Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 27

Cinco minutos exactos transcurrieron y Danielle, apareció lista para marcharse, luciendo fresca y radiante Nicholas, la llevó a desayunar manteniéndola distraída todo el tiempo, la interrogó acerca de lo que deseaba conseguir en la universidad. En la entrada del imponente edificio un mensajero los esperaba con los documentos que necesitaba. Los revisaron para asegurarse que estuviese todo caminaron a la oficina, le deseó suerte orgulloso que estuviera dando este importante paso.

La reunión duró una hora completa. La sonrisa de satisfacción en el rostro de Danielle, le hizo saber a Nicholas, que todo resultó como ella esperaba

-Me esperaste… -susurró sorprendida

-Por supuesto, quiero saberlo todo, tu plan por supuesto y quiero confirmar nuestra siguiente cita de inmediato

-Tuvimos una anoche

-Sí, pero alguien estaba de malhumor por su periodo y se la pasó intentando colmar mi paciencia. Quiero otra

-Tú quieres sexo

-Un hombre puede soñar… -le echó un vistazo a la secretaria que los miraba muy atentamente-. Creo que deberíamos continuar esta conversación en otro lugar

-¿No tienes que regresar al trabajo?

-Todo el tiempo tengo que regresar -se encoge de hombros-. Quiero estar contigo justo ahora

-Vamos a caminar un poco, el aire acondicionado en este lugar es exagerado

Con suma naturalidad se tomaron de la mano caminando como una pareja normal, salvo que nada en ellos era normal. Dieron un paseo por el caminito hacia el estacionamiento y solo compartieron en silencio y la compañía.

-¿Tienes planes para esta noche? Podríamos comer algo después de tu turno en el restaurante

-Me despidieron Nic, supongo que no avisar que me ausentaría no les gustó

-¿Qué harás ahora?

-Yo tengo una cita con, con el psiquiatra o terapeuta, no sé cómo llamarlo

-Cómo te sientas más cómoda Dani –apretó su agarre en señal de apoyo

-Gracias, y no creas que olvido algo, tienes que darme los datos de pago del “terapeuta”, no tienes que hacer eso

-No sé de qué hablas –desvió la mirada evitándola

-Oye nadie trabaja gratis, no te hagas el desentendido

-Pregúntale a Wes, debe saberlo ya que son tan amigos y se van a casar

-Que celosito más tramposo, ya se lo pregunté a él, y me dijo lo mismo que tú -lo señaló con el dedo divertida-. ¿Ahora son amigos?

-¿Celosa? –le siguió la corriente

-Por supuesto, no me quites a mi futuro marido –le dio un juguetón puñetazo en el pecho

-Yo soy tu futuro, nadie más

Adiós bromas, el hombre hablaba muy en serio con respecto a eso, los ojos le brillaban esperanzados y sabía que se apresuraba con aquello, así que aguardó por una respuesta. Pero Danielle, guardó silencio algo ruborizada y pensativa, lo cual fue un alivio así que tomó esa pausa para besarla, como le gustaba sentir esos labios en la boca.

-Necesito ayuda en el hotel, es el único pago que podría aceptar de ti

-En tus sueños –susurró contra sus labios mientras miraba sus ojos muy de cerca

-Claro en los más húmedos, solo echa un vistazo, una vez a la semana visítame, cuando todos en la oficina se hayan marchado

-Voy a considerarlo, ahora debo ir a esa cita y luego con Amanda, tiene algo que hacer y debo convertirme en niñera

-Esta noche. Dime que quieres hacer –ignoró el hecho que ya tuviera que marcharse

-Algo simple

-Pizza –propuso

-Con palitos de ajo –sonrió radiante y con apetito

-¿Ajo? –frunció el ceño

-Sí, no pretendo besarte o hacer cosas raras –lo provocó

-De acuerdo, yo llevo la comida, tú prepara el enjuague bucal

-Estaba pensando en ir a tu casa, la última vez mi comportamiento no fue de los mejores y le debo una disculpa a Patricia

-¿Segura? La señora Wilson, no se sintió ofendida, no quiero presionarte Dani

-Recógeme a la 8pm o cuando te desocupes –le aseguró con una media sonrisa

-Claro, pero dime si te arrepientes, quiero que estés cómoda

-Estás siendo un encanto el día de hoy, creo que faltar al trabajo te sienta bien

-Es el efecto que tienes en mí, es obra tuya Danielle Ross

-Bueno Nicholas Allen, ya podemos subir al auto

-Sus deseos son órdenes señorita

Se besaron una vez más antes de subir al auto. Nicholas, la llevó a su sesión con el Doctor Kaen, el psiquiatra que le había conseguido gracias a un huésped que siempre pedía hablar con él cuando se sentía satisfecho con el servicio en el hotel. Al comienzo fue extraño pero luego de un par de agradecimientos compartieron una copa e intercambiaron más que cortesías, una conversación agradable.

Dos horas más tarde Amanda, la recogió, iba con Ava, en el asiento de bebé instalado en la parte de atrás. Estuvieron de compras o más bien llevó a su muñequita para comprar todo lo que se le cruzara.

Ava, tenía sus días, en eso salió a su madre, depende del clima su estado de ánimo, por suerte le tocó un día soleado en el que pudo acabar de organizar todo para la fiesta de último minuto que habían solicitado mientras el angelito revoloteaba, comía y cagaba. Cerca de las 6 de la tarde Wes, la recogió para ir por un trozo de pastel y hablar sobre cómo le iba Nicholas. Estaba muy interesado en saber lo que hacían, pero solo porque se preocupaba por ella y no deseaba otra crisis.

-Tu sonrisa lo dice todo ¿tan buena fue tu mañana con ese “demonio”?

-Sabes…, su preocupación me hace sentir bien, me gusta

-Y así tiene que ser Dani

-Ahora tú y él, se mensajean ¿ya me vas a cambiar? –bromea agradecida

-Jamás, eres irremplazable pero ya dejemos a tu Nicholas, de lado y háblame de tu sesión con el Doctor Kaen ¿ya te agrada más?

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