LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 22

Siento unas grandes y cálidas manos llegar a mi espalda donde se encuentra el broche del sostén. Estoy en lo cierto, Liam agarra el broche con sus dedos, jala y lo desabrocha dejando que mis pechos caigan por lo apretado del sostén, Jaxon toma la ventaja de quitármelo dejando a la vista mis pechos.

—Me encantas, nena.

Jaxon se mete la mano a su saco floreado y del bolsillo saca un lápiz labial, me lo entrega indicándome que me pinte los labios de rojo cómo siempre; quito la tapa y unto la barra roja sobre mis labios marcándolos de un intenso color.

Jaxon sonríe, me agarra el rostro y me besa. Nos fundimos en un apasionante beso, Liam no se hace tardar en unirnos y pega sus suaves labios en mi espalda y suben a mis hombros; con confianza sus manos van directo a mis senos y se amoldan en sus grandes manos. Con delicadeza la llama de sus dedos acaricia la aureola erizándome la piel y gimo sobre los labios de mi amo.

Mis gemidos son su aliento para jalar de mis pezones; al jalar los fricciona, sus caricias hacen que de mi garganta salgan suspiros. Es raro sentir dos pares de manos tocándome a la misma vez, pero me es excitante y curiosa esta nueva sensación.

Sus manos hacen magia con mis pechos mandando esa señal incomoda en mi entrepierna que comienza a humedecerse. Jaxon me roba el aliento con los ansiosos besos quemándome los pulmones por falta de aire, las piernas se me debilitan, Jaxon se sujeta de la cintura y me empuja hacia atrás retrocediendo un paso pegando mi trasero en los trabajosos muslos de su amigo, él se pega a mi cuerpo sintiendo su erección en mi vientre. Liam baja sus manos hasta el borde de mis bragas y las baja lentamente hasta dejarlas caer a mis pies. Lanzo mis bragas con el pie un lado, Jaxon suelta mis labios dejándome respirar, me agarra de las caderas y me voltea quedando frente al castaño.

—Es toda tuya —le dice a su amigo.

Jaxon me suelta dejándome solo con Liam, él se dirige al sillón de gamuza azul que se encuentre al frente de nosotros. Agarra una copa de la mesita de noche que hay a un costado del sillón, se sirve vino espumoso mientras cruza las piernas poniendo su completa atención en nosotros.

Liam deja que su amigo se acomode en el sillón, al confirma la mirada de Jaxon puesta en nosotros me sujeta del cabello y me gira para verlo de frente, se acerca a mi cara para besarme, antes de que sus labios hagan contacto con los míos, Jaxon lo interrumpe.

—Sus labios no se besan, esos nos exclusivos para mí.

Liam entiende y acepta dando un si con el movimiento de su cabeza. Le queda claro que puede tocar todo mi cuerpo excepto mis labios. Sin darle mucha importancia baja sus labios a mi cuello, sus manos se aferran por la curvatura de mi cintura marcando sus dedos en mi piel.

Sigue con sus caricias, sin dejar de besarme el cuello me dirige hasta la cama y me avienta con suavidad, la suavidad de las sábanas de terciopelo me hacen sentir en la nubes; quito mi atención en Liam, por un momento me fijo en Jaxon, sigue bebiendo del vino espumoso con admiración hacia nosotros. Mi vista regresa de nuevo en Liam al sentir sus manos acariciarme los muslos hasta deslizarse a mis piernas, se detiene contemplándome, grabándose cada parte de mi cuerpo.

Debo admitir que me siento nerviosa y a la misma vez me siento desconfiada, no se siente lo mismo con Jaxon a unos metros de nosotros, sé que nos observa y de cierta forma me encanta la idea que me vea, pero me es necesario sentirlo, sentirlo arriba de mi mientras me penetra con profundidad cómo siempre.

Deja de tocarme para desabrochar los botones de su camisa para dejar a la vista su trabajado pecho y poco a poco voy admirando su abdomen. Se despoja completamente de la camisa; tiene la piel morena, bronceada, con un perfecto abdomen trabajado, digno de admirar.

Dirige sus manos al broche de su fino pantalón, desabrocha el botón y luego baja su cremallera. Poco a poco desliza sus pantalones dejándome ver sus largas, bronceadas y fuertes piernas. De tan solo ver su cuerpo mi mente empieza a imaginar cualquier tipo pensamiento erótico, lo qué puede hacer conmigo con su increíble fuerza.

Tan fuerte es mi excitación que mis manos suben a mis pechos y pellizco el pezón para brindándome un confortable placer. Mientras contemplo el cuerpo tentador mi vagina me pide a gritos ser tocada, me palpita, esta húmeda y lubricada, perfecta para ser penetrada con facilidad.

Con morbo, abro mis piernas dejando a la vista mi chorreado coño, el castaño nota mi desesperación cuando deslizo una de mis manos hasta llegar a mi entrepierna. Antes de que mis dedos toquen esa sensible parte Liam agarra mi mano y la quita; abre más mis piernas, se hinca en la alfombra afelpada blanca del suelo, agarra de mis pies y me jala hasta quedar su cabeza entre mis piernas.

Puedo sentir su caliente respiración chocar con mis labios vaginales, está tan cerca que mi vagina empieza a palpitar más. Sin contenerme me acaricio los pechos jalando del pezón imaginando que son las manos de mi amo.

Siento la punta de su lengua deslizarse por mis labios; me estremece la piel y respiro de placer por ser complacida, «necesito más.» Su lengua se desliza con lentitud por mis pliegues, saborea los fluidos y los esparce hacia arriba llegando a mi clítoris; al llegar a esa zona la punta de su lengua la toca y me hace arquear la espalda. Suelto mis pechos y mis manos se aferran a las sábanas de la cama al sentir la velocidad de su lengua. Las piernas se me debilitan, su lengua continua con chupar, los gemidos se hacen presente, mi respiración está alterada. Con necesidad de más, agarro su castaño cabello que esta entre mis piernas y pego su cabeza a mi parte intima para sentir con más profundidad la punta de su lengua ser metida en mi coño mientras las yemas de sus dedos acarician los alrededores de mi clítoris. Su lengua es tan cálida y suave que me hace querer más.

No puedo soportarlo más, Liam es muy bueno con la lengua, estoy a punto de liberar mi orgasmo si continúa de esa manera. El placer aumenta, se acumula en mi vientre, mi cuerpo se contrae y al llegar a mi punto máximo gimo fuerte sacando esa esencia de mi interior. A Liam no le importa, continua con su labor y eso hace más placentera mi liberación. Sin percatarme, me besan los labios finalizando con un mordisco en mi labio inferior.

— ¿Te gusta, nena? —su melosa voz me excita de nuevo.

—Si —con la respiración aún acelerada, contesto.

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