Héroe Retrasado romance Capítulo 21

Ya habían comido y bebido lo suficiente. Jiang Ning había bebido bastante, así que no podía manejar. Huang Yuming dispuso que alguien los llevara a casa. Lin Wen había bebido bastante. Abrazó a Su Mei y le susurró cosas al oído todo el camino a casa.

—Querida mía, te amo. Prometo que me pondré bien y les traeré felicidad a ti y a Yuzhen.

«Querida, gracias por cuidarme todos estos años. ¿Qué hice para merecer una esposa tan buena?

«Amorcito, hay que estar juntos por siempre, ¿sí?

Lin Wen parecía un niño, abrazado a Su Mei, haciéndola sonrojarse de vergüenza, pero ella no podía hacer nada para detenerlo.

-¡Los muchachos están viéndonos! -le dijo Su Mei, sin poder evitarlo.

Lin Yuzhen fingió que no veía nada, pero tenía una sonrisa en el rostro. Hace mucho tiempo que no veía a sus padres así.

Ya era tarde. Lin Yuzhen estaba recostada de lado y Jiang Ning estaba en el suelo junto a la cama.

-Jiang Ning.

—¿Mmm?

—Gracias.

-De nada.

La conversación fue corta y de nuevo se quedaron en silencio.

-La próxima vez, no gastes tanto dinero en mi familia, ¿de acuerdo?

—No puedo aceptar eso. —Jiang Ning era incansable aún con Lin Yuzhen—. Esta es mi familia. Eso incluye a mi esposa y a mis padres. Si no gasto en ustedes, ¿en quién voy a gastar?

-¿Pero por qué?

Lin Yuzhen se mordió los labios. No sabía si este hombre de verdad era tonto o sólo fingía serlo. Dadas su riqueza y sus influencias, podía tener a cualquier mujer que quisiera y no era necesario insistir con que lo adoptaran como yerno.

-He estado viviendo descaradamente en tu casa y comiendo lo que cocina tu mamá, así que es seguro que no me puedo quedar aquí de gratis, ¿verdad? -respondió Jiang Ning- Bueno, a dormir. Buenas noches.

Lin Yuzhen aún tenía preguntas pero Jiang Ning ya no quería responder. Ella no podía hacer nada al respecto. ¿Por qué este tipo hacía esto? La noche pasó en silencio.

Cuando Jiang Ning despertó en la mañana, se encontró con que el desayuno era más espléndido que el día anterior. No se preocupó para nada por sus modales. Comenzó a comer en cuando terminó de asearse.

-¿Dónde está papá?

—Se pasó un poco de copas anoche, así que sigue durmiendo —respondió con suavidad Su Mei desde la cocina.

-Papá tiene que aguantar más licor, de otra forma no va a poder entretener a los clientes en el futuro.

Dijo esto de manera muy casual, pero Su Mei se quedó inmóvil un rato. ¿Entretener clientes? ¿Por qué Lin Wen necesitaría entretener clientes? Jiang Ning no se explicó más.

-De acuerdo, sí. Entiendo. Estaré ahí de inmediato. —Lin Yuzhen guardó sus cosas y salió corriendo de su cuarto.—¡Pasó algo en la fábrica y tengo que ir ya!

Jiang Ning todavía tenía un palito de pan frito en la mano pero se levantó de inmediato.

-Yo te llevo.

—¡Mamá, ya nos vamos!

Los dos salieron volando.

-Yuzhen, ni siquiera has desayunado -les gritó Su Mei, pero ya se habían ido.

Se volteó para ver la mesa con platos que parecían haber sido arrasados por un tornado después de que Jiang Ning se había devorado todo y sacudió la cabeza, luego comenzó a reír para sí misma.

-Este muchacho, de verdad... Ni que alguien le fuera a arrebatar la comida.

Su Mei juntó los cubiertos y estaba a punto de meterse a la cocina cuando sonó el timbre. Abrió la puerta y vio a unos hombres trajeados con regalos en mano. No parecían hombres comunes como los que hay en la calle. El que iba al frente era canoso y se inclinó en cuanto vio a Sumei.

-¿Es usted la señora Su Mei? -le preguntó con amabilidad.

Sumei asintió con la cabeza.

-¿Quién es usted?

-Señora Su Mei, soy Xue Xing, director del Banco de Donghai. Me acompaña el señor Yang, gerente de sucursal. -El rostro de Xue Xing tenía una expresión de gran arrepentimiento cuando dijo—: Nos enteramos de lo que le ocurrió a la señora Su Mei en nuestra sucursal ayer, así que hemos venido para disculparnos.

Su Mei se sorprendió. ¿El director y el gerente de sucursal del Banco de Donghai habían venido en persona para disculparse?

-¿Podemos pasar? -preguntó Xue Xing cortésmente.

-Ah, claro. Pasen, por favor -Su Mei los dejó entrar.

Mientras tanto, Zhang Rong, estaba furioso en la oficina de administración de la finca. No durmió en toda la noche y había tenido que llegar de prisa a la oficina en cuanto el personal se reportara para trabajar.

—¡Investiguen esto de inmediato! ¡Ya! Revisen las cámaras. Quiero saber quién fue el maldito que chocó mi auto.

Era el Porsche que acababa de comprar. Estaba tan dañado que no se podría reparar. Iba a encontrar al maldito que hizo esto y hacerlo caer en quiebra.

-Lo siento mucho pero anoche estaba muy oscuro y creo que las cámaras quizás no hayan podido captar a quien lo hizo.

El gerente de la oficina no podía soportar a gente como Zhang Rong y en verdad no quería ayudarlo a descubrirlo. Fue él quien simplemente dejó su auto estacionado, así que se merecía que lo trataran de esa manera.

-¡No intente engañarnos! Vivo aquí y sé lo poderosas que son esas cámaras. ¿Acaso no lograron identificar a la persona con quien la nuera de Dasheng estaba teniendo una aventura? —La voz de Zhang Cui subió de volumen—: Si no investigan esto, tendremos que llamar a la policía.

El gerente no tenía más opción que buscar a alguien para que revisara las cámaras. En cuanto Zhang Cui vio el BMW que no tenía placa permanente, comenzó a gritar:

-¡Son ellos! ¡Así que fueron ellos! Hermanita, ¿sabes quiénes son? -preguntó Zhang Rong con enojo.

-Es esa vecina. Ese carro le pertenece a su familia y trató de mentirnos diciendo que el yerno que adoptaron fue quien lo compró -Zhang Cui resopló y continuó con tono burlón-: Todos saben que ese hombre es un indigente, ¿cómo podría pagar un auto?

—¡Ja! Pues, ya que se atrevieron a chocar mi auto, les enseñaré una lección.

La expresión de Zhang Rong se oscureció y arrastró a Zhang Cui fuera de la oficina de administración y hacia la casa de Su Mei. No sólo quería golpear a Jiang Ning, sino hacerlos pagar. Ya que podían comprarse un BMW, seguramente les alcanzaría para comprarle un Porsche nuevo, ¿no?

Del otro lado.

Su Mei les sirvió agua a los invitados. Xue Xing se levantó con rapidez y tomó el vaso con ambas manos.

-Señora Su, está siendo demasiado gentil con nosotros.

-Hizo un gesto con la mano y al punto sus subordinados trajeron los regalos—. Esta es una muestra de cuánto lo sentimos. Espero que la señora Su lo acepte.

Su Mei sacudió las manos.

—No es apropiado que lo haga.

-No, no. Nosotros somos los que obramos mal, así que quisiéramos buscar el perdón de la señora Su —respondió de inmediato Xue Xing- Lamentamos muchísimo el terrible malentendido. Por favor, háganos saber cómo quisiera que la compensemos. Lo haremos sin chistar.

El gerente de sucursal se paró por un lado y no se atrevía a decir nada. Este asunto se había vuelto muy serio. Nadie podría haber creído que al director, que estaba por jubilarse, casi lo despedían a causa de esto. La unión mundial también les había advertido que si no arreglaban el asunto como se debía, expulsarían al Banco de Donghai. Sería desastroso para ellos.

-El gerente general ya fue despedido y nos aseguraremos de que nadie en la industria lo vuelva a contratar jamás —continuó el director—. Y sobre la cajera, la demandaremos por difamación. En cuanto al guardia de seguridad...

-Señor Xue -Su Mei sacudió la cabeza al oír esto-, no tiene que hacer esto. Es demasiado duro con esas personas. Yo creo que estos jóvenes no tenían malas intenciones.

La habían humillado, pero fue un malentendido después de todo. No quería arruinarle el resto de su vida a nadie a causa de esto.

Todos tenían problemas de los que no podían hablar, y mientras que recibieran su castigo correspondiente cuando cometían errores y cambiaran para bien, con eso bastaba. No había razón para empujar a nadie a un callejón sin salida.

Xue Xing se llenó de admiración cuando escuchó eso.

-Señora Su, es en extremo generosa, y yo de verdad respeto eso. Haré caso a lo que ha dicho.

Se volteó hacia el gerente de sucursal, quien sacó una tarjeta dorada.

-Esta es una tarjeta VIP del banco de Donghai con cinco millones en la cuenta. Es nuestra manera de ofrecerle disculpas. Acéptela, por favor, señora Su.

Antes de que Su Mei pudiera rechazarla, se inclinaron y le rogaron:

-Por favor, acéptela y denos la oportunidad de mejorar.

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