Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 13

LILLIE

Después de debatirme mentalmente con el asunto de si tomar el dinero o no, lo acepto. Se que estaba pisando terreno peligroso, pero no podía dejar pasar esta oportunidad, él solo había pedido a cambio que dejara de trabajar en el club, y era una cosa que deseaba hacer desde hace mucho, pero solo porque necesitaba del pago no lo dejaba.

Sabía que no debía confiar en ese sujetó, pero por ese momento me iba arriesgar. Él no me podía obligar hacer algo que no quisiera, y me había dicho que no me iba a tomar a la fuerza, eso me daba esperanzas a que no me hiciera daño.

Cual señor serio y bien arreglado se fue, un minuto después entró Julie para cerciorarse de sí había aceptado o no el nuevo trato. Al decirle que "sí" ella solo guardó silencio por un largo momento, como si estuviera cuestionándose algo, pero no supe qué ya que no me dijo nada referente al asunto, solo me pidió que esa noche bailara por última vez como una despedida. Acepté bailar por agradecimiento, ella me había ayudado mucho y lo único que podía hacer era eso para agradecerle.

Al terminar de bailar esperé a mi amiga para darle la noticia y para poder irnos juntar como todas las noches que venía a trabajar. No sé en dónde se había metido, normalmente siempre se encontraba en el camerino esperándome, rara vez hacía de compañía con algún cliente. Decidí esperarla hasta que apareciera, paso media hora más cuando abrieron la puerta completamente, mostrando en el umbral a Mika con una creciente sonrisa que parecía casi salirse se su rostro de tan grande que era. En cuanto me vio recostada en el sillón de la habitación, corrió hacía mí y se lanzó sobre cayendo arriba de mí y aplastando me por completo.

— ¡¡Amiga!! — grita en un chillido que casi me rompe los tímpanos.

Me tapo mis oídos para no seguir escuchando su tono de voz chillón.

— ¡No grites! — levanto la voz — Me dejarás sorda, y también me dejarás sin aire, me estas aplastando.

Refunfuña entre dientes y se sienta al otro extremo del sillón para poner un poco de distancia.

— ¿Ahora sí te puedo decir? — finge estar molesta, mientras toma un mechón de su cabello y lo ve.

— Sí, ya puedo respirar — me acomodó para sentarme al otro lado del asiento — Ahora si ya me puedes contar por que motivo estás más animada que de costumbre.

— Creo que acabo de conocer al hombre de mi vida — pega un chillido descontrolado, alcanzó a reaccionar y tapó mis oídos, quita mis manos sin dejar de verme dice — Me propuso que fuera su compañía exclusiva. ¡Qué emoción! ¿Sabes qué eso significa?

Asiento con mi cabeza lentamente. Sabía lo que significaba eso para ella, creía que el hombre que le llegara a proponer algo así la tomaría algún día como su mujer, pero yo sentía que ella estaba soñando muy alto. Ningún hombre y mucho menos los que frecuentan este tipo de sitios toman enserio a una mujer, yo era un ejemplo de ello. Pero para no bajarla de su nube, no la contradecí, ni la sermonee.

— Qué bien — respondo con ironía — Pero…

— Pero nada — me interrumpe — He aceptado ser su compañera y él será el mío. Como hoy me ha invitado salir a cenar — se pone de pie y camina hasta el tocador para arreglar su cabello — Espero que no te moleste que hoy no te pueda acompañar a casa — dice sin dejar de verse en el espejo — Te puedes llevar el coche sin ningún, mañana paso por el a tu casa.

— Esta bien, como quieras..

No digo nada más solo la miro mientras se arregla para su disque cita o lo que sea que signifique.

— Sabes.. — vuelve hablar mientras se cambia de ropa — Siempre creí que me iba a tocar un sugar daddy — se carcajea, yo frunzo entre cejó no sabía que quería decir con eso — Y sabes bien que yo prefiero a un hombre joven, digo para que aguante en la cama, claro y con mucho dinero, esos son dos puntos muy importante que siempre busco. — dice mientras se coloca sus zapatos altos — Pero si lo vieras ¡oh Dios mío! Te irías de espalda del asombro, es magníficamente guapísimo, me he sacado el premio gordo. — termina de hacer lo que estaba haciendo y llega hasta a mí — Es muy alto, fornido, cabello castaño claro, ojos verde claro, con una fina barba que lo caracteriza como chico malo y muy, muy sexy, y lo mejor de todo es que es joven no ha de pasar de los treinta años y tiene mucho dinero.

Termina su descripción del sujeto extraño con el que se irá a quién sabe dónde. Mientras da unos brinquitos como niña.

— ¿Y tan siquiera sabes su nombre? — me atreví a preguntar.

Hace un mohín con sus labios bien marcados por el lápiz labial rojo sangre que se colocó.

— Sí me lo dijo — responde con confianza — Su nombre es Iván Ricci, y no aún no sé a que se dedica y quién es.

Me ataca con respuestas que ya sabía que le iba a preguntar, así como ella se preocupaba por mí, yo también lo hacía por ella. Y más yo porque su deseo de querer un millonario la podía llegar al peligro, ella estaba buscando lo peligroso, mientras el peligro me buscaba a mí y yo intentaba huir de él.

Sabía que lo que más quería era salir de la pobreza y del tipo de trabajo que había tenido por varios años, pero ese no era el modo de hacerlo. Siempre se lo decía pero ella me decía que para aspirar hacer millonarias la única forma era conseguir un marido rico, que un empleo o profesión tal vez sí nos hiciera pero nos llevaría demasiado años y que ella no iba a desperdiciar su juventud y su belleza en ello. Prefería encontrar a "su hombre ideal" como ella decía que arriesgarse a una vida que nadie le garantizaba que fuera a tener una vida cómoda y adinerada. Y por eso mejor se iba a lo seguro. No pensábamos igual, pero como era su mejor amiga respetaba sus absurdas decisiones.

Después de despedirse de mí, sale casi corriendo de la alegría de la habitación, para irse a reunir con ese tal Iván. Espero sea un buen tipo y la tome enserio, no quiero verme en la necesidad de ir a buscarlo y darle una patada en las pelotas por idiota, aunque esto no me daba confianza tenía que intentar confiar, por mi amiga.

******

El lunes temprano salí de casa después de dejar a mi sobrina en su colegio y ir a la universidad muy y tomar un par de clases. Ese día normalmente siempre tenía pocas clases así que no me llevaba mucho tiempo en la uni, así que en cuanto termine me dirigí al hospital para irme a quedar con mi madre, toda la tarde hasta que Alex saliera del trabajo y terminara de atender a Sandy, hasta entonces cambiaríamos de lugar.

Hoy me encontraba sumamente feliz, mi alegría volvía ya que este día programarían la operación de mi madre para esta misma semana. Después de que deje el trabajo en el club el Diablo cumplió su trato y me envió el resto del dinero que había dicho. Seguía en duda con ese asunto pero en cuanto vi todos esos billetes juntos me percaté de que ya tenía completo todo el efecto que necesitaba para que operaran a mi mamá.

Sin hacerle caso a mis pensamientos coherentes, lo tome sin pensarlo más y fuimos hacer el pago. Alex me había preguntando de dónde había conseguido tanto dinero y tuve que mentirle que todo había sido ayuda de Julie, Mika y otros compañeros. En parte así había sido, pero en cuanto tuve ese dinero que me envió el Diablo, devolví lo que habían prestado mis amistades. Solo me faltaba mi amiga, ya que todavía no le contaba del asunto y es que el sábado por la noche había salido disparada del club, ya que tuviera la oportunidad se lo iba a decir.

Hoy nos iban a decir el día de la operación. Después de unas horas el doctor confirmó día y hora para operar y llevar acabo de una vez por todas salvar a mi madre.

*******

El día más esperado había llegado y tuve que faltar a clases para presentarme temprano en el hospital, mi hermana había pedido cambio de turno, así que trabajaría hasta la tarde y noche. Yo me quedaría todo el día con mi madre, ya sean en la sala de espera sino me permitirían quedarme con ella en su habitación.

Habían entrado al quirófano desde las siete de la mañana y ya iba hacer medio día y aún no nos tenían respuesta de nada. Después de una hora más en espera de alguna noticia,  sale el médico encargado de la operación de mi madre, dándonos las buenas noticias de que todo había salido bien y que solo faltaba que se recuperara y tomara por un tiempo el tratamiento. Nos informó de las indicaciones y todo lo que se tenía que hacer y también nos dijo que nos fuéramos a casa que por el momento no podía recibir visitas ya que la pasarán a un cuarto, porque aún se encontraba en terapia intensiva para tenerla todo el día de hoy en chequeo por si respondía con algún inconveniente. Había dicho que aunque había reaccionado bien a la operación aún podía ver alguna irregularidad.

Deje a mi hermana a solas con el médico para que hablaran de algunas cosas más referente al bienestar de mi madre. Mientras me fui en busca del baño ya que llevaba un buen de rato esperando para ir por no despegarme ningún momento de la sala de espera.

Para mí fortuna el baño se encuentra vacío. Solamente se encuentra una señora mientras limpia los lavabos. Termina con lo que estaba y sale en el instante que yo ingreso.

Entro en el último cubículo para hacer mis necesidades, hoy traía una falda suelta de tablones y una corta blusa que dejaba ver un poco mi ombligo. Me gustaban mucho las faldas y como hoy hacía mucho calor opté por ponerme algo fresco y cómodo porque sabía que iba llevarme horas estar aquí.

Finalizada la tarea me subo con cuidado mi ropa interior y acomodó bien mi falda, cuando estoy a punto de salir, la puerta del pequeño cubículo se abre, empujándome y haciendo que quede sentada en el inodoro, lo bueno que la tapa estaba hacía bajo.

Lo más aterrador del mundo sucede en ese momento.

El rostro del Diablo se asomó por la abertura de la puerta, y con una media sonrisa en su cara. ¿Pero qué hace él aquí? Intento ponerme de pie para volver intentar salir de ahí.

Cuando estoy por salir nuevamente pero con más fuerza por el enojo, choco de frente contra el duro y firme pecho del imbécil que se encuentra delante de mí. Él solo se limita a observarme, me mira a los ojos, me perturba no poder leer lo que está pensando. Pero cuando estoy a punto de replicar, de un movimiento me atrapa de la cintura y soy introducida a la fuerza al cubículo del baño que acababa de abandonar.

Cierra la puerta con el seguro.

— Creíste que te librarías de mí — susurra entre dientes, como si mantenerla una lucha interna m.

— ¿Qué de qué hablas?… ¡suéltame porque esta vez no dudaré en...!

No puedo terminar mi frase. Se acerca hasta quedar muy pegado a mi cuerpo y cuando intento apartarlo con mis manos, toma las mías bruscamente con solo una de sus grandes manos, y las lleva hacia arriba de mí cabeza, apoyándolas contra la pared. Pero cuando voy a volver a protestar atrapa mi boca con la suya y muerde mi labio para que yo abra la mía. Su respiración es entrecortada, está agitado y yo no estoy mucho mejor, pero mi dificultad por respirar es motivo por seguir luchando en contra de él, por intentar quitármelo encima, aunque sea absurdo ya que el tiene mucha fuerza y no logro moverlo ni un centímetro.

Con su otra mano me sujeta muy fuerte de la cintura haciendo que mi cuerpo se pegue más al suyo y sintiendo su entrepierna en mi vientre, haciéndome comprobar el motivo de su respiración agitada.

— ¡Suéltame ya! — dejo escapar entre dientes.

Pero hace que tome más salvaje el beso y más profundo, su mano se desliza hasta mi muslo, hasta llegar a la tela de mi falda y comienza a subirla, agarrando mi trasero con su amplia mano.

Maldigo mentalmente por haberme puesto falda hoy.

Intento empujarlo con mi cuerpo para que me suelte, pero él aprovecha para empalmarse más y restregar su miembro sobre mí, su mano viaja por el elástico de mis bragas hasta llegar un poco abajo de mi vientre. Suelta mis labios para hundir su cara en mi cuello para besarlo con desesperación. Mi respiración es entrecortada mientras intento tomar aire ya que comienza aumentar mi pánico. El miedo vuelve a mí al pensar que otra vez pueda intentar hacerme daño, y que ahora si logre su hazaña.

Pero no sé porque también me está gustando que provoque este cosquilleo en mi vientre bajo mientras recorre con sus dedos mi piel y hasta que llega a mi parte íntima hace provocar una sensación excitante que nunca había sentido, un calor que hace arder por completo todo mi cuerpo.

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