Héroe Retrasado romance Capítulo 13

Lin Yuzhen corrió a la caja y ya se oía el ruido de la registradora imprimiendo el recibo.

-Señorita, el total es $487 000. Voy a registrar el auto a su nombre. También le regalaremos una calcomanía y una tarjeta de recarga para la gasolinera.

La vendedora estaba extremadamente emocionada. No esperaba concretar una venta tras tan poco tiempo de haber comenzado a trabajar ahí. Y la comisión por vender un BMW tampoco era pequeña.

Le entregó con ambas manos el recibo y la tarjeta a Lin Yuzhen y su voz temblaba un poco:

-Aquí están su tarjeta y el recibo. Traeré una placa temporal para el auto, en cuanto el registro esté completo, le colocaré la placa permanente.

Lin Yuzhen estaba pasmada. No esperaba que la vendedora procesara todo tan rápidamente. Y aún más, que la tarjeta de Jiang Ning tuviera tanto dinero. ¡Casi quinientos mil! ¿Y lo gastó así sin más? Ella había trabajado tan duro durante los últimos dos años y apenas tenía cincuenta ahorrados. Jiang Ning sólo era un indigente, ¿de dónde había sacado tanto dinero?

Lin Yuzhen caminó hacia Jiang Ning, mirándolo como si fuera un monstruo. No podía creerlo. Ellos acababan de comprar ese auto. Y no sólo ella, también las vendedoras que estaban en la esquina sentían el estómago revuelto. Fueron las primeras en ver a Jiang Ning entrar pero no se molestaron en atenderlos y terminaron dándole esa gran oportunidad a la novata.

—¿De verdad lo compró? —una de ellas no pudo evitarle preguntarle a la nueva.

—¡Sí, qué maravilla! -respondió la vendedora, incapaz de ocultar su emoción-. He visto antes ese símbolo que tenía la tarjeta, es una tarjeta muy especial y para obtenerla debes tener una cantidad mínima en tu cuenta.

¿Eran cien millones? ¿O mil millones? A las vendedoras que escucharon se les hizo un nudo en la garganta y se dieron de golpes en el pecho. Se habían perdido de una grande esta vez. La otra vendedora no se fijó en ellas. La comisión de esta venta era suficiente para hacerla feliz por medio año. Se apresuró a tener listos el carro y la matrícula.

Del otro lado, Lin Yuzhen estaba haciendo muecas. Cuanto más miraba a Jiang Ning, menos lo entendía.

—¿Cuántas cosas me estás ocultando?

—No muchas. Te diré en el futuro —dijo, encogiendo los hombros. Solamente había comprado un auto que valía unos cuantos cientos de miles de dólares. ¿De verdad tenía que mirarlo así Lin Yuzhen? -Súbete y siéntelo.

Abrió la puerta e hizo que Lin Yuzhen se subiera al auto. Al acomodarse en el suave asiento, Lin Yuzhen se sintió como en un sueño. No parecía real.

-Señor, ya procesé la placa temporal. La permanente tardará dos días en llegar y podrá venir a la agencia para que se la coloquemos. Si necesita algo, puede llamarme cuando sea.

La vendedora se inclinó y dejó educadamente su tarjeta personal en un lugar visible del auto.

-¿Podemos irnos? -preguntó Jiang Ning.

-Sí.

-Espera, ¿y mi motoneta? — Lin Yuzhen pensó de pronto en la motoneta que la había acompañado los últimos dos años.

-Déjala.

Jiang Ning no se molestó en decir nada más. Se metió al asiento del conductor, encendió el motor y arrancó. La vendedora los vio irse, sintiéndose todavía sonrojada. Era la primera vez que había visto a alguien tan rico. ¡Se compró un BMW como si fuera comida! En particular, esa expresión tranquila y despreocupada en el rostro de Jiang Ning tenía un extraño encanto de hombre de mediana edad y ella estaba fascinada por completo.

Las otras vendedoras estaban muy arrepentidas, pero no podían más que culparse por su ceguera. Hasta aquí había llegado eso de saber juzgar a la gente. ¡Eran puras sandeces!

Jlang Ning conducía y Lin Yuzhen iba en el asiento del copiloto. No pudo evitar estirar los brazos para tocar los interiores de piel del auto. Miró el tablero de mandos y se preguntó cómo le iba a explicar esto a sus padres. ¿Se había ido en una motoneta y, de alguna forma, se había convertido en un BMW al volver?

-Jiang Ning, tú no eres una persona común, ¿verdad? —Sin importar cuán inocente fuera ella, sabía que ningún hombre común podría gastarse quinientos mil en un auto así sin más—. ¿Por qué tienes tanto dinero? Si tienes tanto, ¿por qué buscaste ser el yerno adoptado de los Lin y ser la burla de todos?

Tenía mil preguntas que hacerle.

—¿Has oído hablar de la Secta de los Mendigos de esas viejas novelas de espadachines? Mi secta tiene bastante dinero —le respondió Jiang Ning despreocupado.

Lin Yuzhen se tardó en reaccionar y de repente se dio cuenta de que Jiang Ning estaba bromeando.

-¡Es en serio!

-El doctor dijo que mi cuerpo está débil y no puedo cuidar de mí mismo, entonces necesito una mujer que me alimente y me vista, así que vine a buscarte -dijo él, con una sonrisa.

Lin Yuzhen se rindió. Sabía que este hombre no le iba a decir la verdad. Sin embargo, en estos dos días, Jiang Ning le había dado sorpresa tras sorpresa, cada una mayor que la anterior. Le parecía difícil creer lo que estaba pasando. Se suponía que era un indigente que habían adoptado como yerno y dependía de la familia de ella para sus necesidades diarias. ¿Por qué se humillaba de esa forma?

Finca Huacheng.

Lin Yuzhen y su familia habían vivido aquí los últimos diez años. Se mudaron desde que Lin Wen quedó paralítico en un accidente de auto. Sumei estaba empujando la silla de ruedas y dando un agradable paseo con Lin Wen. Los dos parecían preocupados por algo pero no decían nada.

-Oh, Sumei, saliste a pasear de nuevo -una de las tías vecinas le habló desde lejos—. Escuché que Yuzhen se casó y que tu yerno vive con ustedes.

Algo en el tono de voz de la mujer hizo que se sintiera incómoda. Sumei se exprimió una sonrisa pero no quería responderle. Adoptar a un yerno no era nada de qué enorgullecerse. Pero después de apenas dos días, el pueblo entero lo sabía. ¡Qué vergüenza!

-Vámonos a casa -suspiró Lin Wen.

-¿Ya se van? Todavía no es hora de cocinar, ¿por qué no se quedan un rato más a tomar el sol? -la tía se dio vuelta y caminó hacia ellos—. ¡Puf!, tuvieron una boda y ni siquiera les dieron pastel a los vecinos. ¿Cómo es su yerno? ¿Qué títulos tiene? Apuesto que es muy rico, ¿verdad?

La familia de Lin Wen también estaba emparentada con esos Lin. Aunque no era tan rico como Lin Qiang, seguro que no podía estar tan mal. La cara de Sumei tomó un gesto desagradable.

~¿Y a ti qué?

La tía frunció el ceño en cuanto oyó eso.

—¿Por qué te molestas? ¿Encontraron a un yerno para adoptarlo y no puedo ni preguntar?

Aunque claro que ella lo sabía todo antes de preguntar. ¿Quién en esta diminuta finca no sabía sobre esta gran noticia? Lin Yuzhen era una jovencita tan bonita, pero habían encontrado a un yerno adoptado. Incluso habían escuchado que era un indigente y era diez años mayor que ella. ¿Qué clase de mal gusto tenían estos Lin? ¿Por qué escogieron a un hombre como ese?

—Tú... —8umei comenzó a enojarse y su cara se enrojecía.

—De verdad no quisiera decirles esto, pero ustedes son sus padres y aun así no ayudaron a conseguirle algo bueno. ¿Qué no le presenté un buen muchacho a Yuzhen aquella vez?

«Trabaja para el gobierno, tiene un trabajo estable de oficina. Fui muy amable al presentárselo pero ustedes no lo quisieron y hasta la familia del muchacho me regañó. ¿Se arrepienten ahora?

Había ido a molestar a Sumei sobre el asunto. Sumei estaba tan enojada que comenzó a temblar. Se dio vuelta para irse porque ya no quería lidiar con esta vecina fastidiosa.

-Más les vale que se deshagan de ese yerno pronto. Entonces les presentaré a alguien, ¿de acuerdo?

La tía era insistente y, además, tenía una sonrisa de satisfacción en el rostro.

¡Pili, piii!

De repente, un BMW nuevecito cruzó la puerta principal de la finca y se detuvo justo frente a la tía. La brillante pintura blanca a la luz del sol casi la dejó ciega. Antes de que pudiera reaccionar, Lin Yuzhen y Jiang Ning bajaron del auto.

-Mamá -la llamó Lin Yuzhen.

La tía estaba impactada.

-¿Este... es su auto?

Su rostro estaba lleno de incredulidad. Lo había visto antes. Cuando una de sus parientes se casó, dieron ese auto como parte de la dote y escuchó que costaba quinientos mil dólares. No se le olvidaba la cara de regodeo de su pariente.

Lin Yuzhen miró a Jiang Ning y no supo qué responder. Fue él quien compró el auto, así que no era de ella.

-Se lo compré -respondió Jiang Ning por ella.

El rostro de la tía palideció. ¿Jiang Ning lo compró? Era un yerno adoptado, ¿cómo podía tener tanto dinero?

-Jiang Ning lo compró. Dijo que me daría un resfriado por ir en motoneta al trabajo por las mañanas. -La cara de Lin Yuzhen estaba roja y dijo esto con torpeza.

En ese momento, la tía empezó a sentir la envidia recorrerle el pecho. ¿Porque le daría un resfriado por ir en motoneta al trabajo por las mañanas? ¡De todos modos no tenía que comprarle un auto de lujo de cientos de miles de dólares!

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