Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1060

Xenia ya se había ido y Naomí ya no podía fingir que no veía a Rafael con su regalo en la mano, así que tuvo que saludarlo.

Rafael sólo volvió en sí cuando oyó que Naomí le llamaba.

Había venido con el Sr. Simón para felicitar a Naomí por la apertura de su restaurante, pero se encontró con que Naomí había perdido mucho peso. Aunque era más guapa, a Rafael le preocupaba que lo estuviera pasando mal.

Prefería a Naomí con su cara redondeada.

-Felicidades por la apertura y espero que te guste el regalo.

Xenia, que subía las escaleras, escuchó las palabras de Rafael y pensó: "Dios mío, ¿por qué actúa como un desconocido?"

Entonces volvió a mirar a Rafael, y Simón la sujetó inmediatamente por la cintura, -Ten cuidado.

Xenia le puso los ojos en blanco a Simón y susurró, -Antes no me permitías interferir y ahora ayudas a Rafael, ¿en serio?

Arriba, Simón aflojó su mano y pareció menos preocupado.

La miró, -Rafael me pidió que lo trajera.

-¿Qué?

-¿Podría rechazarlo?

Xenia se quedó sin palabras.

Naomí tomó el regalo y sonrió a Rafael, -Muchas gracias.

Sabiendo que Rafael era el ayudante de Simón, Mateo no cuestionó su relación.

Tras sentarse, Rafael se pone nervioso delante de los padres de Naomí.

-El señor Simón no está enfadado porque Bernabé trabaje aquí, ¿verdad? -preguntó con cautela Mateo.

-No te preocupes, Bernabé y Naomí se llevan muy bien, el señor Simón no se va a enfadar -explicó Rafael con paciencia.

Con Xenia aquí, Simón no se atrevería a enfadarse en absoluto, y tuvo que darle explicaciones.

Mateo sonrió y dijo, -Está bien, que no quiero ofender al señor Simón.

-No importa, me iré a ayudar.

Naomí se levantó entonces para ir también a la cocina.

-Déjame a mí -dijo Brisa.

Rafael miró a Naomí sin moverse.

No debía venir a reunirse con ella, después de lo que había dicho Naomí. Pero Rafael no se controló al final.

No sabía lo que estaba haciendo o si era lo adecuado...

Pero sabía bien que tenía que hacer algo, de lo contrario él y Naomí ni siquiera serían amigos.

Mateo vio que Rafael miraba fijamente en dirección a Naomí y le guiñó un ojo deliberadamente.

Después de saludar a la empleada, Naomí comenzó a ocuparse y Brisa le susurró, -Tienes una amiga muy feliz.

-¿Qué quieres decir?

-Xenia.

-Tiene un buen marido, tu padre dice que Simón tiene mal carácter, pero es guapo, rico y quiere mucho a Xenia, la envidio mucho.

Xenia fue realmente muy feliz, pero ella y Simón habían pasado por muchas frustraciones antes.

Naomí no estaba dispuesta a decirle esto a su madre, así que asintió.

-El matrimonio es vital para la vida de una mujer, hija, por eso espero que te cases con un hombre como Simón.

Naomí no se lo tomó en serio, porque no todo el mundo tenía la misma suerte que Xenia.

A Naomí le gustaba un hombre que no se quedara con ella.

-¿Me estás escuchando?

-Sí.

-¿Y qué vas a hacer?

-Madre, que no puedo hacer nada, no soy ni bonita ni rica.

Naomí estaba al borde de las lágrimas cuando recordó algo triste.

Luego sonrió mientras Brisa se quedaba helada, -Vale, no te preocupes, me cuidaré.

Intentaría estar con otro hombre si pudiera superar definitivamente a Diego.

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