Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 80

La luz de la luna caía silenciosamente, reflejando la nariz recta, los labios finos y la fría línea de la mandíbula del hombre.

Levantó levemente la cabeza, como si estuviera mirando al cielo, sin darse cuenta de que ella se acercaba.

Por reflejos, Doria quiso darse la vuelta y echar a correr, pero vio a Vicente parado en no muy lejos haciéndola una leve reverencia con la cabeza.

Sin más remedio, Doria sólo pudo girar la cabeza, se acercó lentamente a Édgar y finalmente se quedó de pie frente a él, -¿Qué te trae por aquí, gerente Édgar?-

La postura de Édgar no cambió. Su voz se volvió un poco más silenciosa a causa de la noche, -¿Para que Vicente te envíe mi agenda?-

Doria no supo qué responder.

“Si no quiere decirlo, que no lo diga. Pero ¿a qué viene ese tono peculiar de ese cabrón?”.

Doria no sabía qué intención tenía de venirse hasta allí. Después de estar de pie un rato, preguntó tentativamente, -¿Cuándo has llegado? ¿Has comido? Si no has comido, yo...-

-Cuando dijo “Mis padres son maestros en mi ciudad natal”.-

Doria frunció el ceño, -¿Nos escuchaste a escondidas?-

Entonces Édgar volvió la cabeza lentamente y la miró con indiferencia, -Por casualidad lo escuché. Si tienes miedo de que te escuchen, es mejor que habléis en susurros en un espacio con puertas cerradas.-

Doria respiró hondo, no quería tenérselo en cuenta.

Édgar continuó, -No me había dado cuenta de que eres tan atractiva para los hombres. Nada más te has alejado de ese Abraham que se acaba de comprometer, y ahora enseguida vino un tonto que se quiere dejar aprovechar.-

-En realidad no soy comparable contigo que tienes a tantas mujeres a la vez.-

Édgar se quedó sin habla.

Detuvo su mirada en la ropa de Doria, la miró de arriba abajo y sus hermosas cejas se fruncieron, -¿Qué llevas puesto?-

Doria se echó el pelo hacia atrás y miró hacia otro lado, -Moda, cosa que no entiendes.-

Édgar resopló, se levantó para ordenarse las mangas y pasó por su lado.

Doria se quedó desconcertada allí unos segundos antes de volver la cabeza y ver a Édgar subirse hacia el Maybach negro que estaba aparcado en no muy lejos.

Ella estaba un poco confundida hasta que el auto se alejó por un largo tiempo.

No esperaba que se fuera así sin más.

¿No vino allí específicamente para preguntar por lo que había hecho mal? ¿Será que solo estaba de mal humor y había venido a burlarse de ella para desahogarse?

Doria se sintió desconcertada.

Cuando regresó, Roxana estaba regando las flores del jardín. Al escuchar el sonido de la puerta abriéndose, preguntó sin levantar la vista, -¿Has dejado las cosas claras?-

-…Sí.-

Roxana se puso de pie, -Si no me equivoco, has rechazado a Raimundo. Ahora que el asunto está resuelto, ¿por qué sigues deprimida?-

Doria abrió la boca y vaciló un buen rato antes de decir, -Me encontré con mi exmarido en el camino de regreso.-

-¿Habéis discutido?-

Doria negó levemente con la cabeza, -Apareció de repente, dijo cosas extrañas e inexplicables y se fue. No sé para qué ha venido.-

Roxana dijo a la ligera, -Te echa de menos.-

Doria no supo qué decir.

Doria, -Roxana, no hagas este tipo de bromas, me da miedo.-

-Entonces dime, ¿por qué vino desde la Ciudad Sur a verte si estáis divorciados? ¿No simplemente quiere verte?-

Doria se sentó en una silla, miró al cielo y exhaló, -Ni siquiera él mismo sabe lo que está pensando. Parece que siempre hace cosas raras, pero siempre tiene sus propias razones. Además, me odia de verdad.-

Roxana siguió regando las flores, -Eres estúpida, si de verdad te odia, ¿por qué se ha casado contigo?-

-La situación en ese momento... era un poco complicada. Estaba embarazada y sus padres lo obligaron a casarse, por lo que siempre pensó que yo era una persona maquinadora que logra sus objetivos a toda costa.-

-Entonces, ¿se lo has explicado alguna vez?-

-Sí, pero... él no me cree, piensa que solo lo digo porque no quiero reconocerlo.-

Roxana suspiró en silencio, -Si no te cree, el divorcio también es algo bueno.-

-Sí.- Doria se recostó en la mesa, mirando hacia adelante sin rumbo fijo, -Pero siento que desde que nos hemos divorciado, su actitud hacia mí se ha vuelto aún más extraña e impredecible.-

Roxana dijo con una sonrisa, -Qué temperamento de niño.-

Doria asintió con la cabeza, ese cabrón a veces era muy infantil.

...

A la mañana siguiente, Doria escuchó una conversación en voz baja que venía desde fuera de la ventana. Todos charlaban con expresiones tensas, como si estuvieran discutiendo algo importante.

Después de levantarse para asearse, se unió al grupo de conversación de las señoras de mediana edad.

-¿Qué está pasando?-

La vecina Lourdes susurró, -Dicen que hay un desarrollador que planea adquirir este lugar y convertirlo en un hotel.-

Otra señora dijo, -Esta noticia es demasiado repentina, no la había escuchado antes. Si este lugar será demolido, ¿a dónde nos mudaríamos?-

-Sí, hemos vivido aquí durante décadas y nuestros hijos están lejos. ¿A dónde podríamos mudarnos?-

-Después de construirlo en un resort, los alrededores definitivamente cambiarán mucho. Me temo que será muy difícil encontrar un lugar tan adecuado para jubilarse.-

-Eso, el oxígeno de aquí es genial y el ambiente es bueno. Yo no quiero irme.-

Después de que Doria lo escuchó, de repente se dio cuenta de algo.

Parecía que sabía por qué Édgar había venido hasta allí.

Efectivamente, no tenía la intención de dejarla en paz.

Doria frunció los labios y se volvió para irse.

Acababa de dar unos pasos y Roxana salió de la casa, -¿A dónde vas tan temprano?-

-Yo... tengo algo que hacer.- Mientras Doria lo decía, añadió, -Roxana, voy a salir primero. No prepares mi comida al mediodía.-

Roxana asintió con la cabeza, -Ve despacio, qué prisa hay.-

Al escuchar eso, Doria se calmó un poco y su ritmo realmente se ralentizó.

Ella le envió un mensaje a Vicente y le preguntó dónde estaban. Por su parte, Vicente parecía como si estuviera preparado de antemano, enseguida le envió una ubicación del hotel.

Doria apretó los dientes y detuvo un taxi al costado de la calle.

Llegó a la entrada del hotel. Cuando estaba a punto de entrar, vio a Édgar saliendo rodeado por un grupo de personas.

Entre la multitud, encontró que Raimundo también estaba allí.

Sin embargo, Raimundo no se dio cuenta de ella. Nada más llegó a la empresa hoy, su jefe le dio la noticia de que un magnate vino de la Ciudad Sur y estaba negociando el desarrollo del resort. Su jefe llamó a él y otros compañeros para que vinieran a hacerle compañía.

Al ver a tanta gente, Doria no se acercó, solo dio un paso atrás para quedarse en un rincón. Le envió otro mensaje a Vicente, preguntándole cuándo podrían terminar.

Vicente dijo, -Se estima que hasta la noche.-

Luego le envió el número de habitación de Édgar, -El gerente Édgar dijo que si la señorita Doria le buscaba por algo, puede ir a su habitación a esperarlo.-

Doria se quedó sin palabras.

¿Por qué la tomaba ese cabrón?

Doria respiró hondo y golpeó la pantalla con fuerza, -¡Gracias, no es necesario!-

Después de enviar el mensaje, Doria regresó enojada.

Después de salir del taxi, descubrió que había siete u ocho autos negros estacionados a ambos lados del río originalmente tranquilo, entre ellos estaba el Maybach negro en el que había venido Édgar ayer.

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