Héroe Retrasado romance Capítulo 14

-¿De qué hablabas con mi mamá, tía? -preguntó Jiang Ning.

El rostro de la mujer enrojeció y sacudió las manos.

-Ah, de nada.

Al principio tenía la intención de molestar más a la familia de Sumei para divertirse porque a ella la habían regañado después de que ellos rechazaran al muchacho que les había presentado. Pero ya no se atrevía. Aquel muchacho que trabajaba como servidor público ganaba sólo cuatro o cinco mil al mes. Probablemente nunca podría manejar un auto tan caro en su vida.

Sumei estaba ahí parada, en estado de shock. Lin Wen también tenía la boca abierta y no podía ni hablar. Ninguno podía creérselo.

-Este auto... -Sumei respiró hondo. Creyó que Lin Yuzhen estaba bromeando. No creía que Jiang Ning pudiera pagarlo y también sabía que Lin Yuzhen de verdad no

podía.

-¿Dónde está la motoneta? —Lin Wen se dio cuenta de que la motoneta de Lin Yuzhen no estaba y preguntó por ella al instante. Les había costado más de dos mil.

—La agencia tenía una promoción, así que la cambiamos por un vehículo nuevo.

El rostro de Lin Yuzhen estaba sonrojado porque era pésima para mentir. Pero el de Jiang Ning estaba normal y dijo esto sin chistar. Ella por poco se desmayó cuando lo escuchó. ¿Qué agencia les permitía a los clientes cambiar una motoneta por un BMW? Lin Wen no lo creía y tampoco Sumei. No eran tontos.

-De hecho, hubo un sorteo... -Lin Yuzhen intentó inventarse una historia realista, pero de verdad no podía mentir—. ¡Jiang Ning lo compró! —dijo al fin. Era mucho más fácil decir la verdad.

Sumei miró a Jiang Ning de forma extraña y pareció creérselo. Este nuevo yerno la había sorprendido desde el primer día en que puso un pie en la casa. La había defendido y había abofeteado a Lin Feng, había protegido a toda la familia desde el inicio. Aunque no lo había aceptado, ella tenía corazón.

-Bueno, no es necesario explicarnos. -Sumei dejó el tema. Su corazón se sentía mucho mejor al ver que esa fastidiosa tía tuvo que callarse.

Miró con seriedad a Jiang Ning pero no dijo nada. Luego, condujo a Lin Wen de vuelta a la casa.

-¿Mi mamá se lo creyó? -preguntó Lin Yuzhen en voz suave.

-¿Acaso importa?

Desde lejos él había visto que la tía estaba haciéndole pasar un mal rato a Sumei. Así que por supuesto que no iba a ser amable y se iba a vengar por ella. Tampoco permitiría que nadie abusara de su suegra.

-Vamos, hay que ir a casa a comer -dijo Jiang Ning.

Sumei no cocinaba mal. 0 al menos eso le parecía a Jiang Ning. Había viajado por el mundo y había probado toda clase de delicias. Incluso había ido a lugares donde un platillo costaba un millón de dólares, pero nunca había comido algo hecho en casa.

Cuando Sumei vio a Jiang Ning comer como si no hubiera comido en años, como un huracán pasando por la mesa, a Sumei le tembló el párpado. Empezó a preguntarse si de verdad su comida era tan deliciosa.

-Jiang Ning, déjame preguntarte algo. -Fue Lin Wen quien se animó a preguntar después de un rato-: Ese auto, ¿de verdad lo compraste?

Todavía no podía creerlo. ¡Costó casi quinientos mil!

—Sí. Sólo es un auto, no es para sorprenderse —dijo Jiang Ning sin levantar la mirada-. Cuando tus piernas se mejoren, te compraré uno también, papá.

Esto hizo que toda la casa se quedara en silencio al instante. Jiang Ning levantó la mirada y vio la impotencia y la desesperanza en el rostro de Lin Wen. Sumei tenía los ojos enrojecidos y llorosos, mientras que Lin Yuzhen

suspiró de tristeza.

—Mis piernas... —Lin Wen rio con amargura y negó con la cabeza. No había posibilidad de que se recuperara. Era un hombre inútil. Lo sería por el resto de su vida.

-Conozco un médico que es experto es esa área. Él debe poder hacer algo.

Las palabras de Jiang Ning hicieron que Lin Wen levantara la mirada abruptamente. Pero lo pensó un poco más.

Jiang Ning era un indigente, ¿a quién podría conocer que fuera tan increíble? El tipo parecía bastante honesto pero de verdad le gustaba presumir.

-¿En serio? -Lin Yuzhen, por su parte, no pudo evitar preguntarle. Sabía que Jiang Ning no era un hombre ordinario. Aunque sólo lo conocía desde hace un par de días, él no le había ocultado todo y había mostrado algo de lo que era capaz.

—Claro. Está ocupado por ahora en el extranjero, pero en cuanto termine haré que venga a Donghai -dijo Jiang Ning con indiferencia.

—¿De-de verdad? —preguntó ansioso Lin Wen. Jiang Ning asintió.

-No te preocupes.

Lin Wen se puso un poco nervioso pero Sumei le dio palmadas en la mano y lo tranquilizó. ¿Este nuevo yerno era de confiar?

Después de comer, Lin Wen se fue a su cuarto, mientras que Lin Yuzhen fue al suyo para preparar los documentos que necesitaba en la tarde. Jiang Ning se sentó en el sillón de la sala y se puso a ver la televisión.

-Jiang Ning, ven un momento —lo llamó Sumei.

Entró a la cocina y vio a Sumei con un cuchillo en la mano. Su rostro permaneció tranquilo y hasta tenía un esbozo de sonrisa.

—¿Me buscabas, mamá?

A Sumei le daba igual cómo la llamara Jiang Ning. Lo miró con furia y le dijo muy seriamente:

-¿Quién demonios eres? ¿Qué buscas con acercarte a Yuzhen? Si quieres lastimarla, pelearé contigo aunque me cueste la vida.

Sumei no era tonta. Hasta ahora, Jiang Ning no parecía un indigente en lo absoluto. Y ciertamente no tenía pinta del típico debilucho que buscaría ser un yerno adoptado. Por el contrario, Jiang Ning era muy fuerte y dominante. Hoy se había comprado despreocupadamente un auto que valía cientos de miles de dólares. ¿A esto le llamarían indigente?

-Mamá, puedo garantizarte que no tengo malas intenciones con Yuzhen, ni contigo ni papá —respondió Jiang Ning con calma-. Quiero estar con Yuzhen para protegerla, para que otros no abusen de ella.

Sumei aún tenía una mirada asesina y no dijo nada durante un largo rato.

—¿Por qué? —preguntó al fin.

-Ella salvo mi vida hace tiempo. -Jiang Ning respiró hondo y sus pensamientos volvieron a esa vez hace quince años-. Hay cosas que no puedo decirte ahora, pero confía en mí, por favor. Cuando llegue el momento adecuado, lo sabrás todo.

Clac...

Se abrió una puerta y Sumei escondió con rapidez el cuchillo.

-Voy a confiar en ti por ahora, pero no debes tocar a Yuzhen, ¡no la arruines! -susurró ella.

Jiang Ning asintió.

—¿Tienes todos los documentos? —Jiang Ning salió de la cocina—. Vamos, te llevaré a la oficina.

Entonces la empujó por la puerta y la llevó.

Sede del Grupo Lin. Oficina del Director.

-¿Ya te enteraste? -preguntó Lin Qiang con expresión dura.

-Sí. -Lin Feng sonrió con frialdad. Había pagado quinientos mil dólares para sacarle la respuesta a uno de los subordinados de Huang Yuming. -Antes de que Huang Yuming se hiciera rico, también era indigente y casi se moría de hambre. Jiang Ning le dio la mitad de su pan y lo salvó. Alguna vez vivieron juntos bajo el puente y podría decirse que son conocidos. Huang Yuming sólo le devolvió el favor.

Estaba indignado. Le era difícil aceptar que no fuera verdad que Lin Yuzhen se había entregado a Huang Yuming, sino que todo era por ese inútil yerno adoptado, Jiang Ning.

-No lo puedo creer. ¡Ve a quién escogiste! -gritó Lin Qiang con furia.

Lin Feng fue quien escogió a Jiang Ning. Había elegido a propósito a un indigente con enfermedades mentales. Pero ¿quién podría haber sabido que Jiang Ning tenía un pasado con Huang Yuming?

-Papá, relájate. La gente como Huang Yuming, una vez que se vuelve rica, no se olvida de sus viejos camaradas.

En cuanto le devuelve el favor a un indigente como Jiang Ning, se acaba todo. —Lin Feng continuó con malicia—: Después de que Lin Yuzhen y su familia hayan usado esta oportunidad, ¿quién los ayudará?

Lin Qiang entrecerró lo ojos. Conocía bien a personas como Huang Yuming. Eran crueles y despiadadas en secreto pero aparentaban ser buenas. Devolverle un favor a alguien que conoció cuando era indigente podría hacerlo ver todavía mejor. Pero hasta ahí llegaba.

Estaba determinado a hacer que Jiang Ning pagara por avergonzarlo y lo iba a hacer sufrir más que lo que él sufrió.

-¿Ya arreglaste todo en la fábrica?

-¡Todo listo! -Lin Feng rio fríamente-, Lin Yuzhen se va a arrepentir de quitarme este proyecto.

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