Héroe Retrasado romance Capítulo 22

Su Mei no tenía idea de cómo reaccionar. ¡Cinco millones! No se atrevía a tomar tanto dinero que ella no se había ganado. Aunque fuera una compensación, en realidad no necesitaba tanto. No tenía idea de que si no los perdonaba, las pérdidas para el Banco de Donghai serían de más de veinte mil millones.

-Es demasiado. No puedo aceptar esto. Sólo doscientos para los gastos de atención médica.

Mientras Su Mei no aceptaba, Xue Xing y los demás permanecieron inclinados, sin atreverse a levantar la cabeza.

-Bueno, lo tomaré primero.

No sabía qué hacer porque tampoco sabía ni cómo rechazarlo. Decidió que esperaría a que Lin Yuzhen volviera antes de buscar la manera de lidiar con eso.

Cuando vieron que Su Mei aceptó su muestra de disculpa, Xue Xing y los demás exhalaron aliviados. Creyeron que Su Me¡ pediría mucho más que eso, pero ahora estaban avergonzados por haber pensado eso de ella.

-¡Su Mei, sal ahora mismo! ¿Chocaste el auto de mi hermano y ahora te escondes en tu casa? Sal de ahí y paganos.

-Maldita sea, con que así es esta familia. Carajo, ¿cómo te atreves a chocar mi auto? Más vale que salgas y lo arregles conmigo o los voy a moler a golpes a todos.

De repente se oyó una voz fuerte amenazando con meterse a la casa. Zhang Rong se enrolló las mangas y estaba listo para pelear. No se iría hasta que desembolsaran al menos un millón de dólares.

Su Mei frunció el ceño. Jiang Ning sí había chocado un auto la noche anterior. Uno de lujo, por cierto, y debía valer mucho dinero. Pero la culpa era de ellos por bloquear el paso.

-Perdón por eso, permítanme que salga.

Su Mei salió y encontró a Zhang Cui gritando con las manos en la cintura.

—¿Y qué si tienen un BMW? ¿Qué tiene de grandioso? ¿Tanto así que se atrevieron a chocar el Porsche de mi hermano? ¿Sabes cuánto cuesta? ¡Lo suficiente como para comprar varios BMW de mierda!

Rara vez Zhang Cui tenía la oportunidad de gritarle a otros con tanta seguridad, de modo que su voz era mucho más fuerte y atrajo la atención de muchos vecinos. Quería demostrarle a todos que un BMW no tenía valor frente a un Porsche.

—¿Eres Su Mei? Así que ustedes fueron los que chocaron mi auto anoche. -Zhang Rong vio que Su Mei había salido y se rio con frialdad—. Se volvieron arrogantes sólo porque tienen un BMW de mierda, ¿eh? Vamos a ver cómo me van a pagar. Prepárate para irte a la quiebra. Ese auto vale más de un millón y ya no se podrá reparar.

Su Mei se puso blanca como fantasma. ¿Un auto que vale más de un millón? Era seguro que no podían pagarlo. Pero ya era tarde para eso. Después de todo, Jiang Ning había chocado el auto.

—¿Zhang Rong? -Ella estaba a punto de responder cuando Xue Xing salió detrás de ella con el ceño fruncido-. ¿Qué haces aquí?

-¡Director Xue!

Zhang Rong se heló de inmediato. ¿Por qué estaba el director ahí? Y había salido de la casa de Su Mei. Sintió como si lo hubiera golpeado un rayo y quedara pegado al suelo. No se atrevía a moverse un centímetro. Frente al director, un simple jefe de departamento como él no estaba calificado ni para cargar sus zapatos.

-¿Se conocen?

Su Mei estaba sorprendida.

-Este es el Jefe de Servicio al Cliente en la sede del banco. Acaban de darle un ascenso.

Xue Xing no ocultó nada de eso. Al instante se dio cuenta de que Zhang Rong tenía asuntos que resolver con Su Mei, y se burló por dentro. Les había costado mucho esfuerzo asegurarse de que Su Mei aceptara las disculpas y ahora Zhang Rong había venido a causar problemas. ¿De qué se trataba todo esto? Este idiota no sabía lo que le convenía. ¿Acaso estaba intentando meter en problemas a todo el Banco de Donghai?

-¿Qué ocurre, Zhang Rong?

La expresión de Xue Xing era muy seria.

—Director, fueron... fueron ellos. Chocaron mi auto anoche y lo dañaron, así que...

-Tonterías. Tú fuiste quien se estacionó a propósito en la salida y bloqueaste el paso. Los demás no se atrevieron a tocar tu auto, excepto esta familia.

«Psk, hay toda clase de gente en el mundo, ¿eh? Es jefe de un departamento del Banco de Donghai, con razón se atreve a hacerse el mandón».

«Es arrogante sólo porque es rico. ¿Acaso el banco no tiene dinero porque nosotros lo guardamos ahí? ¡Nunca más iré al Banco de Donghai!»

Algunos de los vecinos que estaban mirando eran gente razonable, pero no pudieron aguantarse cuando escucharon la perorata que estaba soltando Zhang Rong.

El rostro de Xue Xing se volvió aún más desagradable cuando escuchó lo que decían. El asunto había comenzado a afectar la reputación del Banco de Donghai. Se volvió y reverenció a Su Mei.

-Señora Su, lamento muchísimo que se presente otro alboroto en su vida. Espero que no se lo tome personal. Yo arreglaré este asunto.

Su rostro adquirió seriedad y Zhang Rong sintió que las piernas le fallaban. Nunca había visto que el director se portara tan amable con nadie. ¿Qué relación tenía esta mujer con el director? Se volteó para mirar a su hermana, Zhang Cui, y ella también estaba muda de la impresión. Nunca se enteró de que la familia de Su Mei tenía estas conexiones. Incluso el director del Banco de Donghai se inclinaba ante ella.

-Yo pagaré por tu auto. -Xue Xing hizo un cheque y se lo arrojó a Zhang Rong, que no se atrevió a recogerlo-. Ah, y estás despedido. —Xue Xing no se andaba por las ramas—. Todo empleado del Banco de Donghai debe cuidar su comportamiento al máximo. Si no lo haces, ni pienses en unirte a la compañía.

—¡Director! ¡Director, no me despida! Me equivoqué. Acepto mi error.

La cara de Zhang Rong estaba pálida. Si lo despidieran, no podría pagar las mensualidades del auto. Y tampoco podía permitirse perder un trabajo tan bueno.

—¿Ahora reconoces tu error? ¡Demasiado tarde!

Secretaria Xu, infórmele a Recursos Humanos y haga un anuncio a la compañía. Además, dígale a quien recomendó que le dieran un ascenso a Zhang Rong que me vea en mi oficina a primera hora mañana para una sesión de reflexión.

Zhang Rong parecía trapo y su cuerpo entero estaba débil. Zhang Cui también seguía ahí parada, con la cara pálida. Nunca pensó que las cosas acabarían así. Ni siquiera había tenido tiempo de presumir que su hermano menor había recibido un ascenso y había comprado un auto de lujo. Y ahora todo se había desvanecido como humo.

-Su Mei. Apiádate. ¡Apiádate de nosotros!- Corrió hacia Su Mei y se exprimió una sonrisa—. Después de todo, somos vecinas. Ten piedad. Todo es culpa de mi hermano, nos disculparemos enseguida. ¡Lo sentimos! ¡Perdónanos!

Su Mei la miró. Sin importar cuán amable fuera, tampoco podía tolerar a alguien tan hipócrita. A menudo Zhang Cui había hablado mal de ella y su familia. ¿Acaso pensaba que no lo sabía? Le había llamado lisiado a Lin Wen y a ella la llamaba una vieja arpía que no sabía hacer dinero. Recientemente, había dicho que su familia eran unos buenos para nada y habían tenido que buscar un yerno para adoptarlo. ¿Acaso Zhang Cui de verdad creía que ella no sabía que había dicho todas esas cosas horribles?

Su Mei respiró hondo.

—Lo siento, pero se lo merecen.

El rostro de Zhang Cui palideció en cuanto escuchó eso. No se atrevió a decir más y arrastró a Zhang Rong lejos de ahí. Si no se iban ya, podrían acabar mucho más humillados.

—Señora Su, me disculpo de nuevo por arruinarle el día. —Xue Xing se veía muy apesadumbrado.

-No se preocupe. Le agradezco por ayudarme. En cuanto a la compensación...

—Por favor, no hable de dinero. Eso involucra a mi dignidad también —respondió Xue Xing en tono de broma—.

Deberíamos irnos. No molestaremos más a la señora Su.

Con eso, Xue Xing y sus subordinados se fueron. Todos los vecinos miraban con envidia, algunos hasta con celos. Nadie sabía que Su Mei y su familia eran tan importantes. Incluso el director del Banco de Donghai tenía que ser tan amable con ella.

Su Mei se sentía un tanto avergonzada por esto, así que sólo saludó a los vecinos con un gesto de la cabeza y luego volvió adentro de la casa. Seguía en shock por lo que acababa de ocurrir.

Mientras tanto, en la oficina de la obra de construcción de la fábrica, Lin Yuzhen tenía una expresión sombría. Estaba furiosa y le temblaba un poco el cuerpo.

-Están intentando monopolizar el mercado. ¡Fueron demasiado lejos!

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