El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 53

Edward mira por la ventana de su oficina, pensando y meditando los acontecimientos recientes.

El hombre siente que está pasando algo por alto.

O que algo se escapa de su vista.

Hacia ya unos meses atrás, en ese  misma fecha le habían avisado que habían sido recuperado el auto de Lucy del río.

Edward dejó todo su trabajo de ese día y reuniones en manos de su secretaria y de Carl.

Ese día inexplicablemente Shirley no se había presentado temprano en la empresa.

Pero eso a Edward no le importaba.

El hombre tomó sus llaves y se fue a casa de la abuela Situ.

Aunque en la reunión con los BLACK habían acordado que él hablaría con su padre acerca del interés tenía con John, en ese día en específico no quería ir a gritarse con su padre.

La relación de Edward con su padre es muy tirante.

Ellos dos no se llevaban para nada bien.

De hecho parece que su padre nunca  lo había querido desde que su madre murió.

Sorprendida, la abuela de Edward lo recibió.

La abuela Situ examina el triste  semblante de su nieto.

Si estaba su nieto a esa hora en su villa, en día laboral solo la hizo pensar que algo muy malo le había pasado.

Mil suposiciones comenzaron a pasar en la mente de la fuerte abuela.

Pero ella no le preguntó nada a Edward.

Ella sabe que cuando un Situ esta muy preocupado no hablaría directamente de sus preocupaciones.

Edward es igual a su finado abuelo.

Después de saludarla, Edward, salió a despejarse al jardín.

Pigmeo, el perrito que él y Lucy habían adoptado lo recibió entre ladridos y saltos de felicidad.

"Acaso no te he enseñado a comportarte pequeña bestia peluda?"

Comentó Edward entre molestia y risas.

Esa pequeña bolita de pelos le había hecho que sintiera un poco de consuelo con sus jugueteos.

Pero también había evocado recuerdos de Lucy.

"Como fue que llegué a este punto?"

Se preguntó Edward mirando al perrito con una pelota en su boca.

Parecía que había pasado una eternidad desde que Lucy y Él jugaban con ese pequeño perro.

Ambos se reían diciendo que era su hijo feo y enano, por eso lo llamaron Pigmeo.

La tristeza se apoderó de Edward quien como un robot siguió lanzandole la pelota al perrito durante unos minutos más.

Pero al ser incapaz de apartar esos momentos felices que pasaban por su mente, Edward decidio ir a Golden Osmanthus.

Necesitaba estar solo ese día.

Emily seguía trabajando en sus logos en su cubículo.

Un revuelo se armó en el pasillo y ella salió a averiguar que pasaba.

"Emily!"

"Un manager de un grupo de cantantes nos pidió que les hicieramos su diseño de su nueva casa y estudio!"

Comentaron sus compañeras.

"Y no es cualquier grupo!"

"Es tu grupo favorito de chicas!"

Dijo una chica quien sabía que Emily adoraba un grupo de K-pop.

"Red Velvet nos pidió que hicieramos su diseño?"

"No lo puedo creer!"

Gritó Emily emocionada.

"Si!"

"Y no es todo!"

"Su próximo concierto en esta ciudad está cerca!"

"Quién gane este trabajo, ganará un boleto VIP!"

Comentó una chica.

"Será fantástico!"

Emily está muy emocionada por la oportunidad!

El boletín con especificaciones de lo que el manager quería para las chicas del grupo fue puesto.

Todo el personal dedicó su tiempo a entregar sus bocetos cuánto antes.

El plazo de entrega era ese mismo día.

Quien fuera el afortunado diseñador seleccionado, podría escoger a su equipo.

Pasaria como mínimo tres meses en el lugar designado.

Emily se dedicó a dibujar con sus audífonos puestos en sus oídos.

Ella dibuja con toda su alma e intenta  plasmar en papel su visión de su canción favorita de las chicas del grupo cantantes.

Después de ver varias bodegas y seleccionar una en específico con buena ubicación, Dániel la rentó.

Además obtuvo un diez porciento de descuento en el precio final.

La encargada de mostrarle la bodega lo había encontrado sumamente guapo.

Ella esperó poder encontrarse con Dániel más veces, por lo que agendó citas con él.

Dániel sabe que causa este efecto en las chicas.

Él usa su atractivo para poder conseguir lo que quiere.

Pero desde que había conocido a Emily, algo dentro de Dániel cambió.

Ahora solo quiere estar con ella y no coquetear con nadie más.

Dániel se despidió amablemente de la chica para después ir a recoger a Tommy para ir a la cita con John.

Ambos se dirigieron a una pequeña oficina que servía de fachada para citas con clientes.

John en persona los recibió.

Los tres se sentaron a discutir.

Cuando salieron de la oficina, Dániel y Tommy estaban satisfechos con el acuerdo al que había llegado con John.

John por su parte aún tenía dudas.

Pero no confiaba en él padre de Edward para nada.

Jonh esta más preocupado por cambiar a su familia a una locación segura.

Dániel dejó a Tommy en el departamento y le pidió que revisara al invitado especial.

Dániel estacionó el auto cerca del edificio de Emily.

En una florería compró rosas rojas y unos chocolates aunque no sabía si le gustarían a ella.

Las chicas de la florería suspiraron varias veces al verlo.

Ellas desearon ser la chica que recibiera las rosas de ese guapísimo hombre.

Dániel les agradeció antes de salir.

Ellas se derritieron completamente, olvidando a los demás clientes.

Al llegar al edificio de Emily, mintió diciendo que venía a visitar a su prima, Emily Mu, por lo que el guardia lo dejó pasar.

Emily, absorta en líneas y en su música que se reproducía una y otra vez , era ajena al caos que Dániel iba dejando a su paso.

Algunas chicas se habían tropezado al verlo pasar.

A algunas se les cayeron los papeles por accidente.

Otras chicas golpearon a sus compañeros al ir caminando sin cuidado.

Los hombres se sintieron molestos con el intruso que hacía que las mujeres se volvieran tontas.

Una lágrima cayó de los ojos de Emily al recordar la letra de la canción con la que ella se sentía identificada.

Levantó la cabeza para ver de lejos su diseño.

Le pareció ver una figura familiar que pasaba frente a su ventana.

Se quitó un audífono y salió al pasillo.

Dániel estaba de pie en su puerta, con unas rosas rojas y una caja de chocolates.

"Dániel, que haces aquí?"

Preguntó Emily inquieta al ver qué todas sus compañeras los observaban.

"Cómo te dejaron entrar?"

Volvió a preguntar.

"Emily, disculpame por no haber ido a tu casa ayer."

"Cómo disculpas te traigo estas flores y chocolates."

"Aunque no sé si te gusten."

Comentó Daniel sonriendo.

Conmovida, Emily tomó las rosas de sus manos y para su sorpresa, olían delicioso!

Algunas florerías vendían rosas hermosas pero sin su fragante aroma.

"Dániel, esto no era necesario."

Susurró Emily apenada.

Ella caminó con Dániel a la salida.

"Dániel, de verdad no era necesario."

"Debo regresar a mi trabajo, nos veremos pronto de acuerdo?"

Pidió Emily.

La niña ya no quiere volver a ser lastimada.

Ella aún no quiere confiar en Dániel.

Aunque su gesto era muy lindo y nadie nunca antes le había regalado flores y chocolates, ni siquiera Dorian, ella ya había decidido ser más cauta en sus relaciones con hombres.

En especial con cierto imbécil que la había corrido ayer de su departamento como si fuera una puta alquilada.

"Bastardo."

Pensó en su mente Emily  mientras despedía a Dániel para volver a su lugar.

Dániel la detuvo para preguntarle.

"Emily, haz pensado en lo que te dije?"

Emily miró contrariada al chico.

"Dániel, podemos ser amigos primero?"

"Justo como ahora?"

Dániel asintió.

Se despidió de ella con un beso en la mejilla.

Muchas chicas bombardearon a Emily con preguntas.

"Emily, cuéntanos!"

"Ese chico tan guapo que trajo flores es tu novio?"

"Emily es tan guapo!"

"Tendrá un hermano que me presenté?"

"Emily, tienes tanta suerte!"

"A mí jamás me han traído flores nadie!"

"Emily, alguien te busca en la entrada, dice que está aquí para recoger algo tuyo."

Le comunicó el guardia de seguridad.

"Gracias, iré enseguida."

Emily corrió a su cubículo para tomar la bolsa donde estaba el reloj y el boceto de su colgante de jade.

La persona llegó exactamente a las dos dela tarde.

Al llegar a la puerta, encontró a una chica joven que traía un celular en la mano.

Emily le preguntó si era ella quien recogería las cosas.

La chica afirmó, pero Emily comenzó a dudar.

La chica le dió el celular a ella para que contestara una llamada.

"Señorita Mu, no desconfíe de la chica."

"Ella solo recoge las cosas y cuando tenga alguna información, la llamaré."

Era la misma voz del chico.

Emily le entregó las cosas a la niña quien se alejó en silencio.

Desde la azotea del edificio frente a Emily, Tommy observaba todo con sus binoculares.

La chica era una clienta que quería recuperar un vídeo comprometedor.

Tommy le había dicho que lo haría grátis si completaba esa pequeña tarea para Él.

De vuelta en su departamento, Tommy examinó el reloj de pulsera.

En verdad era extraño y único.

Si no se equivocaba, en el mundo solo habían tres como ese.

Lo cual reduce significativamente la búsqueda de la familia de Emily.

El dibujo del collar también era único así que no sería difícil encontrar algo que lo relacionara.

Tommy, había puesto un anuncio en línea de Investigador privado cuando recién llegaron a esa ciudad.

Para Él, solo era un hobbie, pero ahora Emily había acudido por su ayuda.

Dániel vió el extraño reloj antes de preguntar.

"De quien es esto?"

Tommy respondió.

"Dijiste que no investigara y ella acudió a mi."

Dániel se sorprendió.

"Emily?"

"Es de Emily?"

Daniel estaba impactado!

"Así es."

Aseveró Tommy moviendo los dedos entre dos teclados.

"Por cierto, tu invitado es bastante ruidoso."

"Verifica si está lo suficientemente cómodo."

Pidio Tommy señalando el cuarto donde estaba Joseph Situ.

"Esta bien, iré a verlo."

Daniel dejo con cuidado el reloj de Emily en la mesa.

Entrando en la habitación Joseph alzó la cara para verlo.

Seguía atado a la silla, además lucía sucio, cansado y harto.

Dániel le quitó la cinta de la boca.

Joseph habló.

"Hasta cuándo me vas a tener aquí maldito hijo de puta?"

"Que más pretendes?"

Gritó Joseph furioso.

"Relajate Situ, ya tenemos una bodega y algo de dinero para invertir."

"En verdad quieres que te soltemos?"

Comentó Dániel apretando las ataduras en las manos Joseph, haciendo que el hombre se quejara por me dolor.

"John sabe que fuiste tu quien dió la orden de secuestrarlo."

"Seguramente le dirá a tu hijo."

"De verdad quieres enfrentarte a ellos?"

"Ya estás viejo y no tienes tu apoyo anterior, no es cierto?"

Dániel miraba engreidamente a Joseph.

"Además, quiero saber que tanto ganaste tu cuando te asociaste en secreto con la mujer de tu hijo."

"Ah espera!"

"Ella falleció..."

"No dudaría que tú estuvieras detrás de su muerte."

Joseph asesinaria a ese maldito chiquillo idiota!

"Después de todo no es la primera persona que asesinas, no es verdad?"

Joseph escucha lo que le dice Dániel en silencio.

"Pero podemos llegar a un acuerdo que nos convenga a los dos."

"Esta vez usarás tu nombre de pila para seguridad nuestra."

"Y a cambio nosotros te cuidaremos de el grupito de amigos de tu hijo."

"Trato?"

Pensando que era buena oportunidad de salir de ahí, Joseph aceptó.

"Trato."

En Golden Osmanthus, Edward vaciaba la segunda botella de vino mientras encendía un cigarrillo.

Ese día no quería saber nada del mundo, solo quería ahogar su pena en alcohol.

Tenía la cajita del anillo con él y jugaba con ella en sus manos.

Se preguntaba que tan diferente sería su vida si se hubiera casado con Lucy...

Habría dejado las empresas de su familia para comenzar una propia junto con ella?

Dónde vivirían?

Sus pensamientos fueron confusos y se mezclaron entre Lucy...

Y Emily.

Habiendo dejado parte de su corazón en sus trazos, Emily entregó su propuesta de diseño del grupo de K-pop.

La niña se preparó para ir a la galería de James.

Eso también la emocionaba.

James la recibió encantado y le enseñó sus obras y su forma de pintar, la cual es cruda, pura, visceral, algo depresiva y a veces algo alegre.

Como la vida del chico.

Sin poder contenerse Emily pidió comprar un lienzo y pagarle una clase de pintura a James.

Él le dió gratuitamente ambas cosas.

James le explicaba  Emily como aplicar pintura en los numerosos pinceles y el tamaño de los mismos.

Cómo preparar la pintura, como descargar el pincel cuando estaba muy cargado de pintura y técnicas.

Emily estaba fascinada y se sentía muy a gusto en ese lugar rodeada de tanto arte.

Tanto que la niña no quería irse, aún  cuando dieron las ocho de la noche y estaba oscuro afuera.

"Parece que me he retrasado bastante, espero no haberte quitado mucho tiempo James!"

Exclamó avergonzada la niña.

"Me haz dado muchas ideas nuevas para el slogan y logo de mi compañia y te lo agradezco mucho."

Emily feliz comentó recogiendo sus cosas y ordenando el lugar que ella había utilizado.

"Emily, es un gusto poder compartir contigo mi pasión."

"Veo que eres muy buena artista!"

"Le mostraré a mi maestro esta pequeña obra que haz creado pues veo que tienes un potencial increíble."

James habla mientras admira el pequeño lienzo que Emily había pintado.

"James, soy aficionada aún."

"Solo fue por diversión."

"Debo irme, buenas noches!"

Se despidió Emily antes de salir de la galería.

"Espera!"

Gritó James.

"Déjame llevarte a tu casa o me preocuparé."

"Puedo visitar a Maggie."

"No te molestaría, verdad?"

Comentó James mientras se ponia un suéter.

"Para nada!"

"Muchas gracias!"

Ambos subieron al auto de James y rápidamente llegaron al departamento de ambas chicas.

Para compensar el rotundo fracaso del día anterior, la editorial de Maggie les había dado a sus empleados la valiosa oportunidad de salir una hora más temprano de su trabajo.

Debido a eso Maggie estaba en su departamento, cocinando mientras espera Emily.

Quería cenar tranquilamente con ella y ver alguna película hasta que les diera sueño.

Maggie extraña a James.

Después de la entrevista y demás reuniones, no encontraba una excusa para pasar todo el día con él.

Ella casi no tiene tiempo de visitarlo en su galería.

Cuando Emily abrió la puerta Maggie vestía un pantalón corto, una playera desenfadada, zapatillas para dormir y un moño desordenado en el cabello que la hacían ver linda y cómoda.

No traía maquillaje, por lo que la chica parecía más joven.

Su piel blanca y rosa se notaba más.

James la vió en la cocina y sonrió encantado.

Se veía adorable.

"Emily que bueno que llegaste la cena ya esta...aaaaaahhh!"

Maggie gritó antes de esconderse detrás de la puerta de la cocina.

"Maggie, no pasa nada."

"James me trajo y quiso pasar a saludarte."

"No te comerá, sal y saluda."

Comentó Emily burlonamente.

Ella sabe que a Maggie le gusta James.

James divertido, caminó hacia la cocina y empujó un poco la puerta para entrar.

"James...no, debo verme terrible, por favor no me veas así..."

Suplicó Maggie, pues el chico de sus sueños la veía demasiado...

Desarreglada.

"Maggie, te ves realmente linda, de verdad, solo quería verte."

Sus palabras no calmaron del todo a la chica.

Emily les dió espacio cerrando la puerta de su habitación.

La niña se dispuso a cambiarse, pues sabía que ellos querrían estar solos.

"James, déjame cambiarme y arreglarme."

"Asi podremos cenar los tres, que te parece?"

Ofreció Maggie.

"Así te ves muy bien."

La examinó James a detalle.

"Te ves excelentemente bien Maggie."

Pensó James admirando la figura y piel de la  joven.

Una cosa llevó a la otra...

Los dos de pie en la cocina.

SOLOS.

Solo con el aroma de la cena lista para comer, como si fueran una pareja de recién casados.

James tomó la iniciativa y se acercó con cautela a Maggie...

Maggie se acercó a James ansiosa de  fundirse en un delicioso y conmovedor beso.

En un hospital, María, una enfermera novata que había comenzado ese mismo día por la mañana había olvidado enviar un informe del estado de salud de una señorita que el médico de guardia le había pedido.

Con la hoja en mano la enfermera se dirigió a la máquina para digitalizar el documento.

De ese modo podría enviarlo, pero en su camino chocó sin querer con otra enfermera.

Ambas tiraron los papeles que llevaban en la mano.

Ella tomó su hoja y lo más rapido que pudo realizó la tarea encomendada para irse.

Maria envió al número designado el archivo, checó su salida y se fue.

Las botellas se apilaban en el suelo del departamento de Edward en Golden Osmanthus.

Algunas vacías, algunas medio llenas.

El cenicero rebosaba de colillas de cigarros y todo el departamento esta en total oscuridad.

Edward sentado en su sillón favorito, frente a la ventana observa las luces de la ciudad.

Su teléfono se iluminó, pero a él no le importò.

Le dió un trago a la botella que tenía en la mano y cuando iba a arrojar la botella sin querer tiró su celular al piso.

Refunfuñando, lo levantó y en la pantalla se veía un documento del hospital.

Hospital?

su mente no procesaba nada en ese momento.

Por pura inercia lo desbloqueó y a duras penas pudo leer el documento.

Lo hizo más grande.

Volteó a modo horizontal la pantalla del aparato.

Disminuyó la intensidad de la luz y poco a poco sus ojos comenzaron a ver lo que decía.

Era una hoja que indicaba que la paciente tenía dos meses de embarazo.

Detallaba que tanto la mujer embarazada como el feto estaban bien de salud.

También decía algunos cuidados prenatales y una cita programada para cada mes.

Edward sin tomarle importancia a lo que acababa de leer, dejó su teléfono en la mesita de noche.

Recostó su cabeza en el respaldo del sillón.

"Embarazada..."

"Lucy tal vez podría estar embarazada."

Pensó Edward.

"Hubiera usado las pruebas de embarazo que encontré en mi armario."

"Ella me hubiera pedido que la acompañará al hospital para confirmarlo..."

De repente el cerebro de Edward se conectó, por lo que se levantó de golpe.

"Dos meses?"

Se cuestionó Edward torpemente.

"Lucy lleva muerta más de dos meses!"

"Entonces quien está embarazada?"

Edward tomó en celular con fuerza en sus manos para mirar el nombre de la paciente embazada.

"Emily!"

Gritó impactado Edward!

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión.

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