NADIE COMO TÚ romance Capítulo 48

Jacobo se asustó.

—No, señor Aitor, no quería decir eso.

Aitor no quería hacer más caso a Jacobo, giró las ruedas y se fue de la fábrica.

Cuando llegó a casa, Valeria justo había terminado de ducharse, salió con una toalla, pero se chocó contra Aitor.

—Ay.

Valeria gritó y quería volver al baño.

Pero Aitor la paró tranquilamente,

—No te escondas, si ya lo he visto todo.

A Valeria le entró vergüenza al escucharlo.

Aunque esa noche no pasó nada, Aitor le había visto todo.

Valeria tenía la cara toda roja, salió con mucha vergüenza, se puso rápidamente un pijama encima y luego se quitó la toalla.

Aitor vio que el cuerpo de Valeria aún estaba un poco mojado, gotas de agua cayendo por su cuello, la cara estaba un poco roja por el calor del baño, que se veía muy atractiva.

Aitor tosió un poco y quitó la mirada.

Aunque supiera que a Valeria había sucedido tal cosa miserable, cada vez que veía su cuerpo, él podía sentir el pulso de dominarla.

«Mierda, antes yo era una persona que exigía mucho.»

Pero Valeria era diferente para él.

Valeria se puso el pijama rápidamente y se metió en la cama, mirando a Aitor,

—¿No te vas a duchar?

Aitor dejó de pensar, se levantó desde la silla de ruedas y entró al baño.

Valeria ahora entendió por qué no había nadie cuidando a Aitor, es que él no lo necesitaba. Sería más un problema si tuviera a alguien a su lado.

Aitor entró rápidamente al baño, y al momento empezó a sonar el agua, justo cuando Valeria quería ver un momento el Facebook, el sonido del agua se paró y sonó la voz de Aitor.

—¿Valeri?

La voz de Aitor era muy suave, pero baja y un poco afónica, cada vez que la llamaba, ella estaba un poco emocionada.

—¿Qué?

Ella se levantó desde la cama.

—Se me ha olvidado coger el calzoncillo —Aitor dijo—. ¿Me lo puedes llevar?

Valeria hizo un parón, se le enrojeció la cara inmediatamente.

«¿Coger el calzoncillo? ¡Es una cosa muy privada!»

—¿No me lo puedes coger? —no escuchó la respuesta de Valeria, Aitor preguntó otra vez— ¿O salgo yo mismo?

Valeria se imaginó un poco la escena de Aitor desnudo, bajó de la cama deprisa.

—No hace falta, voy, ¿dónde está?

Aitor estaba en la puerta del baño, con una pequeña sonrisa en la cara y dijo,

—Está en la cajonera que está debajo del armario.

Valeria sacó la cajonera y vio muchos calzoncillos de marcas, cerró los ojos y cogió uno al azar, se fue al baño y tocó la puerta.

Ella pensaba que Aitor iba a abrir solo un poco la puerta, le pasaría el calzoncillo y punto, pero Aitor abrió la puerta entera.

El vapor de agua salió desde el baño, Valeria vio a un hombre que se acababa de duchar.

Aunque a veces había tenido contactos íntimos, fue la primera vez que vio el cuerpo desnudo de Aitor.

Tenía los hombros muy anchos, el pecho fuerte, los músculos abdominales muy afiliados, ¿Valiera no pudo evitar posar la mirada en dónde estaba tapando por la toalla?

Valeria sentía que su cara se estaba quemando.

—Gracias —Aitor, quien estaba muy tranquilo, cogió el calzoncillo y levantó la ceja—. ¿Te gustan más los calzoncillos más ceñidos?

«¡Vaya, qué tonterías está diciendo!»

Aitor vio la cara roja de Valeria, quien le parecía muy mona, le dejó cerrar la puerta.

Valeria seguía teniendo mucha vergüenza hasta que llegó a la cama, cogió el móvil rápidamente y se puso a ver el Facebook para tranquilizarse un poco.

Aitor salió después de un ratito, Valeria no se atrevía a verlo y seguía fijándose en su móvil.

—A dormir.

Aitor dijo en voz baja, vio que Valeria asintió con la cabeza y apagó la luz.

Esta noche, Valeria se quedó insomnio.

Cada vez que cerraba los ojos, el cuerpo de Aitor aparecía en su mente, y su sonrisa discreta, solo podía murmurar constantemente el Padre Nuestro para tranquilizarse un poco.

Aitor estaba escuchando los susurros de Valeria, surgió muchas veces la idea de conquistarla esta noche, pero al final se lo aguantó.

«Un plato tan rico como ella, hay que saborearlo poco a poco.»

La mañana del día siguiente.

Valeria se despertó por una llamada de teléfono.

Aitor ya no estaba cuando Valeria se despertó, ella cogió el móvil, vio que fue la llamada del hospital y lo contestó inmediatamente.

—Señora Valeria, ¿cuándo podrías pagar el gasto del medicamento de mil euros?

A Valeria le empezó a doler la cabeza.

Casi se le olvidó este costo de medicamento. Antes Vicente había rechazado darle el anticipo de salario, ¿de dónde podría sacar esos mil euros?

Valeria colgó el teléfono después de prometerle al hospital que dentro de dos días pagaría el gasto y bajó las escaleras muy deprimida.

Aitor estaba desayunando en el comedor, escuchando a Jacobo informar sobre sus investigaciones.

—Según nuestra investigación, el viejo no mintió, es de verdad que había alguien que le recomendó a la señora, pero finalmente no la consiguió por haber sido interrumpido por otras personas.

—¿Quiénes?

Jacobo estaba un poco embarazoso.

—No hemos conseguido encontrarlo.

—¿No lo has encontrado?

Aitor arqueó la ceja.

Él sabía la capacidad que tenía Jacobo, si ni él lo supiera, pues el culpable no sería cualquiera.

—Sigue investigando —dijo Aitor—. ¿Quién fue la persona que recomendó a Valeria al viejo?

—Sobre eso, estamos en ello, aparentemente era alguien que había sido sobornado, eso es más fácil de encontrar.

Jacobo asintió con la cabeza, de repente se acordó de algo, habló después de dudar un poco,

—Además, señor Aitor, cuando investigamos esas cosas, nos hemos enterado de unas cosas sin querer, la madre de la señora Valeria, parece estar muy enferma y ha estado en coma hasta ahora.

Aitor se sorprendió y se enfadó.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

Jacobo estaba agraviado.

«Jefe, tampoco me has preguntado antes...»

—¿Y el costo del medicamento? —a Aitor se le ocurrió algo— Necesitará mucho dinero por larga estancia, ¿no?

—Sí, la señora Valeria tiene el seguro sanitario después de casarse contigo, de esta manera se ha aliviado un poco la presión que tiene ella, pero todavía tiene que pagar un gasto de medicamentos muy caros al hospital.

«Resulta que casarse conmigo con tanta prisa es por el seguro sanitario.»

Aitor lo entendió finalmente. Al ver a Valeria bajando las escaleras, indicó de inmediato a Jacobo que se callara.

—¿Ya te has levantado? Buenos días.

Valeria miró a Jacobo con confusión.

—¿De qué estáis hablando?

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