Peligrosa 21+ (COMPLETA) romance Capítulo 22

Maratón 2/3

Pía Melina.

Los hermosos rayos del sol se adentran por mi gran ventana de cristal descansando en mis ojos color cielo, calentando poco a poco mis párpados.

Mi cuerpo finalmente está descansado en su totalidad, junto a mi mente completamente relajada. Mis cabellos eran un manojo de nudos, y una pequeña línea de saliva se escurre por mis labios delgados provocándome astio incluso a mí

Abro mis ojos; lentamente, acostumbrándome a la luz que se filtra por los grandes ventanales de mi habitación y siendo consciente de los claxon de algunos autos.

Mantengo mi pensamiento de que este será un mejor día de todos los que he tenido, además, de que hoy veré todo los preparativos para la boda.

La pijama de color rosa con pequeños unicornios que traía puesta era uno de mis bellos recuerdos de mi infancia; una de las tantas pijamas que tenía de recuerdo de mi padre; supongo que al final siempre terminamos amando los recuerdos que nos hieren.

Mi habitación era de un color rosa clar; un gran clóset descansa justo al lado de la puerta de mi habitación, con una mesa donde se encuentra mi computadora de trabajo.

Observo con atención el reloj que traigo en mi mano derecha descubriendo la hora exacta.

8:10 AM.

Me senté en el borde de mi cama con el edredón blanco con flores, en mi cintura y mis pantuflas del mismo color de mi conjunto de dormir, en el suelo; a solo unos pasos de mí.

Me paso mis manos por mis ojos despertándome por completo, queriendo estar completamente lista para lavarme mis dientes.

Pensé mentalmente cuánto tiempo tomaría todo calculando lo que haría en el día de hoy.

«Ayudar a Darla, preparar todo para enviar las preguntas con las respuestas de la entrevista a mí jefe; visitar a mi madre»pensé enumerando cada una de las cosas que haría en el día de hoy.

«Sí que estaría ocupada» pensé nuevamente con mis manos en mi cabello enmarrañado.

Me asome en el pequeño espacio que se ve entre la puerta y el marco; ni queriendo ser testigo de nada que me podría provocar un infarto al corazón. Después de asegurarme, salgo de puntillas hacia mi destino.

Entro al hermoso cuarto de baño blanco y rosa con los ánimos por los aires. Levanto la mirada observando mi reflejo en el espejo y asustándome en el acto; al percatarme de la persona que se encuentra a solo unos pasos de mí.

-¡Ah! -grité con mis manos en mis ojos cubriéndome de semejante vista.

-Perdón, lo siento en serio -sus palabras fueron como pequeñas súplicas saliendo de sus labios.

Había una distancia prudente; pero eso no quitaba que la imagen estaría en mi retinas por una buena temporada; a solo unos pasos de mí se encontraba un desnudo Ethan con sus mejillas un poco sonrojadas, al igual que las mías.

«¿Por qué me pasa esto a mí?»

-Lo siento, la razón por la que terminé en tu baño fue porque el otro cuarto de aseo estaba ocupado por Darla y pues, está empeñada en que hasta el día de la luna de miel nada pasará; ni nos podemos ver desnudos; ¡Qué ironía! -explica con la toalla enrrollada en su cintura mostrando sus abdominales.

-Ok, tranquilo; pero para la próxima, sí la llega haber; intenta poner pestillo -mis ojos se vuelven a cerrar trayendo la imagen de su hermoso amigo completamente afeitado.

-Perdón de nuevo: te quiero -mis mejillas se vuelven a sonrojar cuando me planta un beso en el cachete izquierdo y sale del cuarto de baño como si tuviera un petardo en el culo.

Mi primera vez viendo un órgano sexual masculino, y termina siendo el de mi mejor amigo.

«Que vergüenza»

Segundos después continuaba en el mismo estado de shock que hacía segundos, mi mente permanecía igual de estática en la misma imagen.

Mis mejillas están rojas y calientes, mis manos sudan, este día ya está yendo peor de lo imaginado.

Me sobresalté al ver a la joven Darla entrando por la puerta de mi habitación con un hermoso short de mezclilla, un mini abrigo que dejaba su ombligo al descubierto, poseedor de un hermoso rojo, unos tacones negros de aguja que contenían cinco centímetros de tacón.

Mis labios se abrieron de una gran manera y me quedé en un estado estático de nuevo al observar con atentamente lo bella que era aquella chica.

«Es imposible que pueda competir con ella»

-¡Estas preciosa! -exclamé acercándome a la chica.

-Gracias, pero mi belleza no se compara con la tuya, aunque esté oculta por la escasez de maquillaje y tus andrajos, eres bella -se aproximó a mi clóset abriendo sus grandes puertas de madera dejando ver toda mis posesiones-, corre, ve a darte un baño que tenemos que marcharnos lo antes posible.

Después que aquellas palabras fueran liberadas por sus labios me dirigí rápidamente al baño para quitar toda la suciedad que se encontraba en mi cuerpo.

Entré con gran rápidez y me deshice de mis trapos, adentrando mí cuerpo en la gran ducha de agua caliente.

Posicioné mi mano en la pila, abriéndola con lentitud.

El gran chorro de agua caliente bajó a la velocidad del aire, mojando mi cuerpo por completo.

Tomé el gel de baño y lo extendí en mi mano para untarlo por todo mí cuerpo.

Mientras mis manos las pasaba por mí delicado cuerpo, a mí mente llegó una imagen para nada inocente.

Imaginaba que aquel chico de ojos marrones tenía sus manos sobre todo mi cuerpo.

Sentía como me mordía el lóbulo de la oreja. Aquellos pensamientos me estaban poniendo más ardiente de lo que hubiera estado jamás en mi vida.

Mi cara estaba roja como un pimiento y mi respiración irregular. De un momento a otro la imagen del compañero de mi hermano del alma llegó a mi mente desconcentrandome en su totalidad.

La sorpresa fue tan instantánea que terminé con el trasero en el frío suelo de lozas del cuarto de baño.

«Mierda»

Salí con rápidez y con las mejillas todavía encendidas por aquellas imágenes de hace segundos.

Me acerqué al espejo cepillando mis dientes y con el albornoz puesto. Finalicé con agilidad para lo que se venía en estos momentos.

Al entrar en mi habitación, esta se encontraba totalmente organizada con un hermoso vestido negro azabache ajustado a mis curvas, mi cabello lo dejaría suelto y libre, unos tacones no tan altos dorados.

Sentía que estaba perfecto. Me aproximé lista para prepararme.

Segundos después ya estaba casi lista para la salida, solo necesitaba desayunar. Salí de la habitación con dirección a la cocina.

En ese momento fui testigo de una escena no muy apropiada para algunas niños.

Mi mejor amigo se encontraba sin camisa, dejando observar con atención su hermosa espalda, con sus brazos a los lados de nuestra querida Rebe, besándola con gran euforía, demostrando el gran deseo que se tenían.

Las manos de la chica se encontraban en los cabellos de este chico, agarrando el cabello con una dureza que provocaba que pequeños gemidos salieran de los labios de Ethan.

Mis ojos continuaban abiertos como unos grandes platos y mis labios abiertos por semejante imagen.

Yo era una testigo de lo que estaba aconteciendo, mi cuerpo se quedó ahí en ese lugar, no podía articular palabra.

Permanecí estática por unos segundos hasta que se percataron de mi presencia.

-Lo siento -se disculpó Darla con sus manos en sus labios.

-Yo no -comentó nuestro querido Ethan-, estás hermosa.

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