Peligrosa 21+ (COMPLETA) romance Capítulo 5

Dante Vivaldi.

El viaje en avión fue complicado, a pesar de haber ido en primera clase; no soy muy amante a la mayoría de las personas y menos cuando no dejan de masticar como orangutanes; incluyendo tambíen la mirada intensa y lujuriosa de una señora de unos cuarenta años que casi me hace lanzarle mi decimocuarta copa de whisky.

No es que no me llamen la atención las mujeres maduras, porque cuando de coños se trata muchas funcionan; sin embargo, las celulitis y maquillajes excesivos no son mucho lo mío; aunque la azafata de cabellos rojos llamó bastante mi atención, incluso con su forma tan suave de mencionar mi nombre en irlandés aumentó mi líbido, provocando que le ofreciera la mejor follada de su vida en el baño del avión, todavía recuerdo sus gemidos mientras mis cojones se estrechaban con su suave y rojiza vulva que no dejaba de liberar jugos, los cuales gustoso lamí, succioné y degusté después de disfrutar como sus paredes vaginales envolvían a mi miembro casi tragándoselo sin ningún inconveniente, excepto las contracciones que enviaba a la cabeza de mi glande.

No deje que sus labios tocaran los míos, pero al menos si pudo degustar otras partes de mi figura escultural.

Recordando esas imágenes termino relamiendo mis labios con el recuerdo también de la rubia justo cuando baje del aeropuerto, su última advertencia fue suficiente para lanzarme en dirección a ese plan maquiavélico que ya estaba tomando fuerza en mis dos cabezas perversas.

Conocía que dentro de poco tendría una entrevista con una nueva empresa de publicidad que deseaban mi rostro para promocionar algunos proyectos que tendríamos en conjunto, incluso soy conocedor de que esa compañía es nada más y nada menos de mi hermano menor.

Salgo de mis estrepitosos pensamientos, volviendo a la realidad.

Ajusto mi musculosa complexión atlética y fuerte, con mejor comodidad en la lujosa silla giratoria de mi escritorio mientras reviso algunos documentos sobre las nuevas propuestas a ofrecer al nuevo público, junto a algunos contratos de millones de dólares y unos que otros de libras esterlinas.

Trago manteniendo mi atención por completo en los papeles que descansan en mis manos, revisando los nombres, puntos cables y como siempre las letras pequeñas.

Una sonrisa petulante se alza entre las comisuras de mis labios al rememorar la conversación con Darla; esa rubia tiene la misma cantidad de cojones que un hombre.

—¿Y por qué no me puedo meter con ella? —inquiero burlón mientras la rubia se desespera.

—Porque nos conocemos y terminarás jugando con ella —asegura con irritación.

—Hasta ahora no te había importado eso; ¿Qué la hace tan diferente? —poso mis antebrazos en mis muslos, acomodando mi anatomía en el sofá con almohadones, apreciando como la rubia prepara algo de comer.

—Que es demasiado buena para alguien como tú —las palabras del castaño solo me llevan a sonreír internamente con las millones de cosas que haré.

No soy un hombre que acate órdenes, y mientras más peligroso, prohibido es algo; más deseo incarle el diente.

Me arreglo las mangas de la camisa blanca, dejando ver mis vigorosos brazos cubiertos por diversos tatuajes que solo mantienen mi imagen peligrosa y perversa mucho más activa, junto a mi piel medio morena por el intenso sol de Roma.

Diviso por el rabillo del ojo la fuerte ventisca que obliga a la mayoría de los canadienses a cubrirse con gabanes, abrigos de piel, jeans ajustados o conjuntos de terciopelo que los protegen del gélido frío que se instala en esta época del año; donde las familias son amantes a pasar tiempo juntos; los niños esperando los regalos de Santa Claus, los villancicos, los muñecos de nieve, noche buena, y otra diversidad de festividades que me importan bastante poco.

El frío no se adentra por la fachendorosa estancia con cristales templados, una atractiva lámpara que me ofrece la luz suficiente, junto a los faroles que adornan las calles de Vancouver. Realmente no me puedo quejar del tan buen trabajo hecho por la pelinegra, haber elegido a uno de los mejores arquitectos conocidos “Amos y Amos” los cuales han referenciado muebles y almacenes históricos para el interior de este edificio moderno. Diseñados por la agencia de inovación AKQA; mostrando los espacios abiertos, poco muros y mucha luz en una buena distribución que permite la mejor movilidad, junto a las puertas de abeto alemán, escritorios de abdul blanco, sillas cómodas, suelos lustrados, ventanas con cortinas, colores vivos y no tan llamativos, superficies impecables; junto a algunos cuadros en cada pared de los corredores y una inmensa pecera en la recepción que ofrece calma a los clientes que esperan.

Libero un agotado suspiro apreciando el reloj Tommy Hilfiger que está en mi mano derecha, notando el movimiento lento de las manecillas.

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