LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 17

Al abrir los ojos parpadeo un poco para acostumbrarme a la luz del sol, la necesidad de ir al baño me hace levantar de la cómoda y caliente cama, el cansancio desapareció por completo. De regreso a la cama Jaxon me saluda con una sonrisa mostrándome sus perfectos dientes aperlados, de la misma manera le sonrió. Regreso a mi habitación y ahí me doy una ducha, luego bajamos y desayunamos tranquilamente.

Después de comer Jaxon me invita a ver una película, pensé que íbamos a salir al cine, me emocioné un poco porque tendríamos una cita, pero no fue así. Jaxon me lleva al fondo de su casa, siguiendo los pasillos llegamos un portón grande de color blanco con pequeños detalles dorados. Inserta la clave y en seguida se abren las puertas dejándome ver una grandiosa sala con asientos de terciopelo color rojo con toques dorados y enfrente una gran pantalla como las de los cines, es como un pequeño teatro, pero en vez de escenario hay una pantalla. Me sorprende que Jaxon tenga su propio cine en su casa, no me imaginé que un cine pueda estar dentro de una casa.

Entramos agarrados de la mano, me lleva al centro de los asientos, me permite el paso y sin dudarlo tomo asiento en una de las bancas. La pantalla se prende, las jóvenes empleadas llegan con palomitas y refresco en una bandeja de plata, nos dejan los snacks y se retiran. De repente la pantalla se prende e inicia una película de anteaños.

Jaxon ve la película con completa atención mientras yo me le quedo viendo. No entiendo su actitud, me asombra que Jaxon no ha mostrado arrogante este fin de semana. Se percata que lo observo, deja de poner atención a la pantalla y me mira.

— ¿Sucede algo? —reacciono y dejo de ver su rostro para verlo directamente a los ojos.

— ¿Mmmm? —pregunto confundida, no le puse atención a lo que dijo.

— ¿Qué tienes?

—Nada, solo yo... me distraje un momento.

—No te invite para que no veas la película.

«Ya se estaba tardando», sale a flote su arrogancia.

—No me gustan este tipo de películas —digo con molestia.

—Si no te gusta te puedes ir.

—Ok, me iré a descansar —detesto cuando se pone de mal humor.

Me levanto del sillón y salgo de la sala. Camino por el mismo pasillo por el que me trajo, de tanto tiempo de estar en su casa ya logro reconocer los pasillos. Llego hasta su habitación para tomar mi teléfono, en seguida me aviento a la cama haciendo que la camisa que traigo puesta se levante un poco de la parte de mis glúteos dejándolos ver junto a unas bragas de color rojo que me compró el arrogante.

No sé qué hacer hasta que la película termine y Jaxon regrese. Decido no perder el tiempo y llamo a mi padre.

—Hola, mi florecita —escucho su vieja voz del otro lado de la línea.

—Hola papá, ¿Cómo estás? —le contesto alegre, me pone de buen humor escuchar su voz. Es mi adoración.

—Bien hija, ¿y tú?

—Bien, el trabajo va normal, aunque en estos días es pesado, como ya te dije la pasarela se acerca.

—Me da gusto escuchar que estas bien.

— ¿Y tú?, ¿Cómo va el trabajo?

—Todo bien. No me quejo.

— ¿En serio? Te noto algo decaído.

Ahora que le presto atención a su voz se nota algo cansada, apagada.

—No hija, estoy bien. Son supersticiones tuyas.

—Ok —no me convence su respuesta.

—Hija me tengo que ir, tengo que seguir con el trabajo.

Antes de terminar la llamada un palmazo en mi trasero me hace gritar, el grito alarma a mi padre. Me volteo a ver quién me la proporcionó, aunque ya sé quién es. Giro mi rostro y lo veo detrás de mí mordiéndose el labio, pensé que tardaría más tiempo.

Estoy por reclamarle, pero mi padre me llama la atención.

— ¿Hija que fue eso? ¿Estás bien?

— ¿Ah? Sí, estoy bien.

Mi padre sigue hablando, pero no logro entender lo que dice, Clark se posa arriba de mí y pega su miembro en mis glúteos, sus manos las recarga a cada lado y comienza a besar mi espalda. Está seduciéndome, eso me complica hablar con mi padre.

—Florecita, te estoy hablando —mi padre eleva la voz.

Estaba por contestarle, pero Clark me da otra nalgada, se acerca al celular justo en mi oído y susurra.

—Señor Hoffman, su hija coge como una diosa.

Al escuchar tales palabras empujo a Clark y le hablo a mi padre.

—Papá te llamo después.

No lo dejo terminar y cuelgo la llamada. Dejo mi teléfono en la cama y con coraje le reclamo.

— ¿Cómo te atreves?

— ¿Qué? ¿No puedo tocar lo que es mío? —se hace como el que no ha hecho nada.

—No es eso. ¿Por qué le dijiste eso a mi padre? —pongo en claro el tema.

—Tenía que elogiarlo. Tengo que reconocerlo por tener una sexy, caliente, seductora, hermosa y perfecta hija.

Su alago me ruboriza y me gusta que el coraje se me pasa y ya no sé qué decirle.

—No vuelvas a hacer eso, no con mi padre o él interpretará mal las cosas y me interrogará. Hasta podría venir a Alemania solo para conocer al hombre que me anda merodeando.

—No importa, estaré dispuesto a hablar con tu padre.

—No quiero que mi padre se enteré de ti.

— ¿Por qué no?

Mi respuesta le hace cambiar de humor, su voz suena con disgusto.

—Mi padre es muy serio respecto a mis relaciones de noviazgo e incluso a mi edad haría cualquier cosa por casarme... Tú y yo no somos nada y no pasara nada más; es mejor que te mantengas alejado de mi vida privada y yo de la tuya.

La conversación se queda en silencio, el ambiente se tensa, mis palabras lo dejan callado y pensativo. La situación me incomoda un poco, así que decido preguntarle acerca de la película.

—Y la película, ¿Termino rápido?

—No —contesta sin humor, algo le disgusta.

—¿Por qué regresaste tan rápido?

—Porque dije que quería ver una película contigo, te fuiste y no tengo nada que ver.

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