LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 24

Con sueño me levanto a darme una ducha con agua fría para despertar, después me arreglo para el evento de esta tarde; tardo más en mi cabello y maquillaje. Por ultimó me pongo el vestido que me presto Jia, la diseñadora de la empresa que se ha portado de maravilla conmigo, dijo que cómo asistente personal del jefe debo resplandecer. Desayuno algo ligero y llamo a un taxi para que me lleve al salón. Al llegar reviso por última vez el cronograma, todo listo, me acomodo con Jaime en la entrada para recibir a los invitados especiales.

La gente llega y con ello el salón se llena, después de estar parada dos horas recibiendo invitados, Jaime y yo tomamos un descanso, minutos después el chef da la orden para empezar con la comida. En una mesa me siento junto a Jaime, Zeth, el chico de finanzas Erick y dos chicas más, todos disfrutamos de la buena comida hasta que llega Jaxon, entra por esa puerta cómo todo un divino dios acompañado de una chica rubia, ver a esa rubia tomarlo del brazo me molesta.

Cruzamos miradas, pero no le da importancia y continúa atendiendo a los reporteros; sigo comiendo y platicando con mis compañeros de trabajo. El maestro de ceremonia da inicio a la pasarela, todas las modelos delgadas nos desfilan las prendas caras de marca de la nueva colección, todos aplauden ante la pasarela y aplauden más cuando sube la diseñadora y Jaxon a dar el agradecimiento.

Todo salió perfectamente, muchos socios se acercan a Jaxon y a su rubia acompañante que no conozco. Jaime cómo tercera diseñadora nos felicita por el éxito, incluso dijo que varias personas están haciendo reservaciones para comprar la nueva colección, eso nos alegró y brindamos con una copa de champan.

Después de unas horas los invitados se empezaron a irse, solo los empleados nos quedamos; siempre después de un evento hacen una fiesta para celebrar el éxito.

—Mally, ¿Puedo hablar contigo? —me habla Zeth.

Bebo el resto de champan de mi copa y asiento ante la pregunta.

— ¿Puede ser a solas?

No entiendo por qué tanta discreción, vuelvo a asentir y partimos al pequeño jardín trasero del salón. Me dirijo a la fuente y Zeth me sigue, nos sentamos en la orilla de la fuente de piedra, y espero a que hable.

—Mally, perdón por no decirte antes, pero...

Noto lo nervioso que está. Agarro su fría mano para tranquilizarlo.

—Tranquilo.

—Ayer no me dio tiempo de decirte y menos ahorita con todo este alboroto, pero mi madre me dijo que te invitará a comer a casa. Quiere agradecerte por ayudarme a conseguir el trabajo y por seguir apoyándome. Es una forma de agradecerte, una cena en tu honor.

¡Aw! Es tan lindo, claro que aceptaré. Me es honrado la manera de cenar con su madre.

—Claro que sí —digo sonriente.

Al aceptar su propuesta su rostro se ilumina.

—Le avisaré a mi madre. Muchas gracias por aceptar, mi madre se esforzó mucho por preparar la cena.

Veo su rostro entristecer, me parte el corazón verlo así. Tomo la iniciativa de abrazarlo y el acepta, puedo escuchar sus pequeños llantos. Se tranquiliza y nos dejamos de abrazar.

— ¿Estás bien? —me preocupa que tenga ese ánimo. Niega con la cabeza —. Sabes que puedes confiar en mí.

—Lo sé. Es solo que aún no logro aceptarlo.

— ¿Qué te sucede? Estás muy triste y eso me preocupa.

Respira hondo para tranquilizarse, inhala y exhala tres veces y después habla.

—Hace unos días acompañe a mi madre a su consulta con el cardiólogo y me dijo que si no consiguen el trasplante para mi madre ella no podrá resistir.

¡Oh por dios! No puedo creer que la madre de Zeth se encuentre en esa situación y más de algo muy delicado. Me sentiría mal si no voy a esa cena, es muy honrado que su madre cocine para mí. Zeth vuelve a entristecerse y lo abrazo de nuevo.

—Debes de estar tranquilo para no preocupar más a tu madre.

—Mally, estoy muy agradecido contigo, gracias a ti puedo pagar mi escuela y las medicinas de mi madre.

—Zeth, en verdad si necesitas ayuda puedes contar conmigo, no tengas pena alguna, ¿Ok?

—Eres buena persona.

—Y tú eres un gran chico. Tranquilo, ve avisarle a tu madre que vamos para allá —el asiente y se levanta. —Una pregunta, ¿qué postre le gusta a tu madre?

—El pastel de zarzamora con queso.

— ¿Podemos pasar a una pastelería antes? No quiero llegar con las manos vacías.

—Seguro. Ahora vuelvo.

Se retira del jardín y mientras regresa, me relajo dejando que el frío aire pegue en mi rostro, mis brazos y mi espalda desnuda. Cierro los ojos para relajarme; mi paz es interrumpida por esa gruesa y seductora voz.

—Al fin te deja sola

Abro los ojos de sorpresa y volteo a ver de dónde proviene la voz.

— ¿Se le ofrece algo jefe?

Me levanto de la fuente y me poso frente a él.

—Sí, me dieron unas ganas de follarte con el vestido puesto.

Corta la distancia entre nosotros, sus grandes manos sujetan mi rostro y me besa con posesividad. A cada segundo el aire me hace falta en los pulmones. Su lengua invade mi boca, el beso aumenta, el cual acepto gustosamente; sus manos sujetan mi cintura y me junta a su cuerpo haciendo que nuestros sexos se sientan por encima de la ropa. Mis hormonas me traicionan, quiero más de Jaxon, mi cuerpo lo pide, él me envuelve en la libido.

Por falta de aire sus besos bajan a mi cuello, el cual comienza a marcar. El deseo aumenta más y más. Si seguimos con esto, los empleados se pueden dar cuenta.

—Jaxon, detente. Nos pueden ver

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