Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 22

Tomó la ficha del mesón y se alejó por el pasillo dejando a Jim, solo. Estaba preocupado y necesitaba concentrarse en algo para mantener la calma mientras esperaba que la atendieran.

Dos horas más tarde pudo entrar a ver a su amiga, estaba acurrucada en posición fetal de espaldas a la cortina que la separaba de otro paciente

-Dani

-No soporto a Jim -susurró con lágrimas en los ojos sin darse la vuelta

-Yo tampoco ¿te sientes bien?

-Creen que lo hice a propósito…, él, los alentó a creerlo -y ya no pudo retener las lágrimas

-Calma Dani, yo te creo solo estabas abrumada y..., yo te creo –rodeó la camilla para tomar su mano

-No me puedo ir si mi tutor legal no firma, soy inestable

-¿Tu mamá?

-Creo que si, a mi papá no lo veo desde..., hace..., ya sabes, solo esa vez

-Yo hablo con la bruja

-Aun no..., quiero quedarme por el día aquí, soy una estúpida

-Voy a hablar con Amanda, te esperaba para cuidar de Ava

-Gracias

-¿Te traigo algo?

-Voy a estar bien, solo quiero dormir, no consigo hacerlo

-¿Te darán tus píldoras?

-No lo sé, todos me miran como una tonta que intentó...--

-Ay no, no lo digas mi vida, ya lo sé –la cortó antes de escuchar esa horrible palabra

-¿Me acompañas un rato?

-Ni que lo pidas

Le besó la frente y tomó asiento en una incómoda silla plegable junto a la camilla, la observó hasta que los calmantes consiguieron que por fin consiguiera algo de sueño.

Cuando cerca de las 6 de la tarde Ángela, su madre hizo su entrada en la habitación todo fue un completo desastre, Jim, se encontraba intentando que le hablara, exigía el motivo por el cual se tomó esas píldoras cuando ella los interrumpió

-Doctor, necesito que nos de privacidad y prepare los papeles del alta lo antes posible

-Disculpe señora pero ¿quién es usted? Solo el tutor legal de Danielle, puede firmar

-Soy su madre, y no hable de mi hija como si fuese su amiga, refiérase a ella como la señorita Duncan ¿quedó claro? Y quiero llevármela lo antes posible o me veré forzada a hablar con su superior

-Angie, ya basta solo firma y lárgate –interrumpe Danielle, sentada en la camilla

-No te metas, he tenido que pasar dos horas en un maldito auto para sacarte de aquí

Y como Jim, no se movió Ángela, salió de la habitación y ella misma se encargó de apresurar la alta médica regresando solo 20 minutos más tarde con una enfermera y una silla de ruedas. Por políticas del hospital todos los pacientes deben ser escoltados a la salida en una silla.

Wes, aguardaba en la entrada, no iba a dejarla sola con aquella mujer, sabía que Danielle, no la soportaba así que subió al auto y las acompañó hasta el apartamento de Danielle.

— Esta caja de zapatos necesita limpieza

— Lo haré en cuanto te vayas, no eres bienvenida —espetó conteniendo su disgusto

— Danielle, te prohíbo que me hables así, la insolencia no la tolero

— Ya basta, dejaste de ser mi “mamá” cuando me abandonaste sin decir una maldita palabra, ahora si conoces lo que es una puerta haz el favor de salir de mi apartamento

— ¿O qué? –la desafió

— O puedes esperar a ver lo que hago —estaba dispuesta a empujarla lejos

— No voy a…--

— ¡Dani, volviste!

En ese momento Robbie, entró en el apartamento y corrió para abrazar a Danielle, estaba muy preocupado, vio como esa misma mañana la sacaban en una camilla

— Robbie, estoy bien amiguito —lo abrazó con fuerza agradecida por su cariño

— No vuelvas a asustarme

— Ay perdóname Robbie, no volveré a hacerlo, lo juro

Se inclinó para tomar su rostro y mirarlo a sus ojitos preocupados.

— ¿Has cuidado bien de Muffin por mí?

— Por supuesto, ya está aprendiendo a masticar comida de gato

— Eres un buen cuidador, gracias Robbie

Lo besó en la mejilla y le susurró que la dejara hablar con la señora mala un rato. El vecinito regresó a su apartamento a cuidar el gatito que secretamente Danielle, había recogido de un basurero.

— Señora Ross, agradezco su tiempo pero ya no tiene nada que hacer aquí

-Danielle, deja las pendejadas, vas a ir a terapia o me verás más de lo que ambas queremos vernos

— Bien, iré al maldito terapeuta pero solo para explicarle lo que ocurrió y que él, un completo desconocido me crea y sepa que mi mamita querida la misma que me dejó sola no me creyó

— Basta con ese tono insolente

— Sabes… —miró a Wes, advirtiéndole con la mirada—. Nunca me ha gustado culpar o responsabilizar a las personas por lo que sea que ha ocurrido a lo largo de mi corta vida. Hasta ahora. ¡Tú tienes la culpa de todo lo que me ha pasado! Me dejaste sola en una casa llena de alcohol, drogas, hombres y prostitutas, que suerte que no me volví una zorra, porque gracias a ti eso habría sucedido. Ahora, si de verdad no quieres que te eche a patadas da media vuelta ¡Y lárgate de mi vida Ángela!

— Malcriada malagradecida

— Eso es todo, lo siento Wes, no quería que vieras esto

Pasó de largo delante de su amigo y empujó a la mujer que solo sabe exigir fuera de su apartamento cerrando de un portazo para no seguir viéndole la cara.

— Wes, yo… —se detuvo por un poco de aire—. No soy una persona violenta pero esa mujer se ha ganado mi desprecio

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