Héroe Retrasado romance Capítulo 19

En el restaurante Golden Jade. Muy famoso en Donghai.

Los mejores chefs de Donghai estaban aquí. No sólo era muy caro comer aquí, sino que había que reservar con mucha anticipación. Antes de salir, Jiang Ning le había pedido a Lin Yuzhen que llamara e hiciera una reservación.

Jiang Ning empujó a Lin Wen fuera del elevador mientras Lin Yuzhen y Sumei los seguían. Era su primera vez en un restaurante tan elegante, así que Sumei estaba un poco nerviosa.

-Yuzhen, esto es demasiado caro, ¿no? -Y continuó en voz baja-: No podemos gastarnos el dinero de Jiang Ning así como así. Es casi como quedarle a deber un favor que no podremos devolverle.

Lin Yuzhen sabía que nada más comer un platillo en el Golden Jade costaba varios miles de dólares. Un colega suyo había comido ahí y lo presumió todo un mes.

-Jiang Ning dijo que quiere invitarte la cena. No puedo detenerlo. -Dudó antes de seguir-: Ustedes sólo coman.

Más tarde le pagaré nuestra parte.

Sumei se sintió mejor al oír eso.

Jiang Ning guiaba a Lin Wen hacia la recepción y alguien se acercó para atenderlos.

-Lo sentimos, señor, pero el restaurante está lleno. Si aún quiere comer, espere de ese lado, por favor.

-¿Está lleno? -Jiang Ning miró alrededor y luego a Lin Yuzhen—. ¿No habías hecho la reservación?

Lin Yuzhen se acercó y sacó su teléfono. La notificación de la reservación se veía con claridad-. Así es, hicimos una reservación. Puede pedirle a la recepción que revise el registro. Reservamos para las 6 p. m., aunque apenas son las 5:46 p. m.

—Lo siento, llegaron unos invitados y se pasaron directamente. Puede que su notificación no se haya actualizado a tiempo -continuó el mesero con tranquilidad-. Por favor, esperen de ese lado o podrían

volver mañana.

-¿Qué pasa? Hicimos la reservación primero.

Lin Yuzhen comenzó a sentirse frustrada. ¿Por qué era tan difícil ir a comer? Seguro que el restaurante no podía hacer las cosas como les viniera en gana sólo porque su negocio era excelente.

Sume! echó un vistazo y le dio un jalón a Lin Yuzhen.

-¿Y si vamos a otro lado?

Este lugar era demasiado caro. Con sólo ver la ropa de los clientes que estaban adentro se podía saber que los precios estaban lejos de su alcance.

-Mamá, es la primera vez que te invito a comer, así que no nos iremos a otro lado. Vamos a comer aquí.

Nadie se había atrevido jamás a quitarle su mesa. Cuando Jiang Ning salía a comer, los dueños de los restaurantes siempre lo recibían con mucha cortesía. Esta vez incluso había hecho una reservación, pero no había lugar.

-¿Quién es tu jefe?

El mesero levantó una ceja. ¿Intentaba impresionarlo? Él había visto a mucha gente así.

—Nuestro jefe es Huang Yuming, el director Huang de Donghai. ¿Ha oído hablar de él? -resopló.

Mucha gente sabía que no podían permitirse ofender a alguien como Huang Yuming y se desaparecerían al escuchar su nombre. El mesero había visto a mucha gente así. No tenía caso fingir.

Jiang Ning no respondió. Sacó su teléfono y llamó a Huang Yuming. Huang Yuming estaba bañándose en un jacuzzi en el piso más alto. La modelo joven y delgada que tenía abrazada se veía muy cómoda. El teléfono comenzó a sonar. No reconoció el número pero liberó uno de sus brazos y respondió la llamada.

-¿Diga?

-Pequeño Huang, estoy en tu restaurante. ¿Hay lugar?

De inmediato, Huang Yuming se alarmó cuando escuchó esa voz. Se levantó sin demora y salpicó agua por todas partes, dándole un susto a la pobre modelo.

-¡Claro que hay! Gran Jefe, ¿está en el restaurante Golden Jade? ¡Voy ahora mismo!

No le importó que su cabello siguiera empapado. Huang Yuming se secó en un abrir y cerrar de ojos, se vistió y bajó en su elevador personal.

De vuelta en la recepción del Golden Jade.

El mesero miraba a Jiang Ning como si estuviera mirando a un idiota. ¿Pequeño Huang? Este tipo sí que sabía actuar. Nadie en toda Donghai se atrevía a llamarle «pequeño Huang» a Huang Yuming. Quizás creyó que no le quedaba mucho tiempo de vida, así que era mejor fingir que podía pisotear el terreno del director Huang.

-Joven, ¿por qué no le pregunta a alguien de quién es este lugar? Si está intentando lucirse, este es el lugar equivocado. -La expresión del mesero se ensombreció-. Le daré un minuto para que se vaya. De otro modo, no me culpe por portarme desagradable.

Jiang Ning lo ignoró. No iba a discutir con un mesero que menospreciaba a los clientes.

—¿No me escuchó? —La voz del mesero se volvió fría mientras sacaba su auricular y se reía-: Hermano Gou, hay alguien causando problemas en el Golden Jade. Por favor, venga.

Lin Wen y Sumei comenzaron a ponerse ansiosos. Este restaurante no era un lugar común.

-Yuzhen, mejor vámonos. No podemos darnos el lujo de ofenderlos.

—Sí, vamos a casa y comamos. Yo cocino.

Habían sufrido mucha humillación y abuso durante muchos años. Ahora, se habían vuelto aún más tímidos que antes, temerosos de ofender a alguien.

No obstante, Lin Yuzhen no se movió. Ella sabía que Jiang Ning de verdad conocía a Huang Yuming. Le había compartido de su pan, había vivido con él bajo un puente y eran hermanos de su Secta de los Mendigos.

¡Tap, tap, tap!

Se oyó un ajetreo de pasos y apareció una docena de hombres corpulentos. El que los guiaba era, obviamente, el Hermano Gou, a quien el mesero había llamado.

-¿Quién se atreve a causar problemas? ¿Ya te hartaste de estar vivo? -resopló con frialdad el Hermano Gou.

-Son ellos, Hermano Gou. -El mesero apuntó hacia Jiang Ning-. Les dije que no hay lugar pero de todos modos quisieron entrar. Y este tipo hasta le llamó «pequeño Huang» a nuestro jefe.

El rostro del Hermano Gou se oscureció al instante y su expresión se volvió fría. ¿Pequeño Huang? Aunque tuviera las agallas de un leopardo, no se atrevería a llamarle «pequeño Huang» a Huang Yuming. ¡De verdad que este tipo estaba harto de vivir! Se subió las mangas y rodearon a Jiang Ning y a su familia.

-¿Quieres salirte tú mismo o quieres que te arrojemos por las escaleras?

Jiang Ning se volvió y miró directamente al Hermano Gou, entrecerrando los ojos un poco.

-¿Seguro que quieres ser grosero conmigo?

El Hermano Gou se sorprendió por la respuesta y luego se echó a reír.

-¿Quién carajo crees que eres? Para mí, matarte es como matar una hormiga, ¿y todavía crees que fui grosero?

Basta de tonterías. Ya que te niegas a moverte, no me culpes por ser agresivo.

Estaba a punto de atacar cuando la puerta del elevador se abrió y Huang Yuming se lanzó corriendo, con el cabello aún empapado.

-¡ALTO! -rugió, y el Hermano Gou se paró en seco.

El mesero también se quedó inmóvil. ¡El jefe estaba aquí!

-¡Basta! ¡Nadie se mueva, con un demonio!

Huang Yuming se aproximó y abofeteó al Hermano Gou.

-¿Estás ciego? ¿Qué no sabes que es mi jefe? ¿Te atreves a golpearlo?

Luego, Huang Yuming caminó con rapidez hacia Jiang Ning y respiró hondo.

-Gran Jefe, el pequeño Huang lamenta tanto llegar tan tarde y tener unos subordinados tan maleducados.

El Hermano Gou estaba aturdido por completo. Se tomó el rostro pero no podía sentir el dolor. El mesero estaba tan impactado como él. Sólo sentía que le temblaban las piernas y casi se cae al suelo. Huang Yuming le había llamado «Gran Jefe» a Jiang Ning y de verdad se llamó «pequeño Huang» a sí mismo. ¿Qué estaba pasando?

Sumei y Lin Wen también estaban anonadados y con el rostro lleno de incredulidad. ¿Gran Jefe? ¿Cuándo se volvió Jiang Ning el jefe de Huang Yuming?

-¿Qué hacen ahí parados? ¡Discúlpense con el Gran Jefe ahora mismo! —gritó Huang Yuming con frialdad.

—¡Lo siento, lo siento tanto! -De inmediato el Hermano Gou hizo una gran reverencia y se disculpó profusamente.

-¡Lo... lo siento! -Al mesero también le temblaba la voz.

-Bueno, pequeño Huang. Si quieres hacer negocios, tienes que hacerlos de la manera adecuada. ¿Cómo puedes dejar que tus subordinados cambien las reglas como les venga en gana? —Jiang Ning estaba mirándolo y hablaba con mucha tranquilidad, pero Huang Yuming sentía todo el cuerpo tenso-, ¿Tú les enseñaste eso? ¿O acaso ese malcriado de Fei no les enseñó correctamente?

Huang Yuming sintió que se le iba a salir el corazón por la boca.

-¡Es mi culpa! No les enseñé bien. El Gran Jefe tiene razón. Voy a arreglarlo, voy a hacerlo ahora mismo. -Huang Yuming se volteó con prisa hacia el mesero y dijo-: Puedes largarte de aquí por ir en contra de las políticas del restaurante.

Luego se volvió hacia el Hermano Gou. La cara de este palideció de inmediato.

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