Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 12

—Jaime, ¿Dylan ha avisado su retorno?

Orlando había ido al aeropuerto a recoger a Dylan esa mañana, pero Dylan se fue a otro lugar a mitad de camino y Orlando regresó solo. Quedaba menos de una hora para el comienzo del banquete y todavía no aparecía el protagonista de la cena.

Vanesa tenía el número de teléfono de Dylan, pero no quería llamarlo.

—Señora Vanesa, no se preocupe, llamaré al señor Dylan —dijo Jaime y se giró a hacer la llamada.

—El señor Dylan dice que tiene algo pendiente, pero volverá antes del comienzo del banquete.

Vanesa asintió y fue a revisar las comidas y bebidas para la noche.

—Vanesa, ¿ya está todo listo?

—Sí, abuelo —contestó Vanesa ocupada.

Luego, Vanesa dijo delante de todos los sirvientes:

—Recordad mis palabras, actuad bien y tomaréis vacaciones este mes.

—Sí, señora Vanesa.

Vanesa dispersó a los sirvientes con la mano y caminó rápidamente hacia Gerardo.

—Abuelo, no te preocupes, lo tengo todo controlado. Voy a saludar a los invitados, descansa un rato —dijo Vanesa sonriendo y tomó el brazo de Gerardo.

—Tómalo con calma —Gerardo palmeó la mano de Vanesa y fue acompañado hasta el área de descanso.

Vanesa asintió y apresuradamente se acercó a la puerta para recibir a los invitados que llegaban uno tras otro.

Ella había llamado a Orlando, pero este no le respondió.

Jaime también estaba ocupado saludando a los invitados y preguntó preocupado:

—Señora Vanesa, ¿no ha encontrado al señor Orlando?

—No pasa nada, puedo manejarlo todo sola.

Jaime no dijo nada más, pero por muy preocupado que estuviera, tenía que atender primero a los invitados.

Los invitados fueron llegando y la cara de Vanesa ya estaba muy rígida por mantener la sonrisa tanto tiempo. Llamó varias veces a su esposo, pero él solo la criticaba y colgaba la llamada. De modo que, Vanesa tuvo que disimular su tristeza y seguir agasajando a los invitados con la sonrisa puesta.

Ya casi era la hora de iniciar el banquete, pero ni Orlando ni Dylan aparecieron y Vanesa se puso un poco ansiosa bajo tal situación.

—Señora Vanesa, el señor Gerardo ya se ha comunicado con el señor Orlando, dice que está llegando —Jaime se acercó a Vanesa y le susurró.

—Vale.

Vanesa estaba ya harta de estar como una payasa allí y quería descansar un rato después de que llegara Orlando.

No obstante, Orlando llegó, pero acompañado de Melina.

Vanesa estaba charlando con unas señoritas de la Ciudad Pacífica y éstas estaban comentando sobre su relación con Orlando:

—¡Qué suerte! La señora Vanesa y el señor Orlando se conocían desde pequeños, es un matrimonio ideal, ¿no? Señora Vanesa, ¡qué suerte has tenido!

«¿Suerte?»

Vanesa sonrió amargamente en su interior y no sabía cómo responder.

Justo en ese momento, alguien vio a Orlando y tiró del brazo a Vanesa.

—Vaya, es el señor Orlando... —pero las palabras y la sonrisa de esa persona se detuvieron repentinamente.

Vanesa siguió su mirada y vio que Orlando cogió la cintura de Melina, y los dos parecían una pareja feliz y amorosa.

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