Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 85

Al mediodía, mientras Roxana cocinaba, Doria fue a la cocina a ayudar.

Roxana dijo, -Aquí no es nada espacioso, con dos estamos demasiado apretujadas. Sal y espera.-

Doria sonrió y dijo, -Roxana, ¿puedes hacer más sopa?-

-¿Puedes acabar con tanto?-

-Yo...- Doria pensó por un momento, -Mi amigo también quiere, se lo llevaré en un rato.-

En cuanto a de quién era ese “amigo” de lo que estaba hablando, Roxana naturalmente lo sabía bien. No respondió. Solo agregó un poco de agua a la olla, y dijo con indiferencia, -Como quieras.-

Doria reprimió una sonrisa, -Pues te dejo aquí, Roxana.-

Roxana asintió.

Sentada en el patio, Doria apoyó su mejilla con una mano, sus labios se doblaron y finalmente supo de quién heredó la duplicidad de Édgar.

Después de comer, llevó el táper térmico que dejó Roxana en la cocina y fue tranquilamente hacia el hotel.

Vicente la condujo hasta la puerta de la habitación de Édgar, -Señorita Doria, es posible que… el gerente Édgar no la deje entrar ahora.-

No solo Doria, no había dejado que nadie entrara.

Doria dijo, -No pasa nada, solo le diré algunas palabras, si realmente no quiere verme, me iré.-

Vicente asintió con la cabeza, -Entonces si necesita algo, me avisa.-

Después de eso, Vicente abandonó ese lugar peligroso lo más rápido posible.

Doria tocó el timbre y dijo, -Gerente Édgar, ¿me oyes?-

No hubo respuesta en el interior.

Después de esperar unos segundos, Doria volvió a tocar el timbre y aumentó la voz, -Gerente Édgar, te traje sopa de pescado. Si no sales, me la tomaré yo misma.-

Seguía sin obtener respuesta.

Ese cabrón realmente era bastante apacible.

Después de unos minutos, Doria dijo decepcionada, -Ya que no quieres verme, entonces me iré a un lugar donde nadie pueda encontrarme, para que puedas sentirte a gusto sin mi presencia delante de ti...-

Antes de que terminara sus palabras, la puerta cerrada frente a ella se abrió de repente. Édgar la miró inexpresivo, -¿No me vas a dejar en paz?-

Doria se veía triste, -Estoy aquí para despedirme de ti. Gracias por haber sido de mente abierta todo el tiempo y no tenerme en cuenta muchas cosas.-

Édgar ni siquiera la miró, y solo se burló con frialdad, -Ayer dijiste que yo era una persona hipócrita, dominante e intimidante, ¿hoy soy de mente abierta?-

-Ayer no dije que tú eres esa persona, si quieres pensar así...-

-Basta.- La interrumpió Édgar con impaciencia, -¿Para qué me buscas?-

Doria levantó el táper térmico que tenía en la mano y dijo halagadoramente, -Dicen que no has comido desde anoche, he venido a propósito para traerte algo.-

Édgar se puso de brazos cruzados apoyándose contra la puerta, la miró con indiferencia, no tenía ninguna intención de dejarla entrar.

Doria se sintió un poco culpable por sus ojos fulminantes, así que desvió la mirada de forma no muy natural, -Gerente Édgar, no me malinterpretes, he venido a darte las gracias por el asunto de mi hermano.-

Al ver que Édgar estaba en silencio, Doria volvió a decir, -Mi hermano me ha dicho que ha vuelto a la escuela todo gracias a ti.-

-Si lo sabes, ¿crees que un plato de sopa de pescado puede compensar este favor?-

Doria no supo qué decir.

“¡Solo dime si te lo vas a beber o no, para qué me hablas de tonterías!”.

Doria recogió la sopa de pescado, -Ah sí, tienes razón. Es cierto que no hay suficiente sinceridad con una sopa de pescado. Entonces pensaré en otra forma de agradecértelo. Me voy, ya no te molestaré el descanso.-

-Párate.-

Doria volvió la cabeza y siguió sonriendo, -¿Tienes algo más que decir, gerente Édgar?-

Édgar volvió la cabeza y miró hacia la habitación, luego se dio la vuelta para entrar.

Doria frunció los labios y lo siguió.

Después de entrar a la habitación, Doria vertió la sopa de pescado del táper en el cuenco y se la entregó a Édgar, -Pruébalo, gerente Édgar.-

Édgar lo cogió con una mano y tomó un sorbo con la cuchara.

Los ojos de Doria se abrieron muy grande, -¿Qué tal? ¿Sabe bien?-

-Tampoco es la primera vez que lo haces, ¿hay alguna diferencia?-

-Claro... que sí. ¿Y si he mejorado mi habilidad culinaria?-

Édgar la miró, -No has mejorado.-

Doria se quedó sin voz.

Sabía que ese cabrón no diría nada bueno.

Doria estaba satisfecha y continuó, -Vuelve a probarlo con cuidado. La sopa de pescado es muy espesa y tierna. ¿A que está deliciosa?-

Édgar frunció el ceño con descontento, -¿Qué estás tratando de decir?-

-Olvídalo, sigue bebiendo. Tengo que llevarme el táper cuando la termines.-

Édgar no bebió más, simplemente dejó el cuenco y dijo con ligereza, -Doria, no hagas cosas irrelevantes.-

Doria se sorprendió, sin saber qué decir por un momento.

La voz de Édgar no denotaba ninguna emoción, -Toma tus cosas y vete.-

-Sé que no tengo derecho a decir algunas cosas, pero... ¿y si hay un malentendido entre vosotros?-

-Doria, antes de persuadir a los demás, ¿puedes ocuparte de tus propios asuntos primero?-

-Yo…-

Édgar dijo con voz fría, -Si crees que todo se puede explicar por malentendido y puede ser perdonado, ¿qué tal si envío a alguien para que te traiga a Armando ahora?-

Doria se quedó sin palabras.

Se dio por vencida. Originalmente ese asunto no tenía nada que ver con ella, solo pensaba intentarlo porque había recibido mucho cuidado por parte de Roxana en todo ese tiempo.

Antes de irse, Doria todavía no pudo evitar susurrar, -Roxana y Armando son diferentes.-

Édgar la ignoró.

Doria recogió la mirada y se alejó con la cabeza gacha.

Después de que Doria se fue, Vicente asomó cautelosamente la cabeza por la puerta, -Gerente Édgar, están aquí, ¿quiere verlos? ¿O se lo retraso para mañana?-

Édgar se levantó y dijo a la ligera, -No hace falta, ya voy ahora.-

-Bien.-

***

Después de marcharse, Doria miró la sopa de pescado que quedaba en el táper, sintiendo lástima por desperdiciar comida, encontró un lugar para sentarse y se la bebió de una vez.

Pensó que no debería haber venido, debería haber dejado que ese cabrón se muriera de hambre.

No obstante... Aunque no debería decir nada precipitadamente porque no entendía nada de lo que había pasado entre ellos, tampoco le pidió a Édgar que perdonara a Roxana de inmediato. Solo sentía que no se habían visto en mucho tiempo, esos veinte años fueron muy largos para los dos, si realmente había algún malentendido, había que explicarlo con claridad.

Pero ese cabrón sacó a Armando para apuntar a donde le dolía, realmente se había esforzado para nada.

Doria exhaló y se sentó un rato antes de regresar.

En el patio, Roxana estaba ordenando las cosas desordenadas. Al verla regresar solo dijo, -Tráemelo, yo lo lavo.-

-Ah... No pasa nada, puedo lavarlo.-

Roxana la miró y dijo a la ligera, -¿No ha bebido de la sopa?-

Doria dijo apresuradamente, -Lo ha terminado.-

Doria temía que no la creyera, así que abrió especialmente el táper, -Mira, Roxana, está vacío.-

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