Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 25

—Debemos de dar el siguiente paso ¿no crees?—terminaba de saborear sus dedos bañado de mi denso fluido vaginal. Se había convertido en un demonio en ese momento, lo pude ver en sus ojos, quemaban más que el cuerpo y yo… había caído en ese hechizo que me hacía desear que me follara, que me hiciera lo que a su mente le viniese.

La pareja que nos había interrumpido pasó a un lado y luego nosotros quedamos solos, esta vez fui yo quien me acerqué a él, sabía lo que hacía aunque estuviera bajo los efectos del alcohol, pero había recordado algo del gran Nicky Chance, él buscaba satisfacción en la carne y yo quería cumplir mi única fantasía y era la de tener un hombre solo para mi, no que anduviera de pica flor a como lo era el, era duro, pero cierto. Él era de esos hombres, pero más sin embargo su hechizo y mis ganas eran enormes que dejaba a un lado eso.

—Pues no creo que hoy se dé eso, Nicky—le susurré de manera sensual en su oído—quizás deberías de esforzarte más por convencerme para dar ese “siguiente paso”—introduje mi lengua en su oído lo cual lo hizo estallar en deseo, lo vi en su rostro, cerró sus ojos y abrió su boca experimentando algún tipo de extasis, si él podía, yo también podía ser aún más mala, de cierta forma me gustó haber hecho eso, haberlo dejado con todas sus ganas, aunque igual yo también las tenía.

Salí del lugar en busca de Graciella y Patricio, pero estos estaban bailando de una forma muy sospechosa, las luces de neón estaban por todos lados y con lo poco que miraba en ese lugar aprecié en ese momento que Graciella estaba siendo penetrada por Patricio mientras bailaban, o sea, ¿todas estas cosas pasan en este lugar? Sinceramente no era mi ambiente.

—Hasta que por fin te encuentro—Myers se acercaba entre las luces con su cabello desarreglado y su camisa un poco sudada—te busqué y no daba con tu paradero.

—Me imagino…—rodé mis ojos—se supone que vendríamos juntos y de pronto una mujer te seduce y directamente te revuelcas con ella—negué con mi cabeza—eres bastante débil, Myers, hablabas de Nicky y tú eres igual o peor que el, porque al menos él no habla mal de otra persona.

—¿Qué?—frunció el ceño—¿son celos o que? O ¿estás defendiendo a tu jefe?—cruzó sus brazos en forma de rebeldía.

—¿Y yo por qué haría eso?—levanté mis manos en forma de paz—en primer lugar solo te digo las cosas tal y como son, ¿no te fuiste a la cama con esa mujer que venía? Y ahora , no estoy defendiendo a mi jefe, es la verdad, él es así, directo con sus cosas.

—Pued si él es directo, yo también—tomó mi cuello y lo atrajo a su rostro. Empezó a besarme, pero sus besos no producían lo que los labios de Nicky hacían en mi. Me sentía rara besando a dos tipos en poco tiempo, tampoco era una puta. Intenté zafarme de su agarre pero fue inútil ya que me tenía bien apresada, podía sentir como la lengua de Myers recorría las paredes de mi boca.

—Que la sueltes te digo—escuche una voz detrás de Myers con gran autoridad, era la voz de Nicky. Tomó su hombro y lo volteó a su dirección para propinarle un golpe que estremeció su rostro.

—Con que ahora vienes a jugar del héroe, del que no hace nada malo—Myers se limpiaba la sangre de los labios—todos conocemos quién eres tu, no me creas estupido que no sé cosas que quizás hasta Alis desconoce.—me quedé un poco perdida con lo que acababa de decir—pero no te tengo miedo, no le tengo miedo a ti y a esos tipos que caminan contigo—se abalanzó sobre él y la pelea había empezado.

Dos hombres muertos en deseo luchaban por mi, era algo vergonzoso, yo no era de las mujeres que le encantaba que pelearan disputándose por un “amor” era una pelea en donde por un momento Nicky estaba en el suelo y luego Myers tomaba su lugar. Habían puños, patadas, insultos, era una pelea de animales completamente. Las personas en la fiesta habían formado un círculo y todos gritaban como si era un gran espectáculo, algunos sacaron su celular y empezaron a grabar, de pronto vino un sujeto de tamaño muy grande y robusto, se metió a la pelea y los desapartó de una sola vez, tomó a Nicky y lo cargó en su hombro como si era un niño. Ambos empezaron a insultarse a más no poder y yo estaba muerte de pena.

—Lo siento mucho, Alis,—Myers se acercaba con su camisa deshecha y con su cara llena de golpes—pero alguien tenía que poner en su lugar a ese imbecil.

—Por favor no te me acerques, Myers—lo detuve poniéndole mi mano en su pecho—la has cagado como no tienes idea—empuñé mis manos con gran odio, en ese instante quería golpearlo, pero ya la noche no podría haber sido peor.—me voy y no quiero que me sigas—Giré sobre mis talones en busca de Graciella y Patricio. Afortunadamente los encontré.

—¿Que ha pasado, Alis?—Graciella me tomó de los hombros viéndome a los ojos—te veo un poco mal—al parecer no se habían dado cuenta de nada por hacer sus cositas.

—Es Myers, el idiota acaba de hacer una pelea con mi jefe—empuñé mis labios de la cólera que tenía en ese momento—espero que eso no me afecte con el. No sé por qué actuó como un completo idiota

—¿En serio hizo eso?—Patricio se había sorprendido—se ha pasado de la raya.

—Lo sé, por eso mismo quiero que me lleven a mi casa, desde un principio pensé que esto sería una mala idea, pero aun así vine—tomé mi cabeza y empecé a masajear mis sienes—vamos, quiero llegar a casa, es lo único que deseo en este instante.

—No hay problema—dijo Patricio tomando a Graciella de su brazo dirigiéndonos al coche, al menos Patricio sí se comportaba como un caballero con su novia, no como otros… y tanto que hablaba del pobre Patricio.

Nos subimos al coche y arrancó, en el transcurso del viaje iba pensando en lo que había ocurrido, sin duda ese sería un gran problema para Nicky, él era una figura pública y no creo que no se dieran cuenta de lo que había pasado.

Llegamos al edificio, tomé mis cosas y salí del coche.

—¿Quieres que te acompañe?—Graciella se le notaba lo preocupada que estaba por mi—somos amigas y yo fui quien insistió para que fueras a esa fiesta.

—No te preocupes—insistí—suficiente con que me hayan traído acá, si quieres puedes regresarte con Patricio, o lo que vayan a hacer, yo estaré bien, lo único que quería era venir a mi departamento.—asentí sonriendo, quería que ella estuviera tranquila.

—Está bien, si tanto insistes te haré caso—me dio un abrazo para regresar al coche de Patricio y se fueron.

Subí hacia mi departamento. Cuando entre sentí la paz que necesitaba en mi cabeza, hoy había sido de esos días que suceden un mix de cosas, buenas y malas, pero lo que había pasado en ese lugar me había dado una pena con todos. Me acosté en la cama despojándome de todo, abrí mis piernas y dejé que el ventilador me diera por todo el cuerpo, cerré mis ojos tratando de relajarme, pero de pronto vino un rayo a mi cabeza que me hizo pensar en una sola cosa y era en Nicky, cuando me embistió a la pared y usó sus dedos para penetrarme. ¿Por qué es que deseo tanto a ese hombre? si lo hace solo por deseo. Maldita sea tengo que aprender a controlarme cuando esté con él o de lo contrario me tratará como a sus demás conquista, siempre juega con mi mente y yo de débil caigo, pero tengo que hacer algo esta vez para contrarrestar ese hechizo que hace en mi.

Al instante sentí una fuerza mayor que yo que me hizo llevarme mi mano a mi vagina. Aun estaba húmeda y tenía la sensación de esos dedos entrando y saliendo. Por alguna razón empecé a tocarme y pensar en Nicky, froté mi clitoris de forma circular generándome un gran placer, tanto así que empecé a encoger los dedos de mis pies, poco a poco introduje un dedo haciendo el movimiento de “ven y ven” no me bastó que tuve que utilizar otro dedo. ¡por Dios Alis! ¿Qué estás haciendo? Me retorcí de placer mordiéndome el labio, pero tuve que parar de inmediato, era la primera vez que hacía esto en mi vida y no sabía por qué lo hacía.

A la mañana siguiente, me levanté con un dolor de cabeza y con las tripas rechinando, sentía mis labios resecos y con una gran sed que me bebería lo que estuvjers en la nevera, supongo que era una especie de medio resaca y esas cosas.

Me dirigí a la nevera y solo había una soda con un empaque de embutidos. Claro, todo este tiempo que estuve afuera no hice compras, pero bueno, es lo que hay y tengo que ver qué hago con eso, ademas tenía que ir a la empresa.

Tomé la soda y me la bebí en dos tragos, me dirigí a la cocina, abrí la bolsa de los embutidos y las puse a la olla a freírlos. Me acerqué al espejo mientras se cocinaban, noté que en mi cuello había un chupetón, sin duda lo había hecho Nicky. ¡Perfecto! Si me miran en la empresa con esto creerán que soy una ramera o algo así, tendré que usar maquillaje y una camisa con cuello de tortuga.

Me dirigí al ropero y alisté mi ropa, deje todo tirado encima de la cama y me empecé a duchar. Me quedé por unos minutos debajo del chorro quitándome toda la pereza, esperaba que este día si fuera bueno, ya había tenido suficiente con lo de ayer.

Me vestí y empecé a comer los trozos de embutidos fritos, no era algo nutritivo que digamos, pero de igual forma en la cafetería de la empresa compraría algo para terminar de llenar mi estómago. Tomé mi celular que estaba cargando y vi en las noticias de Facebook:

Famoso empresario pasa a los puños con un chico en la inauguración de Gigi’s, todo indica que fue una fuerte lucha que ambos llevaron moretones en sus rostros.

Sabía que lo que había pasado en ese lugar tendría efecto en la imagen de Nicky, pero qué más da, yo no tuve nada que ver con eso, si ellos pelearon es por que son unos animales que todo lo quieren solucionar por medio de golpes.

Terminé todo lo que estaba en el plato y me dirigí a buscar en qué irme para la empresa. Estaba en la parada de autobuses cuando un coche elegante se había estacionado frente a mi, bajó el vidrio de la ventana del copiloto y era Mate.

—Hola, querida, ¿dónde vas?—se quitó sus elegantes lentes

—Voy a la empresa de Nicky, pero creo que dilatará mucho en pasar el bendito autobús.—hice puchero.

—Si quieres puedo llevarte, de igual forma voy para esos lados—la puerta por arte de magia se abrió—vamos.

—Está bien—subí delicadamente en su flameante coche.

—¿Qué tal estuvieron las vacaciones?—vestía de saco y corbata perfectamente ajustado a su cuerpo, su cabello bien peinado hacía un lado, había olvidado lo guapo y lo bueno que también estaba Mate.

—Pues estuvieron bastante buenas, me cayeron bien—asentí sonriéndole—tú sabes, estar fuera de acá le hace bien a cualquiera.

—Así es, dímelo a mi que tengo que pasar todo el tiempo acá—negó con la cabeza mientras conducía—es un poco estresante llevar una empresa en tus hombros.

—Sí, me imagino, si mi vida es estresante y eso que no tengo obligaciones como la que tienes no me quiero imaginar como debe de ser la tuya al sentir toda esa carga—mi vista había bajado un poco de su pecho.

—¿Estresante?—sonrió—eres bastante joven como para sentirte así, ¿no crees? Peor si lo dices ya me has dado una idea—sabía lo que venían después de esas ideas de Mate—claro, si es que quieres.

—¿Dime?—observé sus hermosos ojos mientras volvía a entrar en trance.

—¿Qué tal si vamos a la cabaña del viejo Johns? Es un lugar que tiene bastante de existir, es un lugar rústico en donde puedes ver la colección de libros que él hizo a lo largo de su vida como escritor e incluso hay una vieja grabadora con muchos discos los cuales usaba como inspiración en sus obras.

La verdad se escuchaba bien lo que él decía, quizás ese lugar ayudaría a despejarme de lo que había pasado, ademas no miraba a Mate como los otros hombres, siempre era amable conmigo y se portaba como todo un caballero.

—Perfecto, me apunto, pero ¿a qué hora iremos?—quise saber para organizarme mejor—es por lo que voy a la empresa y no sé a qué hora salga.

—Hagamos algo—detuvo el coche—cuando salgas me mandas un mensaje y yo paso por ti por la empresa, ¿vale?

—Está bien—asentí. Espero que sea una buena idea.

—En eso quedamos entonces—Mate guiñó un ojo para luego salir en su flameante coche.

Me dirigí a la puerta principal de la empresa, cuando de pronto sentí que alguien me había tapado los ojos con sus manos. Tomé de ellas para sentir quien era, pero definitivamente era una mujer, pude sentir sus uñas largas.

—Querida, qué gusto verte nuevamente—la voz de Kyle susurraba mi oído, de inmediato las soltó.

—Parece que vinimos a la misma hora—asentí acomodando mi cabello—¿Cómo has estado?—había visto que se había pintado su cabello.

—La verdad muy bien, este fin de semana me la pasé con mi novio—arqueó una ceja de manera coqueta.

—¿Novio?—me sorprendió ya que ella no me había comentado eso—te lo tenías muy reservado.

—Pues la verdad si, es un chico que desde hace mucho tiempo ha querido algo conmigo, pero yo siempre me negaba, tu sabes, uno siempre se hace el modelo de hombre que quiere para su vida, pero comprendí también que no siempre se dan las cosas a como uno quiere así que le di una oportunidad, después de todo no es un mal tipo, me hizo sentir muy quería y por eso es que me verás el cambio en mi cabello—tomó de mi brazo y nos adentramos a la empresa.

En el preciso momento que íbamos a entrar escuchamos un freno en seco cerca del parqueo, era Nicky. Vestía de saco negro azabache, traía unos lentes negros y unas curas en sus pómulos, se le miraba muy serio, era otro definitivamente. Tomó su maletín y se adentró pasando en medio de nosotras.

—Buenos días, señor Chance—saludo Kyle, pero este ni siquiera le dirigió la palabra. Qué grosero se había portado, vale más que yo no hice el intento de saludar.—oye, Alis, ¿sabes por qué anda tan amargando hoy? Nunca lo había visto de esa forma, ademas ¿viste esas marcas que lleva en la cara? Pareciera que le pasó algo grave.

—Quien sabe qué habrá pasado con el, pero si, se le nota lo amargado que está—me hice la inocente para no tocarle el delicado tema—pero bueno, por algo será, dejemos que se le pase y nosotras vayamos a lo nuestro—nos adentramos.

Kyle entró a su oficina y yo llegué a la mía, empecé a ordenar todos lo documentos que había me quedado pendiente desde cuando me fui. Me dirigí a la cafetera, coloqué unos sobres y dejé que se terminara de hacer le café. Qué extraño se comportaba Nicky, no es ni la sombra del hombre que estuvo conmigo en la granja de mis padres, ¿será cierto entonces que él sólo actuaba así para lograr algo de mi? Si es así me acaba de decepcionar, tanto que había confiado en él y lo tenía muy apartado del montón de hombres comunes.

—Alis—Kyle abrió la puerta, no había pasado mucho tiempo y ya me estaba dejando un sin número de hojas—Nicky quiere que le entregues todo esto dentro de una hora, al parecer lo va a usar para una reunión que se hará por la tarde.

—¿Una hora?—me asombré que eran tantas hojas como para hacerlo en poco tiempo—esto es demasiado ¿no crees?

—Lo sé, lo mismo pensé cuando las vi, pero tú sabes, órdenes son órdenes —cerró la puerta.

Bueno ni modo, supongo que tendré que dejar las otras cosas para después, si estoy acá es para demostrar que soy útil en la empresa.

Empecé a trabajar sin descansar durante todo ese tiempo, me sentía un poco agotada, pero casi acercándose la hora nuevamente Kyle había llegado.

—Disculpa que venga de nuevo—en sus brazos cargaba una cantidad de documentos igual a la que ya me había dejado anteriormente—dice que esto también.

—¿Es en serio?—me enfurecí, tomando los documentos y colocándolos de golpe en el escritorio—este sujeto ya verá—susurré mientras salía de la oficina.

—¿Qué haras, Alis,?—Kyle intentó detenerme.

—Haré algo que seguro no se espera el señor Chance—me liberé de ella caminando con autoridad y seguridad.

Entré a su oficina y él estaba sorprendido que ni siquiera había tocado la puerta.

—¿Qué necesitas?—entrelazaba sus dedos de manera prepotente—que yo recuerde no te he mandado a llamar o ¿si?

—No es preciso que me mandes a llamar con alguien para que yo venga—me dirigí a la puerta y la aseguré que nadie pudiera abrirla—no sé a qué estarás acostumbrado, Nicky Chance, pero de algo estoy muy seguro, si vas a desquitarte conmigo o tienes algo en contra dímelo en mi cara porque esos jueguitos no me gustan para nada, ¿crees que no me doy cuenta que estás enviándome trabajos excesivos solo para desquitarte conmigo? Y yo sé perfectamente por qué es, si no tienes el valor de decírmelo yo si lo haré, estás así por celos. Celoso porque Myers me besó.—no sé de donde había sacado valor para hablarle así a mi jefe, pero no me dejaría de nadie incluyéndolo.

—¿Celos?—bufó—¿por qué he de tener celos?—se levantó de su silla acercándose a mi tomándome de mis manos

—Estás haciéndome daño, Nicky—intenté forcejear para que me pudiera soltar.

—No me importa si te estoy haciendo daño—seguía arrinconándome a la pared—no puedo sientir celos por ti. Alicia , las mujeres me sobran en esta vida y puedo estar con quien yo quiera—me soltó—y si lo hice esa noche es porque ese chico desde antes me caía mal y no podía soportar que alguien me tratara de esa manera, no sé qué diablos sabrá de mi, pero es mejor que cuides bien su boca…

—¿Qué?—lo encaré—¿le harás algo?—Salí de inmediato de la oficina enfurecida por lo estupido que había sido.

Llegó el momento de la salida, los trabajadores salían uno a uno, con sus maletines, mientras yo, una chica sencilla con mi cabeza llena de inseguridades hacia un hombre que aunque se comportara de esa forma seguía sintiendo lo mismo por el, iba saliendo rumbo a casa, pero al instante recordé que había quedado en algo con Mate.

De Alicia para Mate:

Ya estoy saliendo, ¿puedes pasar por mi?

De Mate para Alicia :

Estoy en unos minutos, espérame cerca de la salida.

—¡Amigo!—Mate de sorprendió al haber visto a Nicky con su cara golpeada—que mal te ves, pareciera que te agarraron como saco de boxeo.—Nicky solo lo observó de manera fulminante—pero bueno, ¿nos vamos, Alis,?—tomó mi mano.

—Por supuesto que si—tomé su mano cariñosamente e inmediatamente miré como Nicky miraba nuestras manos, al menos sabía que eso le quemaría el alma—se nos hace tarde para que la pasemos bien ¿no crees?

—Sí, claro—rodeó el coche para abrirme la puerta amablemente.—entra.

—Qué bueno que aún existen hombres tan caballeroso como tu, Mate,—acaricié su rostro mientras miraba de reojo a Nicky. Él estaba frente a nosotros sin mostrar expresiones, solo con su maletín y su esmoquin.

El coche arrancó y me fijé por el espejo del copiloto que Nicky había tirado su maletín al suelo con mucho odio, tanto así que empezó a patearlo.

—¿Pasa algo?—preguntó Mate girando su cuello hacia mi

—No, no pasa nada—puse mis labios en una sola línea. En el fondo me había gustado lo que había visto, el hecho que Nicky se haya puesto furioso, sin duda sabía que era porque me vio que salí con Mate.

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