Peligrosa 21+ (COMPLETA) romance Capítulo 64

Dante Vivaldi.

Mi mirada continuaba encima del cuerpo del chico de ojos color avellana mientras mi mano estaba entrelazada con la de la rubia de ojos celestes que no paraba de sonreír por las barbaridades que decía su madre.

Al contrario de su padre que me observaba como si le hubiera robado a su niña pequeña, algo en muy en el fondo era verdad pero no lo admitiría.

—Chico, ¿De dónde eres? —indagó el padre de Pía.

—De Italia, soy natural de este país —respondo con mi rostro neutro al igual que el de aquel hombre.

—¿Que edad tienes jovencito? —cada vez me ponía más nervioso y no dejaba de mover mis pies mientras Pía, su madre, Rebe y Ean se hayaban en su conversación aparte.

—Treinta y dos años —respondí aumentando el agarre de Pia.

—Quiero que sepas que esa chica que vez ahí —señalo a la rubia de ojos medio verdes que estaba sentada a mí lado riendo feliz con las locuras que decía su madre—, es la chica perfecta, tiene sus defectos, pero al fin y al cabo es más madura que muchas mujeres. Solo quiero que esté con el hombre adecuado.

—Lo entiendo señor, y no se preocupe que yo se lo grandiosa que es esta joven de aquí.

Después de decir aquello estrechamos las manos aunque aquel hombre no confiaba completamente en mi.

—Estabas cagado del miedo —hablo en un tono bajo esa voz que yo conocía muy bien.

—Para nada.

—No era una pregunta.

—Bueno, puede que sí un poco pero no sé lo digas a nadie.

Ean se hallaba sentando justo al lado de Rebe intentando no cruzar mirada conmigo; sin embargo, era casi inevitable cuando yo no le quitaba los ojos de encima.

—Bueno, queremos darle una noticia —anunció Rebe con una sonrisa de felicidad en sus ojos.

—Uyy, debe ser buena por la sonrisa de felicidad que posees en tus labios —aclaró la madre de Pía acercándose a aquella rubia.

—Es una noticia maravillosa —comentó aquella rubia mientras todos la mirábamos atentos a lo que dijera—, estoy embarazada.

Los aplausos no se hicieron esperar, tampoco las ovaciones, los besos por parte de la madre de mi mujer que me estaba dando cuenta de que era bastante cariñosa al adoptar a Darla y a mí como sus nuevos hijos con tantas buenas vibras.

—¡Muchas felicidades, pero nosotros también seremos padres! —hablé con orgullo ganándome miradas de desconcierto e incredulidad.

—¡Wao! —Darla abrió sus labios de una manera no muy bonita ocasionando que levantara una de mis cejas.

—¿Por que te sorprende? —interrogué.

—Porque; eres tú —explicó y la entendía.

—Si lo sé, esta rubia me esta volviendo un blandito —jale a Pía cerca de mi cuerpo y planté un beso en su cabeza.

—Se ven lindo juntos —susurro para mi aquella compañera que en ocasiones me había dado unas patadas en mis pelotas en el pasado.

—Uff, no tienes ni idea de como nos vemos en la cama, parecemos actores porno —hizo una mueca de asco al escuchar aquello ocasionando que muchas carcajadas salieran de mis labios.

—Eres un asqueroso, no debías darme tanta información —murmuró con una expresión de asco en su cara.

—Solo se me salió —fingí sentirlo aunque no lo haría.

Pía ya se había alejado de mi de nuevo y se había ido con su madre a hablar de unas cosas cuando me aproveche de que no había casi nadie para acercarme a Ean.

—Vamos a fuera —lo tome del hombro con una sola mano y aquello ocasionó que si cuerpo se tensara.

—Estoy bien aquí —murmuró como todo un cobarde.

—No era una maldita pregunta y como no salgas por tus propios pies, vengo aquí y te saco por los calzones —amenazé dándole la espalda y saliendo por la puerta de aquel apartamento.

Logre ver con el rabillo del ojo como me seguía con las manos en sus bolsillos y su cabeza mirando sus zapatos.

En el instante en que se cerro la puerta me gire propinandole un fuerte puñetazo en su estómago provocando que sus manos terminaran ahí, y se encurvara intentando recuperar la respiración.

—Eso es para que aprendas que a mi no me debes ocultar lo que suceda con mi mujer y mucho mas cuando te lo pregunté millones de veces —el continuaba intentando recuperar su aliento, así que me aproveche de aquello tomándolo del cuello de su camisa, a la vez que con brusquedad lo pegué a la pared.

—Lo hize porque ella me lo pidió, y lo volvería a hacer —bramó con molestia con sus labios entreabiertos y con impulso levante mi puño.

—Ella no tiene derecho a decidir si la veo o no, al final te salvas que ya estamos juntos porque sino te mataba —aun continuaba agarrándolo del cuello de su camisa de color negro.

—Si, no puedo creer que haya vuelto a tropezar con la misma piedra.

—Yo no soy una piedra.

—Ah no, ¿y que eres?

—El puto volcán.

__________________$_________________

Tiempo después de haber arreglado mis diferencias con el castaño habíamos entrado encontrando una deliciosa cena que todos saboreamos con placer.

No sé podía negar que muchos liberamos millones de gemidos al saborear el delicioso rissotto de aquella mujer. Oficialmente la tenia en un maldito pedestal al ser casi perfecta.

Minutos después de que nuestros amigos se fueran obligue a Pía a que preparara una maleta con un poco de ropa. La quería durmiendo conmigo. Aquí estaba yo acostado en su cama observando cada una de las cosas que llevaría.

—Esto definitivamente tiene mi aprobación —tome un tanga de hilo de color rojo vino que ya me lo estaba imaginando en su cuerpo haciendo un maravilloso contraste con su piel blanca.

—Oye —se quejo arrebatándolo de mi mano—, ¿por qué eres tan pervertido?

Hice un gesto de fingida indignación a la vez que resoplaba.

—¿yo?

—Si tú.

—No soy pervertido.

—Ah no, ¿y que eres entonces?

—Un sexy italiano que sabe observar que haría ver sexy a su futura esposa y madre de sus hijos.

—Si claro.

Antes de que sé diera cuenta tomé su mano jalando su cuerpo para encima del mio ocasionando que ella se sorprendiera y terminara encima de mi cuerpo.

—¡Ey! —se quejo cuando cambiamos de pose y ya yo me encontraba encima de su cuerpo.

—¿Quien es mi caperucita? —susurre con voz ronca y sexy en su oído erizando los bellos de su piel.

—No se, no la conozco —me retó.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Peligrosa 21+ (COMPLETA)