Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 19

Se oyó cómo se acercaban los pasos de unas zapatillas golpenado en el suelo de madera, entonces Orlando recuperó su conciencia.

Se puso más molesto por su sentimiento raro hacia Vanesa, apartándola ferozmente haciendo que se chocara fuertemente contra el reposabrazos de las escaleras.

—¡Ay! —Vanesa mordía con fuerza su labio para reprimir el dolor, ya que seguramente habría hematomas en la espalda.

Dylan, quien estaba en la puerta, lanzó una mirada indolente en Vanesa y luego le habló seriamente a Orlando como tío suyo:

—Orlando, ejercer violencia a las mujeres no es de caballeros.

No se mostraba ninguna emoción en su tono, pero le parecía muy extraño a Orlando.

El dolor en la espalda de Vanesa se alivió un poco pero se mostró incómoda.

—¿Por qué no estás en el salón del banquete?

—Estoy un poco cansado y quiero subir a descansar —Dylan respondió con toda naturalidad, ya que su dormitorio estaba en la tercera planta.

Orlando, quien había querido marcharse, abrazó de repente a Vanesa después de oír las palabras de Dylan.

—Lo siento, fue mi descuido —se disculpó Orlando.

—Dylan, a Vanesa se le ha torcido el tobillo, voy a llevarla a la habitación.

Inconscientemente, Orlando sentía un temor sutil hacia Dylan, por lo que, no quería que Vanesa tratara demasiado con él.

—¿Está el médico de la familia?

—Sí, lo llamo después.

—No hace falta, ire a buscarlo personalmente —dijo Dylan.

Orlando no lo rechazó y le dio las gracias.

Luego, subió las escaleras con Vanesa en sus brazos, ella no se atrevía a resistir porque Orlando la sostenía con mucha fuerza, además ella sentía mucho dolor en la espalda. No obstante, tampoco se atrevía a mirar hacia atrás para evitar ver esa mirada tan ardiente que traspasaba su espalda.

La sonrisa de Dylan se desvaneció cuando los dos se fueron y su mirada se puso tan fría que daba miedo. Se había dado cuenta de que su sobrino seguía sintiendo algo por Vanesa, ¿pero por qué habría cambiado tanto tras su matrimonio?

«No esperaba que Vanesa fuera tan importante para él.»

Dylan agachó la cabeza con una misteriosa sonrisa y avisó a los sirvientes para que llamaran al médico de la familia.

Por otro lado, Orlando tiró a Vanesa en la cama al entrar en la habitación y se apartó de inmediato como si ella fuera una basura o algo sucio. No obstante, Vanesa se rio por dentro por lo creído que era Orlando, quien no era más que un bicho sucio.

—No hay ningún espectador aquí, ya no necesitas actuar más.

—¿Cómo? ¿Me estás echando? —respondió Orlando a Vanesa con algo de desprecio.

—Piensa lo que quieras pues.

—Entonces, quieres que me valla para seducir a Dylan, ¿verdad? —Orlando se puso más furioso aún y se acercó como si quisiera estrangular el cuello de Vanesa.

—¿Estás loco? ¡Él es tu tío!

—¿Tío? ¿No sabía que todavía te importaba eso? ¡Qué graciosa!

«Por supuesto que no, incluso hemos hecho el amor.»

Vanesa lo pensaba en su interior, pero no lo iba a reconocer.

—¡Orlando, no te pases de la raya!

—¿Pasarme de la raya? ¿Lo dices en serio? ¡Una puta como tú puede hacer cualquier cosa para seducir a los hombres!

Vanesa, apretando la sábana, dijo con el corazón roto:

—Orlando, de verdad, no sé porque has cambiado tanto. ¡De lo mucho que deseaba casarme contigo, ahora solo me arrepiento! He estado sufriendo tus burlas y humillaciones sin saber el por qué. ¡Orlando, dime cuál es el motivo de tu odio!

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