Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 28

Estefanía era una hacker demasiado especial, no podía arriesgarse a que la descubrieran. Era la accionista secreta del grupo, y aparte de José y su papá, nadie más estaba al tanto de eso.

Carlos no pudo evitar soltar una risita, se ladeó un poco y miró hacia donde estaba Estefanía: "Escuché que la señorita López va a comprometerse con el primogénito de los Vargas".

"¿No sabe ni evitar sospechas?".

Esas palabras dolieron más que una cachetada en la cara.

Estefanía se quedó parada allí en silencio por un buen rato, luego se giró para mirar a Carlos y le respondió con frialdad: "Gracias por el recordatorio, señor Mendoza".

"Pero yo confío en que aquí sólo hay gente de confianza de José, y no creo que nadie vaya a andar chismeando cosas que no son".

Dicho eso, le dijo a José: "No hace falta que me acompañes, bajaré sola".

José no dijo más, sólo la vio entrar al ascensor y cuando retiró la mirada, se encontró con la de Carlos.

La mirada de Carlos era tan fría que podía congelar, y en el silencio que los rodeaba, a José se le puso la piel de gallina.

Después de un rato, Carlos fue el primero en levantarse y entrar a la sala de reuniones de al lado.

José lo siguió y escuchó que Carlos dijo en voz baja: "Antes de meterte con algunas mujeres, más vale que te preguntes si estás a la altura".

...

Estefanía se encontró con el señor Castillo. Gracias a que José ya había hablado con él, le ofreció a Estefanía el papel de la tercera protagonista y con la recomendación de su mentor extranjero, sólo necesitó tres minutos de audición para conseguir el papel.

"Deja tu dirección y número en la computadora, en estos días te asignaremos un agente local que se pondrá en contacto contigo pronto". Al despedirse, el señor Castillo le indicó a Estefanía la computadora que estaba al lado.

Ella no sospechó nada, llenó la información rápidamente y se fue.

Al pasar por una oficina vecina, escuchó una voz sarcástica a través de la puerta entreabierta: "... Fabiola, no te enojes, ese tipo de mujeres que no son presentables, sólo podrían servirte como sirvientas".

"Y además, el señor Mendoza vino personalmente hoy, ¡seguro que es por tu película! Debo decir que tienes un gran problema, ¿por qué no puedes ver lo fantástica que eres?".

"Claro que vino por mí", respondió Fabiola con orgullo y un dejo de arrogancia en su voz.

Después de un momento, soltó con desdén: "Esa... olvídalo, no sirve ni como sirvienta, la echaron a la calle como a una cualquiera, ¿para qué me voy a rebajar a su nivel? Sólo me da pena".

"¿Qué tal si eliges un papel que odias para ella? De esos en los que puedes darle una bofetada durante una escena. Así parecerás generosa y además podrás desquitarte, ¿qué te parece?", su agente le sugirió.

Fabiola no pudo evitar soltar una risita: "Esa es una buena idea".

"Pero creo que limpiar baños le quedaría mejor".

Estefanía se detuvo en el pasillo y al escuchar eso, no pudo evitar sonreír para sus adentros.

El gusto de Carlos no era para tanto.

En eso, uno de los empleados se acercó apurado, entró con unos papeles en la mano y dijo al abrir la puerta: "Señorita Fabiola, lo siento, pero no podemos firmar contigo el contrato para el papel principal ahora".

"¿Estás bromeando?". Fabiola pensó que era una broma y respondió sin darle importancia.

"Es en serio, desde arriba dieron la orden de terminar todos los contratos que tenemos contigo".

"¿Qué dijiste?". Fabiola se levantó de golpe del sofá.

"¿Cómo es posible? ¿Dieron alguna razón? ¿Está al tanto Carlos del asunto?".

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