-¿Nic?
Lo llamó al notar que su respiración se había acelerado y aun no le contestaba. Llevaba esa expresión que no decía nada y le encantaría saber lo que pasaba por su mente
-Vamos señor Allen, no me deje hablando sola
-Iremos a un viñedo a una presentación –parpadeó varias veces regresando al presente
-¿Es una reunión de trabajo?
-No es algo tan formal, pero son negocios, sí
-Entonces será mejor que nos vayamos, no quiero que llegues tarde por mi culpa
-Estamos bien
Cuanta paz, ni ella se lo creía que estuviese tan sereno. Pero no iba a arruinar la mañana. Se cerró la chaqueta, cruzó su bolso y lo tomó del brazo para que caminara. Tenían un viaje de dos horas por hacer.
-Sabes que no soy una persona de vinos ¿qué hago aquí? –preguntó al ver que ya llegaban
-La otra noche bebiste una copa conmigo
-Era uno raro… -solo había probado dos sorbos
-Hay un vino para todos y ese Rosé, te pareció bien
-Es como vinagre, sabe a eww –arrugó la nariz
-No tienes que beberlos, la idea no es venir a emborracharme, es hacer negocios, es una cata de 12 vinos, te prometo que habrán un par que serán de su agrado señorita
-Bien, pero si hago arcadas tú vas a ser el responsable –le saca la punta de la lengua en un infantil pero adorable gesto
-Yo te cubro
-Creo que invitaste a la persona equivocada a esta cosa
-Eres perfectamente adecuada
Con un guiño la convenció de entrar. Juntos llegaron a una gran bodega perfectamente cuidada, con botellas almacenadas y ese aroma característico. En una gran mesa estaba dispuesto todo para que iniciara la cata de vinos.
Al acabar se trasladaron a un pequeño restaurante rustico a un lado de la viña en donde todos podrían hacer negocios y sus pedidos de vinos. Almorzaron algo antes de iniciar los negocios, compartieron una ensalada, luego Danielle, lo dejó hablando con un sonriente hombre y se acercó al mesón de donde vio salir a una chica con un cono de helado. Pidió uno de vainilla y sus ojos brillaron cuando le dio el primer bocado, sabía a paraíso. Así que se dio un gusto mientras lo probaba con lametones cortos, lo cual no pasó desapercibido por Nicholas, que la miraba desde la mesa con los ojos muy abiertos y con la boca abierta…, lo cual le encantó a Danielle, que se aprovechó de la situación provocándolo deliberadamente, lamió seductoramente su cono de helado por unos minutos antes de acercarse lentamente a la mesa y tomar su lugar en silencio sin interrumpir la conversación
-Basta
Le susurró Nicholas, mientras el hombre de vinos le explicaba sobre una cepa por la que había preguntado
-La siguiente -pidió intentando concentrarse-. Necesito al menos 3 Rosé o late harvest
Intentó prestar atención pero no podía con su modo tan erótico de tomar su helado y volvió a pedirle en silencio que se detuviera
-Claro tenemos 2 productos disponibles, los ha catado, deben estar en su planilla
-Un segundo Lars…
Se inclinó hacia Danielle, posando la palma sobre su muslo apretándolo para conseguir controlarse y que le hiciera caso
-Basta, me desconcentras, por favor…
Sonríe maliciosa volvió a lamer el cono lentamente antes de levantarse y cambiarse a una mesa vacía, tomó asiento allí seguida por la atenta mirada de Nicholas, que se dio por satisfecho y se concentró de una vez en sus negocios
-¿Qué hace una chica tan linda como tú sentada tan sola?
-Disfrutar de mi helado –respondió sin prestarle importancia al desconocido
-¿No prefieres un trago? –sugirió en plan seductor
-No
-¿Qué tal un coctel?
-Es muy temprano para el alcohol, señor –arrugando el ceño tal y como lo hacía Nic, giró la cabeza para lanzarle una mirada de reproche al extraño
-¿Estás con alguien? –insistió
Señala con el índice en dirección a Nicholas
-¿Trabajas para Allen? –sonaba sorprendido
-Ya no –no pudo evitar la sonrisa en su voz
-¿Se atrevió a dejar ir a una chica tan linda?
-Amigo, si intentas coquetearme déjame decirte que lo haces terrible, no has dicho nada, absolutamente nada que llame mi atención –lo interrumpió aburrida de él
-Bueno yo…-
-Y además insultas mi inteligencia
-¿Qué? –alarmado dio un par de pasos atrás
-Si buscas un revolcón cambia tu repertorio, comienza con… “Hola, te vi desde el otro lado de la habitación y no pude detenerme” o con un “hola” bastará
-¿Estás con él? –su tono ahora era de sorpresa
-Qué te importa, ve a hacer negocios que a eso has venido
-Soy el dueño –arrogancia, eso era lo que desprendía su aclaración
-¡Felicidades! Tiene usted unos helados deliciosos –suelta con una sonrisa
-Tienes una boca rápida
-Vaya, no sé cómo tomar eso señor, así que solo le desearé un buen día para que siga su camino
-Muy justo señorita
-¿Me deja sola ahora o me voy yo?
Sorprendido por su sinceridad el hombre le ofreció la mano para ayudarla a levantarse de la silla y la acompañó hasta la mesa donde Nicholas, rápidamente despedía al hombre con quien hablaba al verlos aproximarse
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