Matrimonio de primera romance Capítulo 131

La cara de Delfino era tan sombría como su tono, se notaba tanta frialdad desde los ojos que estaban fijando a Yadira, y con aburrimiento como si deseara que Yadira se fuera de aquí rápidamente.

Yadira después de responder la llamada de Apolo, cuando vino de casa, se puso nerviosa.

La inexplicable e incomprensible preocupación y ansiedad la envolvió completamente, hasta que vio a Delfino frente a ella vivo y hablando con ella, entonces se sintió un poco tranquila.

-¿Crees que quiero venir?-

Sonrió Yadira levantando los labios, así para no quedarse muy atrás.

Casi de inmediato, Delfino la respondió con intención de echarla.

-¿Entonces no te vas?-

Yadira frunció los labios, se dio la vuelta y se fue sin decir nada.

Según Apolo, Delfino tenía una relación bastante cercana con ella, ¡qué va!

Delfino era un demonio incontrolable, nadie sabía cuándo y por qué se reiría o se enfadaría.

Yadira caminó hacia la puerta y giró el pomo, no obstante, se notó que la cerradura no se movió en absoluto.

Intentó varias veces más, la puerta estaba igual.

Alguien cerró la puerta desde fuera.

La persona quien la llamó fue Apolo, también fue él quien cerró la puerta después de que Yadira entró.

Sin embargo, mirando a Delfino, aparte de su cara blanca no parecía que algo estuviera pasando. De hecho, quería echarla de aquí.

Entonces, ¿qué quería hacer Apolo? ¿encerraba a ella y Delfino juntos?

Yadira sabía que Apolo no era de confianza, tenía miedo a Delfino como ella.

Se dio la vuelta para buscar a Delfino, lo vio sentado en el borde de la cama y con la cara calmada. Su rostro se comenzó a poner rojo ahora mismo, que antes lo tenía pálido.

-¿A qué vuelves?-

Preguntando Delfino con tu voz fría y extremadamente impaciente.

Sin embargo, cuando la miró, esos ojos eran contrarios a su tono frío. En esos ojos, reflejaban lucha, paciencia y fanatismo.

Yadira dio un paso atrás, apretó la mano y dijo insegura.

-¿Estás...estás drogado?-

Delfino acababa de salir de la ducha, se notaba que tenía el cuerpo frío, obviamente acabó de tomar una ducha fría.

Y Apolo cerró la puerta con llave después de que entró ella.

Yadira no era niña pequeña, aunque no había estado en situaciones como ésta, no se había enamorado ni había escrito guiones, sabía muy bien lo que podría pasar.

-Te doy una última oportunidad, márchate de aquí inmediatamente.-

Delfino no respondió su pregunta directamente, pero tampoco la negó. Eso significaba que lo que pensaba Yadira era verdad, sí que tenía razón.

La mente de Yadira se hizo un lío, ¿para qué creer las tonterías de Apolo?

¡Las personas poco fiables hacían cosas poco fiables!

Contestó Yadira fríamente.

-La puerta está cerrada con llave.-

Delfino se quedó pensando, sabía que “este buen trabajo” lo hizo Apolo.

Delfino sacó su móvil para llamar a Apolo, pero claro cómo iba a coger el teléfono después de lo que hizo.

Por lo tanto, no consiguió comunicar con Apolo, solamente sonó un mensaje automático.

-Lo sentimos, el teléfono que está llamando está apagado.-

Delfino tiró su móvil directamente, claramente estaba cabreado.

Yadira intentó buscar su propio móvil, pero descubrió que tenía el bolsillo vacío, a lo mejor dejó su móvil en casa.

-Yo...yo me voy fuera.-

Un hombre y una mujer conviviendo bajo el mismo techo, encima Delfino estaba así drogado.

Se fue rápidamente cuando terminó la frase.

Se quedó sentada en el sofá, sufriendo cada minuto y cada segundo.

No había nada de movimiento desde el dormitorio, Yadira era difícil de evitar su curiosidad, empujó la puerta suavemente y entró, escuchó el sonido de agua desde la ducha.

¿Se había ido por otra ducha fría?

Si cualquier mujer podía solucionar el problema...

Pero Delfino no lo hizo.

Antes Delfino la miraba como si la fuera a tragar viva y entera, pero no pensaba hacerle nada. Prefería darse una ducha fría que tocarla.

Una persona tan inteligente como Delfino seguramente había notado su falta de voluntad, por eso no la obligó.

De repente Yadira recordó un párrafo que había leído en un libro: “A veces, pienso que el amor no es más que un pequeño favor. Antes pensaba que podría vivir la vida yo sola, pero al final alguien me chocó el corazón”.

Aunque Delfino la había engañado, también era intrigante, sombrío y con ganas de controlar todo.

Esto no podía borrar las cosas buenas que le había hecho, el buen trato que tuvo con ella.

Las mujeres siempre se emocionaban fácilmente, Yadira no era una excepción.

Yadira levantó la mano y se quedó pensando unos segundos, se animó a abrir la puerta de la ducha y entró.

La luz de la ducha estaba apagada, pero reflejaba la luz desde el dormitorio y podía ver el cuerpo de Delfino claramente.

Delfino estaba justo debajo de la ducha y de espalda de ella, sin moverse.

A un rato, con su voz ronca, le preguntó.

-Yadira, ¿qué estás haciendo?-

-Yo como tu mujer, entro en este momento, ¿qué crees que voy a hacer?-

Yadira caminó hacia él lentamente, su voz suave sonando en la ducha, ese ambiente embriagaba a cualquier persona.

Se quedó detrás de Delfino, el agua de la ducha empapó su cuerpo y le hizo temblar.

Y Delfino se volvió a la actualidad de repente, cerró la ducha, cogió el albornoz y se lo puso, luego cogió la mano de Yadira y la sacó de la ducha.

Yadira lo siguió con todo su nervio.

La empujó directamente fuera del dormitorio al final.

Yadira se quedó sorprendida, no podía creer que Delfino no la hizo nada estando así.

Si antes sí que quería hacer algo con ella...

Yadira se mordió los labios, lo abrazó.

-Delfino, ¿me echas de verdad?-

Yadira se notó que el cuerpo de Delfino temblaba levemente y luego se tensó bastante, los dos estaban súper cerca, sabía que el cuerpo de Delfino empezó a reaccionar.

Delfino siguió sin hablar, pero tampoco la apartó.

Yadira estaba un poco perdida, apretó los dientes y lo besó en el cuello disimuladamente.

-¿Aun así, tampoco lo quieres?-

Después del beso, Yadira se quiso alejar de él, pero de repente Delfino la envolvió cogiendo su cintura, y después llegó su beso, con un aliento ardiente, como si estuviera a punto de tragarla, un beso tan ansioso y profundo.

Los dos cayeron juntos en la cama mientras besándose.

Parecía que Yadira estaba inconsciente por sus besos, pero de repente Delfino se puso de pie y dijo.

-Yadira, mírame.-

-¿Qué?-

Lo miró con una cara carmesí y unos ojos tan hermosos y llenos de agua.

-¿Te acuerdas de lo que te dije? Si ya tienes la huella de Delfino, no te escapes de mi palma en toda esta vida.-

Las venas azules en la frente de Delfino eran completamente violentas, los ojos hinchados de rojos, y él estaba muy tenso. Pero cuando dijo eso, su tono era totalmente tranquilo.

Yadira parpadeó y le contestó en voz baja.

-Claro que ya no puedo escaparme.-

Su voz terminó otra vez en los besos.

Toda la paciencia y el autocontrol se derrumbaron en este momento. Delfino quitó la ropa de Yadira rápidamente, y empezó a besarla desde el cuello más abajo, con toda su paciencia y delicadeza.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio de primera