Peligrosa 21+ (COMPLETA) romance Capítulo 68

Dante Vivaldi...

Tres años después...

Salgo del agua sintiendo la mirada de todas las féminas encima de mi cuerpo. Varias gotas se deslizan por mi torso descubierto a la misma vez que deslizo la mano por mí cabello con una enorme sonrisa de suficiencia encima de los labios.

Mis músculos se tensan en el momento que desordeno mi cabello, eso no es nada cuando mis ojos marrones, se cruzan con los hermosos ojos de la rubia que lee más que calmada un libro con un título extraño que logro divisar desde donde estoy "Tres Amigas y Cuatro Idiotas".

Resoplo al ver cómo vuelve a fijar su vista en ese libro que lleva días sin dejar de lado mientras la arena y el sol me calienten mi cuerpo.

Observo mi entorno con atención buscando a mi segunda persona favorita en este mundo.

—¡Marco! —grito sabiendo lo difícil que será para esa pequeña de ojos azules resistirse a decir la segunda línea.

—¡Polo! —la veo salir detrás de unos arbustos corriendo como si su alma se le fuera en ello.

Sus labios se alzan en una sonrisa y su diminuto cuerpo continúa cubierto un pequeño vestido veraniego, su cabello está atado en dos trenzas que le quedan más que lindas desde el inicio de su cabeza hasta el final.

Sus pies pequeños corren a toda velocidad hasta donde me encuentro a la misma vez que sin dudar y con una sonrisa en mis labios me arrodilla abriendo mis brazos, lanza su cuerpo a ellos, enrollando mi cuello con los suyos.

—¿Quién es mi princhipessa? —murmuro en su oído sacándole millones de carcajadas que llaman no solo la atención de Dalan sino también de las demás personas que están en la playa.

—Yo —habla eufórica mientras yo solo no puedo dejar de sentirme así de bien con esta pequeña que se ha vuelto algo más que mi soporte y rayito de luz.

—¿Quién es mi favorita? —susurro muy bajo cuando nos acercamos a la carpa donde están mi esposa y mi otro pequeño que si llega a escuchar las palabras se pondrá celoso como siempre.

—Yo daddy —una sonrisa se forma en mis labios cuando sin previo aviso le arrebato el libro a la rubia.

—¡Oye! —se queja haciendo un mohín que le hace ver tan hermosa como siempre.

—Llevas días con los ojos fijos en ese libro y ya ni siquiera me quieres mirar —me hago el inocente dejando a la pequeña sentada en la arena jugando feliz de la vida.

—Sí solo lo hago cuando estamos en la playa —se excusa pero eso para mí no es suficiente.

—Sabes que debo apacarar tu atención por completo; ¿O acaso ya no me amas? —hago un leve puchero que le saca una sonrisa mientras los dos hermanos se lanzan arena molestándose.

—Dejen de hacer eso niños —los regaña fijando su atención en los dos hermanos que no tienen nada en común, solo las ganas de molestarse.

—¿Ya no extrañas a tu lobo feroz? —cuestiono viendo cómo se atraganta con su saliva al saber mis intenciones—, el extraña tus gemidos y gritos de placer.

Su cuerpo se estremece provocando que las ganas de cogermela justo delante de todas esas personas no reduzcan para nada; al contrario, mis ganas de follarmela aumentan cada dos por tres.

—¡Joder; hay personas! —se sonroja al escuchar mis palabras y eso es lo que me lleva a qué con mucho cuidado, pero con bastante descaro deslice una de mis inmensas manos por sus muslos desnudos que solo están cubiertos por una bata de color blanca no muy convencional que solo me lleva a querer matar a los hombres que solo piensen en poner un ojo encima del cuerpo de la mujer que amo.

—Que más dan las personas cuando estás con semejante hombre como yo —la arrogancia viene a mi obligando a que la rubia ruede sus ojos con molestia.

—Eres un...

—Soy el hombre que te vuelve loca en la cama, que te folla como un salvaje y con el cual te casaste; en resumidas cuentas —antes de que diga algo más la levanto en mi hombro caminando hacia la hermosa playa de Canarias, percibiendo sus gritos, sus pataletas y como me golpea intentando que la libere—, soy el hombre que amas Pia Vivaldi, soy ese que te ama más que nadie en este universo convencional.

Se que se derrite porque su cuerpo se queda estático así que cambio de pose cargándola en mis brazos como si de una segunda luna de miel se tratara, no voy a negar que está vacaciones me encantan solo cuando son con ella.

Cada dia me doy cuenta que volverla mujer de mi vida es lo mejor que me pudo haber pasado; aunque no se le puede quitar mérito, ella también escogió al hombre más sexy y bueno de este universo; incluyendole un poco de perversión también que solo sale a la luz cuando de ella se trata.

Me siento un cursi de esos aburridos como los libros que tanto lee en su tiempo libre; hasta asco me doy a veces por lo empalagoso que me pongo con ella, aunque se que le gusta y lo hago más por ella.

—Eres un capullo —suelta cuando sin previo aviso la lanzo junto a mi al agua fría del mar, mojando todo su cuerpo.

Para su pésima suerte los niños solo sueltan millones de carcajadas burlándose del rostro de su madre.

—Yo también te amo mi Caperucita —susurro en su oído cuando sus ojos se percatan de como Daiana y Dalan la señalan riéndose con los ojos de todas las demás personas de la playa admirandonos.

—A veces pienso que te quieren más a ti que a mí —murmura con sus ojos en los dos niños que juegan ya más tranquilamente.

—A tí también te aman —planto un beso delicado en sus labios que me sorprende hasta a mí—, el matrimonio me ha vuelto muy blando —me quejo haciendo un mohín de molestia.

—Sabes —veo una sonrisa coqueta asomarse entre sus labios y eso solo significa que se va a volver una chica mala, algo que me encanta—, nunca lo hemos hecho en el mar; ¿No te parece que puede ser la primera vez?

Muerdo mi labio inferior justo cuando sus manos se envuelven en mi cuello y sus piernas en mi cintura, su coño se restriega contra mi dura erección provocando que mi cuerpo solo comienze a introducirse en la parte más profunda para no ser vista por nadie mientras mis ojos siguen fijos en los dos niños traviesos que siguen jugando con arena ahora que no estamos ahí.