NADIE COMO TÚ romance Capítulo 122

Noelia y Valeria quedaron en la Cafetería Océano en el centro de la ciudad. Esta era una cafetería muy famosa. Muchas celebridades se reunían aquí para hablar de cosas. El ambiente era un poco oscuro, pero tenía muy buena privacidad.

Noelia ya se había cambiado ese abrigo largo por un vestido caro, también se había hecho una coleta alta, ahora aparentaba como una señorita de familia opulenta.

Valeria no tenía muchas oportunidades de ponerse ropa hermosa desde niña, siempre era la que veía a Diana lucirse frente a ella, por eso, por muy noble o hermosa que Noelia se había puesto, Valeria no sentía nada al respecto.

Noelia encendió un cigarrillo.

Los camareros querían detenerla, pero teniendo en cuenta que era una famosa, se callaron sin atreverse a ofenderla.

Noelia lanzó una bocanada de humo a la cara de Valeria, y esta reprimió su ira.

Noelia dijo:

—Valeria, ¿verdad? Este es nuestro segundo encuentro. No te invité a salir porque me quiero hacer tu amiga. Al contrario, ¡ahora eres mi rival amoroso!

Valeria pensó que Noelia había venido a declararle la guerra. Hacía un rato estaba inventando su noticia escandalosa con su esposo, pero ahora estaban sentadas juntas debido a que eran rivales en el amor. Pensando en esto, Valeria soltó una risa.

Noelia se sorprendió y le interrogó:

—¿Te estás riendo de mí? ¡Me miras con desprecio!

Valeria hizo un gesto con la mano y dijo:

—No, me has malentendido. Simplemente estaba un poco perdida.

«Qué mujer más extraña», Noelia pensó para sí misma.

Noelia cambió de postura y luego dijo:

—Solo eres una mujer normal y corriente, ¿cómo te atreves a seducir al presidente de el Grupo Lustre? ¡Deja de soñar!

«¿Seducir? Qué graciosa. Aitor ya es mi marido legal, ¿necesito seducirlo como tú?»

Recordó que Noelia no estaba enterada, por lo que tampoco se la podía culpar.

«Pero ¿tengo pinta de seductora? Pensé que tenía aspecto de buena chica».

Al ver la tranquilidad de Valeria, Noelia pensó que era una mujer difícil de tratar y que tal vez se dedicara a la prostitución.

Ella dijo.

—¿Qué relación tienes con el presidente Aitor? Basándome en lo cariñoso que os comportáis, ¿acaso ya te está manteniendo?

«¿Manteniendo? Esto... ¿Me está considerando la amante de Aitor?»

Valeria pensaba que la suposición de Noelia era ridícula. No solo no conocía bien a Valeria, sino que ni siquiera conocía bien a Aitor, ¿encima decía que le gustaba mucho Aitor?

Al ver que Valeria no se negaba, Noelia pensó en un plan y empezó a restregarle los pocos encuentros que tuvo con Aitor.

Afortunadamente, Aitor ya le había explicado a Valeria cómo conoció a Noelia anoche, de lo contrario, las palabras de Noelia realmente afectarían el estado de ánimo de Valeria.

Noelia dijo:

—Verás, Aitor tomó la iniciativa de buscarme para hacerme ser la embajadora del Grupo Lustre. Sé que le gusto a Aitor. Me ha buscado para grabar el anuncio porque quiere pretenderme.

Escuchando las palabras de Noelia, Valeria sabía que Aitor no le había mentido.

El camarero les servió dos tazas de café. Noelia pidió un capuchino y Valeria un americano.

Noelia miró el café de Valeria y dijo casualmente:

—Qué mal gusto.

«¿Tengo mal gusto?»

Hubo un año, Valeria hizo un reportaje sobre el café. Pasó una semana para explorar a fondo desde el origen del café hasta su producción y distribución. Su sueño era utilizar su pensión para abrir una cafetería cuando envejeciera.

Recordaba que Vicente solía llevarla a muchas cafeterías de la Ciudad S para participar en diversas actividades culturales. Hasta bromeó diciendo que quiería convertirse en la taza de café en la mano de Valeria, así estaría siempre con ella.

Esos recuerdos se quedaron en el pasado, después de pasar por tanto, la pareja que una vez juró estar juntos toda la vida tenían cada uno su pareja al respecto.

Valeria volvió de sus pensamientos.

Noelia le dijo:

—Bueno, ¿has entendido lo que quiero decir? Lo único que puedes hacer es renunciar. ¡Porque no puedes competir conmigo!

Al parecer, si no le respondiera, Noelia no la dejaría en paz fácilmente. Pero todavía tenía mucho trabajo por hacer, por ejemplo, pensar en dónde poner las fotos de Noelia y Aitor para hacer que la noticia fuera más emocionante y llamativa.

Valeria tomó un sorbo de café.

Lentamente dijo:

—Aunque lo has dicho con mucha confianza, creo que el presidente Aitor no tiene una relación tan íntima contigo, ¿puedes decirme más detalles?

La batalla de una mujer celosa se convirtió en una entrevista de Valeria.

Noelia le respondió:

—Está bien. Pues te contaré más cosas. ¿Crees que solo yo estoy enamorada de él? Nunca olvidaré su expresión y mirada cuando me vio por primera vez, tan cariñosa, como si no hubiera nada más que amor en esos ojos. Si no fuera porque había gente alrededor, ¡de seguro vendría a abrazarme! ¡Definitivamente es amor a primera vista!

Con eso, Noelia se puso emocionada.

De hecho, cuando Aitor vio a Noelia por primera vez, había apreciación en sus ojos, pero no fue como lo describió Noelia. Simplemente pensaba que había tomado una buena decisión en escoger a Noelia como la embajadora de su producto. Obviamente, Noelia malinterpretó esa apreciación.

Valeria sintió que era necesario hacer que Noelia se despertara de sus sueños, no era bueno para Aitor que esta siguiera tan obsesionada.

Valeria dijo:

—¿Sí? ¿Por qué no creo así? El presidente Aitor no parece nada cercano contigo.

Noelia levantó la mano y suspiró deliberadamente, luego dijo:

—Bueno, los hombres son así, delante de la gente es más tímido, ¡no lo sabes, tonta!

Valeria le preguntó:

—En mi opinión, ¿tu relación con el presidente Aitor no parece ser lo suficientemente íntim como para vivir juntos?

Las palabras de Valeria le recordaron a lo que le sucedió en la oficina de Aitor esta mañana y esta se enojó:

—Mantenemos la distancia adrede, ¿crees que eres genial? Jum, solo eres una amante miserable. ¡La triunfante no es ninguna de nosotras, sino la señora Cabrera!

Valeria casi echó para fuera el café que había tomado, lo de «la señora Cabrera» le había sorprendido un poco.

«¿La señora Cabrera? ¿Esa no soy yo?».

Parecía que este título se había convertido en la envidia de mucha gente. Valeria creía que ser la señora Cabrera no era nada fácil, porque sin haber hecho nada había provocado el celo a muchas mujeres.

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