Encuentro cercano romance Capítulo 349

El proyecto del complejo turístico del Grupo Jones iba por muy buen camino. Después de que Max volviera, envió otro equipo para la supervisión y consiguió que Alya volviera de la obra.

—Alya, has sido elegida por Danitza. Así que dondequiera que esté ahora, estarás con ella. Confío en ti. Cuida bien de ella, por favor —Max le dijo a Alya.

—Claro, Sr. Jones. Me aseguraré de que la Sra. Jones esté a salvo —Alya quería mucho a Danitza, así que sería un placer para él estar con ella.

Cuando Alya apareció en la puerta de la casa de Alejandro, Danitza se sorprendió gratamente. —Alya, ¿cómo es que estás aquí?—

—El Sr. Jones me envió aquí, Sra. Jones. Dijo que usted me eligió, así que debo quedarme con usted —Tenía una gran maleta detrás de él. Parecía que iba a establecerse en esta casa.

—Pero yo... —Danitza, por supuesto, sabía que su padre había enviado a Alya aquí para protegerla, pero no creía que fuera necesario. Ella debería estar bastante segura aquí.

—¡Alya! ¡Alya! ¡Oh, qué bien! ¿Te vas a quedar aquí? —Laura bajó corriendo de su habitación y se apretujó entre Danitza y Alya.

—Sí, estoy aquí para atender a la Sra. Jones —Alya ya se sentía impaciente por esta mujer.

—Alya, deja de llamarme señora Jones. Llámame Danitza —le dijo Danitza a Alya.

—¡Oye! Estamos en medio de una conversación aquí. Entra y tráele a Alya una taza de té —ordenó Laura a Danitza.

—Eso no será necesario. Entonces, Danitza, ¿dónde me quedo? Dejaré mi equipaje y te traeré un té —Alya miró fijamente a Laura.

Aun así, Laura seguía enamorándose de la mirada que él le dirigía.

—Alya, la forma en que me has mirado es encantadora. Es tan bueno que te quedes aquí conmigo. Es realmente genial —Laura cogió las manos de Alya, pero se las quitó de encima y siguió a Danitza al interior de la casa.

Danitza dispuso que Alya viviera en la habitación de arriba, frente a la suya. Ahora Laura estaba enfadada. Ella, por supuesto, quería tenerlo al lado.

—Danitza Jones, hay una habitación vacía al lado de la mía, ¿por qué no dejas que se quede allí? —le gritó Laura a Danitza.

—Bueno, porque esta es mi casa, y Alya es mi hombre. Dejo que se quede donde yo quiera, y no es asunto tuyo —Por fin Danitza dejó de ser diplomática.

Laura no lo vio venir y de repente no supo cómo reaccionar. Se apresuró a entrar en su habitación furiosa, pero antes de eso, incluso consiguió lanzarle a Alya una cálida sonrisa en la puerta.

—Alya, puedes quedarte aquí ahora. Sé lo que quiere mi padre y sé que estás ocupada, así que no tienes que quedarte aquí todos los días. Si necesitas salir en cualquier momento, eres libre de hacerlo. Siento si esto te trae problemas —Danitza sintió pena de que un tipo excepcional como Alya tuviera que ser su guardaespaldas.

—No me trae problemas. Es un placer para mí hacer esto, y el señor Jones no me obligó —Alya sonrió. Su rostro era siempre amable, pero sólo con Danitza.

Danitza le dio un golpecito en los hombros a Alya, que no eran anchos pero que lo adormecerían.

—Danitza, hay algo que noté con la señora de la cocina aquí. Parece que le gusta espiarnos, y también nos filmó con su cámara —Alya susurró al oído de Danitza.

Danitza asintió sin decir una palabra. Cualquier cosa que dijera podría ser escuchada, así que necesitaba un espía en esta casa para ella ahora mismo.

Desde que Alya vivía en la casa, el celoso Alejandro era inesperadamente amable con él y no parecía verlo como una amenaza. Al contrario, le trataba bastante bien.

Mientras que Laura se vestía como si fuera a una fiesta todos los días y se dejaba ver delante de Alya sin querer.

—Alya, prueba este helado. Es mi favorito. Lo como en cualquier momento —Laura le recomendó a Alya su helado favorito.

—No, gracias —Alya respondió fríamente.

—Oh, ¿entonces qué te gusta comer? Te lo prepararé. Si no sé cómo, te compraré —Laura era como un chicle pegado a Alya.

Alya estaba harta de ella. No entendía por qué esta mujer coqueteaba con él todos los días. ¿No podía ver que ella no le gustaba en absoluto?

—Alya, ¿por qué no me hablas? Por favor, dime cómo te has entrenado para luchar. Mira tu pecho... —Laura alargó las manos intentando tocar el pecho de Alya, pero fue atrapada en el aire por Alya. Fue tan fuerte que Laura empezó a gritar.

Alya se sacudió la mano sin esfuerzo, mientras que para Laura fue lo suficientemente duro como para hacerla caer al suelo.

Alya pensó para sí, de esta manera ella debía estar enojada con él y lo dejaría en paz. Pero obviamente subestimó la persistencia de Laura.

—¡Vaya, Alya! ¡Eres bueno! Eres absolutamente el hombre de mis sueños. Mira, soy bonita y tengo una buena familia. ¿Qué tal si te casas conmigo y me pones en el suelo como quieras? ¿Te parece bien? —Laura se levantó del suelo y se inclinó hacia Alya.

—¿Está mi hermana en casa? —Ángel Álvarez entró en el salón y vio a Alya enredada con Laura. Miró a su alrededor y no vio señales de Danitza. ¿No me dijo que estaría esperando aquí?

—Sí. Está arriba. Me dijo que le avisara cuando estuvieras aquí —Alya apartó a Laura al ver a Ángel y subió las escaleras.

—¡Sí que has elegido el momento adecuado! —Laura miró con odio a Ángel. Estaba encantada de pasar tiempo a solas con Alya y estaba a punto de obligarle a casarse con ella. Ahora su plan se había estropeado gracias a Ángel.

—¿Qué? —Ángel vio a Alya alejarse y escuchó algo de Laura, pero no pudo distinguirlo con exactitud.

—¡Ángel, has llegado a tiempo! Sube, Alya también está aquí —Danitza se paró en la escalera y saludó a Ángel.

Al ver que todos subían, Laura curvó los labios, se sentó en el sofá y empezó a comer fruta delante de ella. Su objetivo era conseguir que Danitza Jones se enfadara. Sólo cuando todos estuvieran cabreados sentiría que había conseguido su objetivo.