel… — vuelve a decir y lo veo anonadada, sin saber que decir.

Una de sus manos suelta el mechón y con sus nudillos recorre mi mejilla izquierda, hasta tomar mi barbilla suavemente. Sus ojos no dejan de ver los míos y se acerca más a mí rostro y me besa. Sus labios presionan contra los míos, comenzando en un beso lento y calmado, pero que poco a poco va subiendo, en el mismo momento que él aprieta su cuerpo junto con el mío.

Su otra mano baja hasta mi cintura para tomarme con más fuerza y pegarme mucho más a él. Su lengua comienza abrirse paso en mi boca sin perdida de tiempo. Mi cuerpo vuelve a sentir esa oleada de calor haciendo sentir esa misma sensación que había sentido hace minutos atrás cuando me acorraló en el sofá de su sala. Esa como si tocara un cable de alta tensión. Mis manos automáticamente sueltan las prendas que me había entregado y van hacia sus hombros y cabeza.

Aparté del temor que provoca en mí, también despierta un deseo incontrolable que me sube desde el estómago.

— Y-o.. no.. sé..— murmuro cuando se separa un poco de mí y me deja respirar. — Yo.. nunca…

— Tranquila — dice con voz susurrante, llevando un dedo a mis labios para que guarde silencio — Solo déjate llevar…

Sus intensos ojos grises azulados se han oscurecido en una expresión que sigo sin poder descifrar. Pero aun así no dejan de ser fascinantes. Su mirada hace que haga lo que acaba de decir y me dejó llevar.

Siento su aliento en mi ojera y después en mi cuello, es cálido y suave. Su mano recorre mi espalda, mientras la otra bajo un poco la bata de mi hombro y con sus labios hizo un recorrido hasta ese lugar, suaves besos y mordiscos. Su tacto me gustaba, pero sus labios sobre mí, me volvían loca, hacían estremecerme por completo hasta perder la razón.

Sentía su barba fina y recién afectada hacer cosquillas por mi cuello y hombro, hasta llegar a mi escote, haciendo que la bata de baño se abrirá un poco en ese lugar. Sin tomarle importancia deje que siguiera, hasta que sentí que una de sus manos bajaba más para tocarme el pecho. Jadee al sentir el calor de sus manos recorrer con agudeza mi cuerpo. 

Quiero intentar decirle algo. Pero las manos de Dante se introducen con habilidad y sin ningún problema por la bata, haciendo que se me olvide lo que iba a decir. Mis pensamientos empiezan a ser confusos en mi mente.

Instintivamente me arquee hacia atrás, sacando el pecho por la sensación que provocó en mí cuerpo, cuando de un momento a otro siento como toca mi pezón entre la tela de mi sostén y lo aprieta.

— Te deseo tanto, hasta volverme loco — dijo mientras su boca seguía pegada en mi cuello. — Se mía…

Sus palabras hacen que me de un escalofrío que recorre mi espalda, eso evita que pueda pensar claramente.

Sentí como su pulgar empezaba hacer lentos círculos justo en la punta de mi pezón.

De tuvo su toque y alzo la cabeza para mirarme a los ojos. Era tan alto que podía ver como su pecho se alzaba con la respiración agitada.

Llevó la mano a la bata de baño, y deshaciendo el nudo, la abrió para después deslizarla por mis brazos, hasta que cayó al suelo. Me quedé frente a él con mi sujetador rojo de encaje y mis bragas a juego, mientras me devoraba con su oscura mirada.

Con los dedos recorrió mis hombros y mi pecho. Esas caricias que mi cuerpo pedían a gritos y que ahora piden por más. Siento que me derroto por dentro.

Y más me estremecía cuando siento que él comienza a morder el lóbulo de mi ojera. La respiración se me entrecorta. Sigue acariciando mis pechos por encima de la tela. Los aprieta. Y sin poder controlar, gimo.

Segundos después se deshace del sujetador como lo hizo con la bata, sin ningún problema. Prosiguiendo con su tarea de acariciar esa parte sensible de mis pechos, sin hacerme daño.

Estoy muerta de vergüenza, nunca nadie me había tocado, él es el único, pero no había llegado tan lejos. Y probablemente hoy también lograría obtener lo que nadie a obtenido de mí, mi virginidad. De solo pensarlo me sonrojo y vuelvo a temblar, el miedo vuelve a apoderarse de mí.

— Son tan perfectos y deliciosos como me los imaginaba — dice mientras se aleja para ver mis pechos desnudos.

Yo me sonrojo aún más. No era la primera vez que me miraba desnuda, pero sí la primera vez que dejaba que me tocará de esta manera y besara cada parte de mi cuerpo.

Necesita saberlo, necesito decirle, quizás no sepa que está seria mi primera vez. Y si le llego a decir  puede ser que se detenga y no llegué a pasar nada entre nosotros, ¿pero yo quiero eso? ¿O no?

— Dante…. — susurro avergonzada.

Mi voz suena con pena.

— Shhh… — me silencia.

Antes de que pueda volver hablar, me toma en brazos y me lleva a la cama. Me recuesta en ella, pero él se aleja un poco. Sin dejar de mirarme se levanta y se saca la playera por la cabeza y brazos. Mostrándome su impresionante torso, quedo hechizada como cuando lo vi por primera vez. Sus músculos perfectamente marcados, me dejaban sin aliento.

Todo en él es perfecto, a pesar de sus cicatrices, eso lo hace ver más peligroso, sexy, ardiente, que hasta me enloquece.

Se acerca nuevamente y se inclina para llegar hasta donde estoy. El corazón me late con fuerza cuando lo veo aproximarse sigilosamente sin dejar mi mirada, como si quisiera devorarme. De pronto siento todo su cuerpo pegado al mío. Dante es intenso, y mi pobre cerebro trata de procesar todo mientras él empieza a moverse hacía mí, lentamente, como un depredador. Ya había descubierto eso en él, sabía que era capaz de ir rápido, brusco, de cualquier modo, pero ahora miraba ese lado muy distinto al otro, donde podía ser cuidadoso y llevarlo lento, suave, y posiblemente hacerlo delicadamente.

Se me fue acelerando el pulso en el momento que él hundió su cabeza en mi cuello y comienzo a besarme de nuevo. Vuelvo a sentir un calor en mi parte íntima, y ahora se que es motivo del deseo y excitación que ocasiona en mi cuerpo.

Debería estar pensando en lo que esto significa, que solo es sexo por una sola noche y nada más. No puedo y no debo sentir más que no sea solo deseo, si no quiero salir lastimada. Pero sus caricias y sus besos me ciegan, hasta hacerme olvidar todo por completo, haciendo despertar mis sentidos de una manera que nunca me había pasado.

Vuelve a mirarme una vez más. Su mirada es intensa y ardiente, lo puedo notar al ver algo perverso en ellos. Me ruborizo, nerviosa, mientras él se deshace de sus pantalones, quedando solo en bóxer. Era impresionante. El bulto que escondía su ropa interior era imposible de ignorar.

Creo que me voy a desmayar.

Será la primera vez qué veo a un hombre desnudo, y saber que será él, el primero en todo, me sobresaltó pero a la vez me emocionó. Es una sensación inexplicable.

Cuando se acerca toma de mis labios con su boca para volver a besarme mordiendo un poco de mi labio inferior.

Y baja con besos precisos y con ansias, toma con su boca uno de mis pechos, pasando la lengua y haciendo círculos con ella. Siento como se me endurecen provocando que mi entrepierna se humedezca, sintiendo mucho más calor y deseo. Sigue descendiendo por todo mi cuerpo, hasta llegar a mi vientre. Hasta más bajo y entonces siento como me da un beso justo por encima de mí ropa interior. Sentí en mi estómago una sensación muy extraña, pero que ya había sentido con él. Lleva los dedos a mis bragas rojas y los desliza lentamente por mis piernas. Estaba completamente desnuda.

Se quedó por unos segundos viendo mi sexo y soltó un gruñido, y después regresó a mirarme a la cara.

— Eres tan… perfecta, todo en ti lo es... — su voz es entre cortada — Había deseado tan.. esto.

Sus dedos recorrieron mi vientre y mis caderas. Entre el roce y sus besos me hacía estar por las nubes. Temblándome las piernas mientras me tocaba, incapaz de estar quieta bajo su cuerpo. Estaba comenzando a sentirme bien con él hasta el punto de no arrepentirme de haber tomado esta decisión. Quizás el arrepentimiento vendría después de haberlo hecho, pero preferí hacer a un lado esos pensamientos y hice lo que él había dicho, dejarme llevar, hasta dejar que tome por completo todo mi cuerpo, y me haga suya.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno]