El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 90

Las dos mujeres se observan con verdadero odio y desprecio en ese pasillo blanco del hospital.

"No sé a qué te refieres y será mejor que te alejes de Edward."

Responde despotamente Lucy.

"Por si no recuerdas es mi prometido y tu solo eres solo una mujer fácil que se acostó con él."

"Además ya le hiciste suficiente daño con tu acusación haciendo que su empresa casi colapse."

"Incluso te burlas él visitandolo en el hospital  jugando a ser hermanita de la caridad."

"Eres una hipócrita."

Lucy se acercó a Emily para tirarle la bolsa de los frascos haciendo que todos ellos se hicieron añicos contra el suelo.

Emily solo escuchó el ruido de los frascos cuando se estrellaron en el suelo.

Tomando impulso, Emily le dió una bofetada tan satisfactoria Lucy que no le interesó el dolor agudo en su mano.

"La única basura eres tú!"

"Sabes que no mereces su amor!"

"Eres la mujer más falsa que jamás he conocido!"

Emily vocifera con voz temblorosa.

"Tardé un poco en reconocerte pero ahora se que eres tú!"

"Quiero de vuelta mi dije de..."

Lucy empujó a la niña para que no terminara su frase.

"Cállate!"

Gritó con todas sus fuerzas Lucy.

Nadie debe saber que el dije que Lucy lleva en su cuello le pertenece originalmente a Emily.

"Lárgate de una puta vez!"

"Aquí nadie te necesita!"

"Largate!"

Ordena con gritos Lucy.

"Será mejor que entres a verlo, si es que de verdad Edward te interesa."

Emily responde con un lamento mientras se agacha para recoger su bolsa junto con todos los vidrios rotos y esparcidos del suelo.

"Ay!"

Emily retiró rápidamente su mano al cortarse con un fragmento de cristal en la palma de su mano.

"Hasta para recoger la basura eres una estúpida."

"De verdad que eres una molestia y..."

"Lucy!"

Gritó Edward sosteniendo la puerta de la habitación fuertemente y llevando su suero en la otra mano.

"Mi amor!"

Lucy cambio totalmente su tono de voz y expresión al dirigirse a Edward.

Los policías llegaron en ese momento, pues habían ido por unos cafés...

El personal de enfermería e intendencia se acercaba a dónde Emily estaba.

Edward, observando la mano herida y sangrante de Emily exclamó.

"Emily, ve a que te revisen esa mano."

"Lucy entra ya."

Caminando muy despacio, Edward entró a la habitación seguido de Lucy quien esboza una sonrisa llena de satisfacción.

"Ya lo escuchaste, ve a qué te atiendan zorrita."

Después, la maldita chica se alisó el pelo, la ropa y cerró la puerta de la habitación de Edward.

Emily, tragándose su coraje, acompañó a las enfermeras para que le curaron la herida, pues estaba bastante profunda y dolía.

"Señorita, su bolsa está totalmente inservible por los vidrios rotos dentro y puede ser peligroso para usted."

Un joven le dijo mientras le muestra la bolsa astillada y rota.

"Tirala a la basura, ya no me interesa."

Pide Emily.

La niña se fue con los policías a casa de James pues ya no quería quedarse ahí más.

Después de calmarse unas horas en casa de James iría a ver a Diana.

Pero por ahora no.

Lucy odia a Lucy por su actitud prepotente y falsa, pero ese no era lugar para hacer una escena.

Y menos con Edward convaleciente.

"Ya me las pagarás después bruja maldita."

Pensó decidida Emily cuando entró por la puerta de la casa de James para irse a recostar un rato en su cama.

Cerrando los ojos, la niña respiró para tranquilizarse.

Meditando, Emily se preguntaba porque su vida estaba llena de malentendidos y enredos.

Ella siempre había querido ser feliz y vivir tranquila con un novio que la quisiera.

Trabajar en una empresa famosa, ganar dinero y disfrutar la vida.

Que bien se escuchaba en su mente!

Y era tan difícil, a su parecer, que se volviera realidad...

"Edward, cómo te sientes?"

Cuestiona Lucy usando el tono más meloso de voz que tenía.

Edward colocaba de nuevo el suero en su lugar para luego recostarse con cuidado.

"Porque estaba aquí esa mujer fácil?"

"Espero que no vuelva nunca más a meterse en nuestra vidas."

Lucy exclama con verdadero desagrado.

"De verdad que es un dolor de cabeza esa niña insoportable."

Edward esperó a que ella terminara antes de preguntar muy serio y con voz ronca.

"Porque hasta ahora te apareces por aquí?"

Lucy puso cara afligida.

Haciendo una especie de puchero se acercó luciendo débil y frágil para decirle.

"Mi amor, tuve que hacerme cargo de mi empresa..."

"Tu empresa también necesitó una ayuda de mi parte pues..."

"Desde que Carl está hospitalizado por la golpiza que le dieron no ha podido ir a la empresa."

"Tu abuela a asumido todo el control de las empresa junto con los vicepresidentes y..."

Edward se sorprendió ante esa noticia.

"Que le pasó a Carl?"

Nunca había llevado una relación de muy afectuosa con su primo pero, aún así era alguien de su familia.

"Nadie te lo dijo?"

Cuestiona Lucy fingiendo inocencia.

"Apareció una noche en una sala de urgencias casi muerto..."

"Alguien le dió una golpiza tan fuerte que casi le destroza todo el cuerpo."

Por dentro Lucy sonrie malevolamente.

"Yo no pude verlo, pues no me lo permitieron."

"Pero supe por las noticias que había sido hospitalizado."

"No se más de su estado de salud, pero decían que estaba muy delicado."

"No saben quién lo hizo."

Lucy se acercó a oler un líquido ámbar de un frasco de la mesa y lo alejó enseguida de su nariz pues el olor que despedía era repugnante para ella.

"Que es esto?"

"Huele asqueroso!"

Dijo ella con arrugando la cara de disgusto y dejando el frasco en su lugar.

"Mi empresa como está?"

Preguntó Edward.

"Cómo te dije, tu abuela tomó posesión de ella."

"El vicepresidente se hace cago de lo demás, pero tal vez tú abuela esté pensando retirar a Carl también como CEO..."

"Nunca pensé que tú abuela fuera tan codiciosa."

"Parece que quiere las empresas para ella sola."

Lucy se ve las uñas mientras habla.

"Algo más que quieras decirme?"

Cuestiona Edward con enfado.

"Oh mi amor, no te enojes!"

"Se que no fui a visitarte a la cárcel pues tenía vergüenza y nadie me dijo hasta ahora que estabas aquí."

"En cuanto me enteré vine a verte, no te enojes de acuerdo?"

"O es que ya no me amas?"

Edward respira hondo para calmarse.

"Solo estoy cansado por favor, puedes regresar más tarde?"

Pide Edward con tono de enfado.

"Quiero dormir ahora."

Lucy sonrió de lado.

Acercándose a Edward le dió un beso en los labios.

Después sale de la habitación con su caminar coqueto y exagerado.

Edward cerró los ojos.

Le debe la vida a ella.

Pero sus pensamientos estan llenos de Emily.

Diana en su casa seguía con sus preparativos.

La señora escribe lo más rápido posible en un cuaderno, combinaciones benéficas de plantas y hierbas.

Diana pone a secar hierbas al sol mientras realiza los dibujos de las hojas de las plantas frescas y secas.

Todas las mujeres Baek tienen esa habilidad para dibujar muy arraigada.

"Ya casi es hora, ya casi es hora..."

"Debo darme prisa."

Se repite ella una y otra vez.

Elizabeth dibuja corazones en mil papelitos de colores y los recorta feliz mientras realiza una tarjeta con sus propias manos a su amado Henry.

Cuando esta a su lado, ella se siente tan feliz, libre, radiante, plena y completa.

Él había logrado hacer que el profundo dolor que le había provocado saber que su propio padre la habia vendido al mejor postor para quien sabe dios que cosas terribles hacerle...

Se esfume.

Cuando Elizabeth esta con Henry, el mundo parece sonreírle.

Esta tarde ella tiene una cita con él para ir al cine.

"Listo, terminé."

La tarjeta está adornada con mil corazones pequeños pegados hermosamente dentro de un gran corazón.

Ella escribe con amor palabras dentro de la tarjeta.

"Gracias por hacerme la chica más feliz del mundo a tu lado."

"Cuando estás conmigo todo es felicidad y alegría."

"Te amo cada día más mi amado Henry."

"Elizabeth."

Elizabeth suspiró al leer el contenido de la tarjeta.

Aunque la chica siente que no es demasiado romántica, si describe todo lo que sentía por él.

Thomas le avisó a Elizabeth que Henry había llegado y que estaba con la abuela hablando en la sala.

Elizabeth se miró en el espejo para revisar si estaba bien su maquillaje, su peinado, su vestido.

Satisfecha, la niña desciende corriendo hacia él.

"Pero niña, no corras!"

"Elizabeth, comportate."

Pide la abuela Situ fingiendo estar enojada.

Aunque en el fondo estaba encantada al ver a su nieta feliz de nuevo, riendo y dándole un beso en la mejilla a ese chico que esta ahí de pie, algo cohibido frente a la abuela.

"Abuela, perdón pero es que amo a este niño mucho!"

Exclama Elizabeth.

Henry bajó la cabeza retorciéndose las manos debido a sus nervios.

"Esta bien, está bien."

"Ahora vayanse ya."

"Recuerda niño traer a mi nieta a las

a las nueve de la noche."

"Ni un minuto más tarde, de acuerdo?"

Ordena con fingida autoridad la abuela.

Elizabeth le dió un beso en la mejilla a su abuela antes de partir.

Dando saltitos de felicidad tomó de la mano de Henry para que se fueran al cine.

"Señora, hasta más tarde."

Henry se despide respetuosamente.

La abuela Situ los despidió a los dos con la mano.

Ella se sentó en su sillón a descansar.

Tenía días que le estaba doliendo el brazo y el pecho izquierdos...

Eso solo indicaba algún mal del corazón.

"Ya sabes que me aqueja?"

Por teléfono, la abuela Situ pregunta a su médico particular.

"Tienes una salud extraordinaria pero estos días haz estado bajo estrés excesivo y a tu edad eso no es bueno."

Responde el médico del otro lado de línea.

"Además saliste baja de niveles de azúcar, tiene una pequeña arritmia, cansancio crónico y algo de desnutrición."

"Todos los signos de estrés de un joven que cursa la universidad y está por presentar exámenes finales."

Se burla el médico tratando de aligerar el tema.

"Muy gracioso..."

"Ojalá fuera joven otra vez."

Responde la abuela Situ.

"Haría tantas cosas diferentes."

"Obligaría a Gerald a hacer otras cosas diferentes..."

Si, eso haría la abuela Situ.

"Pero no estoy en peligro?"

Subiendo los pies al taburete, la abuela cuestiona.

"No, por el momento no."

"Pero no debes tener emociones fuertes y debes comer bien, por favor."

Indica el médico.

Después de hablar por unos minutos más, ambos se despidieron.

No sin antes que el médico le diera nueva cita a la abuela para otra revisión más a detalle.

Dejando el teléfono, la abuela Situ suspiró...

Tantas cosas que hacer y ella tiene que cuidarse más.

No hay otra salida...

Tendría que pedirle a Emily que le diera algo de sus infusiones para mejorar.

No había querido molestarla pues ya preparaba suficientes infusiones para sus nietos.

Encendiendo la pantalla plana para escuchar la noticias, la abuela buscó las noticias más recientes.

La cuidad esta tranquila y eso le parece inusual y extraño.

Deben tener cuidado con todo.

"Cuál vamos a ver pequeña?"

Pregunta Henry a Elizabeth frente a las taquillas del cine.

"Una de terror!"

Exclama Elizabeth a quien no le ddan

miedo los monstruos falsos.

"De terror?"

"No te dará miedo, pequeña?"

Cuestiona Henry.

"Mejor veamos una película cómica!"

Propuso Henry.

Al final terminaron entrando a la sala de la película de miedo con palomitas de maiz, refrescos y dulces para ambos.

Henry no siempre podía costear todo lo que Elizabeth quería.

Ella gustosa pagaba de su dinero.

Sentándose juntos la sala, las luces se apagaron.

La película comenzó.

Elizabeth, quien en un principio estsba muy relajada pronto tenía miedo.

Abrazando cada vez más y más fuerte a Henry, quien feliz la consolaba.

Ella buscó sus labios y él la recibió gustoso.

Ambos frente a esa pantalla de cine, rodeados de algunas personas, con el sonido de gritos y disparos se besaban con auténtica entrega.

Sus manos se entrelazaban y sus suspiros eran obvios pero inaudibles para los demás.

"Te amo."

Susurró Henry en el oído de la niña quien sintió una corriente caliente recorrerle todo el cuerpo.

"Yo también te amo."

Responde Elizabeth.

Ambos volvieron a besarse con pasión y amor.

Los dos desearían apagar el sonido y alejar a toda la gente para poder demostrarse cuánto se aman, pero ya tendrían oportunidad más tarde.

"Porque llegas hasta ahora niña?"

Preguntó Diana a Emily, pues había llegado dos horas tarde a su cita.

"No importa, ahora toma nota de esto y pon atención a este preparado, ayuda mucho a casos de fallas crónicas."

Emily ni siquiera pudo decirle hola antes de comenzar a tomar notas y dibujar hierbas.

Los policías afuera la había escoltado de nuevo y veían con curiosidad la casita tan extraña y el olor que salía de ella.

"Entendiste?"

Cuestionó Diana a Emily.

La niña asintió.

"Emily, casi es mi hora pero debes saber esto antes que nadie."

Diana debe decirle a la niña lo que sucedió.

"Tu hermano vino a verme."

"Una fuerza oscura muy fuerte habita en él y está arraigada por el odio."

"Pero definitivamente sigue pensando en ti y solo tu podrás llevarlo de nuevo a la luz."

Emily escucha atenta.

"Así como tú, él ya encontró a su alma destinada para estar juntos."

"Pero con la diferencia que su historia no es tan complicada como la tuya."

Vaya...

"Él deberá pasar por varias pruebas para poder reconocerte, pues está engañado por alguien más."

"No temas, aunque todo el mundo se vuelva en tu contra tu saldrás victoriosa."

"Tu volverás a tus raíces y nos darás gloria de nuevo."

Diana se levantó para tomar un libro pesado de pasta dura algo maltratada y deshilachada.

"Está es parte de mi sabiduría, usala bien "

Dandole unos golpecitos al libro, Diana le extiende el libro a Emily quien lo abraza con fuerza.

"Gracias."

Responde Emily.

Emily salió de su casa aún pensando en las palabras de Fisna.

Le parecio como si ella se estuviera despidiendo o algo así.

Emily apartó eso de su mente pues mirando la hora ya debería haber llevado las infusiones a Edward pero...

Y si esa maldita Lucy aún estaba ahí con él?

Ese día fue el primero en un buen tiempo que ella no fue corriendo a ver a Edward al hospital.

Emily en cambio fue a casa de James para prepararse para la mañana siguiente.

Ese día descansaría un poco en casa.

James y Maggie no estaban en casa, pues habían ido a ver a Carl junto con la abuela Situ.

Les habían avisado que había despertado.

Ella entonces puso su música en una bocina mediante su Bluetooth y se preparó la cena.

Emily bailaba, cantaba, comía y pintaba, todo al mismo tiempo.

Esa noche, la niña podía relajarse y dejar que Lucy se encargará de Edward.

Emily quiso llamar a Dániel pero ya era tarde en la noche, por lo que decidió no molestarlo.

Lo extrañaba, extrañaba sus abrazos.

Lucy regresó a su villa molesta por haber visto a esa Emily con Edward.

Tenía que poner el plan en marcha antes de lo planeado.

"Pudiste tomar su sangre?"

Preguntó por celular Lucy a una enfermera joven.

"Si, la tengo."

"Quiere que se la envié ahora?"

Cuestiona la enfermera.

"No, guárdala, te diré cuando la necesite."

Respondió Lucy.

Al abrirse la puerta de la casa, fue directamente a su sala privada en la casa para ver el avance de lo que había pedido.

Los técnicos le enseñaron los vídeos y el arma.

También tenían la bolsa con los frascos rotos y tenían unas huellas perfectas en varias de ellas.

"Bien...todo está bien."

"Esperen mi orden."

"Solo hace falta mi gran actuación."

Comenta Lucy antes de que se escuchen varios autos entrar a la propiedad.

Pensando que era su hermano que había vuelto, ella salió a recibirlo.

Pero en su lugar encontró a un chica que entraba a su casa.

"Quien eres tú?"

Preguntaron ambas al mismo tiempo.

"Soy la hermana de Máscara de Bronce, y tú quieres eres?"

Cuestiona de forma brusca Lucy.

"Soy Carolina, su asistente especial."

"Máscara me mandó para revisar si todo estaba bajo control y si necesitaba algo señorita Lucy."

Responde Carolina estudiando a la chica frente a ella.

En muchos años, Máscara había creído que habia encontrado a su hermano pedida en otros lugares.

Y todas esas veces y las chicas habían resultado ser una farsa cuando les hacía las pruebas.

Por eso, Carolina es muy cuidadosa en lo que creía.

Y Lucy no fue la excepción.

Pero cuando Lucy se movió un poco pudo distinguir algo familiar en ella.

El dije de jade como el que usa Máscara.

"Estoy bien, gracias, no necesito nada."

"Sabes cuándo regresará mi hermano?"

Cuestiona Lucy con aire de prepotencia.

"No."

"Jamás nos dice cuánto tiempo se tardará en sus negocios."

"Cualquier cosa que necesite señorita hágamelo saber."

Responde Carolina antes de retirarse.

A la chica no le había agradado mucho está supuesta hermana de su jefe...

Solo con las pruebas podrían estar seguros pero ella tenía algo que las demás no.

El colgante con el dije.

Dániel habla con Tommy en la sala del hospital donde estan, mientras los doctores los revisan a conciencia.

Paul también esta ahí y cuando terminaron, los tres se dirigieron a ver a Joseph.

Atado a la cama, Joseph no luce nada feliz cuando los vió entrar.

El hombre había estado intentado escapar desde que se había despertado.

Debido a eso ahora estaba atado.

"Mira, hay una gran basura humana en la cama."

Indica Dániel.

"Que lastima que no podamos matarte con nuestras manos Situ."

"Pero estaremos en primera fila observando cuando tus hijos lo hagan por nosotros."

"Y puedes apostar que lo disfrutaremos demasiado."

Se burla Dániel del hombre.

Él aún tenía unas ganas enormes de matar despacio y con diferentes técnicas que había aprendido en el bajo mundo a Joseph.

Al ver que Joseph no decía nada y solo volteaba los ojos para no verlos, los tres se retiraron a sus habitaciones.

"Cuando podré irme de aquí?"

Cuestiona Dániel a su doctor asignado.

"Mañana mismo puede irse."

Responde el médico hacía el chico.

Dániel aplaudió debido a la felicidad.

Él pudo notar una gran mejoría en su salud!

Pronto regresaría con Emily.

Aurora se sintió triste al escuchar eso pero ella no podía oponerse a que Dániel se fuera.

En el hospital, Carl habla con dificultad con su abuela.

Él le pide que fuera a revisar su casa.

Ella aceptó, por lo que mandó gente para que la revisara.

"Quien te hizo esto mi niño?"

Pregunta la abuela al estar sola con él.

"Fue Máscara de Bronce y Lucy..."

Susurra con dolor Carl.

"Ellos están juntos..."

"No sé cómo están juntos pero..."

Carl tose antes de continuar hablando.

"Ese bastardo siempre la llama..."

"Hermana."

***By Liliana Situ***

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