Matrimonio de primera romance Capítulo 93

La mirada de Yadira puso a Perla los pelos de punta e incluso se quedó yerto.

Perla quiso mostrarse tranquila sonriendo, pero se le vio obviamente el pánico en los ojos, de esta manera, su expresión facial quedó muy rara, como que estaba demente.

Los demás notaron la rareza de Perla, pero todos se quedaron mudos.

Yadira se le acercó lentamente a Perla, le cogió el brazo y le tocó el abrigo con otra mano diciendo con admiración, -¿Lo acabas de comprar de verdad? Qué bonito, parece muy caro.-

Si fuera antes, Perla habría ostentado su nueva ropa, pero la que estaba frente a ella era la persona que creía que había muerto, ni le dio la gana de ostentar nada.

Es más, el abrigo que llevaba, se lo compró con la tarjeta negra de Yadira.

-No…no es caro.- Yadira colgó su brazo del de Perla para que tuviera la sensación de que estaba enrollada por una víbora, si se atrevería a moverse, moriría.

-A lo mejor para ti no sería caro, ayer vi uno mismo en el mercado, valía unos novecientos mil de euros, incluso hay que encargarlo con antelación, no se lo puede comprar cualquiera.-

Perla lo encargó con antelación, lo que significó que ellos intentaron estafarle esa tarjeta negra antes.

Desde el punto de vista de los demás, Yadira estaba ahí brazo en brazo con Perla admirando su ropa nueva, sin embargo, solo Perla sabía que ya se había quedado asustada y ni se atrevería a respirar.

Yadira estaba muy satisfactoria con la reacción de Perla, era lo que debía reaccionar una culpable.

Sonó el timbre del ascensor.

El ascensor paró y la puerta se abrió.

Perla quiso salir, pero no se atrevió a moverse, porque Yadira no la soltó.

Al ver que Perla no se movió, todos tampoco se atrevieron a avanzar por delante.

Yadira dijo artificialmente, -Perla, ¿en qué piensas? Por qué no sales, ¡te estamos esperando!-

Diciendo esto y salió llevándola.

Cuando salió del ascensor, se volvió y dijo a los otros en el ascensor, -Nos vemos.-

Hasta que llegaron a la oficina de Perla, Yadira se encerró y soltó a ella.

-¿Parece que me tienes mucho miedo? Así me haces muy embarazosa, ellos pensarán que te estoy puteando.- Dijo Yadira. Perla retrocedió paso a paso ante ella.

Yadira rio con frialdad, cogió el cuello de Perla, dijo con tono amenazante, -No tengas miedo, voy obedeciéndote, ¿cómo me atrevo a putearte?-

Viendo que Yadira no mencionó lo de ayer, pensó que Yadira no sabía que fue ella la que lo hizo.

Pensando en eso, ella se puso envalentonada.

Quitó la mano de Yadira y fingió una inocente, -Yadira, ¿estás bien? ¡Qué tontería me dices!-

Giró dirigiéndose a la mesa y se sentó, se dio aires de directora, -Ya, ahora es hora de trabajar, puedes irte, si tienes algún problema, me buscas después del trabajo.-

No le sorprendió nada a Yadira que Perla fuera a fingir que nada había pasado.

-Bien, te busco después del trabajo.- Yadira sonrío y se fue de la oficina.

Tan pronto como salió ella, Perla tiró todas las carpetas al suelo con furor.

¡Cómo era posible que apareciera Yadira sana y salva!

El secuestro del sábado fue idea de Henrico y ella, era para estafarle a Yadira la tarjeta negra.

El plan acordado era una vez logrado la tarjeta, que se largaran los dos secuestradores. Aunque lo supiera Yadira luego, no les podría hacer nada sin ningún testimonio.

Pero Perla odiaba a Yadira a muerte, no iba a castigarla demasiado poco.

¡Clandestinamente les añadió el dinero a los dos secuestradores!

Estos dos estaban en búsqueda y captura, no les importaba nada, perversos y crueles. Perla tampoco les preguntó el resultado porque temió que iba a dejar rasgos sospechosos. Pensó que Yadira estaría muerta sin ninguna duda, pero no esperaba que los dos fallaron.

Ella pensó: "Yadira era diferente que antes, cuando se entere de que yo fui la que tramó todo esto, ¡no me castigará a la ligera!"

……

Yadira salió de la oficina de Perla e iba a buscar a Henrico.

El secuestro del sábado, seguramente lo hicieron el padre e la hija, si no, no lo pudo hacer Perla sola.

Yadira llamó la puerta, sonó la voz de Henrico, -Adelante.-

Entró y justo en ese momento Henrico levantó la cabeza.

Cuando vio a Yadira, le sorprendió un poco pero no le dio miedo.

Esto quería decir que podía que Henrico no supiera lo que le intentaron hacer los dos secuestradores.

Henrico se levantó diciendo, -Yadira, ¿estás bien?-

-Estoy bien, ¿qué tal mi madre?- Yadira pasó por él con indiferencia, no se le vio ninguna rareza en la cara.

Al ver que no mencionó nada del secuestro, Henrico pensaba que ella no sabía nada, dijo con una risa tierna, -Ella está bien, luego va a traer el almuerzo, ¿comemos juntos?-

Yadira asintió, -Bien.-

Al mediodía Salia llegó al Grupo Jiménez para traerles el almuerzo.

Cuando vio que estaba Yadira, hizo una mueca delicada, -Yadira también está aquí…-

-Hace mucho tiempo que no como lo que cocinas mamá, papá dice que vas a venir, por eso vengo a comer contigo.- Cuando dijo esto, fijó en los ojos de Salia con un gesto misterioso, nadie sabía qué estaba pensando Yadira.

-No cocino bien…- Salia sacó los platos de la caja de comida esquivando la mirada de Yadira.

Salia evitó tanto, lo que hizo que Yadira confiara en que ella sabía el secuestro del sábado.

Si no, ¿por qué estaba tan inquieta?

Yadira no estaba triste, pero sí que sintió decepcionada.

Tenía que reconocer que su madre real no la había querido nunca en estos veintidós años.

Salia podía hacer cualquier cosa por Henrico.

Perla tenía razón, ella era una pobrecita que ni su madre la quería.

Yadira bajó la cabeza, llevaba una sonrisa forzada, -No he comido mucho de lo que cocinas, por eso no me acuerdo el sabor.-

Salia se quedó aturdida, giró y miró a Henrico.

Henrico le dio una mirada meneando la cabeza para que estuviera tranquila.

Salia pudo tener un alivio.

Con lo del sábado, Salia se dio cuenta de que a Yadira le importaba mucho, al fin y al cabo, entregó la tarjeta negra sin pensar por ella.

Para Yadira ella era tan importante, si luego Henrico tenía algo que acudir a Yadira, Yadira podría ayudarlo. De esta manera, Henrico estaría muy feliz e iba a tratar más a Salia.

Pensando en esto, Salia compartió la comida a Yadira con palillos con una sonrisa encantadora y dijo adulando, -Pues hoy cómete más.-

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