El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 86

Los médicos estan asombrados y no dejan de hablar entre ellos admirados por la pronta recuperación y rápida de Edward.

Los resultados médicos de Edward muestran una clara mejoría.

Y todo a base de los líquidos de colores ámbar, anaranjado, violeta.

Edward abraza débilmente a Emily  quien esta un poco reclinada en su pecho.

"Emily, que haces aquí?"

"Pensé que..."

Edward intenta hablar, pero su voz se entrecorta.

"Sshhh..."

"No hables, descansa."

"No sabes la alegría que tengo porque despertaste."

"Cómo te sientes?"

La niña preguntó.

Edward mira a los medicos.

"Mucho mejor."

"Lo último que recuerdo es haberme sentido muy mal en mi celda y después desperté aquí."

"El juez aprobó que estés aquí?"

Preguntó Edward consciente de su situación previa.

Y de la gente a su alrededor.

"Señor Situ, el juez no necesita saber esto."

"Su salud estaba en grave peligro y está señorita no lo ha dejado desde que ingresó hace casi dos meses."

Asevera un médico, quien es amigo de la abuela.

"Dos meses..."

Repitió Edward sin poder creerlo.

Los médicos volvieron a revisar sus signos y evolución ante de retirarse de la habitación del hombre.

Todos ellos discuten acaloradamente la increíble mejoría.

De pie frente a él, Emily comenzó a rellenar el gotero con las dosis de la hora.

Edward la observa detenidamente.

Veía sus manos y su carita concentrada.

Edward mira a la niña que tiene su hermoso cabello amarrado en un moño desordenado, viste ropa cómoda y limpia.

"Edward, no me veas así que me siento incomoda."

Pide Emily.

Las manos comienzan a temblarle ligeramente a ella porque puede sentir la penetrante mirada del hombre sobre ella.

"Has estado aquí conmigo desde hace dos meses."

"Porque Emily?"

Emily no respondió la pregunta de Edward.

Sentándose en una esquina de la cama de hospital, Emily pide de forma amable.

"Abre la boca Edward."

"Esto es medicina y es lo que te he estado dando para que te recuperes."

"Abre."

Edward mira el gotero en manos de Emily.

El hombre no sabe que es eso que le quiere administrar la niña.

"No, dime que es eso?"

"Cómo se que es bueno para mi?"

Emily cerró los ojos para no enfadarse.

Tomo respiraciones profundas antes de contestar.

"Cálmate Emily, solo cálmate."

Repetía en su mente.

"Es medicina, la más poderosa que jamás encontrarás."

"Está hecha por las manos más expertas que jamás encontrarás en esta época."

"Y tienes suerte que ella te la prepare y te cuide día y noche nieto tonto."

Habló con autoridad la abuela Situ cuando entra en la habitación.

El médico, amigo suyo, le había avisado a la abuela que Edward por fin había despertado.

"Abuela, es que no se."

"Ella y yo..."

Titubeó Edward un poco asombrado por sus palabras.

"Ella es un ángel que te cuidó desde que ingresaste en este hospital."

"Ella no ha dormido en cama desde que enfermaste y ahora estás mucho mejor."

"Todo gracias a Emily."

"Deberías estar agradecido de eso, pues sin ella ahora estarías calvo y muy débil por las quimioterapias."

Edward sintió que el corazón dejó de latirle un segundo cuando escuchó la palabra "quimioterapia" pues eso solo significaba cáncer.

"Ahora debo llevarme a tu dedicada enfermera por unas horas pues tiene otros pacientes que atender."

"Deberías darle las gracias, Edward Situ."

Después de decir esto, la abuela Situ se acerca a Emily para pedirle que le administre a su tonto nieto, lo más rápido posible su dosis para que salga con ella.

"Edward...no hagas caso a tu abuela."

"Tu ingresaste por una muy fuerte gastritis."

"Ahora por favor déjame darte la medicina."

Emily puso el gotero cerca de su boca y Edward abrió ligeramente la boca.

Gota a gota cae el líquido amargo.

Edward muestra su disgusto frunciendo el ceño.

"Lo siento."

"Se que sabe mal pero ayuda mucho, por favor tómala toda."

Después de darle toda su dosis, Emily se apresuró a darle un vaso de agua para que se le quitara el mal sabor de boca.

Le limpió la boca como antes lo hacía y le acarició las mejillas como siempre.

"Oh lo siento!"

Dijo ella al recordar que Edward ya esta despierto, pero había cerrado los ojos para descansar.

Edward abrió los ojos cuando sintió las manos calidas y suaves en su rostro.

"No importa, tus manos son muy suaves y huelen bien."

Emily sonrió.

Le dió un beso en la frente y le acarició la barba.

"Te ves bien, pero te ves mejor sin ella."

Una enfermera entró con su dieta líquida del paciente Edward.

Emily recogió a toda prisa y con cuidado sus frascos.

Acomodó otros en el gabinete especial y cerró la puerta con llave.

Antes de salir de la habitación le dió un último vistazo a Edward.

Ambos sonrieron.

Cuando salió la abuela le dió a Tim la bolsa de Emily antes de decirle.

"Mi niña, casi matan a Carl a golpes ayer."

"Está muy delicado en otro hospital."

"Además atropellaron al pequeño perrito de mi nieta hoy."

"No está grave, pero Elizabeth está muy deprimida ahora."

Más malas noticias!

Emily suspiró pensando en todo lo que debía hacer.

Emily le encargó a la abuela  Situ que le diera a Edward sus dosis.

La niña le pide que solo ella manipule los frascos y el gotero.

En un papel, Emily escribió cantidades y colores de los líquidos a darle.

Ella se fue con James a preparar más infusiones.

Antes de irse le entregó la llave del candado del gabinete a la abuela.

Emily visitó tiendas especializadas de hierbas y varios locales de mercados para conseguir lo que necesitaba.

Incluso la última hierba que su madre, en sueños, le había aconsejado usar.

Emily leía el diagnóstico de Carl para saber que debía de preparar.

Pulmón colapsado, costillas y pierna rotas.

Sangrado interno, varias fallas internas, fisura de cráneo e inflación de cerebro, muñeca derecha dislocada y seguía...

Puso manos a la obra y después de dos horas terminó todo.

Primero, James y Emily se dirigieron al hospital donde está internado Carl.

Emily le indicó a una asistente de la abuela Situ como darle la medicina líquida al paciente Carl Situ.

La niña se tardó mucho explicándole a la chica la cantidad adecuada y las horas exactas.

Después escribió todas la indicaciónes para que pudiera que ella recordarlas perfectamente.

El aspecto de Carl es aterrador!

Su cara morada, negra, inflamada, su  cuerpo magullado y en muy mal estado.

Pero lo más impresionante es que  esta intubado.

Carl está conectado a muchas máquinas más de las que tuvo antes  Edward.

La cabeza de Carl está completamente vendada.

Mientras regresa en auto al hospital donde está Edward, Emily habla por celular con la abuela para preguntarle cómo sigue él.

Elizabeth en el  consultorio veterinario, espera noticias de Pigmeo, el perrito cuando Emily llegó para verla.

En ese momento, el veterinario salió y les comentó que el perrito había salido bien de la operación de una fractura de patita.

Elizabeth le dio un abrazo a Emily.

Aliviada por las buenas noticias, Elizabeth se tomó el amargo líquido.

"Todo saldrá bien Elizabeth."

"Por favor, toma esta bebida por la noche, debo irme."

Indicó Emily.

Elizabeth agradeció su atención.

Mientras regresaba a ver a Edward, Dániel volvió a llamarla.

"Emily, lamento lo que pasó hace un momento."

"El idiota Paul solo trataba de molestarte."

"Es cierto que hay una enfermera que me cuida, pero es protocolo de este hospital."

"No es lo que tú piensas."

Dániel esperaba su respuesta.

"Dániel, lo que importa es que te recuperes y regreses con bien.."

"No debí haberme molestado, estuvo mal."

Emily suspiró suavemente.

"Dániel, debo admitir que me puse celosa al ver que ella estuviera cuidándote cuando yo debería hacerlo..."

"Solo mejórate y regresa a mi por favor."

Emily rogó tratando que la voz no le temblará .

"Lo haré."

Ambos terminaron su llamada.

"James, podemos regresar a la casa para que pueda ducharme rápidamente?"

Pide Emily.

"Emily, no estés triste."

"Dániel regresará pronto."

James contesta.

Dos meses sin saber nada de él.

Y cuando por fin había podido comunicarse con él solo había gritado.

Pero es que lo extrañaba tanto!

Lucy disfrutaba de una comida increíble.

En ese momento no se preocupaba de nada.

Tenía varias ideas de como vengarse y de quienes.

La abuela, Edward, Carl, pero sobre todo tenia que desaparecer del mapa a Emily.

En silencio.

Lucy sabe que Emily es la original portadora del dije.

Y por ende hermana de Máscara de Bronce.

Ella no puede permitir que ese hombre se entere de eso o podría hacerle daño por su engaño.

Además, quería vengarse de Emily por haberse acostado con Edward.

Máscara había puesto a su disposición un equipo de técnicos, francotiradores y guardaespaldas para que le ayudaran en su plan

Le había dado libertad de actuar como mejor le pareciera.

Sintiéndose satisfecha, Lucy dejó los platos en la mesa para que los sirvientes limpiaran.

Ella salió al enorme jardín trasero para contemplar la exquisita vista.

Piscina, canchas de tennis y básquetbol, árboles frutales, flores exoticas, arbustos con diversas formas.

En la cochera había numerosos autos de lujo, todos de edición limitada.

La casa es hermosa y lujosamente decorada.

Todo es de su gusto, por lo que Lucy se siente muy bien ahí.

"Señorita Lucy, el señor Máscara le manda estos vestidos y le pide que escoja cuales son más de su agrado."

Los estantes portátiles de ropa exclusiva y costosa comenzaron a llegar por la puerta.

Ella palmeó ante tanta belleza.

Se dispuso a probarse todos y cada uno de los vestidos.

Ya no tenía que trabajar en esa empresa de cuarta que Carl le había dado pues su hermano la había comprado y contratado a un gerente para que la dirigiera.

"Preciosa, voy a salir por negocios, regresaré para la cena."

"Ah! Veo que llegaron los vestidos ya."

"Son suficientes o necesitas más?"

Preguntó con su voz grave Máscara.

Lucy lo abrazó por al cintura antes de responder.

"Hermano, eres el mejor del mundo!"

"Estos son perfectos, gracias!"

Agradeció falsamente Lucy.

"Está bien, me voy ahora."

"Te dejaré gente para que te cuide."

Besándole la mano, subió a un auto para irse.

Lucy ni se inmutó por su partida pues estaba eufórica con tanta ropa de diseñador.

Jamás había tenido esos lujos, ni al lado de  Edward.

Definitivamente Máscara era mucho más rico, poderoso y fuerte que Carl y Edward juntos.

Ella haría cualquier cosa por mantener este estilo de vida siempre.

Ese día, Elizabeth le mandó mensaje a Henry para avisarle que no estaba en casa por el accidente con Pigmeo.

Ell le contó que estaría todo el día en el veterinario.

Henry puso caritas tristes y le pidió su ubicación para ir a verla ahí.

Elizabeth llamó por celular.

"Henry no es necesario que vengas de verdad."

"Debes estar cansado de cuidar al viejo Boris, descansa por favor."

"Demasiado tarde."

Contestó el chico entrando a la veterinaria.

Al verlo, Elizabeth echó a llorar abrazándolo.

"Tranquila pequeña, cómo sigue?"

Preguntó Henry, pero Elizabeth pero no pudo contestarle debido a su llanto.

Abrazándola contra su pecho, dejó que se desahogara.

Le acariciaba la espalda con ambas manos.

Un ligero olor curioso se desprendía de ella pero Henry lo atribuyó al sitio donde estaban.

Como el perrito debía quedarse en el veterinario para que pudiera estar bien cuidado, Henry llevó en taxi a Elizabeth a su casa.

Entraron a la villa, antes de que  ambos se  sentaron en el sillón.

Henry tomó con sus manos la carita aún triste de la niña.

Acomodó el cuerpo de Elizabeth en su regazo para poder tenerla más cerca.

Cuando estaban juntos, ambos estaban en paz, tranquilos, felices.

A veces se entendían sin hablar, solo con mirarse a los ojos.

"Me encanta estar contigo pequeña Elizabeth, de verdad me encanta."

Elizabeth sonreía al estar en sus brazos.

Ella se sentía realmente amada y feliz.

Antes de anochecer, Henry se fue, pues debía volver con el señor Boris para cuidarlo por la noche.

El beso de despedida siempre era la parte que más amaban y odiaban.

Sus respiraciones agitadas les indicaba que querían más de ellos.

"Puedo venir mañana a verte?"

Henry siempre pedía permiso a su amada.

"Henry, quisiera que te quedarás conmigo está noche."

Rogó Elizabeth pero Henry negó.

"Yo también quisiera, anhelo estar contigo todos los días."

"Todo el día y la  noche pero mi trabajo me lo impide."

"Es un compromiso previo y no puedo faltar a mi palabra."

Un beso rápido antes de partir.

El taxi llegó por él y agitando la mano se despidió de ella.

Elizabeth volvió a estar triste pero está vez se alegró de tener un novio tan responsable y lindo.

Entrando a la casa se tomó la amarga bebida y se fue a dormir más tranquila.

Emily, la abuela, James y Maggie reunidos hablaban de lo que había pasado en esos locos días.

Todos alababan a Emily por su paciencia, dedicación y esfuerzo al cuidar a todos, pero más a Edward.

"Estudiaré más para poder hacerle honor a mi madre y mi apellido."

Thomas tocó la puerta.

La abuela le dió el paso.

"Señora, encontramos una señora Baek viviendo en esta ciudad."

"Ella pide hablar con Emily."

Todos se sorprendieron al oír eso y Emily pidió visitarla mañana.

Ese día estaba agotada y solo quería ver a Edward y luego dormir.

"Emily, los médicos dicen que los riñones de Edward están mucho mejor."

"El cáncer de estómago ha detenido su crecimiento al igual que el de pulmón."

"Pero ahora está tosiendo, podrías preparle algo para eso?"

Cuestionó la abuela Situ.

"Claro, pero aún debe terminarse la medicina que prepare antes."

"Iré a verlo y mañana temprano le preparé algo diferente para fortalecer sus vías respiratorias."

Acto seguido, ella se puso de pie y fue a ver a Edward.

Él se había rasurado, por lo que luce más joven, además que tiene  mejor semblante.

Edward estaba descansando con los ojos cerrados, pues aún se siente débil.

Lentamente, la niña se acerca a él.

"Volviste."

Habló Edward, sorprendiendola.

"Si, como te sientes?"

Emily habla y revisa las botellas, el gotero y los frascos guardados.

Era hora de nueva dosis por lo que tomó el gotero y comenzó a llenarlo.

"Ya no quiero más, saben feo."

Renegaba Edward.

"Es por tu bien."

"Si quieres salir de esta cama pronto, debes tomarte la medicina."

"Ahora abre la boca."

Edward tomó el gotero de su mano y se bebió ese líquido amargo de un solo golpe.

Le dió el gotero, tomó el vaso de agua de su mesa y lo bebió entero.

"De acuerdo."

"Como te sientes mejor,  te traeré tus medicinas y las tomarás tú."

Con algo de decepción, Emily recogió sus cosas, guardó los frascos vacíos y acomodó los demás en el gabinete.

Escribió las instrucciones y pensaba dárselas a la enfermera para que solo le facilitará a Edward sus medicinas.

Pero Edward extendió su mano hacia ella.

Emily lo miró.

"Pasa algo?"

Edward la jaló hacia él.

Emily dejó con cuidado la bolsa en el suelo.

Edward la sentó a su lado antes de  pedirle.

"Quédate a dormir conmigo."

Emily lo miró asombrada.

Edward le hizo un espacio en su  enorme cama.

"Solo por un momento de acuerdo?"

"No quiero lastimarte."

Edward se movió lentamente a un lado.

Emily se quitó los zapatos antes de recostarse a su lado, frente a él.

Mirándose a los ojos, Emily recordó las veces que habían estado así.

En las vacaciones, en Golden Osmanthus y ahora en esa cama de hospital.

"Descansa tranquilo, me quedaré aquí hasta que te duermas."

Emily asevera...

Pero los párpados de ella comenzaron a cerrarse.

Edward la mira fascinado mientras ella cae profundamente dormida.

Pulsó el botón de asistencia y la enfermera entró.

"Póngale una manta y apague la luz."

Ordenó antes de volver a mirarla.

La enfermera hizo todo lo que ordenó y cerró la puerta.

Emily respira tranquila, de vez en cuando inspiraba y suspirába en sus sueños.

Era su turno de acariciarla su carita.

Extendió su mano y acomodó con cuidado su cabeza en su brazo.

Seguía oliendo tan bien, su calor y cuerpo le dan tanta paz.

En ese momento, Edward no extraña para nada a Lucy.

De hecho se sentía muy decepcionado de que ella nunca hubiera ido a visitarlo.

Mientras que Emily se había quedado a su lado desde el primer momento cuidándolo.

"Emily, Emily, Emily."

Edward susurra su nombre.

Ella en sueños se removió y puso su brazo en el pecho masculino.

Instintivamente se acurrucó a su lado buscando su calor y aroma familiares.

"Edward...no te vayas..."

Comenta en sueños la niña.

Él le dio un beso en la frente.

Pronto, los dos dormían tranquilamente.

Sus respiraciones se acompasaron.

Desde afuera la abuela Situ los observa por una rendija de la puerta.

"Ojalá jamás hubiera aparecido esa bruja."

"Ellos debían de estar juntos desde el principio."

Pensó ella antes de retirarse  así villa en compañía de Thomas.

En el camino lo interrogó acerca de la señora que había encontrado.

"Ella vive en una casa no muy lejos de aquí."

"Mañana, la señorita Emily la conocerá y podrán hablar."

"Esa señora dice que conoció a su madre y padre."

"Señora, tal vez el padre de Emily este  vivo aún."

La abuela no quería pensar eso.

Ese desgraciado había sigo la ruina para Leila y Laila debido a su avaricia y codicia.

Demasiado deslumbrado por unas monedas.

Demasiado codicioso de saber secretos que no le correspondían.

Demasiado buen actor para engañar a Leila y hacerla creer que la amaba.

"Si eso es cierto podremos matarlo con nuestros manos."

"O podríamos dejárselo a Emily."

Contesta con rabia la abuela Situ.

"Por cierto, pudieron esos chicos capturar a Joseph?"

Thomas apretó las manos en el volante antes de responder.

"Si."

"Ellos lo capturaron vivo y ahora lo tienen en una celda custodiado."

La abuela palmeó sus manos feliz.

Ella comenzó a hacer conjeturas y planes para erradicar esa enfermedad infecciosa y asquerosa llamada Joseph Gal.

"El noble apellido Situ fue manchado por  ese idiota y un Situ debe lavar esa mancha."

"Hazle saber a Paul que solo Edward y Elizabeth pueden matarlo."

Ordenó.

El chófer se apresuró a decir.

"Él joven Paul lo sabe y por eso lo mantiene con vida y en recuperación para que los jóvenes lo puedan matar."

Entrando a la villa, Elizabeth la recibió con una sonrisa.

Un aroma raro provenía de ella.

"Es la medicina de Emily."

"Abuela me siento increíblemente mejor!"

La abuela sonrió al ver a su nieta feliz y recuperada.

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión.

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