El Socio de mi padre romance Capítulo 20

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Claro, esa era lo más probable que hiciera en una fiesta que no me gustaba, porque no era de asistir a muchas fiestas, podría decir que a ninguna, esta porque era algo especial por parte de papá y porque Prudencia no iba a ir.

–Cierto, debí pensarlo antes. Pero ya que estamos solos, ¿Me podrías dar un besito? – Le pidió Ale a Axel – Está noche, estás más guapo que nunca Axel, no seas tímido dale un beso a tu socia, además nadie se tiene por qué enterar, que sea un secreto entre tú y yo.

No podía creer que mi hermana se atreviera a tanto, sé que se le escuchaba un tanto tomada y creo que eso le había dado el valor para lo que estaba diciéndole, por más que lo pensaba no me lo podía creer.

–Ale, ya has tomado demasiado alcohol – Axel le paró el alto – Mejor ve a buscar a Amaia y yo iré a ver a Mauricio, dices que nos busca a Amaia y a mí.

–Siempre hay tiempo, el tiempo justo y necesario para un beso ¿No te gusto Axel? – Ale le preguntó en un tono sugerente – No me digas, que, en todo este tiempo, no has fantaseado con tu socia en la cama.

Sus insinuaciones me provocaban dolor de estómago, se notaba que estaba desesperada por un beso de Axel o que las cosas fueran más allá, que cinismo el suyo.

–Ale, en serio esto está mal – Axel volvió a aplacarla – Afuera está tu padre, mi socio, tú estás casada y afuera también está Cecy mi esposa. Ten un poco de respeto por ti misma, por favor.

–Vamos entonces, salgamos juntos para ver en dónde se ha metido Amaia, que el novio está como tonto en la mesa solo y ella, no sabemos a dónde se fue – Ale estaba enojada – Apúrate Axel.

–Vamos, te sigo Ale.

Axel se salió con Ale de la oficina y cuando pasó un poco de tiempo salí de mi escondite y me puse al fin mi ropa interior, entré al baño privado de Axel a arreglarme un poco todo, el peinado, el maquillaje y el vestido. Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos y me las limpiaba y más me salían hasta que tuve que exigirme a mí misma un poco de autocontrol. Me había dolido su reclamo, pero no me iba a quedar llorando toda la vida.

Tenía que salir de la oficina de Axel a como diera lugar para que Ale, me encontrara afuera cómo dijo Axel fumando un cigarro. Abrí una de las ventanas y me salí por ahí como pude, cerrándola por fuera y cuando vi en la entrada del despacho a Bin Laden, supe que estaba salvada. Me le acerqué, ya me había arreglado bien el maquillaje que no notaba que había llorado.

–Amaia, ¿Dónde estabas? Tu papá los anda buscando a ti y a Axel – Me informaba Bin Laden – ¿Qué haces afuera de la fiesta? Está muy buena.

La fiesta pudo haber estado muy buena, pero ya me quería ir, no soportaba que Axel estuviera con su mujer.

–Bin Laden, es que me salí para comprar unos cigarros – Mentí – Pero ya la tienda de aquí cerca está cerrada. No sé por qué, ponen el letrero de abierto 24 horas cuando no es cierto.

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