Amante peligroso romance Capítulo 18

Joaquín era el jefe de Ivana, así que ésta no podía criticarlo. Sin embargo, cuando miró a Denis, se sintió lamentable por ella.

Esta mujer, ¿cómo ha ofendido a su jefe y ha recibido un trato tan cruel?

Ver a Denis irse cojeando y apoyándose en la pared le provocó a Ivana sentimientos encontados.

El dinero y la tarjeta bancaria que tenía en la mano se convirtieron en una patata caliente.

Ivana se dio la vuelta y entró en su despacho y metió la tarjeta bancaria y todo el dinero en la caja fuerte. De este modo, conseguió dejar de sentir el dolor de la palma como si hubiera agarrado un hierro abrasador.

Cuando Ivana regresó a la habitación 606, justo después de abrir la puerta, casi chocó con Joaquín.

-Señor García.-Ivana le saludó respetuosamente. Joaquín respondió con un “em” en voz muy bajita, luego salió rodeando a Ivana.

Al que Ivana entró en la habitación, aquellos hijos mamados de familias ricas de la capital estaban comentando:

-¡Esa mujer es tan perra! Siendo un veterano en la arena de amor, he visto a todo tipo de mujeres que aman el dinero, pero nunca me he encontrado con una tan despreciable como ella.

-Es verdad, cuando esa mujer tumbaba a cuatro patas en el suelo, moviendo el rabo como una perra, de verdad, me dio muchas ganas de darle algunas patadas. Es tan desvergonzada para ganar dinero. Nadie puede ser inferior a ella.-

Ivana quería hacer una réplica.

¡No fue así en absoluto!

Si Denis de verdad amaba tanto el dinero,¿cómo pudo arrojarle directamente a Ivana todo el dinero tras salir de la habitación?

Si Denis realmente amaba el dinero tanto, podría haber guardado el dinero para sí misma, ¿cómo pudo dejar ese dinero y darse la vuelta sin siquiera mirarlo?

...

Denis volvió muy cansada al vestuario, adonde Ivana la había llevado antes. Se quitó el disfraz de payaso que llevaba puesto y se puso su propia ropa.

El sudor pegajoso que tenía en la frente la incomodaba mucho, así que Denis se dirigió al propio lavabo del vestuario, abrió el grifo y echó un puñado de agua para lavarse el sudor pegajoso de la cara.

Sopló un viento fuerte... Todo el cuerpo de Denis se puso rígido cuando vio al hombre que apareció de repente en el espejo. Sus puños, inconscientemente, se cerraron en silencio. Dijo:

-Señor García.

En el espejo, el hombre la miraba con un rostro impasible.

Después de un largo tiempo, se burló:

-Je... ya eres cada vez más consciente de sí misma. Es verdad que las personas que se comportan mal se han transformado más obedientes después de recibir la educación de allá.-

Una mano grande se posó ligeramente en la cara de Denis. Esa mano cubrió la mayor parte de la cara lateral de Denis, mientras el pulgar se frotaba lentamente la cara pálida de Denis. Las esquinas de su boca se levantaron indiferentemente y dijo:

-Por desgracia, es demasiado tarde. Denis, señorita Alonso...si hubieras aprendido a comportarte hace tres años, no estarías en la situación en la que te encuentras hoy. Y tú, ¿qué opinas?-

El corazón de Denis se estremeció ... Comprendió lo que quería decir.

Dijo que si se hubiera comportado tan bien como ahora hace tres años, mejor dicho, si no hubiera golpeado a Jimena, no habría sufrido de esos tres años de cárcel. Seguiría siendo la hija noble de la familia Alonso en la ciudad Joya en vez de ser una patética mujer de ahora.

Lo supo ... ¡Supo lo todo! Con labios temblorosos, pronunció:

-Usted lleva la razón.

Si todavía fuera Denis de hace tres años, definitivamente iría a discutir, a reclamar la injusticia. Sin embargo, ahora ella utilizó tres años para aprender a estar en silencio.

Ver a una Denis tan honesta y obediente que ya no refutaba, le dio a Joaquín tanta rabia, y no supo el porqué.

Sus ojos se volvieron aún más furiosos. La mente turbada dejó que Joaquín, un hombre que siempre se mantenía calmado e indiferente, tuviera un rastro de disgusto.

Joaquín frunció las cejas y levantó las comisuras de la boca, lo cual formó una sonrisa diabólica. Luego, dijo con mucha indiferencia,

-Denis, señorita Alonso, hoy has vuelto a ampliar mis horizontes. ¿Crees que si tu hermano viera lo lamentable que te encuentras ahora como si fueras una perra moviendo la cola, se moriría de furia?-

-¡No puedes hacer eso!- Inconscientemente, Denis estaba a punto de abrir la boca para decir esas palabras. Sus uñas se clavaron violentamente en la carne de la palma de la mano, y Denis recuperó la razón al instante.

Bajó sus miradas y no se atrevió a mirar al espejo, temiendo que a través de él Joaquín pudiera percibir algo extraño de ella misma. En vez de soltar lo que quería decir de verdad, respondió disimulándose:

-Señor García, no tengo ningún hermano. Maté a una persona, estuve en la cárcel, y ahora soy una presa laboral que vende fealdades y sonrisas, ¿cómo es posible que la familia Alonso tenga una hija asesina?

Joaquín no esperaba que Denis fuera capaz de decir estas palabras, y después de quedarse aturdido por un momento, se rió de repente y dijo,-Denis, antes te he subestimado. La verdad es que tienes bastante sangre fría. No es de extrañar que fueras capaz de hacer aquella crueldad.

Denis mantenía la cabeza baja sin decir nada, dejando que las frías palabras de la otra parte penetraran en su corazón y le azotaran el alma.

Pensaba,¿yo, sangre fría? ¿Acaso no fue tú que me había obligado a hacerlo?

-Pero tengo curiosidad por saber si este cuerpo que contiene un corazón tan negro y sangre tan fría es igualmente frío, o ardiente?- dijo Joaquín.

Escuchando la voz del hombre, Denis se puso rígida al instante. ¡Un cuerpo caliente detrás de ella de repente presionó contra su espalda!

Con un encogimiento de la cintura, Denis tembló de miedo, bajó sua miradas, y notó que la gran mano de Joaquín se pegó a la parte baja de su estómago.

Dos anchos botones de la chaqueta se desabrocharon, y aquella mano se metió en su ropa... Denis volvió a estremecerse.

Joaquín frunció el ceño inconscientemente. Había un suéter debajo de la chaqueta. Estaban en verano, ¿todavía llevaba un suéter?

Con una pizca de duda, Joaquín deslizó su mano dentro del abrigo y levantó el jersey de Denis...

-¡Joaquín!- Bajo el pánico, Denis no pudo pensar mucho antes de exclamar en voz alta.

Joaquín entrecerró lentamente los ojos y preguntó con frialdad,

-¿Cómo me llamaste?-.

Los hombros de Denis temblaron y dijo:

-Joaquín... Señor García.

Pudo sentir la palma bajo su jersey rozando delicadamente su vientre, y su corazón se estremeció cuando la palma de esa mano se dirigió hacia el lado izquierdo de su cintura, acercándose cada vez más a la herida que no estaba dispuesta a mostrar al público.

El corazón de Jian Tong latió más rápido cuando esa mano cruzó la cintura lateral ...

-¡Señor García!- Exclamó.

-¿Qué pasó?- La voz de Joaquín, mientras hablaba, estaba teñida con el más mínimo indicio de lujuria.

En este momento, el cerebro de Denis operó aceleradamente.

-¡Señor García! Págame.- Ella dijo, -Vendo sonrisas, así que estoy en venta. Si Señor García me toca, por supuesto que tiene que pagarme también.-

Al escuchar sus palabras tan firmes, Joaquín recordó cómo esta mujer que tenía en ese momento, había sido tan baja y humilde por dinero en la habitación 606, y de repente, el deseo que se había despertado se desapareció sin dejar ni un rastro.

Al volver a mirar a la mujer en sus brazos, se sentió más incómodo sin saber el porqué. En busca de las causas de esta situación, Joaquín atribuyó este sentimiento extraño en el corazón a la pérdida del apetito a esta mujer.

Joaquín soltó a Denis de inmediato, gritando, -¡Fuera!-

Denis se escapaó trompicando del lavabo, sin atreverse a quedarse ni un segundo más. Abrió la puerta del vestuario y salió sin mirar atrás.

En el lavabo del vestuario, el apuesto rostro de Joaquín desprendía una fría indiferencia que podía helar el corazón.

Denis pidió permiso a Ivana para ausentarse y se apresuró a volver a la residencia del personal en la Comunidad Mar.

Macario, que vivía con ella, aún no regresó. Denis estaba de pie junto a la ventana, ladeando la cabeza y mirando aturdida por la ventana, que estba abierta de par en par, por donde entró el viento frío mezclado con la fina lluvia y vino golpeando su cuerpo.

Ella murmuró, -Mañana, todo se mejorá.

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