Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 28

A las 8 en punto tan puntual como de costumbre Nicholas, llegó a recogerla. Con una tremenda sonrisa Danielle, lo recibió deleitándose con su aspecto le dio una lenta repasada iba sin corbata y sin chaqueta, lucía completamente relajado, muy distinto al hombre de negocios que es. Sin perder el tiempo se despidieron de Wes y Robbie para marcharse a la casa procurando preguntar a cada instante si había cambiado de parecer, no deseaba que la noche se arruinara por nada del mundo, nunca había sido tan ansioso como hasta ahora.

-Ya estamos aquí –suspiró Nicholas, abrazándola por la espalda e inclinándose para besar su mejilla

-Estoy bien Nic, solo quiero mis palitos de ajo

-Con que ajo ¿eh? –mordisqueó el lóbulo de su oreja apretando el agarre de sus brazos

-Desde que los mencioné esta mañana que no dejo de pensar en eso

-¿Qué almorzaste?

-No tuve tiempo, pero comí pie de limón con Wes –sonríe acariciando los brazos de Nic, sobre su cintura

-Eso no es bueno Dani, te quiero saludable, extraño tus curvas, estás tan delgada que mis brazos te dan dos vuelta

-¡Oye! –intentó enfadarse pero ese comentario por muy cierto que fuera le causó risa

-Haré que te comas toda la pizza y esos palitos de ajo que tanto quieres

-Puedes intentarlo –propuso de buena gana

-En ese caso vamos a la mesa de una vez –intentó guiarla hasta el comedor pero ella no se movió

-Ay no, Nic, de ninguna manera comeremos la pizza desde un plato o en la mesa

-¿Qué quieres entonces, que nos sentemos en el suelo? –dejó que rompiera el contacto para girarse

-La peluda alfombra de tu sala se ve muy cómoda

-Tú no estás hablando en serio

La cara de espanto que puso Nicholas, fue tan cómica que provocó un ataque de risa en Danielle, este hombre de verdad había sido criado en cuna de oro

-Ya cambia la cara niño rico, estoy segura que todo está extremadamente limpio, solo es una alfombra, vamos a relajarnos ¿por favor? –agitó las pestañas usando su mejor mirada de cachorro abandonado para convencerlo

-Ya basta, no hagas eso –rodó los ojos

-Cenemos en la sala, puedes escoger la música, pon tu mejor playlist de spotify –insistió emocionada con la idea

-No tengo spotify

-¡¿Qué?! Estás bromeando ¿verdad? –chilló sorprendida

-Claro que no –arrugó su ceño

-Pero Nicholas…, alguien sin Spotify es como alguien sin Facebook, eres un anciano

-Solo son 36

-Dicho eso iré a pedirle a Patricia, que lleve la comida a la sala ¿de acuerdo?

-¿Puedo hacer algo para convencerte?

-Nop

-Bien, tú ganas -suspiró rindiéndose-. Ve a la sala, llevaré algo de beber

-Quiero una coca cola con hielo

-De acuerdo, mucho hielo para ti

-Gracias

Mientras Nicholas, se dirigía a hablar con Patricia, para informarle de los cambios Danielle, fue hasta la sala el jardín de la casa era casi tan deslumbrante como el del hotel.

-¿En qué piensas?

Interrumpió sus pensamientos ofreciéndole un vaso de coca cola con hielo, mientras él se decidió por un botellín de cerveza.

-Me gustan tus jardines

-Gracias, a mí también…, me traen paz, el aroma a césped recién podado es uno de mis favoritos

-¿Es tu inspiración para el nombre de tu hotel?

-Lo es, sí

-Me gusta el nombre que escogiste

-Por suerte es algo sobre lo que el sucio de Kobayashi, no tiene poder, es solo mío

-Ese hombre –gruñó al recordarlo

-Bien, ya olvida que lo mencioné y comamos de una vez

-Maravilloso

Patricia, entró junto a dos empleadas que quitaron la mesa decorativa sobre la alfombra, la acomodaron a un lado y sobre ella organizaron la cena y bebidas, tan silenciosas como llegaron se marcharon

-Espero que las servilletas estén permitidas

-Niño rico, deja el estereotipo, solo comeremos sentados en la alfombra, no es para tanto, pero si comienzas a comer tu maldita pizza con cuchillo y tenedor voy a tener que tomar serias medidas

-Me gusta cuando te pones sucia –la animó sabiendo que no era a lo que se refería

-Estoy hambrienta ese aroma sabe a gloria ¿no lo crees?

-Tú eres quien me sabe a gloria, el resto no me sorprende

-Cursilerías, solo es la primera cerveza Señorito Allen

Ignorándola se dirigió a la mesa y tomó una rebanada de pizza, se acomodó en la alfombra y aguardó a que lo siguiera. Cuando la tuvo frente a él, desde su celular le dio play a la música y en un volumen moderado comenzó a sonar “Wonderwall” de Oasis, creando el perfecto ambiente.

-Bueno ahora, esto de comer chatarra en el suelo y escuchando música es lo que debiste hacer a los 16 o algo así

-¿Lo hiciste tú?

-Claro, mi primera pijamada fue a los 13 y la pizza estaba en la cima de mi cadena alimenticia

-¿Siempre fuiste tan sexy?

-Mis pechos y mi culo crecieron primero, mientras mis amigas seguían siendo niñas por un par de años más. Intentaba usar ropa holgada pero mi mamá no me lo permitía y gracias a eso recibía miradas curiosas de mis compañeros

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