Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 83

Después de escuchar sus palabras, Raimundo exhaló un suspiro de alivio y dijo con una sonrisa seca, -Ah, pensaba que conocías muy bien al gerente Édgar.-

Justo cuando Doria estaba a punto de responder, sonó una fría voz masculina detrás de ella, -También pienso que la señorita Doria me conoce muy bien.-

Doria se quedó sin voz.

Raimundo dijo apresuradamente, -Gerente Édgar, Doria no quiso decir eso...-

-¿Doria?- Resopló Édgar con frialdad, -La llamas con mucho afecto, parece que tenéis una relación muy estrecha.-

Raimundo dijo nervioso, -Doria... Doria y yo…-

Doria miró a Édgar y dijo tranquilamente, -Si tienes alguna crítica contra mí, puedes decírmelo directamente, ¿qué haces siempre apuntando a los demás?-

Édgar la miró lentamente con una mirada fría.

Al percatarse de la tensión que había entre los dos, Raimundo trató de hablar varias veces, pero no pudo emitir ningún sonido cuando las palabras le llegaban a la punta de la lengua.

Después de unos segundos, Édgar dijo con frialdad, -Te consideras muy importante, señorita Doria.-

-Bueno, me voy.- dijo Doria, haciendo una leve reverencia con la cabeza y volviéndose para irse.

-Doria...- Raimundo se apresuró a decir, y luego se dio la vuelta hacia Édgar, -Lo siento mucho, gerente Édgar. Regresaré una vez que Doria se suba al taxi.-

Doria llegó a la entrada. Cuando estaba esperando el coche, vio que Raimundo salió detrás suya, así que le dijo, -Puedo volver sola, no es necesario que me acompañes.-

Raimundo dijo, -No pasa nada, solo te acompaño hasta que subas al coche.-

Al escuchar eso, Doria no pudo decir nada, y solo asintió.

Raimundo sintió la ira que emanaba ella simplemente estando a su lado, de modo que dudó un rato antes de preguntar, -Doria, ¿conoces al gerente Édgar?-

Doria se sobresaltó, sin saber qué responder por un momento.

Raimundo volvió a decir, -Vienes de la Ciudad Sur como el gerente Édgar. ¿Habéis tenido algún malentendido antes?-

De hecho, no era difícil suponer ese tipo de cosas. Como la actitud que mostraban ambos era tan descortés, se podía deducir que o se guardaban rencores de antes, o no se caían bien mutuamente. No obstante, el gerente Édgar era alguien poderoso y muy ocupado, ¿por qué se metería tanto con una chica que conoció por primera vez?

En cuanto a Doria, se había mudado a la Calle Puente desde hacía más de medio mes. Siempre había sido simpática con todo el mundo, tenía un buen temperamento y era dulce y gentil. Raimundo nunca la había visto hablar con alguien en ese tono.

Doria tampoco sabía cómo explicarlo, pero justo en ese momento llegó el taxi, por lo que dijo, -Si tienes algo que decir, hablamos mañana, me voy.-

Raimundo asintió con la cabeza, -Entonces envíame un mensaje cuando llegues a casa.-

-Vale.-

Raimundo retiró lentamente la mirada después de que el taxi se había alejado. Cuando regresó a la habitación privada, el jefe se mostró un poco descontento, -Raimundo, ¿en dónde has estado tanto tiempo?-

-Yo…-

-Está bien, no expliques. El gerente Édgar ya se ha ido, vuelve a casa.-

***

Cuando Doria llegó a casa, Roxana ya estaba dormida. El entorno estaba muy tranquilo, solo ocasionalmente se escuchaba a los insectos estridular.

Ella estaba sentada en el patio, apoyando su mejilla en la mano y mirando hacia arriba.

En el cielo distante, la luna mostró lentamente su rostro, pero rápidamente fue cubierta por las nubes.

Doria suspiró en silencio, nadie sabía lo que estaba pensando. Cuando retiró la mano se encontró con que su oreja izquierda estaba vacía.

No sabía cuándo se le cayó el pendiente.

Qué mala suerte había tenido.

Cada vez que se encontraba con Édgar, no le pasaba nada bueno.

Doria parecía desanimada. Cuando estaba a punto de regresar a la habitación, alguien llamó a la puerta.

Detuvo sus pasos y miró subconscientemente.

Ya era muy tarde, no podrían ser los vecinos porque ya estaban todos dormidos.

Doria preguntó suavemente, -¿Quién es?-

La persona de afuera no respondió.

Doria tampoco se molestó en hacerle caso, pero nada más había entrado en la casa, alguien volvió a llamar a la puerta.

Pronto sonó la voz de Vicente, -Señorita Doria, soy yo.-

Doria no supo qué decir al respecto.

Abrió la puerta para encontrarse con la sonrisa correcta de Vicente.

Junto a Vicente había una figura alta y esbelta que tenía las manos metidas en los bolsillos del pantalón, estaba de perfil hacia ella mirando la vista nocturna que había a lo lejos.

Doria contuvo su temperamento, -Es muy tarde, ¿me buscáis por algo?-

Vicente tosió, -¿No estaba la señorita Doria buscando al gerente Édgar esta mañana? El gerente Édgar está libre ahora.-

-Ah, pero ahora ya no tengo nada para buscarle.-

Con eso, dio un paso atrás. Cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Édgar volvió la cabeza para mirarla con una expresión descontenta, -Doria, no seas insatisfecha.-

Doria habló muy amablemente, -¿Qué estás diciendo? Siempre he sido una persona consciente de sí misma, para nada sería insatisfecha.

Al ver que los dos entraban en tensión nuevamente, Vicente solo pudo hablar como un pacificador, -¿La señorita Doria debería estar buscando al gerente Édgar por el asunto del resort? Creo que usted lo ha malentendido, porque este proyecto fue decidido en el año pasado, solo que no esperábamos la coincidencia de que vive aquí también.-

Después de que terminó de hablar, Édgar dijo con impaciencia, -¿Para qué le cuentas estas cosas?-

Vicente retrocedió unos pasos para quedarse callado. “Si no quieres que se lo diga, ¿por qué no me interrumpes al principio? ¡¿Por qué has esperado a que termine de hablar?!”.

Después de escuchar esas palabras, Doria no hizo ninguna reacción.

A juzgar por la situación de hoy, sabía que Édgar no había venido por ella. Solo podía decir que se había equivocado en pensar que él sentía algo por ella. Afortunadamente, no lo vio por la mañana, de lo contrario, inevitablemente sería ridiculizada.

Doria dijo, -Ya veo, gracias por venir a explicármelo especialmente, gerente Édgar.-

Édgar parecía aún más insatisfecho, -¿Quién dijo que estoy aquí para explicártelo? Doria, veo que la palabra descarada ya no es suficiente para describir lo caradura que eres.-

-Entonces...-

Édgar sacó la mano que se había metido en el bolsillo de su pantalón, y con un ligero tiro, algo voló hacia Doria.

Ella inconscientemente lo atrapó. Con la ayuda de la luz vio lo que estaba en la palma de su mano, entonces se quedó un poco aturdida, ¿él lo había encontrado?

En los pocos segundos en que estuvo pasmada, Édgar ya había levantado la pierna para cruzar el umbral, pasando junto a ella entró al patio.

Miró a su alrededor débilmente, -¿Qué tiene de bueno este lugar para que vivas tan feliz?-

Doria apretó los dientes y resistió el impulso de sacarlo a rastras, -Naturalmente, no se puede comparar con la villa lujosa del gerente Édgar.-

Édgar la miró, -¿No puedes hablar bien?-

-Tú has irrumpido en la casa de otra persona en medio de la noche sin permiso. Ya he sido muy amable contigo por no llamar a la policía. Además, siempre he hablado así. Si no quieres oír mis palabras, te puedes marchar.-

Édgar la miró fijamente y de repente se burló, -Doria, realmente debería haberte grabado con una cámara para que veas cómo te comportas cuando vienes a suplicarme, y cómo te comportas ahora después de haberme utilizado.-

Doria no supo qué decir.

¿Era tan obvio?

Respiró hondo y dijo en voz baja, -Gerente Édgar, no estoy viviendo sola aquí. Vas a molestar a otros así, si tienes algo...-

Antes de terminar sus palabras, se encendieron las luces de la habitación y al segundo siguiente llegó la voz de Roxana, -Doria, ¿con quién estás hablando?-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO