Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 33

—Shhh no digas nada —susurró en mi oído esa voz que tanto conocía. Era Nicky, ¿qué mierdas hacía aquí y qué ganaba con esto?

—Hmm —me quise zafar.

—Te soltaré pero no grites —pidió.

Asentí nada más para que me soltara. Cuando me suelta por fin me giré a él completamente enojada. Nicky me recorrió de pies a cabeza, pero esta vez solo miré enojo.

—¿Qué mierdas te pasa, Nicky? —espeté.

—¿Qué mierdas te pasa a ti? ¿Por qué estás en ropa interior en medio del bosque con Mate? ¿A que estás jugando, Alicia ? —su tono era frío.

—A ver, en primer lugar... —recordé lo que me había dicho Mate hace rato—... No estoy en horarios de oficina, señor Chance, y en el contrato que firmé no decía nada sobre mi vida amorosa. Así que no entiendo por qué se pone así —le hice saber con toda la seriedad posible. Nicky conocería mi capacidad de hacer como si él y yo nunca tuvimos nada. Solo es mi jefe y yo su secretaria.

Nicky pareció desconcertado.

—¿De que hablas?

—Simplemente le estoy dejando en claro eso, señor, así que sí me disculpa... tengo que irme.

—Alicia , ponte la ropa.

—Claro —empecé a ponerme el pantalón, luego la camisa y de último mis zapatos sin poner ninguna objeción. A final de cuentas es mi jefe y estoy para cumplir sus órdenes.

—¿Por que actúas así? —preguntó.

—¿Como así?

—Eso. Haces todo lo que te digo sin poner objeciones. Tú no eres así, Alis.

—Es mi jefe así que tengo que obedecerle —me encogí de hombros. Nicky resopló, llevándose las manos a la cabeza.

—No entiendo una puta cosa.

—¿Qué no entiende, señor?

—Ya para, por favor.

—Claro —asentí. Me sentía triunfante en este momento, se miraba confundido, estresado, de todo un poco. Me gustaba ser así, ellos creían que podían jugar conmigo y hacer lo que quisieran, pero se equivocan.

—Alis, basta... ¿a qué viene tu cambio?

—¿Alicia ? —era Mate buscándome.

—Me tengo que ir, lo veo mañana en la oficina, señor. Que tenga una buena noche —le sonreí lo más falsa posible para después salir del arbusto donde Nicky me había metido. Mate estaba allí— Me estaba cambiando —le hice saber. Lo bueno es que Nicky no salió, no le convenía además.

—Ya está todo listo —me dice Mate— Ahora sí, vámonos.

Cuando llegamos a la cabaña me sentía un poco mal, digo, por cómo sucedieron las cosas con Nicky. Es que a final de cuentas era un mujeriego que no se enamora, yo no me quería meter allí. Sentía que terminaría con mi pobre corazón roto. Seamos sinceros, Nicky jamás se fijaría en mi. Lo que le ocurre ahorita es que tiene ganas de algo, solo por eso me sigue y me hace creer que le importo. Sé que después me dejará botada.

—¿Te meterás al baño? —la voz de Mate me saca de mis pensamientos y me hace verlo, se había quitado la camisa. Había una puerta de madera frente a él, suponía que era el baño. —Hay una tina y agua caliente —sonrió de lado.

—¿Te importa si me baño yo primero?

—Está bien, adelante. Mientras meteré tu ropa a la lavadora para secarla. Me la pasas después —me dice.

—Está bien —me dirigí al baño y cerré la puerta. Me quité toda la ropa, incluida la ropa interior. Pero solo le pasé el pantalón y la camisa. —No tardo.

—Tranquila, Alis, tómate tu tiempo —escuché que se alejó, supongo que a secar la ropa.

Abrí la ducha y me metí debajo del chorro, salía caliente a cómo me había dicho Mate. La verdad es que tenía mucho frío, la noche estaba friolenta. El agua hacía aclarar mis ideas. Nada más que no sabía cuánto tiempo tardaría secando mi ropa. O quizás debí darle mi brazier y mis bragas también.

—¿Mate? —saqué la cabeza por la puerta.

—¿Si? —él apareció de un cuarto, quizás la lavandería.

—¿Puedes secar esto también, por favor?

—Claro, no te preocupes —tomó las prendas con algo de nerviosismo— Espera, no cierres... —se dirigió a un cuarto y a los segundos salió con una camisa color celeste, era de botones, de esas que usa para la oficina— Puedes usar esto mientras se seca tu ropa.

—Gracias —la tomé y volví a cerrar. Me sequé con la toalla y me puse la camisa. Me quedaba casi como camisón debajo de los muslos. Lo malo era que estaba sin ropa interior. Sequé mi cabello para que no goteara y salí.

Mate estaba en la cocina, sirviendo algo.

—¿Qué haces?

Mate me miró, su mirada me recorrió las piernas pero después carraspeó y volvió a lo suyo.

—Estoy sirviendo algo de pasta —tenía un trapo encima de su hombro. Sonreí para mi misma al verlo en esa situación. Se había preocupado por mi, me servía la comida. Supongo que Mate era el tipo de hombre que toda mujer quería. ¿Por qué no me gusta el? No que tiene que gustarme el odioso de Nicky.

Mate dejó un plato lleno de pasta frente a mi y un vaso con vino. Él se sentó a la par mía con su comida también.

—Gracias —sonreí, tomando un poco de vino.

—De nada —me puso la mano en la pierna. Sentí un cosquilleo en ese lugar. Es decir, no era buena combinación estar desnuda prácticamente. Como que la calentura crecía. No podía, tenía que ser fuerte.

La cena fue un tanto animada, Mate tenía sentido del humor. Ya llevaba muchos puntos a su favor.

✔️Sentido del humor.

✔️Virgen de enamoramiento.

✔️Guapo.

✔️Caballeroso.

Lo malo es que cuando recibía esas llamadas a mi me dejaba de lado. Tendría que cambiar eso.

—¿Te gustó la cena? No fue la gran cosa, es solo que no me dio tiempo de preparar algo más.

—¿Tú lo hiciste?

—Claro, me gusta cocinar la mayoría del tiempo —respondió mientras yo lavaba los platos y él los secaba.

✔️Le gusta cocinar.

Quise reírme por la lista imaginaria que tenía pero me contuve. Cuando terminamos Mate se acercó.

—Gracias por esta tarde, me gusta estar contigo, Alis —elevó mi barbilla para que lo viera. Ahora se había puesto serio, yo tenía la intuición de que quería algo más. Sus ojos brillaban de deseo mientras veía mis labios. Su mirada pasó a mis pechos, supongo que se repintaban mis pezones. Eso lo hizo desear aún más.

Y me gustó.

—Esto es una tortura —me dice, ahora mirándome a los ojos.

—¿El que? —sonreí de lado.

—El querer sentirte completa, sabes a lo que me refiero. Pero yo te esperaré todo el tiempo que sea necesario, Alis.

A pesar de que Mate me llamaba un poquito la atención no me entregaría a él. No cuando no lo amo. Y sé que si solo lo hago por una calentura del momento me arrepentiré la mayor parte de mi vida. No era libertina como esas otras mujeres que se acostaban con uno y con otro sin amor. Yo solo quería estar con una sola persona, sentirme segura de esa persona. Quizás con el tiempo pase con Mate. Quizás me enamore de él.

—Mate, ¿qué es lo que quieres de mi? —quise saber de una buena vez por todas. Tantas atenciones que tenía, los celos... tenían que ser por algo.

—¿Quieres que te diga la verdad? —preguntó acercándose, su pantalón, el paquete de abajo se presionó a mi.

Yo asentí.

—Me gustas y... creo que me estoy enamorando de ti, Alis. Y tengo miedo.

—¿De que?

—De que no sea correspondido.

Parecía que Mate se abría conmigo.

—Si dices que nunca te has enamorado, ¿cómo sabes que lo estás?

—Porque es algo que no tiene explicación, es cuando no quieres estar con nadie más que con esa persona. Cuando quieres pasar todo el rato con ella, salir con ella, conocer cosas nuevas con ella. Imaginar un futuro a su lado. Todas las mujeres, por más hermosas que sean pasan a ser invisibles ante mis ojos. No me provocan de ninguna cosa. Ahí es donde me doy cuenta de que estoy jodido. Y lo más importante, es que te revienta cuando alguien más se le acerca o si quiera la toca. Es algo inexplicable, Alis. El amor no tiene explicación.

A pesar de que se escuchó bonito lo que Mate me decía, me sentí halagada, sí, pero mientras Mate decía todo eso pensando en mi. Yo solo podía pensar en Nicky. Y me odié por eso.

—¿Jamás habías sentido eso por nadie?

Negó.

—Nadie, solo han sido salidas y ya —se encogió de hombros.

—Entonces soy la primera... —admití y él asintió.

Sentí fuego dentro de mí, no podía soportarlo más.

—Mate, ¿dondehabíasestado? —me abalancé y lo besé.

Mate también me besó, se subió en la mesa del comedor y me subió encima suyo. No quería sentarme porque estaba desnuda, pero solo quería besarlo. Sus labios eran suaves, me recorrían el cuello con pasión. Cuando abrí los ojos, en la ventana me pareció haber notado una silueta de un hombre. Eso me desconcertó un poco. De pronto me sentí observada. No me gustó esa sensación.

—¿Qué pasa?

Me bajé.

—Es solo que recordé que Graciella llegaría a casa a las nueve —le mentí.

—¿En serio?

—Sí, ¿donde está mi ropa? —me adentré a la lavandería, allí estaba mi ropa perfectamente doblada. Cerré la puerta y me vestí. Cuando salí Mate estaba esperándome desconcertado. —Lo había olvidado por completo, Mate —le di su camisa— ¿Me llevas?

—Claro —tomó las llaves del coche y me tomó de la mano. Nos dirigimos afuera, nos adentramos al carro y nos fuimos.

—Gracias por traerme y disculpa las prisas —estábamos frente a mi edifico.

—No hay problema, podemos salir otro día —me sonrió— Te extrañaré. Te llamo, ¿vale? —Mate se despidió dándome un cálido beso en los labios.

Luego se fue.

Al entrar a mi departamento me quedé un momento tratando de analizar lo que había pasado. Me sentía mal por Nicky, por su amor del pasado no superado. Pero por otra parte estaba Mate, creo que no habría problema con intentar algo con el, ¿o si? Encendí la tele y me acosté en el sofá para distraerme un rato.

A eso de las diez de la noche tocan mi puerta, son golpes fuertes y repetitivos. Apagué la televisión y me levanté súper rápido a abrir, para mi sorpresa era Nicky, quien se venía cayendo de borracho.

—¿Nicky? —le ayudé a ponerse de pie.

—Oh, la ssseñorita ahora ssi me dice N-Nicky —hipo.

—¿Qué te ocurrió? —lo ayudé a entrar, cerrando mi puerta después. —No puede ser, ¿por qué tomas así? —con dificultad lo acosté en el sofá. Nicky tenía su pelo despeinado, sus ojos se miraban rojos y su camisa estaba hecha un desastre. Además de que apestaba a alcohol.

—Alis —me miró y tomó mi cara entre sus manos— No quiero que estes con nadie más —demandó— ¿no te das cuenta de que eres mía? ¡Solo mía!

Y sin decir más me besó.

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