Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 160

Mientras Danielle, se encargaba de los últimos detalles de la fiesta, en casa Nicholas, trabajaba arduamente en un nuevo proyecto junto con Imperio, con sus pequeñas donde sus ojos pudiesen verlas, es decir, en su despacho.

— Niñas, la tía Kris, viene a cuidarlas mientras papá hace algo de ejercicio

Anunció Nicholas, en cuanto su hermana llegó al despacho dejando su trabajo de lado para despedirse momentáneamente de sus pequeñas

— 45 minutos papá, la tía Kris, tiene mucho trabajo esta semana

— La niñera regresa en 20 minutos, sin presiones Kris —sonríe hacia su hermana mientras besa las mejillas de sus niñas

— Solo estoy molestándote, Dani, fue a ver unas cosas con Aaron, no tengo nada que hacer hoy

— Bueno, en ese caso echa un vistazo a los planos que están sobre mi escritorio y dime qué opinas

— ¿Son de la renovación de la casa? —pregunta emocionada por ver lo que planeaba hacer en el lugar

— Si, más habitaciones para mis niñas, un estudio para Dani y un par más

— Que emocionante, es como comprar una casa nueva, aunque no sé por qué no te mudas

— Dani, no quiere dejar la casa y por mi está bien, el terreno es grande y el jardín le gusta, se acerca el verano

— Me agrada escucharte ceder por una mujer, el antiguo Nicholas, jamás habría cedido por nada del mundo, ante nadie

— Tú no te quedas atrás, creo que nunca te había visto sonreír tanto en mi vida

— Ser una mantenida me amargó, pretender que era mejor que el resto arruinó mi autoestima pero escuchar a mis propios padres que no sirvo para nada me dolió en lo más profundo, es por eso que quiero cambiar, aun no soy capaz de prepararme comida ni lavar mi maldita ropa pero estoy trabajando ¡y me encanta!

— Dani, confía en ti, no lo arruines

— Ya eres aburrido otra vez, lo sé, gracias a ella estoy muy motivada, me siento útil y Aaron, es un encanto, me explica todo muy bien y Lina, es genial

— Regreso en una hora hermanita

— Ve a ponerte guapo

Los milagros existen.

Durante gran parte de mi vida creí que solo pasaba en las películas, que era otro cuento de hadas que inventaron para crear una falsa ilusión que cuando más lo necesitabas, cuando ya no tenías nada llegaba y te cambiaba la vida. Bueno, gracias por existir, realmente no creí que los hubiera o que a mí me tocara uno de esos, aunque siendo sincera es de Nic. Mi hombre, mi esposo, mi mundo entero ha existido en este mundo con ese terrible peso sobre los hombros que lo convirtió en alguien que nunca quiso ser. Ahora con nuestros mundos unidos y con la llegada de nuestros angelitos todo ha cambiado para nosotros. Los problemas ya no son tan terribles, el trabajo ya no es tan importante, lo único que realmente importa es poder llegar a casa y ver a Lily y Mini, esas pequeñas sirenitas que necesitábamos desesperadamente se han encargado de facilitarnos la vida, tomar decisiones siempre es alrededor de ellas, no en vez de ellas, claro que eso de “facilitar” no es tan sencillo, son unos monstruitos mimados y creo que los culpables son Nic y Aaron, no las dejan tocar sus mecedoras, siempre las tienen en sus brazos, es tierno pero cuando no están es muy difícil hacer que dejen de llorar.

Mis hijas.

Vaya, me siento grande solo con decirlo. Nunca me imaginé llegar al lugar en el que estoy ahora, no soy una mujer ambiciosa, me dedico a hacerlo bien, el camino largo es solo un camino, las cosas cuestan lo que tienen que costar, llegan cuando tienen que llegar y gracias a Dios, por mi Nicholas Allen. Con todo y sus endemoniados cambios de humor. De hecho me gustan, es algo sexy y me ponen como loca. Nuestras absurdas discusiones siempre acaban con un delicioso y apasionado round en la cama, bueno al menos dos, mi hombre es insaciable y no puedo decirle que no a sus manos, su boca. A SU CUERPO. De hecho no hemos discutido realmente.

Mis tres milagros.

Mis gemelas

Mi Nicholas, quien maduró en una hermosa mariposa, pero que no los escuche llamarlo mariposa, eso atenta directamente contra su hombría.

Y Maru, ella es sin duda el milagro que no esperábamos y que Nic, necesitaba para liberarse de su carga.

Maru, la bendita, alegre, extrovertida, amable, considerada y muy amigable Maru Shimabukuro, es la excepción a ese horrendo hombre que le tocó por padre. Todo este milagro inició cuando volvimos a vernos en el evento benéfico que he llamado “Can’t buy me love” como la popular canción de The Beatles y que fue todo un éxito gracias a todas las donaciones que recibió y la ayuda de Kristall y el publicista de Nic, fueron esenciales. Volviendo a Maru, esa chica es asombrosa, ella, al igual que yo quería conocer más acerca de la historia tras ese porcentaje del hotel que Kobayashi, pasó a su nombre tan repentinamente. Después de un mes finalmente se dio la oportunidad de tocar el tema, ella realmente no tenía idea de quien era su padre, fue duro ver su reacción, pero cuando me lo agradeció pude respirar con alivio, no era mi intención enemistarla con su papá, que ella se hiciera su propia impresión sobre el sucio Takeshi.

Pasaron dos meses antes que ella llegara hasta la casa con un par de hombres. Cuando la vi tan seria y ojerosa temí lo peor. Que fuera como su papá. Pero cuando me pidió que nos reuniéramos en un lugar tranquilo y con Nicholas, presente, me calmé un poco, no mucho pero al menos pude pensarlo, la guie a la sala personalmente, luego avisé a Patts, para que los atendiera y subí a la habitación en busca de mi esposo, que seguía en la cama desnudo después de un buen “desayuno”, si saben a lo que me refiero. Estaba sensualmente recostado con la sabana cubriendo su pelvis mientras leía las noticias en su iPad.

— Bebé, levántate, necesitas un traje

Danielle: El fin de un nuevo comienzo 1

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