El Socio de mi padre romance Capítulo 34

Axel Vega Lazcano

León, Guanajuato, México

–Hola, Axel, ¿Cómo sigue tu hermana? – Me encontré con Mauricio al llegar – Ale ya no me comentó nada y no esperaba que vinieras a trabajar, sabías que no era necesario.

–Hola, socio, ella está mucho mejor de ayer a hoy – Respondí muy calmado – Gracias por preguntar.

–Por nada, tu familia y tú siempre han contado y contarán conmigo Axel, eso debe quedarte claro – Mauricio sonreía – Me da gusto que Elisa esté mejor y tú deberías de tomarte el día para descansar.

–No, tengo que ver unos pendientes con Ale, pero más tarde si termino temprano me voy a descansar, prometido socio.

–Bien Axel, nos vemos más tarde. Tengo que ir a una audiencia ahora.

–Suerte, Mauricio.

Me metí al despacho y avanzamos con Ale con los pendientes. Afortunadamente, ese día, no nos quedamos solos para nada, estábamos trabajando en un caso, ella y yo en conjunto con Bin Laden y cuando vi mi reloj faltaba poco para ir por mi hermosa, Amaia, me despedí de ellos y salí con la energía renovada para ir a ver a la mujer de mi vida. El camino al Tec, se me estaba haciendo eterno y cuando al fin llegué ella ya estaba afuera esperándome, en cuanto me vio ambos corrimos a encontrarnos.

–Mi amor, pensé que no ibas a venir. Te extrañaba tanto, Axel.

Me dice y nos abrazamos, yo también la había extrañado y estaba tan ansioso como ella, además este día sería el primero de muchos más, en los que pasaríamos nuestro tiempo libre, juntos.

–Claro que iba a venir por ti, cariño. Me hubiera vuelto loco si no hubiera sido así. Te llevaré a un lugar.

–Espero que sea un lugar, dónde haya algo de comer porque me muero de hambre – Amaia me sacaba siempre muchas risas – Voy contigo a donde quieras.

–Te amo Amaia, claro que ahí vamos a comer y a estar un rato. Tu papá me ha dado tiempo para ir a descansar.

–Está bien mi amor, yo encantada de estar contigo. Soy tuya, Axel.

Cada vez que Amaia me decía ciertas cosas, encendía un fuego en mí, desatando una corriente eléctrica de tal magnitud, como si hubiera por todos lados cables sueltos de alta tensión. Salimos del Tec en el auto y me entró la llamada que esperaba, la del corredor inmobiliario que ya, nos estaba esperando en el lugar.

Algo que hoy, cuando ella se fue al Tec y mientras iba de camino con Mauricio arreglé, esperaba que Amaia, no tomara a mal que yo escogiera la sorpresa y no que la escogiéramos los dos, como era el plan original. Todo el camino, la llevé tomada de mi mano y la besaba con mucha ternura hasta llegar a nuestro destino.

–Axel, ¿Dónde estamos? – Era lógico que me iba a preguntar – Jamás había estado aquí.

–Es una sorpresa mi amor, pero dime ¿Te gusta, cariño?

–Me encanta, es una zona muy hermosa y elegante. Supongo que, venimos a ver a uno de tus clientes.

–Ya lo sabrás, mi reina.

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