Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 34

— Estás loca sabes —murmuró Wes, mientras se mezclaban con los invitados

— Solo quiero deshacerme de esa sanguijuela, esa perra se está aprovechando

— Lo único que rescato de esta locura es lo bien que te ves esta noche —le dedicó una media sonrisa a su amiga

— El vestido es hermoso

— No hablo del vestido, estás radiante y todo porque haces algo para aliviar a tu Señor Allen

— Él ha hecho mucho por mí —suspira pensando en Nicholas.

— Lo sé, has dado el gran paso y buscaste ayuda, estoy orgulloso de ti

— Gracias papá, ahora toma una copa y busquemos a la primera momia —señaló a un apuesto camarero para que tomara una copa de champán

— Me encanta tu buen humor, solo espero que no te acostumbres a ser malvada o a las venganzas

— Haz algo que me enoje y verás —bromea

— Dulzura no podrías ser mala ni aunque te lo propusieras, eres demasiado dulce, así que ni se te ocurra.

Guiñándole le ofreció el brazo para mezclarse entre la gente listos para cazar, con la mirada en todos los rostros debían saludar a los 5 hombres (novios), todos con esposas un poco más jóvenes que ellos pero ya maduras. Cuando divisaron al primer novio Danielle, quiso ser quién diera el primer paso y siguiendo los consejos de su amigo Theo, soltó el brazo de Wes, para que no creyera que estaba con él en el sentido “amoroso”, cuadró sus hombros y tomó la copa casi vacía de su amigo acercándose decidida. Por suerte Wes, la alcanzó para susurrarle el nombre del hombre antes que le hablara. Claro que no pretendía hacerlo. En su lugar lo miró directo a los ojos hasta que se fijó en ella, entonces le sonrió y pasó de largo, el hombre se giró inmediatamente y al ver su copa vacía tomó una nueva de un camarero y se la ofreció. Perfecto

El siguiente no fue necesario buscarlo, solo se acercó y saludó directamente a Wes. Al siguiente tampoco, esta vez la esposa fue quien le habló a Danielle, preguntando por su vestido, aunque sus ojos se iban hacia Wes, todo el tiempo que duró la conversación.

— Eso fue fácil —comentó Wes, acomodándose la corbata mientras se acercaban por un poco de agua mineral para su amiga

— Si, al parecer esa mujer, la esposa de Moore, tiene las mismas costumbres que su esposo y le gusta comprar juguetitos sexuales

— ¿Me estás llamando juguete? —protestó apoyándose en la barra para pedir el agua

— Vamos Wesito, estás hecho todo un bombón esta noche con ese traje azul eléctrico y esa camisa negra te queda muuy bien amigo, la corbata del mismo color te da un aire elegante pero misterioso, el pañuelito pide a gritos que se lo ofrezcas a alguna damisela babosa por tus huesos, si sabes a lo que me refiero —subió y bajó sus cejas con picardía

— Mira a tu alrededor pervertida, Theo, no bromeaba cuando dijo que esto era un evento de gala extrema, además me gusta tener una excusa para comprar un traje nuevo

— Así que… ¿tú y Theo, se han hablado? —insinuó conteniendo una sonrisa, sabía que a Theo, le atraía Wes

— Sí, lo ayudé a investigar un poco a esos hombres. Todos son cortados con la misma tijera. Casados. Hijos. Muchas propiedades, amantes

— De acuerdo y eso ¿lo googleaste?

— ¿Qué? -rió relajado-. Claro que no dulzura, tengo mis recursos

— ¡Uy que misterioso! Bien, tú y Theo, pueden tener sus secretitos

— No hay “secretitos”, solo conozco gente y lo ayudé solo porque exponer a esa perra con sus amantes y mentiras es una buena motivación y por supuesto dejarte el camino libre con el Señor Allen

Divertida negó suavemente con la cabeza sabía reconocer las evasivas y buenas intenciones de su amigo. Bebió su agua mineral antes de acabar con el reconocimiento de terreno. Los dos hombres que faltaban reaccionaron del mismo modo, clavando la vista en los pechos de Danielle, en cuanto la vieron. Fue fácil. E incómodo

La música cambio anunciando el pronto inicio del show, entonces fue el turno de Danielle, debía separarse de Wes y buscar al siguiente hombre en la lista de “conquistas” de la bruja. Simon O’Hara, el súper millonario papá del otro bebé, el que intentó hacerle creer a Nic, que era suyo.

Como toda una profesional fingió que sus tacones le jugaban una mala pasada doblándose el pie, Simon, llegó a socorrer a la damisela en apuros convirtiéndose en su príncipe azul. Le permitió que la toqueteara unos instantes mientras se aseguraba que no hubiese perdido la capacidad de caminar, cuando estuvo satisfecho Danielle, lo recompensó con su mejor mirada de gato con botas y un arrebatador “me has salvado”.

Un intercambio de cortesías y lo que a ella le pareció un pobre intento de galán oxidado después Simon, hizo la pregunta “¿Te gustaría acompañarme durante el desfile?”

Perfecto.

Ese movimiento le aseguraba una vista directa de Frida, al otro lado de la pasarela, Theo, se encargó que tuvieran asientos separados pero con buena ubicación. Ahora Danielle, solo debía mantenerse coqueta y relajada, aunque la mirada concentrada de la bruja sobre ella era difícil de pasar por alto incluso se podían ver los rayos salir de sus ojos para asesinarla cada vez que Simon, se inclinaba para susurrarle algo al oído y debía fingir diversión riendo con un poco de exageración.

Una vez acabado el maravilloso show en la pasarela y con todos aplaudiendo al diseñador del momento Danielle, le dijo a O’Hara, que ya era hora de encontrar a su cita de esa noche, se despidió prometiendo volver a encontrarse durante la fiesta, lo besó en la mejilla y se fue en busca de Wes. Tantas miradas sobre ella la hacían sentir insegura, no estaba acostumbrada, debía ser por el vestido, era lo que se decía para mantener la calma. Pero como no todo iba de acuerdo al plan de Theo, en su camino se cruzó nada más y nada menos que Paul, el ex abogado de Nicholas, haciendo una aparición sorpresa ya que estaba segura que no se encontraba en la lista de invitados. Agarró a Danielle del brazo para detenerla en su camino llamando instantáneamente su atención y frenándola en seco.

— Pero qué rayos

Un pequeño chillido salió de ella al sentir una mano extraña en su antebrazo reteniéndola con firmeza

— ¿Qué hace una mujer como tú en un evento de este nivel? —su voz burlona no dejaba a dudas su intención de humillarla destacando que no pertenecía al círculo social en que revoloteaba

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