Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1058

Naomí creía que esto tenía algo que ver con Diego.

Entonces dijo, de repente un poco perdida, -Voy a la cocina.

Mateo intentó seguirla, pero fue detenido por Brisa.

- Quédate aquí, aún te estás recuperando.

Mateo no se atrevió a discrepar de las palabras de su mujer.

En ese momento entraron varias personas, por lo que Brisa dijo, -Déjame a mí, no te muevas.

Mateo miró en dirección a la cocina, preguntándose si Bernabé estaría allí, a pesar de que éste sólo era un niño.

Se alegró mucho de que su hija se llevara tan bien con Xenia y Bernabé.

-¿En qué puedo ayudarle? -saludó Brisaa la gente.

Tras ver que el chófer original había sido sustituido por Rafael, Xenia se sintió un poco molesta y decidió pedirle a Simón una aclaración.

Después de todo, Simón la había mantenido al margen de los asuntos de Diego y Naomí, mientras que él mismo había dejado que Rafael se involucrara.

Cuando entraron, Rafael y Simón llevaban regalos. Simón no parecía nada contento, sino muy serio, al igual que Rafael.

Sólo después de ver a la mujer sonriente que estaba a su lado, Brisa les saludó.

-Felicidades a Naomí por la apertura del restaurante, y estos son regalos para ella.

Simón le entregó entonces los regalos.

Brisa levantó la vista, miró a Simón y se quedó helada.

Pensó incrédula: "Dios mío, ¿de verdad hay dos personas que se parecen tanto?"

Este hombre guapo y alto es casi idéntico a Bernabé. Bernabé y Brisa se habían acercado cada vez más en los últimos días.

Y ésta reaccionó inmediatamente.

-Eres Xenia, ¿verdad?

Xenia adivinó que esta mujer fue la madre de Naomí, basándose en su aspecto y en su edad, aunque nunca se habían conocido.

Pero Xenia no esperaba que Brisa la conociera.

-Sí, soy Xenia, pero...

-¿Quieres saber cómo te reconozco?

Xenia sonrió y asintió.

-Nunca te he conocido, en realidad, pero Naomí habla mucho de ti, y Bernabé está viviendo en nuestra casa ahora, y más importante...

Brisa echó una mirada a Simón, -Se parece mucho a este señor.

-Así es -Xenia sonrió.

Tiró de la manga de Simón, -Este es el padre de Bernabé, Simón.

Simón forzó una sonrisa.

-Hola, soy Simón, el marido de Xenia.

Brisa sabía que Simón fue un hombre decidido y capaz, pero hacía siempre lo que le decía su mujer.

-Aquí está el regalo.

-Muchas gracias, por cuidar de Naomí todos estos años.

Xenia parecía bastante agradable, así que Brisa le cogió la mano y entró.

Xenia entonces soltó la manga de Simón, y éste, inevitablemente, se perdió un poco.

Luego se apresuró a seguirla.

Mateo giró la cabeza al oír los pasos.

-¿Sr. Simón?

Se frotó los ojos y pensó: "¿Por las secuelas del accidente? ¿Señor Simón? No, debe estar aquí por algo, ¿Bernabé, tal vez?"

Mateo se levantó emocionado y le saludó, -Sr. Simón.

-Hola -Simón le entregó el regalo-. Siento no haberte visitado en el hospital.

La mano de Mateo tembló y no cogió el regalo.

-Pues...

-No sabíamos que estabas en el hospital, si no hubiéramos ido a verte, lo siento.

Xenia conocía a Mateo, el director del departamento de finanzas.

Mateo estaba encantado de que el Sr. Simón, que siempre había sido distante, hubiera acudido al restaurante con su mujer y le hubiera hecho un regalo.

-¿Xenia?

Naomí asomó la cabeza desde la cocina y la miró con cierta sorpresa, -¿Por qué no me llamaste para que te recogiera?

-Está bien, tiene que cuidar los negocios.

Xenia miró a Naomí, que había perdido mucho peso, pero no se atrevió a expresar su tristeza.

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