Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 11

LILLIE

Después de haber bajado del auto de es tipo loco, entre lo más rápido que pude a mi casa, cerrando la puerta con seguro, fuera hacer que se le ocurriera seguirme y intentara entrar. De solo pensarlo me daba escalofríos.

Ese hombre no me daba confianza, pero la verdad me intriga mucho saber más de él, quizás la loca era otra por pensar de esa forma. Había llegado la casa a tiempo, aún no traían a mi sobrina y me daba tiempo para preparar algo de comer. Pero antes de ponerme hacerlo, le envío un mensaje a Mika para avisarle que ya me encuentro en casa, y es que habíamos quedado de vernos aquí mismo, quería que la pusiera al tanto de mi trabajo en el club y de la situación de mi madre.

Media hora después ya le había preparado algo de comer a mi querida sobrina y también había guardado algo para Alex. Sandy ya habían traído y se encontraba en su habitación haciendo tarea, era una niña muy dedicada y obediente.

Minutos más tarde, tocan el timbre de casa y me acerco para cerciorarse de que sea mi amiga y no esos tipos. Al comprobar que es Mika, abro la puerta. Me saluda con un gran abrazo de oso. La invito a pasar y nos dirigimos a la sala para estar cómodamente y poder charlar bien.

— ¿Así que regresas a Dark side? — pregunta Mika.

Se refiere al club de Julie.

— Sí — asiento con la cabeza — Necesito mucho el dinero.

— Te entiendo. Pero ha como me contaste lo de tu madre, ¿crees poder juntar pronto el dinero?

Resoplo de solo recordar que solo tengo menos de una semana para juntar mucho dinero que ni siquiera tengo ni la cuarta parte de el.

— Aún no lo sé.

— Tienes que pensar bien como conseguirlo, yo te voy ayudar, pediremos apoyo, y también te daré lo que tengo ahorrado. No es mucho pero de algo debe de servir.

Sonrío al escuchar sus palabras, ella siempre me apoya, nunca me deja nadando sola en mis problemas. Por eso valoro mucho su amistad.

— Gracias, eras la mejor. — le tomo la mano para apretarla un poco.

— Lo sé — responde con una tonta arrogancia.

Me carcajeo por su descaro, ella siempre esa así.

— Tengo otra cosa importante que contarte — cambio mi semblante a uno serio, ella pone toda la atención en mí — Se trata del tipo ese — arruga la nariz desconcertada — Del mafioso.

Sus ojos se abre con asombro.

— ¡Te refieres al Diablo! — dice alarmada.

— Sí — afirmo.

— ¿Qué te hizo ese tipo?, ¿se volvió acercar a ti? — rápido me interroga — Dime que no lo volviste a ver.

Tomo aire antes de hablar, se que esto le va molestar.

— Volvió — digo, y ella lleva su mano a la boca para tapar un grito — Tranquila, esta vez no me obligo a nada. — intento tranquilizarla con mis palabras pero no funcionan — No me raptó ni nada, solo deseaba hablar conmigo y proponerme algo…

Ella no me deja seguir.

— ¿¡Qué!? — dice molesta — Tenías que verte negado. Por más que sea un mafioso peligroso no puedes dejarte que te zarande a su antojo, le estarías dando la razón de que el siempre sale ganando.

Niego, le hago una seña para que pare y me deje hablar.

— No lo hice por eso, solo no quería terminar igual que la última vez o peor — digo — No sabes el terror que medio pensar que me fuera hacer daño. Si me hubiera negado y puesto resistencia capaz y ahora si cumpliría su deseó.

Se me forma un nudo en la garganta de solo pensar lo que me dijo que deseaba hacer conmigo.

— ¿Y qué quería entonces? — pregunta.

— Vino a ofrecerme un trato.

— ¿Qué clase de trato? — se escucha preocupada.

Paso saliva para atreverme a responder.

— El me… — hago pausa por un momento, los ojos de Mika no dejaban de verme — ofreció sexo a cambio de dinero.

Logro decirlo, pero la mirada de mi amiga se abre más parecía sacar chispas del coraje.

— ¡Qué demonios! — se pone de pie de un brinco — ¡Quiere que seas su puta! — grita descontroladamente.

Me pongo de pie para hacerla que baje la voz, ya que Sandy la podría escuchar.

— ¡Shhh! — le digo con mi dedo en los labios — Sandy se encuentra en su habitación, podría oír.

Ella respira profundamente mientras se detiene en medio de la sala, ya que se había puesto a dar vueltas como loca.

— Espero que no hayas aceptado — dice y me ve.

— Qué acaso no me conoces — respondo irritada.

— Perdón — me toma de los hombros y me mira — Es que con la situación en la que estás pasado con tu mamá, creí que…

La interrumpo y me siento de su agarré para alejarme.

— Podre estar necesita, pero escucha bien — la señaló con un dedo — Jamás vendría mi cuerpo y mucho menos mi dignidad. Creí que me conocías.

Me cruzo de brazos indignada. Ella se acerca a mí.

— Soy una tonta por creer que serías capaz, pero no lo pensé por eso, sino porque se lo que significa para ti tu familia y por eso lo dude. Créeme por favor.

Tenía razón, hasta yo llegué a dudar de mí, unos minutos después de que él me propusiera ese absurdo trato. Y es que por mi familia era capaz de hacer todo, o eso creía hasta que negué su propuesta. Tal vez de nuevo estaba pensando en mí, en mi estado y no en los que amaba. Pero no iba a dejar que cualquier hombre y menos ese tipo tomara lo más valioso de mi persona mi virginidad y mi dignidad.

━━━━━━ ▪︎★ ▪︎ ━━━━━━

Los días habían pasado y debía volver al trabajo. Aún no resolvía nada del dinero, solo tenía una pequeña parte y faltaba mucho más.

No perdía la esperanza de alcanzar a reunir todo el dinero, tal vez podía pedir un préstamo o un crédito en el hospital aunque me endeudara de por vida. Julie me había prestado algo, pero no completaba todavía. Me había dicho que no podía prestarme toda la cantidad porque no podía sacar tanto dinero del banco en menos de una semana. Pero me dejo dicho que pediría ayuda a un amigo, y creo a que "amigo" se refería.

Venía del banco, había metido solicitud de un préstamo hace unos días, y hoy había regresado para saber si lo aceptaron. Pero no fue así, por ese motivo iba desanimada al trabajo. Me tocaba caminar y irme en metro hasta el club. Pero desde que empecé a salir de casa me sentía observada, mire para todos lados, pero no miraba inusual, solo eran los pasajeros que viajaban en el transporte.

Tenía días sintiéndome así, creo que me estaba convirtiendo en una paranoica todo por culpa de ese hombre engreído.

Recordarlo me traía malos recuerdos y no quería pensar en él y su tonta propuesta. No niego que sería mucho de ayuda sí aceptaría ese trato descabellado. Pero eso significaría hacer un pacto con el Diablo.

Cuando entré al club seguía sintiendo la misma sensación, pero me relaje cuando pude ver a mi amiga, se encontraba recargada en la barra charlando con los chicos de la barra de bebidas.

— ¡Lilli! — pronuncian mi nombre al mismo tiempo los tres en cuanto me ven.

— Me da gusto que hayas regresado — dijo Roy el bar tender muy alegre — Espero que sea para quedarte.

— Por el momento así será — respondí, y es que así era, en cuanto terminara mi carrera de medicina tenía pensado cambiar enseguida de empleo — Me alegra volverlos a ver.

Mika y yo nos quedamos unos momentos más charlando con ellos, me platicaban de todo lo que había pasado en mi ausencia por dos semanas. Cuando terminamos nuestro chismorreo nos fuimos arreglar para nuestra actuación de baile.

Tres horas más tarde estaba por entrar al escenario, mi amiga se encontraba en el bailado y solo estaba esperando a que ella terminara. Aún estaba sentada frente al espejo, estaba revisando mi peinado y maquillaje. En eso se escucha que alguien abre y entran al camerino, ignoro esa presencia creyendo que podría ser una compañera.

— ¿Esmeralda? — una voz masculina me llama por el nombre artístico que usaba como bailarina del club. Me giro para comprobar de quién se trataba — Es usted, ¿verdad?

Es el tipo que había visto en el despacho de Julie, y ella se encuentra a lado de él de pie junto a la puerta. Da unos paso para cortar un poco la distancia en donde me encuentro.

— ¿Quién es usted? — pregunto mientras me pongo de pie.

— Mi nombre es Edgardo Ricci — entiende su brazo para presentarse — Es un placer conocerla y presentarme por fin.

Extrañada lo miro por unos segundos sin poder comprender su presencia y su interés por querer conocerme. Aun así después de un momento de asombro reaccionó para responder su saludo cortésmente, ya que notó que es un hombre muy educado y caballeroso.

— Mi nombre es Lillie Watson — corrijo mientras le estrechó la mano con la mía — ¿En qué se le ofrece?

O más bien quería decir ¿qué quiere de mí?

— Seré directo, para no quitarle más tiempo — responde.

— Los dejo solos para que puedan hablar — ahora responde Julie — No se preocupen nadie los interrumpirá.

Seguía turulata por no comprender los que estaba pasando, no sé quién realmente era este señor y porque quería hablar conmigo. Después de que Julie saliera de la habitación, él hombre me invitó a que tomáramos asiento y al parecer esto no iba hacer rápido. Ya sentados frente a frente, yo en el asiento del espejo y el entro asiento que acerco para esta más cerca.

— Vengo departe de Dante Mancini — pronuncio un nombre que ni conocía, mi rostro mostró un gesto de con función y el volvió hablar — El Diablo.

Cuando nombró ese apodó me congele en mi sitió, no podía pestañear ya que mis ojos se abrieron asombrados y creo que mi boca también.

— Ahora tiene que enviar a sus matones a negociar — respondo molesta, y no me importó si lo ofendía o no — No quiero saber nada de ese hombre — rápido me pongo de pie para buscar un abrigo y ponerme lo para salir de ahí.

— Espera por favor — él hace lo mismo pero se pone en la puerta para taparme el paso — Solo dame un momento. Ya si no te parece yo me iré sin decirte nada más, solo pido que me escuches.

Se notaba algo preocupado y lo pidió educadamente, suspire sacando todo el aire y sin negarme más me giré para volver a donde me encontraba antes sentada. Y él hizo lo mismo.

— Me ha mandado a que te entregue esto — abre su gabardina larga y negra, para sacar de adentro algo — Me dijo que te dijera que lo tomaras si protestar.

Al terminar decir eso veo que saca un sobre amarillo largo y lo coloca en el peinador. Él mueve la cabeza para que yo lo abra. Pero no sé si hacerlo o no, no creo que sea algo malo o pueda que sí. Así no lo averiguare sino lo abro. Sin pensarlo más lo tomó para intentar abrirlo, con mis manos algo temblorosas comienzo abrirlo lentamente y al meter la mano para comprobar que puede ser, siento algo grueso pero no tan grande, y lo saco para estar segura. Dándome cuenta que es un fajo de billetes de 100 dólares. Quedo pasmada del susto, asombro y confusión.

¿Qué significaba esto?

Pero al parecer no sólo era eso, meto de nuevo la mano ya que había visto que aún contenía algo más, y eran tres fajos más. ¡Oh por Dios! Esto era mucho dinero. Me recupero de la impresión.

— ¿¡Qué significa esto!? — levanto la voy furiosa.

— Espera por favor... — hace una pausa — Él me envió a que te entregara este dinero…. — lo interrumpo bruscamente.

— ¡A cambio de que! — ahora si grito, y no es pregunta ya que se que se hombre siempre pide algo a cambio.

El suspira profundamente y niega.

— No pienses mal, se que el Diablo puede llegar hacer alguien irritante y odioso algunas veces — suelto una risita irónica cuando lo dice — Te puedo asegurar que en el fondo el es lo contrarío, es una persona sensata cuando se necesita serlo y en el fondo es un buen hombre. Te lo digo yo que lo conocí desde que nació. — carraspeo — Sí él pidió algo a cambió — cuando lo escucho pongo los ojos en blanco y él solo hace una seña con la mano para que no lo interrumpa y espere a proseguir — Solo pidió que dejes de trabajar en este lugar como bailarina, estos billetes solo son una pequeña parte del dinero que te dará. Pero eso será ya que tú dejes este empleo. Quiere que solo te dedique a tus estudios y cuides de tu madre.

Sí me había quedado congelada del la impresión antes, ahora me encontraba más. Nunca pensé que fuera a ofrecerme dinero solo por eso, según él quería otra cosa de mí pero al parecer ya no. Y lo que más me dejaba impactada era que estaba pensando en ayudarme ofreciéndome a cambio otra ayuda, eso era muy extraño. Tal vez le haya dejado de interesar como él había dicho, pero creo que eso me estaba molestando un poco pero no sé porque, se supone que eso quería yo, que dejara de buscarme y olvidara ese trato. Pero algo en mí deseaba también eso que él me había pedido.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno]