Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 9

— Calma, calma. Dani, Dani soy yo Amanda, tranquilízate, mírame, soy yo

Amanda, había irrumpido con fuerza en la habitación abriendo la puerta de golpe, escuchó los gritos desde el baño que ella también prefería utilizar revelando la espantosa escena, allí estaba el hombre con el que se casó sobre su amiga masturbándose y claramente forzándola. La ira ardió en la mirada de Amanda, eso y la angustia en los gritos de Danielle, la llevaron a reaccionar en un micro segundo, buscó a su alrededor y agarró lo primero que encontró, estrelló un florero en la cabeza de Ferdinand, noqueándolo al instante.

— Soy Amanda, tranquila -volvió a intentar calmarla para que abriera los ojos y la mirara

Y lo hizo, vio a Amanda y enseguida giró la cabeza para ver a Ferdinand, le aterró verlo inconsciente y enseguida aceptó la ayuda para levantarse. Pero Danielle, no conseguía dejar de llorar, sus hipidos estaban fuera de control, se encontraba en shock. Le permitió a Amanda, levantarla y de la mano la trasladó a la habitación de Mika, para buscar ropa, la dejó unos minutos de pie, seguía sin ser capaz de hablar. Se metió en el armario y salió con un vestido en la mano, pero cuando observó el desastre en que estaba hecha Danielle, y vio como un par de líneas rojas…, de sangre, corrían por sus muslos se puso blanca como el papel…, Ferdinand, le había hecho daño, ese cabrón mujeriego hijo de la gran puta sidosa la había lastimado. Sin ser consiente Amanda, acabó estrujando el vestido con sus puños furiosa, confundiendo a Danielle. Fue entonces que ella reaccionó y se miró a sí misma para encontrarse con lo que había provocado la reacción de Amanda

— Ay no…

Jadeó al ver la sangre llevándose instintivamente las manos al vientre de modo protector y Amanda, lo supo, no tenía dudas

Danielle, estaba embarazada

A toda prisa Amanda, agarró la mano de su amiga y la llevó hasta la entrada de la casa, agarró las llaves del auto de Mika, y ayudó a su amiga a subir.

— Todo va a estar bien Dani, solo dame un minuto y nos iremos de aquí

Prometió Amanda, cerrando la puerta del auto para hacer una rápida llamada a la policía, ni loca dejaba las cosas así el degenerado iba a saber quién era. Inmediatamente después de hacer la llamada subió al auto y condujo a toda prisa hasta el hospital, el silencio en que se había sumido Danielle, la ponía histérica y necesitaba con desesperación que un médico la atendiera y le dijera que todo estaba bien, que el puto de su esposo no le había hecho daño. Se concentró en el camino y en blasfemar olvidando que es una señorita planeando mentalmente las formas de vengarse de Ferdinand, cuando sonó su celular soltó un grito del susto, lo agarró mirando la pantalla antes de contestar

— ¡Mierda! Leo, hola, lo olvidé por completo ¿ya llegaron?

— ¿Qué mierda está sucediendo Amanda? ¿Qué hace la policía en la puerta de mi casa?

— Tuve que llamarlos, escucha van por Ferdinand, probablemente sigue inconsciente en el segundo piso, le di con un florero en la cabeza

— ¿Qué? ¿Así son todas sus discusiones? Habla rápido, no puedo hacerlos esperar por más tiempo —pidió algo molesto y preocupado

— Mi degenerado esposo atacó a Danielle, lo tenía encima y para sacárselo lo golpee, ahora vamos camino al hospital, te llamo cuando lleguemos

— Más te vale Mika, está lanzando fuego —susurra ya que estaba con el altavoz

— Me llevé su auto, te tengo que cortar voy conduciendo, te llamo luego

En solo 15 minutos llegaron al hospital y la personalidad de Amanda, no se hizo esperar, llenó la ficha de ingreso destacando la palabra URGENTE y de inmediato se llevaron a Danielle, a la zona de urgencias, mientras ella se quedaba allí de pie furiosa con Ferdinand, porque tonta no era, sabía que el imbécil le era infiel, pero abusar de una mujer, independiente que se tratar de su amiga, era algo perturbador, estaba absolutamente desquiciado, y ahora tenía más que claro lo que haría con él, no se iba a salir con la suya lo iba a meter a la cárcel bien lejos de sus hijos para que no se contaminen de su arrogancia y violencia porque si algo había cambiado en Amanda, desde que se casó con el tarado eso era su deseo de no niños, solo tuvo que conocer a André y Jesse hijos de las dos ex esposas, uno con cada una de ellas. Ese era su juego conseguir a una mujer profesional que no dependa económicamente de él, entonces cuando descubrían sus infidelidades se divorciaba arreglando todo para quedarse con la custodia y obtener el pago de una pensión. Ahora Amanda, era la guardiana de esos niños pre adolescentes y no iba a permitir que nadie, ni su padre les hicieran daño.

Alrededor de una hora en la que le realizaron varias preguntas y exámenes a los que Danielle, solo contestaba con movimientos de cabeza debido a lo expuesta y algo avergonzada que se sentía por el modo en que la observaban luego de leer su ficha las distintas enfermeras comenzaba a agobiarla así que cuando llegó su doctor asignado continuó con esta postura

— Danielle Ross —leyó la ficha para estar al día con los exámenes y procedimientos

— …sí —murmuró sin levantar la vista

—Es hora que revisemos a tu bebé ¿estás lista?

Nuevamente asintió sin mirarlo a la cara

— Danielle, necesito que levantes la vista y seas sincera ¿te duele algo o estás preocupada por alguna cosa en particular?

Tomando una profunda bocanada de aire levantó la mirada para ver al doctor y no pudo evitar el jadeo de sorpresa que se le escapó al reconocerlo

— Eres tú… -susurró abriendo los ojos

— La chica de urgencias

— Sí, yo…, supongo que otra vez estoy en, en urgencias

— ¿Todo bien?

— Esto es lo único que me preocupa y han tardado una hora en llegar a ti —suspiró algo desanimada

— No te preocupes, haremos la ecografía y una revisión completa…, aquí dice que nunca has tenido una —señala la ficha en sus manos

— No

— Muy bien, entonces permite que te ayuden a subir a una silla de ruedas para que te trasladen

— Gracias doctor Lewis

— Es mi trabajo, y por favor llámame Lee, todos me conocen por “Doctor Douglas” pero me gustaría que me llamaras por mi nombre

— De acuerdo