Héroe Retrasado romance Capítulo 18

De vuelta en casa.

Lin Yuzhen estaba untándole ungüento a Sume!, con el corazón partido por su madre. Esa bofetada debió haber dolido en verdad. No podía evitar que las lágrimas rodaran por su rostro.

—Estoy bien, muchacha ingenua.

Sumei le limpió las lágrimas del rostro. Si no hubieran llegado a tiempo, la habría arrestado la policía y no habría podido explicar la situación aunque tuviera diez bocas.

-Jiang Ning, pasa. Quiero preguntarte algo.

Sumei entró a su cuarto y Jiang Ning la siguió. Ella cerró la puerta. Sólo estaban ellos en la habitación.

-Lo siento, mamá. Esto fue mi culpa.

Jiang Ning se detuvo en su lugar y se disculpó solemnemente. Sumei lo miró. Esa tarjeta requería un mínimo de mil millones en el banco. Sabía que era rico, pero no creía que fuera tan rico. Jiang Ning no era una persona ordinaria. ¿Qué motivo tenía para haber venido aquí?

-¿Quién eres en realidad? -preguntó Sumei de nuevo.

Tenía una expresión de extrema seriedad. Estaba más preocupada por Lin Yuzhen que por su propio sufrimiento. Jiang Ning supo que no podía ocultar esto más tiempo. Sacó de su bolsillo la envoltura que había guardado con tanto cuidado durante todos esos años.

-Esto es...

Sumei la reconoció de inmediato. Cuando la familia Lin recién comenzaba, tenían una pequeña dulcería. En aquel entonces usaron ese tipo de envoltura para envolver montones de dulces.

-Hace quince años, me quedé en la calle y quería acabar con mi vida. Pero una niñita me dio este dulce y me dijo que si me lo comía, mi vida sería más dulce. Esa niñita fue muy amable y me salvó. Y no sólo una vez. -Jiang Ning respiró hondo—: No quiero que una muchacha así salga lastimada. Sólo quiero protegerla.

Sumei, por supuesto, entendió lo que quería decir. Esa niñita era Lin Yuzhen. Jiang Ning había venido y se había acercado a ella para devolverle el favor. Le había prometido a Sumei que nunca lastimaría ni arruinaría a Lin Yuzhen. Dada su inmensa riqueza, ¿acaso había una mujer que no pudiera tener?

-Mamá, todavía no me comprendes ni confías del todo en mí. Pero haré el esfuerzo para que me aceptes. Si no puedo ser tu yerno, quisiera por lo menos ser tu hijo -continuó Jiang Ning con seriedad-. Siempre te llamaré mamá.

Antes, en el banco, Jiang Ning la había defendido con tal fiereza. Definitivamente no lo fingió. De verdad la trató como a su propia madre. En especial cuando dijo: «¡Ella es mi madre y usted se atrevió a golpearla!». Sumei todavía podía sentir su pecho temblar. Nadie la había protegido así. Ni siquiera Lin Wen. Sumei se sintió conmovida. En verdad Jiang Ning no tenía no tenía malas intenciones y lo que sucedió hoy sólo fue un malentendido.

-Mamá, de verdad lo siento por lo que pasó hoy. Es mi culpa que te hicieran daño -se disculpó de nuevo Jiang Ning.

-No es tu culpa. Yo tomé la tarjeta equivocada.

Sumei negó con la cabeza. Ella tenía muy claro lo que sucedió y no perdió la calma. Si no hubiera tomado esa tarjeta, nada de esto habría sucedido.

-Salgamos. No le diré a nadie lo que me contaste.

Lin Wen y Lin Yuzhen seguían afuera y no quiso preocuparlos. Cuando salieron, Lin Wen estaba echando una rabieta.

—Sólo es una tarjeta, ¿por qué la interrogaron así?

Estaba furioso cuando vio lo que había sufrido su mujer. Tenía los ojos enrojecidos. Estaba enojado con el banco y consigo mismo. Enojado por ser inútil y no ser capaz de proteger a su esposa. Tampoco Lin Yuzhen podía entender cómo es que una tarjeta podía causar tan terrible malentendido. Sabía que había bastante dinero en la cuenta de Jiang Ning, pero aun así. Jiang Ning tampoco sabía cómo explicarlo. Su tarjeta negra era de la unión bancaria mundial. Probablemente, había cerca de cien en el mundo, diez de las cuales le habían enviado a él.

-Mamá, papá, esto es mi culpa. Les ofrezco una disculpa a ambos -dijo. Y continuó-: Es más, los invitaré a cenar para que se le pase el susto a mamá.

Después de lo que había ocurrido, Sume! no tenía ánimos de cocinar. Ya casi era hora de la cena y a todos les estaba dando hambre.

-Salir a comer es demasiado caro -Sumei negó con la cabeza. Ahora que sabía lo rico que era Jiang Ning, no quería gastarse su dinero.

Lin Yuzhen tampoco tenía mucho para gastar.

-Claro que no. Mientras haga feliz a mamá, nada es demasiado caro. -Jiang Ning se fue a encender el auto-. Yuzhen, trae a papá.

En un abrir y cerrar de ojos, Sumei y Lin Wen estaban sentados atrás, Lin Yuzhen en el asiento del coplloto y Jiang Ning condujo hacia la salida.

En ese momento, un Porsche se detuvo frente a la entrada de la Finca Huacheng.

-¡Detén el auto!

Adentro, un hombre gordo con cara rolliza se reía.

-Sólo detenlo aquí.

-Papá, esta es la entrada. Bloquearemos el paso si nos estacionamos aquí.

-¿Eres estúpido? -escupió Zhang Rong-. ¿Qué no sabes que los autos de lujo son para presumir? Si te detienes aquí y les bloqueas el paso, puede que te maldigan, pero después de ver tu auto, sentirán celos. ¿Entiendes?

Se bajaron. Zhang Rong agarró su maletín y, antes de entrar a la propiedad, se volvió para asegurarse de que su auto bloqueaba por completo la salida.

-Vamos, hay que ir por tu tía.

Poco después de que se fueron, el auto de Jiang Ning llegó. Vio que el otro auto estaba bloqueando el camino y sonó el claxon un par de veces.

El guardia de seguridad oyó y se acercó con el rostro lleno de frustración.

-El conductor ya se metió a la finca.

Jiang Ning frunció el ceño.

—Llámele y dígale que mueva su auto.

El guardia llamó de inmediato al número que había en la etiqueta del centro de servicio Porsche y la llamada conectó.

-Señor, su auto está estacionado en la salida y bloquea el paso. Por favor, venga y muévalo -pidió muy cortésmente el guardia. Sabía que no podía permitirse ser grosero con alguien que manejaba un auto de lujo como ese.

-¿Moverlo? ¿Para qué? Lo voy a dejar ahí un rato, dígale que espere.

Zhang Rong colgó y se regodeó por dentro. Su Porsche costaba más de un millón de dólares, ¿quién se atrevería a tocarlo?

¡Ya verás!

El guardia volvió a salir con una expresión de incomodidad e impotencia.

—Dijo que le pidiera que esperara.

El rostro de Jiang Ning se ensombreció. Estaba esperando para ir a cenar con su suegra. ¿Este tipo nada más tenía un Porsche y se creía la gran cosa?

-¿Qué hacemos? ¿Caminamos y pedimos un taxi? —sugirió Lin Yuzhen acongojada.

En realidad, no había nada que pudiera hacerse con gente así.

-Olvídenlo, regresaré y cocinaré algo -propuso Sumei.

—No, ya hice una reservación en el restaurante. Además, deberías descansar hoy, mamá. No cocines.

Entonces cambió de velocidad y aceleró la máquina sin mover el auto.

-Jiang Ning, ¿qué haces?

Lin Yuzhen se sentía muy ansiosa.

¡PUM!

El BMW nuevecito se estampó directo contra el Porsche. El frente del Porsche quedó destrozado al instante.

—¡Jiang Ning! ¡Estás loco! —Lin Yuzhen no pudo evitar gritar.

¡El auto era nuevo! Y tendrían que compensar al otro hombre por chocar su auto de lujo.

-Hoy es la primera vez que llevo a mamá a cenar y no quiero que otros me afecten —respondió Jiang Ning con tranquilidad.

Echó reversa y siguió chocando el otro auto. Lo golpeó tres veces seguidas hasta que el Porsche quedó lo suficientemente golpeado de un lado, luego condujo hacia afuera.

El guardia de seguridad de la entrada estaba completamente impactado. ¡Qué audacia! Ese BMW era tan nuevo y ni siquiera tenía una placa apropiada, y, sin embargo, lo había usado para chocar otro auto. ¡Y era un Porsche! Se asomó para mirarlo. El frente del Porsche estaba abollado y había piezas rotas por todos lados.

Mucha gente pasaba y se quedaba viendo impactada. Algunos no resistieron tomar video y pronto se hicieron virales en internet.

«¡Por Dios! Qué increíble, ¿era un auto nuevo y lo destrozó así?».

«Ese dueño del Porsche sí que es una persona horrible.

Seguro que se estacionó ahí para presumir. Qué bueno que se encontró con alguien de su talla».

«¿Y qué pasó después de eso? No puedo esperar a verle la cara al dueño cuando sepa lo que le pasó a su Porsche! JAJAJAJAJA».

Sin demora, el internet hervía de comentarios para criticar al dueño del Porsche por ser tan desconsiderado y apoyaban al tipo del BMW por enseñarle su lección. No tienen idea de cuántas chicas comenzaron a extasiarse por esto. Les hervía la sangre a través del cuerpo a causa de la emoción.

Del mismo modo, Lin Yuzhen y su familia podían sentir la sangre correr por sus venas.

—¡Este auto es nuevo, Jiang Ning!

Lin Wen sintió el dolor en su pecho. Había comprado el auto apenas hace un día y ahora el frente debía verse horrible. No era su auto, pero igual lo sentía.

-Repararlo costará un montón, ¿verdad? -preguntó Sumei.

Lin Yuzhen no dijo nada. No sabía cuánto costaría repararlo. Sólo podía voltear a ver a Jiang Ning e intentar no preguntarse si se había vuelto loco otra vez.

-Bah, no se preocupen, no es necesario repararlo. Compraré otro mañana -respondió Jiang Ning con calma.

Lin Yuzhen y su familia dejaron de hablar.

Podían sentir que obviamente Jiang Ning y ellos eran gente de mundos diferentes. ¿Se supone que este hombre al que no le importaban mucho unos cuantos cientos de miles de dólares era un indigente? ¿Por qué estaba dispuesto a que lo adoptaran como yerno?

Mientras tanto, unas personas caminaban hacia la salida de la Finca Huacheng. A la derecha iba el dueño del Porsche, Zhang Rong. A su lado iba su hermana mayor, Zhang Cui. Era la señora que se estaba burlando de Sumei el otro día.

-Hermanita, me dieron un ascenso y me transfirieron a la sede del Banco de Donghai. Mi sueldo subió bastante. Así que me compré un auto de lujo.

-¿De lujo? -respondió Zhang Cui-. Mi vecino también compró uno, un BMW, creo. Escuché que cuesta casi quinientos mil.

—¿Un BMW de quinientos mil? —Zhang Rong resopló con desdén—. Ese carro no se puede comparar con mi Porsche.

Sacó la llave del auto y estaba a punto de quitarle el seguro cuando se dio cuenta de que el auto había desaparecido de la entrada. Presionó la llave y vio las luces del auto encenderse. Junto al muro, al Porsche maltrecho sólo le servía un faro.

—¡AAAAAAH! ¿QUÉ LE PASÓ A MI AUTO?

Zhang Rong sintió que iba a vomitar sangre y cayó desmayado.

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