Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 31

—¡Suéltame, que me voy!

Vanesa se mordió el labio, haciendo fuerza para deshacerse de Dylan, pero él agarró sus manos y las levantó por encima de su cabeza.

Luego, con un pie, Dylan separó las piernas de Vanesa y ambos quedaron pegados firmemente con una postura amorosa.

—No te voy a soltar —dijo Dylan.

Él la besó y la lamió los labios, chupándolos y mordiéndolos suavemente para seducirla. El olor fuerte de sus hormonas masculinas combinados con el perfume abrumador tentaron a Vanesa.

«¿Qué puedo hacer? Aunque no amo a este hombre, no soy capaz de resistirme a él.»

—Te gusta así, ¿cierto? —dijo Dylan con voz seductora.

Vanesa apretó los puños, pero inconscientemente dijo:

—Sí.

Dicho esto, Vanesa se avergonzó tanto que quería que la tierra la tragara.

—Niña buena.—dijo Dylan y se río ligeramente, para luego besarla apasionadamente como recompensa.

Los latidos de Vanesa se volvían cada vez más acelerados, mientras que su mente se desvanecía

de modo que, se relajó para aposta abrazar el cuello de Dylan.

Cuando Vanesa estaba completamente fuera de sí, oyó vagamente la voz maliciosa de Dylan:

—¿Te gusto yo o te gusta Orlando?

El nombre de Olando fue como un interruptor para ella, y el instante que lo escuchó hizo que ella volviera a sus cabales. Su rostro sonrojado palideció e intentó apartar a Dylan. Sin embargo, éste la obligó a apoyarse contra el lavabo.

—¡Suéltame! ¡Dylan, que me sueltes!

—Respóndeme, mi niña buena.

Dylan la miró con una postura dominante, y Vanesa entró en pánico al mirar sus ojos. Luego, ella se resistió aún más y no se atrevió a mirarlo directamente.

—Mírame —Dylan le ordenó en voz baja pero seria y dominante.

Vanesa lo miró involuntariamente y le entró un escalofrío por la mirada salvaje del hombre.

—Mi niña buena, responde si te gusta más Orlando o yo.

Después de controlar a su presa, este demonio astutamente su irresistible ternura, haciendo que Vanesa casi cayera bajo sus encantos.

Dylan la miró fijamente, pero ella no responió tras varios intentos.

—Venga, no tengas miedo, respóndeme.

Vanesa casi respondió bajo su seducción, pero se mordió la punta de lengua para despertarse y dijo:

—Dylan, ¿no crees que haces una pregunta muy rara? Lo nuestro es solo un romance, nuestra unión es por el sexo, nada que ver con los sentimientos. Si puedes permitirte jugar, seguiremos. Pero si no, buscaré a otro.

Vanesa miró con valentía y firmeza a los ojos aterradores de Dylan, ya no retrocedería más.

Tras un momento de silencio, Dylan sonrió en voz baja y dijo:

—¿Solo un romance por el sexo? ¿Buscarás a otro?

—Sí —admitió Vanesa.

«¡Ánimo, Vanesa! ¡No te rindas! ¡Toma la iniciativa!»

—Quieres decir que puedes tener un romance con cualquiera, aunque no sea yo, ¿no?

—Sí.

Dicho esto, Vanesa notó la ira del hombre, que la miró de manera fría y aterradora, como si estuviera a punto de estallar.

Vanesa tenía mucho miedo, pero no volvería atrás y dijo con una encantadora sonrisa :

—Tito, yo puedo acostarme con otros. De todos modos, solo quiero dejarme llevar por mis instintos, al fin y acabo ambos ya somos adultos, ¿no?

—Sí —repuso Dylan.

Vanesa había pensado que Dylan se enfadaría por sus palabras, pero no. No se vio ningún cambio en la expresión del hombre, pero ella sintió un escalofrío al no saber lo que estaba pensando.

«Aguanta Vanesa, no tengas miedo.»

—Tito, ¿sabes que estás empezando a romper las reglas? —Vanesa dijo sonriendo de manera inocente—. No pretendo tener una aventura sentimental con un amante, así que deberías retirarte lo antes posible.

—¿Rompo las reglas? ¿Debo retirarme? —Dylan se rio aún más, por lo que eso aterrorizó a Vanesa.

—Tito, ja, ja. ¿He dicho algo gracisoso?

«¡Así que déjame en paz! ¡Ahora mismo!»

Dylan era tan terrible que Vanesa no se atrevía ni a respirar.

De repente, la sonrisa de Dylan desapareció y se oyó cómo se rompía el tejido de susropas.

En breve, Vanesa fue desnudada ante el espejo, mientras que Dylan aún seguía bien vestido. Éste la obligó a estar delante del espejo y Vanesa casi se murió de la vergüenza, luego Dylan sostuvo firmemente su cintura y le dijo:

—Si solo es una unión por sexo, pues comencemos…

—¿Cómo?

Dylan no le respondió, sino que le sonrió con malicia. Se acercó para lamer su oreja, mientras que sus manos apretaban y jugaban con sus tetas. Por eso, su piel se enrojeció en breve, haciendo que Vanesa cerrase los ojos por furia y vergüenza.

«¡Esta postura es demasiado vergonzosa!»

—Abre tus ojos.

—No quiero.

—Ábrelos.

Dicho esto, Dylan mordió su oreja con fuerza y sus manos amenazantes se dirigieron hacia abajo. La abrazó desde atrás mientras miraba fríamente la escena ardiente por el espejo.

—Niña buena, sé obediente.

—¡Ay!

La cadera de Vanesa golpeó contra el lavabo, le dolió tanto que casi lloró. La pobre estaba muy asustada, no debería haber provocado a Dylan, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse…

Finalmente, tuvo que abrir los ojos y cuando vio el reflejo del espejo, se sintió muy avergonzada haciendo que su corazón latiese incontrolablemente.

«¡Es terrible! Parece como si mi alma estuviera irritada, mientras que mi cuerpo lo estuviera disfrutando.»

Vanesa gimió incontrolablemente mientras miraba a Dylan con los ojos llorosos, pero éste no iba a soltarla, sino que con una sonrisa de malintencionada dijo:

—Mi niña buena, no cierres los ojitos, mira al espejo para ver cómo te voy a llevar al máximo placer.

—No quiero…

Vanesa agrandó sus ojos y con la visión borrosa vio que Dylan se parecía al ángel caído Lucifer, quien murmuraba en su oreja, y la penetraba con fuerza…

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