Mi primera vez (COMPLETA) romance Capítulo 30

—Solo fue una pregunta, señor Chance, ¿qué haría al respecto?

Nicky me miraba serio y un tanto decepcionado. Seguramente pensaba que yo era quien estaba embarazada. ¿Por que le afectaría? Nicky lo pensó y pensó, parecía tener un mar de pensamientos dentro de él.

—No te entiendo.

—Si estuviera embarazada, ¿me correrías? —repetí.

—Si estuvieras embarazada, Alicia , te daría un plazo de un año para que tengas a tu bebé. No me gustan las distracciones en mi empresa, si lo estás ya no serías tan eficiente como antes —Nicky se dirigió a su lugar, sentándose, mientras se acomodaba el traje. Lo había dicho tan fluido. Como si se supiera las reglas de memoria.

—¿No te parece que es un poco cruel? Quizás este trabajo es mi único ingreso.

—La empresa te pagaría tu salario normal cada mes —respondió esta vez sin mirarme, solo trazaba algunas líneas en una hoja con un lápiz y una regla. Detrás de él habían ventanas de cristal, tenía la vista hacia otros enormes edificios y a lo lejos se podía ver la estatua de la libertad.

—¿Entonces jamás me dejarías desamparada?

—Si eres mi empleada no —respondió.

—¿Pero ni siquiera me darías seis meses de trabajar? ¿Tiene que ser desde ya?

Él dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró al fin, se notaba estresado.

—¿A qué quieres llegar con esto, Alicia ? ¿Estás embarazada o no? Porque hasta donde yo recuerdo hace unas semanas me dijiste que eras... virgen.

Me lamí el labio inferior, gesto que Nicky no pasó por alto obviamente. Además de que no quería mencionarle que Kyle era la que estaba embarazada, no sabía si haría bien o mal.

—No, no estoy embarazada —confesé al fin— Es solo una duda que tenía.

Nicky me examinó con la mirada.

—¿Estas segura? —me pregunta.

—Lo estoy. ¿No me crees? Además de que no tengo por qué mentirte.

—Entonces estás averiguando por alguien —acertó. Nicky era muy inteligente y era difícil engañarlo. Otra de las cualidades por las que me llamaba la atención.

—No —respondí de inmediato.

Pero él me seguía examinando con la mirada. Después respiró profundo, soltando el aire por la boca y se puso de pie, dirigiéndose a mi.

—Alicia , ven acá —me tomó de mi brazo, enviando choques eléctricos por todo mi cuerpo. No sabía por qué Nicky causaba estas cosas en mi. Me llevó frente a las enormes ventanas con vista a Nueva York.—No sé por qué no te creo. Quizás porque cuando mientes desvías la mirada. Es algo natural en ti. Lo he podido notar. Además, estas nerviosa. Lo sé porque te masajeas tu brazo derecho con lentitud.

Miré a Nicky con algo de desdén, ni siquiera yo sabía esas cosas. Además de que en ese momento dejé de masajearme mi brazo derecho y solo me crucé de brazos.

—Puedes confiar en mí. Te prometo que no haré nada que me pueda afectar a esa persona. De verdad —elevó su mano en forma de promesa.

—¿Lo estás prometiendo?

—Así es.

Quizás eso me convencía un poco, imaginaba que Nicky era un hombre de palabra y que cumplía con lo que prometía.

—¿Puedo confiar en tu palabra? —le miré.

—Jamás rompo mi palabra, Alicia —murmuró, su voz provocó algo en mi estomago. No sé si eran las estupidas mariposas o qué. O simplemente era hambre.

—Bueno, confiaré en eso. La que está embarazada es Kyle. Está muy angustiada porque cree que la correrás si te enteras. Ella quisiera seguir trabajando estos meses.

—No te preocupes. Hablaré con Kyle.

—¿Y que le dirás?

—Ya te darás cuenta. Por ahora ella está acondicionando la oficina que está aquí afuera de la mía. Así estarás más cerca.

—Está bien —nos dirigimos a la salida—Gracias.

—Te enviaré unos papeles para que los revises y más tarde saldremos a una reunión de trabajo.

—Está bien.

Salí de la oficina de Nicky, afuera Kyle me esperaba en mi escritorio. Era grande, espacioso, limpio, tenía un computador, una impresora, muchas hojas blancas, una cafetera, también tenía una sección para cosas de comer. Wow, necesitaba un escritorio así en mi casa.

—¡Taran! —exclamó sonriendo— ¿te gusta?

—Está increíble.

—Dejé tu bolso aquí. Al menos estarás sola aquí, solo con Nicky a los alrededores. Qué bueno que te quedaste, Alis.

—Gracias, también me siento bien al quedarme.

—¿Alicia ? —escuchamos la voz de Nicky por algún lado, creo que venía del celular.

—Contesta —me animó Kyle, señalando el teléfono. Me acerqué al escritorio y apreté el botón para poder responder yo. Al menos sabía cómo se usaba.

—¿Si?

—Dile a Kyle que venga, por favor —respondió.

—Claro.

Miré a Kyle.

—¿Qué querrá?

Negué con la cabeza un tanto nerviosa, yo sabía muy bien qué es lo que quería. Solo esperaba no haber metido la pata. Además de que Nicky me lo había prometido.

—Vuelvo en un momento —me dijo, para después adentrarse a la oficina de Nicky.

Yo me senté en mi escritorio a esperar nada más.

Había pasado más de media hora y Kyle nada que salía de la oficina de Nicky, iban para las dos de la tarde. Me quedé revisando unos papeles que me había dicho mi jefe pero no me podía concentrar mucho. Odiaba sentirme bloqueada en algunos momentos. Por una parte me sentía emocionada por Kyle, a pesar de que el idiota de su novio no estará con ella yo sí quisiera estarlo.

—Buenas tardes, Alis —una voz varonil me hizo saltar del susto en mi mismo lugar. Elevé la vista y era Mate.

—Mate, otra vez por aquí —murmuré, rezando para que mi tono de voz no haya sonado mal. Era el amigo de Nicky así que podía venir las veces que quisiera. Yo solo era una simple secretaria. —Nicky está atendiendo a alguien en este momento.

—No vengó por el —responde, inclinándose en el escritorio. Tenía su traje perfectamente ordenado y su cabello también.

—¿Ah no?

—No, vengo por ti. —sonrió más.

Me puse un poco nerviosa.

—¿Por mi? —acomodé los papeles. Ya los había terminado al menos.

—Así es. Quería saber si querías ir a cenar hoy a la cabaña —sugirió, sabía muy bien a lo que se refería. Pero esta vez no dejaría que una calentura del momento me hiciera cometer alguna estupidez.

—Lo qué pasa es que tengo una reunión con Nicky y no sé a qué hora termine. Es más, ni siquiera sé dónde es. Por lo general suelen ser un poco lejos y tardías.

Mate dejó de sonreír ahora. Solo esperaba que no se haya enojado.

—Entiendo. Pero si sales temprano me gustaría que fuéramos...

—Mate, —me puse de pie, inclinándome más a él— Yo sé que lo qué pasó la otra vez fue... nuevo y extraño... pero no creo que vuelva a pasar. Es decir, yo no soy así —acomodé los papeles en una carpeta sintiéndome un poco incómoda.

—¿Estas segura de que no quieres que vuelva a pasar? —susurró a lo bajo, pude sentir ese susurro como pícaro y sucio. Al parecer Mate estaba deseoso de tener sexo.

—Si quieres quitarte las ganas puedes conseguirte a alguien más. Ya sabes, además, en el bar de Nicky hay mujeres de sobra.

—Alis, —Mate rodeó mi escritorio y se acercó a mi. Yo lo miré un poco mal— Las putas a mi no me interesan. Tu eres especial. Deberías de saberlo. Hay algo en ti que... —dudó—... no se, es difícil de explicar.

—Apenas nos conocemos...

—Pero no puedes negar qué hay una conexión entre nosotros, algo que nos hace actuar sin pensar.

Quizás tenía razón.

Iba a decir algo más, pero en eso la puerta de la oficina de Nicky se abrió y salieron ellos dos. Kyle venía primero y después Nicky, cuando mi jefe nos vio su semblante cambió a serio.

—¿Estas lista, Alicia ? —me preguntó, traía un maletín en su mano y parecía que nos iríamos ya. Al menos había terminado. Kyle miró a Mate de una forma diferente, cosa que no pasé por alto. ¿Acaso le gustaba o le llamaba la atención?

—Buenas tardes, Kyle —saludó Mate, tan cordial como siempre.

—Buenas días, señor... digo, buenas tardes —agachó la cabeza de la pena— Iré a mi oficina —y se fue.

Tomé los papeles y mi bolso y rodeé el escritorio.

—Estoy lista —le dije a Nicky. Él no le quitaba la vista a Mate, parecía una guerra de miradas, como si se dijeran algo mentalmente. En fin, solo ellos se entendían.

—Vámonos —fue lo único que me dijo. Caminé detrás de él dejando a Mate atrás, ni siquiera le había dado una respuesta. Al llegar al elevador nos subimos, Nicky apretó el botón del primer piso y las puertas se cerraron. Ninguno decía nada, estábamos en silencio esperando llegar al primer piso.

—¿Qué hacía Mate aquí? —preguntó al fin.

—No lo sé, creo que venía a buscarte—respondí.

—No soy estupido, Alis, vino por ti.

—¿Y si así fuera a qué? —cuestioné sin verlo. Pero yo sí sentí que me miró. Cualquiera que me mirara en esta situación se sorprendería de mi actitud hacia mi jefe. En realidad no se por qué Nicky no me ponía en mi lugar o no me corría por hablarle así.

—No hay ningún problema —respondió seco, en eso sacó su celular, marcó un número y se lo llevó a la oreja—¿Veronica? —me tensé— Te veo esta noche en Gigi’s, sí, en el mismo lugar de siempre. Quiero que te pongas lo mejor que tengas. Hasta entonces. —cortó.

Bueno, al parecer mi jefe tendría sexo esta noche. Y no sé por qué sentí que lo había hecho a propósito. En eso mi celular vibró anunciando un mensaje, era de Mate:

Piénsalo ;)

Y fue donde se me ocurrió una idea también, le daría una cucharada de su propio chocolate. Si él podía jugar yo podía hacerlo mucho mejor. Apreté el número de Mate y lo llamé.

—¿Mate?

—Alis, no pensé que me llamarías.

—Acepto ir en la noche a tu cabaña —murmuré.

—¿En serio?

Podía sentir la mirada fría de Nicky clavada en mi. Aunque quizás no iría donde Mate, necesitaba que Nicky se diera por enterado de que sí.

—Claro. Te aviso cuando salga de trabajar. Adiós.

—Claro. No te arrepentirás.

Colgué, guardando el celular en mi bolso.

—¿Qué harás en la cabaña de Mate? —me preguntó después, había sentido eterno el paso de este ascensor.

—No lo sé, a cenar —respondí sin mirarlo.

—¿Cenar? —rió— Ambos sabemos que no es a eso. Mate busca otras cosas.

—Al igual que tu —lo miré al fin. Su mirada me hacía vulnerable es por eso que no podía sostenérsela mucho tiempo.

—Por eso mismo te lo digo, sé cómo son los hombres.

—Entonces crees que a mí solo me puedan buscar para sexo nada más, sería lo único.

—Yo no he dicho eso.

—Quizás lo insinuaste.

—¡Demonios, Alis, no! —en un rápido movimiento Nicky me tomó de los hombros y me estampó contra la lata del elevador. —No quiero que vayas.

—¿Por qué haces esto, Nicky? —susurré, su rostro estaba tan cerca. Podía sentir su aliento chocar con mis labios. Sus brazos estaban a cada lado a la altura de mi cabeza y me tenía presionada con su cuerpo.

—¿Quieres saberlo?

—Sí.

—Porque eres mía.

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